Archives septiembre 2017

Estados Unidos empieza la construcción de ocho prototipos del muro que Donald Trump quiere levantar en la frontera con México

En breve podremos saber saber cómo podría lucir el polémico muro en la frontera de Estados Unidos y México que quiere construir el presidente Donald Trump.
La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE.UU. (CBP, por sus siglas en inglés) anunció que este martes empezó la construcción de ocho prototipos del muro, cuatro de concreto y cuatro de “otros materiales”.
La edificación está a cargo de seis empresas anunciadas en agosto y septiembre.
Cada modelo costará hasta US$450.000 y será financiado con fondos federales.
La construcción del muro fue una de las principales promesas de campaña del presidente Donald Trump.
Trump inisitió en que México pagará la estructura que recorrerá los 3.100 kilómetros de frontera, pero el presidente de este país, Enrique Peña Nieto, ha dicho que no lo hará.

Tampoco se sabe nada sobre los primeros US$1.500 millones iniciales que Trump pidió al Congreso para empezar la construcción del muro definitivo.
Por ahora, solo se conocen algunas características de los prototipos.
¿Cómo serán los modelos?

El Río Grande es una frontera natural entre Estados Unidos y México.
Los muros de prueba de concreto y “otros materiales” medirán entre 5 y 9 metros de alto, y alrededor de 9 de ancho.
“Serán diseñados para disuadir los cruces ilegales en el área en la que los construyan y darán forma a los futuros estándares de diseño que probablemente seguirán evolucionando para cumplir con los requisitos de la Patrulla Fronteriza de los Estados Unidos”, detalla un comunicado de la CBP.
Los prototipos serán instalados en San Diego, en el estado de California.
Con fuerte presencia de autoridades, unos trabajadores ya empezaron a romper terreno en una zona rodeada de una malla metálica en Otay Mesa, uno de los tres puertos de entrada a la región metropolitana de San Diego-Tijuana, informó Peter Bowes, corresponsal de la BBC en Los Ángeles.
Se espera que los modelos se terminen de construir en 30 días.

Luego los expertos tardarán hasta tres meses en probar la resistencia y la impermeabilidad de las paredes.
La CBP dijo que los prototipos permitirán “evaluar el potencial de nuevos diseños de muros y barreras que podrían complementar a los que ya existen en la frontera”.

En enero, el presidente Donald Trump firmó una orden ejecutiva para autorizar la construcción del muro fronterizo en las partes que faltan.
El proyecto final del muro incluirá cámaras y sensores.
¿Quiénes están construyendo los prototipos?
Las empresas que están construyendo los modelos de concreto fueron elegidas en agosto y son:
Caddell Construction Co., de Montgomery, Alabama
W.G. Yates & Sons Construction Company de Filadelfia, Misisipi
Fisher Sand & Gravel Co de Tempe, Arizona, Texas
Texas Sterling Construction Co de Houston
Para los prototipos de “otros materiales”, las compañías elegidas en setiembre son:
Caddell Construction Co.
W. G. Yates & Sons Construction Company
KWR Construction, Inc. – Sierra Vista, Arizona
ELTA North America Inc. – Annapolis Junction, Maryland
El hecho de que estas empresas construyan los prototipos no les garantiza que construyan el muro definitivo, informó la corresponsal de BBC Mundo en Los Ángeles, Beatriz Diez.

Los muros actuales no cuentan con cámaras.
“Estamos comprometidos a asegurar nuestra frontera y eso incluye la construcción de muros. Nuestra estrategia para garantizar la seguridad de los estadounidenses incluye barreras, infraestructura, tecnología y gente”, dijo Ronald Vitiello, subdirector interino de la CBP.

“Avanzar con los prototipos nos permite seguir incorporando todas las herramientas necesarias para asegurar nuestra frontera”, agregó.
Casi una tercera parte de la frontera entre los dos países ya está cubierta por algún tipo de muro o valla, que se comenzaron a colocar durante el gobierno de Bill Clinton en 1994.
En enero, el presidente Donald Trump firmó una orden ejecutiva para autorizar la construcción del muro fronterizo en las partes que faltan.

Cómo los que perdieron la vida en el terremoto quizá ayuden a reconstruir México

Un país en escombros, pero de pie. Un pueblo golpeado pero no hundido, sacudido pero entero.
A México le quedaron demasiados corazones rotos y edificios por los suelos. Pero quizá de entre los restos surja una necesaria reconstrucción.
A una semana del terremoto que dejó 333 muertos, los mexicanos se volvieron a enorgullecer de su gente y a avergonzarse, una vez más, de sus líderes.
Entendieron que si no se salvaban entre ellos, no los salvaba nadie.
Y probablemente sea pronto para cantar victoria. Pero la respuesta de la sociedad -más efectiva, útil y prominente que la de cualquier otra institución- podría ser el inicio de algo más profundo.

El puño en alto, para pedir silencio, se convirtió en el símbolo de los voluntarios que trabajaron en las labores de rescate.

En estos días miles eligieron recoger escombros, ofrecer comida, repartir ayuda, conseguir palas, ordenar el tráfico, verificar información, pedir medicamentos, entregar mantas. Y salvar personas.
El caos de los primeros días del terremoto se empezó a encauzar cuando una marea de voluntarios tomó las riendas.
El Estado, más allá de aparecer en forma de soldados, marinos y policías, siempre pareció ausente, distante del dolor, lejos de la empatía.

La respuesta de la sociedad civil fue más ágil y efectiva que la de las instituciones de gobierno.
A las autoridades, cuando se hicieron presente, las abuchearon, las acusaron de retener donaciones para damnificados, de pedir credencial de votante a cambio de repartir ayuda, de no pensar en las familias y de informar tarde y mal sobre los operativos de rescate.

Y hasta hubo quien achacó el desastre natural al haber sido “demasiado liberales en el tema de la fe”. Mucho desparpajo en medio del dolor.
La otra cara
Ese es el lado amargo de una semana trágica. Pero también existen infinidad de imágenes que muestran que no todo está perdido.
El joven en silla de ruedas recogiendo escombros. Los que donaron lo poco que no les sobraba. Los que frágiles sacaban fuerza de donde fuera para cargar cajas. Los que a las cuatro de la mañana se paseaban ofreciendo café de olla, comida casera y una sonrisa de aliento…

Un grupo de voluntarios descansa en una calle de México.
También los que perdieron un amigo en el terremoto y a los dos días hacían fila para sumarse a un operativo de rescate. Los que levantaban los puños en alto, máxima expresión de la esperanza, haciendo silencio en comunión y resistencia.

La solidaridad afloró de manera conmovedora, pero reconstruir un país debe ser tarea de todos los días.
El liderazgo, la sensibilidad y el sacrificio, en un momento de tragedia nacional, vino de abajo y no de arriba. A los jóvenes, en particular, se los ha acusado de ser apáticos y de estar ajenos al sistema, pero fueron los que tomaron las palas y se dejaron la piel para ayudar.
Voluntarios durante el terremoto de MéxicoDerechos de autor de la imagenJUAN PAULLIER/BBC
Es esencialmente humano que lo extremo, que la adversidad, haga sacar lo más valioso de dentro. El temblor sacudió la tierra y las almas, fue necesario ver el horror de cerca para ser humanos en su mejor versión. Hay algo en la naturaleza del hombre que cuando el suelo le tiembla, logra estar más entero, íntegro y firme que nunca.

Así, del terremoto emergió un pueblo fuerte. Pero terremotos en México hay todos los días.
Terremoto es que haya 55 millones de mexicanos pobres, terremoto es ser de los países con más millonarios y de los que tienen más personas con problemas para alimentarse como deben, terremoto es que a la mayoría eso no le importe…
Terremoto son los 43 de Ayotzinapa, terremoto son las fosas comunes, terremoto son los cientos de miles de muertos por la guerra contra el narcotráfico, terremoto son los decenas de miles de desaparecidos, terremoto es no avizorar un cambio, terremoto es no hacer algo para forjarlo.

Muchos mexicanos quieren convertir el terremoto en una oportunidad.
Quizá, y tan solo quizá, el drama de estos días sirva para despertar a un país merecedor de otra realidad.
Ojalá el temblor sirva para sacudir corazones y mentes. Ojalá que la solidaridad de esta semana sea más que un grato recuerdo en poco tiempo. Ojalá que los que se movilizaron no se olviden del desafío que queda por delante.
La reacción ciudadana al terremoto de 1985 fue punta de lanza de una era de cambios. Con el tiempo llegaron. Y con una sociedad con una consciencia política y ciudadana más vigorosa, una nueva y necesaria vuelta de tuerca podría no estar tan lejos.
Si el sismo de 2017 la desencadena, los cientos que murieron quizá hayan sido el germen de la reconstrucción que más le urge a México.

El niño y la montaña Reflexion

Érase una vez un pequeño que tenía ganas de llegar a la cima de una montaña. Y comenzó el camino ¡y paass! que se resbala. Se pone a llorar y gritarle a la vereda. Avanza unos metros ¡y paass! se raspa los brazos. Se detiene, se pone a llorar y se enoja contra los arbustos. Sigue avanzando ¡y zaas! comienza a llover “maldita lluvia”. Se detiene, se enoja y se queda detenido por unos minutos.

Y entonces un ángel baja y le dice “¿por qué enojarte contra la naturaleza? Así la creó Dios. Si quieres llegar a la montaña ¿qué te conviene hacer?”.

A lo que el pequeño respondió: “me siento muy enojado porque los arbustos me dañan y la vereda hace que me tropiece, pero si sigo parado y llorando ¡seguiré aquí! y yo lo que quiero, es llegar a la cima y contemplar las estrellas desde ahí”.

El ángel replicó: “La vereda te hará caerte, los arbustos seguirán hiriéndote y la lluvia mojándote, que harás de diferente, entonces?”

“Soportar y seguir avanzando” respondió el niño. “Cada vez que la lluvia me moje, aunque no me guste, pensaré que quiero llegar a la cima, cada vez que el arbusto me hiera, aunque me duela, pensaré en la visión desde la cima que me espera cuando llegue ¡que tonto he sido! cada minuto que me paro y me pongo a llorar, es un minuto que desperdicio en avanzar. No volverá a suceder.”

Las dificultades en el camino del pequeño siguieron siendo las mismas. No era agradable, pero la diferencia, es que mantenía la visión de la cima y eso le daba fuerzas para seguir.

¿Llegó? No lo sabemos. Pero entender que la naturaleza era así y seguir avanzando a pesar de todo, hizo un mundo de diferencia en su vida.

Cuáles son los países de América Latina que más y menos invierten en salud y con qué resultados?

Cuba es de lejos el país de la región que más invierte en salud, con más del 10%.
Sólo cinco países de la región de las Américas invierten en salud un 6% de su Producto Interno Bruto (PIB), el mínimo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Según destaca el informe quinquenal Salud en las Américas 2017, presentado este martes por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) durante una conferencia en Washington, solo Cuba, Estados Unidos, Canadá, Costa Rica y Uruguay lograron cumplir esa recomendación.
Según datos de 2014, Cuba es de lejos el país de la región que más invierte, con más del 10%, seguido por Estados Unidos, con algo más del 8%.
Uruguay logra alcanzar el objetivo del 6%, seguido muy de cerca por Panamá, que no obstante no logra cumplir con la recomendación de la OMS.
Por otro lado, los países de América Latina que menos invierten en salud son Haití y Venezuela, con menos del 2% de su PIB.
INVERSIÓN EN SALUD
Países que gastan entre el 4 y el 6% de su PIB en salud (menos del mínimo recomendado por la OMS)
Honduras, El Salvador
Paraguay, Ecuador,
Bolivia, Nicaragua,
Colombia, Panamá
Salud en las Américas 2017, OPS/OMS

Con una inversión entre el 2 y el 4% del PIB están Guatemala, Argentina, República Dominicana, México, Perú, Brasil y Chile.
Mientras que Honduras, El Salvador, Paraguay, Ecuador, Bolivia, Nicaragua, Colombia y Panamá invierten entre un 4 y un 6%.
INVERSIÓN EN SALUD
Países que gastan entre el 2 y el 4% de su PIB en salud (menos del mínimo de 6% recomendado por la OMS)
Guatemala, Argentina
República Dominicana,
México, Perú,
Brasil, Chile
Salud en las Américas 2017, OPS/OMS

“Avance insuficiente”
Estos gastos en salud pública muestran una significativa variabilidad entre los países y un “avance regional insuficiente”, según las conclusiones del informe de la OPS, que analiza los indicadores de salud de 52 países y territorios de la región de las Américas.
“El 6% del PIB es lo que estimamos como el mínimo”, le dijo a a BBC Mundo Marcos Espinal, director del Departamento de Enfermedades Transmisibles y Análisis de la Salud de la OPS, y sin embargo solo cinco países de la región lo alcanzan.

Uruguay está entre los cinco países de la región de las Américas que invierte un 6% de su PIB en salud.
Aunque 22 países de las Américas sí aumentaron sus gastos públicos en salud entre 2010 y 2014, en la gran mayoría ese incremento fue inferior al registrado en el lustro anterior, entre 2005 y 2009, con la excepción de Bolivia, Paraguay y Perú.
“Lo principal es que nuestros líderes pongan la salud como una prioridad de desarrollo y de agenda política”, dijo.
Según Espinal, si se invierten bien los recursos públicos, para toda la población y “desde abajo, empezando por el sistema de atención primaria”, los resultados en salud son demostrables.
De hecho, Costa Rica, Cuba, Uruguay y Panamá también son los países latinoamericanos con mejores índices de salud según un estudio global reciente publicado en The Lancet.
Como ejemplos de estrategias que han funcionado en algunos países de la región, Espinal cita la apertura de clínicas rurales y la creación de puestos de salud más simples, con medicinas y trabajadores de salud capacitados.
Al comparar las cifras de los países que más invierten con los que menos, las diferencias son evidentes. Como ejemplo tomemos tres indicadores clave:
La esperanza de vida al nacer en Cuba, Costa Rica y Uruguay es de más de 77 años. En Venezuela es de 74 y en Haití es de 63.
El índice de mortalidad infantil en esos países que más invierten no sobrepasa los ocho niños por cada 1.000 que nacen vivos. Mientras que en Venezuela es de 14 y en Haití es de 59.
Y el índice de mortalidad materna, que en Uruguay es 18 mujeres por cada 100.000 nacimientos vivos y en Cuba 41, en Venezuela es de 68 y en Haití 157.
Inequidad, el gran desafío
Muchos de los logros conseguidos en materia de salud en América Latina no se dan en todos los países de la misma manera ni tampoco en todos los sectores demográficos del mismo país.
De hecho el informe habla de una “tenaz persistencia” de “profundas desigualdades” en la salud de la región.

El índice de mortalidad materna es un ejemplo claro de desigualdad en la región de las Américas.
Un ejemplo evidente, según Espinal, es el caso de la mortalidad materna, uno de los Objetivos de Desarrollo del Milenio que la región no logró cumplir.
Aunque en promedio general sí se consiguió reducir a la mitad la mortalidad materna entre 1990 y 2015, la desigualdad es “persistente” porque el 50% de las muertes se siguen concentrando en el 20% de poblaciones con menor desarrollo humano.
“Y esto no cambió en el periodo 1990-2015”, apunta el informe. “Estas madres son a quienes se ha dejado atrás”.
“Todavía que se mueran mujeres en nuestra región por causas maternas yo considero que es una desgracia humana. Y eso hay que evitarlo”, dijo Espinal.
El documento apunta que esa misma desigualdad se ha documentado en otros indicadores de salud.
“Los más pobres son los que menos reciben, pero si inviertes más la situación mejora”, apunta el experto de la OPS.

Qué nos pueden enseñar los árboles sobre la vida y la felicidad

Los árboles son santuarios”, escribió el poeta y filósofo alemán Herman Hesse. “Cuando hayamos aprendido a escuchar a los árboles, nos sentiremos en casa. Eso es la felicidad”.
En su libro “Árboles: reflexiones y poemas”, Hesse ve a los árboles desde un punto de vista filosófico y establece la importancia que tienen para nociones esenciales como la verdad, la belleza, el hogar, el sentido de pertenencia o la felicidad.

Los árboles se han vuelto a poner de moda, en las redes sociales diferentes hashtags sobre ellos se hacen cada vez más presentes en sitios como Instagram.

La artista e ilustradora inglesa Clare Curtis se encuentra entre los artistas contemporáneos que toma su inspiración de árboles y bosques.
También, la práctica del shinrin-yoku, el término japonés para inundarse de la “atmósfera del bosque”, está de nuevo en boga como una forma popular de prevenir y curar enfermedades dentro de la medicina japonesa.
En los últimos años, está habiendo un aumento pronunciado de la literatura sobre árboles, con nuevos libros en el tema.
Algunos títulos son “La vida secreta de los árboles”, de Peter Wohlleben; “Laberinto extraño”, de Will Ashon; “La larga, larga vida de los árboles” de Fiona Stafford y el cuento alegórico “El hombre que plantaba árboles”, de Jean Giono.
Pero, ¿a qué se debe esta reciente obsesión? ¿Por qué los escritores y artistas están tan empeñados en los árboles?¿Qué nos pueden enseñar? ¿Realmente pueden darnos paz y felicidad?

El artista alemán Anselm Kiefer pintaba frecuentemente bosques como este detalle de “Resurreción”, 1973.
Entre los libros con los árboles como temática, hay una antología: “Arbóreo: una colección de nueva escritura del arbolado” que explora la literatura, historia, mitología, folclore y cultura de los bosques.
Muestra ensayos de arquitectos, artistas, académicos y otros autores que están relacionados con asociaciones simpatizantes con los árboles y los bosques en general.
Algunos de los colaboradores son el poeta Zaffar Kunnial, los autores Tobias Jones, Helen Dunmore, Ali Smith, Germaine Greer, Richard Mabey y muchos otros.
Bosques para árboles
Una de las colaboradoras de “Arbóreo”, la ya nombrada Fiona Stafford, señala que la actual obsesión de la literatura se debe en parte a que los nuevos escritores tienen una mayor conciencia sobre el medio ambiente.

“Pero este tipo de literatura también forma parte de antiguas tradiciones literarias”, le Stafford cuenta a BBC Culture.

Fiona Stafford: “Hockney hace que los árboles comunes se conviertan en energía y color brillante”, como en el ejemplo dela imagen.
Stafford ama los árboles desde que era pequeña.
“Los árboles parecen crear un mundo proprio dentro de ellos mismos, no sólo en términos de fauna, sino que se presentan como lugares imaginarios donde todo es posible”.
La autora cree que hay algo “muy relajante” acerca de “un objeto tan grande que está tan lleno de vida y alimenta tranquilamente a todas las cosas que viven dentro de su corteza”.
Stafford apunta a clásicos de la literatura como “Robin Hood” o “El viento en los sauces” y añade que el libro de Frances Hardings de “El árbol de mentira”, recientemente galardonado, será también un clásico en el futuro.
Los árboles nos conectan nos conectan con otras personas y unen pasado y futuro”
Fiona Stafford, escritora.
A Stafford también le interesa cómo las artes visuales toman inspiración e interpretan esta temática. Su artista favorito en este sentido es David Hockney.
La experta asegura que “Hockney pinta los árboles y bosques con tal pasión e intensidad que transforma una escena común en algo formidable”.
El trabajo de John Crome y Gustavo Courbet también exploró el roble, que tiene un estatus mítico, representando fuerza y dignidad.

Los bosques de la tierra natal de David Hockney, en Yorkshire (Inglaterra), inspiró la serie de dibujos en iPad, incluyendo los Tres Árboles (2008).
Stafford también explora el lado oscuro del monte, que asegura “es la esencia de los cuentos del folclore europeo”.
Desde los Hermanos Grimm a los cuentos rusos de Baba Yaga. El miedo a los peligros que esconde el bosque están presentes en historias como “Caperucita Roja” o “Los chicos en el bosque” pero también se puede ver en obras para adultos como en “El Bosque Oscuro”, de Dante.
Sylvia Plath y Robert Graves son otros dos artistas que también dibujaron un bosque oscuro imaginario y hay creativos visuales como Anselm Kiefer que tienen como tema el lado oscuro de los árboles y los bosques.

Abrazar a árboles se popularizó tras un incidente cerca de Jodhpur (India) en el siglo XVIII, cuando un grupo de mujeres llevó a cabo una protesta en un monte y perdieron la vida.
A pesar de estas referencias oscuras, los árboles emergen como una fuerza positiva en la literatura más reciente.
Pero, ¿esto significa para Stafford que los árboles nos pueden hacer más felices?
“Los árboles evocan todos los sentidos: olores frescos, el sonido de las hojas, el cantar de los pájaros, la textura de su corteza. Todo esto los hace llamativos, especialmente para la gente de ciudad”, sentencia la autora.
“Nos conectan con otros y a su vez unen pasado y futuro”, dice Stafford.

“Los árboles son poemas que la Tierra escribe en el cielo”, escribió el poeta americano-libanés Kahlil Gibran.
Los árboles como cura
“Dedicar tiempo a los árboles puede ser una forma de superar el estrés”, dice Tobias Jones, un autor que está entre los contribuyentes de la antología “Arbóreo” y que habló en un panel del Hay Festival para abordar el tema.
Jones afirma que “el síndrome de falta de naturaleza es real y que es el ambiente más reconfortante que existe”.
Quizás sea por eso que su última obra con árboles como temática se titule “Un lugar de refugio”.
En el monte te enfrentas a tus miedos”
Tobias Jones, escritor.
Durante la investigación que Jones hizo para un libro anterior, descubrió cómo la salud mental de los individuos mejoraba mientras vivían en el bosque.
Según el autor, los árboles son una panacea para la angustia y la ansiedad. “En los bosques te enfrentas a tus miedos”, dice.
Además, el tiempo que empleas tratando de ser autosuficiente, cortando madera para calentarte, para fabricar mobiliario u otras cosas esenciales “es terapéutico y pacífico”.
“Hay algo acerca de que los árboles sean podados para regenerarse que hace que sea bueno para la salud mental y para entender el sentido de continuidad y de reconstrucción de nuestras vidas”.

Los árboles siempre fueron emblemáticos, como se ve en este antiguo grabado de espíritus protectores.
La idea de abrazar árbol comenzó en India en 1730 con la rebelión de las fieles de una secta que veneraba la naturaleza.
Ser un “abrazador de árboles” está considerado un insulto por sus connotaciones hippies pero sus orígenes se remontan a la India de 1730. Un grupo de poder en el país quería construir un nuevo palacio a las afueras de Jodhpur, que a su vez era hogar de fieles de la secta naturista Bishnoi.
Los maharajah ordenaron derribar algunos árboles milenarios pero una mujer, Amita Devri, junto a otras seguidoras de la secta de los bishnois, se aferró a los árboles rodeándolos con sus manos y piernas para protegerlos de los camiones. Finalmente, las 353 protestantes murieron en el incidente.
Así que detrás del término “abrazador de árbol” hay mucho más que un simple insulto o imagen. De la misma manera que hay mucho más detrás de los árboles.
Como dijo Herman Hesse: “En sus ramas más altas el mundo cruje, sus raíces descansan en el infinito; pero no se pierden allí, luchan con toda la fuerza por una sola cosa: cumplir sus propias leyes, construir su propia forma, representarse… Nada es más ejemplar que la belleza de un árbol fuerte”.