A veces nos preguntamos: ¿Qué hice para merecer esto? ¿Por qué Dios tiene que ser tan injusto conmigo?
Ahí va una explicación.
Una joven le contó a su madre que todo le había salido mal.
El examen de Matemáticas, fue terrible…
Su enamorado decidió terminar con ella y su mejor amiga, precisamente en este instante, no estaba en la ciudad.
Pero la madre, en aquel momento tan difícil, abrazó a su hija, la llevó a la cocina y empezó a prepararle un sabroso pastel, consiguiendo arrancar una sonrisa del rostro de su hija.
Preparó los utensilios e ingredientes que necesitaba, los colocó en la mesa y le preguntó a su hija:
-Querida, ¿quieres un pedazo de pastel?
-Claro mamá, sabes que me encanta el pastel…
-Está bien, respondió la madre. Bebe un poco de ese aceite que está en la cocina
Asustada, la hija respondió:
-¿Qué dices? ¡Jamás bebería de ese aceite!
-¿Qué tal si te comes un huevo crudo?
-¡No mamá, respondió la hija!
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