Archives abril 2020

“Embalamos en plástico los cuerpos de mi hermana y su esposo y esperamos 4 días para que se los llevaran”

«Primero murió mi hermana. La sacamos de adentro del cuarto porque se ahogaba y la sentamos afuerita de la casa de ella y ahí falleció, en los brazos de nosotros. La llevamos al dispensario, pero llegó muerta.

Mi cuñado vio cómo estaba ella y ahí le dio un infarto, porque él también estaba así, delicadito. Yo digo que el mismo impacto fue.

En el dispensario nos dijeron que teníamos que llevarnos los cuerpos y tenerlos en la casa para llamar al 911. Entonces los trajimos, los pusimos ahí en la casa y estuvimos llama y llama. Pero no venían.

Entonces los embalamos en plástico. Los embalamos como se embala un muñeco. Todo el mundo nos veía como bichos raros, pero estábamos muy asustados porque el ambiente se estaba contaminando».

Bertha Salinas me cuenta su historia, por teléfono, desde Guayaquil. Nos separa una cordillera y una cuarentena. En pocas horas conoceré su rostro.

Ahora solo tengo frente a mí la foto de los cuerpos embalados de sus familiares. Están en el piso de una casa y parecen momias. A mí me recuerdan a las arañas cuando envuelven a sus víctimas en su fina seda.

La ciudad de Guayaquil y la provincia donde se encuentra, Guayas, son las zonas más afectadas por la pandemia de covid-19 en Ecuador.

Según las cifras oficiales, publicadas mientras conversaba con Bertha, Guayas tenía más de 2.400 infectados, de los cuales 1.640 habían ocurrido en la capital provincial.

El 2 de abril, sin embargo, el presidente Lenín Moreno llamó a transparentar el número de víctimas debido a la gran cantidad de gente que ha muerto por el virus pero no figuran en las listas porque no se les hizo un test.

Bertha no es de Guayaquil, llegó allí con toda su familia cuando tenía 14 años.

«Yo nací en Santa Elena, en Manglar Alto. Mis padres se vinieron a vivir a Guayaquil y nos trajeron a nosotros pequeños. Éramos 10 hermanos, yo la antepenúltima.

De todos ellos nos quedamos aquí en Mapasingue mi hermana, la que falleció, y yo; ella tenía 67 años y representaba como una mamá para mí. Se llamaba Inés Salinas.

Yo soy casada y tengo cuatro hijos. Ella tenía cinco. A las dos nos dieron nietos. Vivíamos casi en frente y nos veíamos todos los días.

Hasta antes de la cuarentena todos estábamos bien.

Cuando comenzó la cuarentena ya nos quedamos en la casa, y como por una semana no veía que salía le pregunté a mi sobrina, y ella me dijo: «Mi mamá se siente un poquito delicada».

Pero después yo la fui a mirar y estaba bien. Me dijo: «No ñaña, estuve un poquito delicada pero ya me estoy recuperando». Cuando de repente, a los dos días, otra vez recayó y mi sobrina me dijo «tía mi mami está mala, anoche no podía respirar».

Yo me fui a verla a la casa y ella me dijo «ñaña yo me siento mal, me agito mucho, no alcanzo la respiración».

Y ya mi cuñado se puso delicadito, también no alcanzaba como a respirar y movía muy fuerte su barriga.

Le dije «ñaño, ¿qué te pasa?». «No sé ñaña, yo creo que también me voy a morir».

Bertha me cuenta todo esto desde Mapasingue Este, norte de Guayaquil, hacia donde se dirige un fotógrafo contratado por la BBC para tomarle una foto.

En el relato, su voz es serena y cuando tiene dudas, alguien que está con ella le sirve como de ayuda memoria.

Así me entero de que la familia se comunicó al número 171, designado por el gobierno ecuatoriano para las personas que presenten síntomas, pero se les recomendó quedarse en casa.

Aunque buscaron a un médico particular, nadie quiso atenderlos porque los síntomas indicaban que se trataba de covid-19.

«Ellos decían que esperáramos, que está muy colapsado. Decían «ustedes nomás no tienen este problema, todo Guayaquil está con este problema, por favor esperen» y así nos tenían.

Y mi hermana no quería ir al hospital porque veía en las noticias cómo estaban los hospitales.

«No quiero que me lleven porque dicen que allá están dejando morir la gente, que lo meten al hospital y ya nadie sabe de uno. Yo por eso no quiero ir», me decía.

Incluso en esos días una nuera mía llevó a su tía al hospital y asimismo la metieron y no supieron más de ella. Como a los cinco días le dieron la noticia que ya estaba muerta. También por eso los hijos no quisieron dejarla en un hospital.

Entonces le dábamos paracetamol, como decían, y le dábamos las agüitas de hierba luisa y agüita de jengibre. También le hacíamos vapores de eucalipto.

Yo le dije que si no alcanzaba a respirar tenía que ir al hospital, pero ella dijo: «Si tengo que morirme, moriré aquí en mi casa».

Ella y su esposo murieron el lunes 30 de marzo, como a las dos de la tarde. Ella lo conoció nomás de unos 14 años. Él se llamaba Filadelfio Ascencio».

Aquí es la primera vez que la voz de Bertha se quiebra, como si la angustiara, y la asombrara por igual, el hecho de que dos personas que se conocían desde hace tanto tiempo pudieran morir casi a la misma hora.

Además de la crisis de salud, con hospitales colmados y unidades de cuidado intensivo colapsadas, Guayaquil enfrenta una crisis en la recuperación de los cuerpos porque la mayoría de las empresas funerarias cerraron sus puertas por miedo al contagio, sin discriminar quien había muerto por el virus de quien había fallecido por otras causas.

En un primer momento se habló de cavar una fosa común, pero la idea no prosperó. El gobierno nacional debió crear una fuerza de tareas para recuperar los cadáveres y se comprometió a tumbas individuales.

La fuerza de tareas involucra al Ministerio de Salud, la policía nacional y las fuerzas armadas, pero incluso estos tres organismos combinados han tenido problemas para lidiar con la Muerte en una ciudad de más de dos millones y medio de habitantes.

Los cuerpos de Inés y de Filadelfio permanecieron más de cuatro días en la casa y la familia Salinas, como otras en Guayaquil, recurrieron a las redes sociales. Allí fue donde yo me encontré con la foto de los cuerpos embalados.

«Recién el jueves vinieron, como a las nueve de la noche. Llegaron los policías de la ambulancia, de la medicina legal, y se los llevaron.

Y todavía enojados, no querían que nadie grabara, que nadie saliera, (querían) que todos estuvieran adentro de sus casas. Solo permitieron que un familiar estuviera ahí, pero de lejos.

Nos dijeron que los cuerpos van a quedarse allá, en eso de la policía, que si nosotros no teníamos cómo sepultarlos entonces ellos se hacían cargo. Pero así ni siquiera vamos a saber dónde los van a enterrar.

Si queríamos que una funeraria se encargara teníamos que reunir dinero. Nosotros somos personas de bajos recursos económicos y todo sale como 2.000 dólares por cada uno, porque hay que pagar las bóvedas y las cajas, que están carísimas.

No sabemos qué hacer, si dejarlos ahí y no saber dónde va mi hermana, o ver si la gente de la comunidad puede colaborar, pero en la comunidad hay mucha gente que está enferma y todos estamos en esta situación difícil del país.

No tenemos trabajo, estamos encerrados en la casa, comemos medio medio porque la situación está súper que difícil aquí en Ecuador».

Guayaquil es una ciudad de grandes contrastes, con casas lujosas en el cantón vecino de Samborondón y gente que vive con menos de dos dólares en la periferia de la ciudad y en otros cantones vecinos como Durán.

El virus mata por igual, pero todos mueren de forma diferente.

Cuando Bertha habla de lo que cuesta «una caja», el cajón funerario, su voz se crispa.

Pero luego su tono cae en la desolación, ante el posible escenario de no saber adónde acercarse en el futuro para recordar a sus muertos.

La perspectiva de pedir ayuda en su propia comunidad, como en ocasiones anteriores, se complica porque la situación de sus vecinos de la cooperativa Las Cumbres no es mucho mejor.

«Todavía hay cadáveres aquí.

Un señor que murió el día martes todavía está ahí; más adelante también murió otro señor y está botado en su casa y tampoco lo vienen a recoger.

Nosotros los embalamos a Inés y a Filadelfio y los dejamos adentro de la casa de ellos, pero de ahí todos salimos. Nadie se quedó.

Las familias sacan a sus muertos porque imagínese tenerlos adentro, se contaminan ellos.

Y entonces a la gente no le queda otra opción que sacar a los muertos a la calle.

Además, en la comunidad hay bastante gente que está enferma.

El gobierno nos ha dicho que nos va a dar un bono de 60 dólares, pero aún no nos vienen a dejar y no sabemos qué hacer porque todos estamos encerrados en la casa.

Todos tienen miedo porque la gente está muriendo, muriendo y muriendo».

El fotógrafo enviado por la BBC llega a la cooperativa Las Cumbres, en Mapasingue Este, y me manda las fotos.

Veo por primera vez a Bertha. Una mascarilla azul le cubre todo su rostro, por lo que apenas distingo sus rasgos. Pienso que los cambios en su tono de voz a lo largo de la conversación telefónica me han dicho más de ella que su imagen.

Las otras fotografías tienen a jóvenes que nunca sabré si son sus hijos o los hijos de su hermana.

Junto con un adulto, quizás el marido de Bertha, se disponen a quemar todo lo que haya entrado en contacto con sus muertos.

Hasta este momento, esa quema es lo más parecido a un ritual de despedida para Inés y Filadelfio.

Fuente: www.bbc.com

Link: https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-52169920

En Ecuador, cuatro de cada 10 infectados se pasean por calles y riegan coronavirus

Aunque el aislamiento social, mantenerse en casa, es la principal estrategia que tiene la comunidad para contribuir a la desaceleración de contagios con coronavirus, aún hay quienes no acatan esta disposición, pese a que a escala nacional ya hay alrededor de un centenar y medio de fallecidos por esta pandemia.

En Guayaquil, la ciudad considerada epicentro de la enfermedad (1638 casos de los 3465 registrados en el país hasta ayer), el suburbio es uno de los sectores donde más se irrespetan las restricciones de movilidad como el toque de queda que rige de 14:00 a 05:00.

Lo dijo en cadena nacional el presidente Lenín Moreno exhibiendo imágenes satelitales.

Expuso que el 1 de abril en el Puerto Principal, Samborondón y Durán hubo 1304 contagiados, de los cuales más del 40% salió de sus casas a Riocentro Los Ceibos, Village Plaza, Samborondón y suburbio.

En tiempo real, la noche del viernes 3, el mandatario identificó que 50 personas portadoras del virus se movilizaban por Samborondón durante el toque de queda, poniendo en riesgo, sostuvo, a más de cien mil personas que viven por la zona.

En Quito, el mismo 1 de abril, el 44 % de contagiados con COVID-19 se movilizó fuera de sus casas por sitios como Calderón, Carapungo, La Gasca, Villaflora, Guamaní, Lumbisí, La Primavera y La Armenia.

Al igual que hizo con Samborondón, Moreno ubicó que en tiempo real, la noche del 3 de abril 22 personas infectadas con coronavirus se movilizaban en la parroquia Calderón en horario no permitido. Con ello ponían en riesgo a 189 000 habitantes de la localidad, citó.

“Es una terrible falta de conciencia, una irresponsabilidad sin nombre”, sentenció él.

De las cifras expuestas, se desprende que cuatro de cada diez contagiados con coronavirus se mueven libremente por las calles de Pichincha y Guayas, dos provincias donde la transmisión es comunitaria.

Este domingo 5 de abril pueden circular autos cuya placa termine en 7, 8 y 9
César Garcés, exdirector de la carrera de Sociología de la Universidad de Guayaquil, señaló que es necesario que en el interior de las familias se haga una planificación para el abastecimiento de alimentos, medicinas, y que así sea una persona la que salga a comprar.

Sostuvo que en esta circunstancia hay que racionalizar la cantidad de provisiones.

El sociólogo refirió que es importante que la gente vaya pensando en cambiar sus prácticas habituales y las adapte a la realidad actual.

En este contexto, Garcés indicó que es conveniente no exponerse tanto a la información, muchas veces falsa, que se difunde en redes sociales ya que eso contribuye al miedo.

Para Alberto Narváez, docente de la Universidad Central con un Ph. D. en Políticas de Control de Enfermedades, el relajamiento social es un síntoma para cambiar de medidas, pues la gente necesita desplazarse a trabajar y abastecerse.

Estimó que es urgente hacer los tests de manera escalonada, con puntos móviles que tomen las muestras a las personas que están en calles y barrios.

Por tierra y aire, FF. AA. vigilan toque de queda en Guayaquil
Guillermo Leones, dirigente de la Confederación Unitaria de Barrios del Ecuador, reconoció que hay sectores en los que la gente sale sin necesidad. Por eso, añadió, debe haber más rigor en los controles.

En Quito se ha visto gente jugando fútbol durante el toque de queda.

La cifra de fallecidos por el COVID-19 sube en el 18,62 %
Un incremento del 18,62 % registró ayer en Ecuador en cuanto a la cifra de fallecidos por la pandemia del coronavirus. De 145 decesos registrados el viernes hasta la mañana del sábado los casos subieron a 172.

Así lo indicó en cadena nacional Ernesto Carrasco, viceministro de Salud Pública.

En tanto, la tasa de mortalidad también tuvo un alza, pasó del 4,31 % al 4,96 %.

La cifra de contagios se elevó a 3465 pacientes a escala nacional. Carrasco indicó que hubo 100 altas hospitalarias, 2666 personas se mantienen en aislamiento domiciliario, otros 527 están hospitalizados y de ellos 139 con pronóstico reservado. 11 309 muestras se habían tomado hasta ayer.

Aún no hay fecha para la aplicación de las pruebas rápidas a la población.

El viceministro aseguró que ya hay proveedores calificados por la Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria (Arcsa) para las pruebas rápidas, ahora se pasa por proceso de validación y se debe tener cuidado para no tener problemas como ya los tuvo España en la calidad de las pruebas, manifestó el funcionario. (I)

 

Fuente: www.eluniverso.com

Link: https://www.eluniverso.com/guayaquil/2020/04/05/nota/7805160/cuatro-cada-10-infectados-se-pasean-calles-riegan-virus#cxrecs_s

COE dispone a municipios que emitan ordenanzas de uso obligatorio de mascarillas para circular en espacios públicos

La ministra de Gobierno, María Paula Romo, informó este lunes que la resolución del Comité de Operaciones de Emergencia Nacional de este lunes 6 de abril contempla que los gobiernos autónomos descentralizados municipales emitan una ordenanza del uso obligatorio de mascarillas para circular en espacios públicos.

«Deberán regular el uso obligatorio de mascarillas en todos los espacios públicos. Se establecerán en cada caso las sanciones y mecanismos de control», indicó en su cuenta de Twitter.

¿Se debe usar mascarillas o tapabocas como medida preventiva contra el coronavirus COVID-19?
Se aclara que se podrá usar todo tipo de mascarillas excepto N95 para no desabastecer los hospitales y estos implementos serán de uso personal y no se puede compartir.

María Paula Romo

@mariapaularomo
Importante encargo que hace hoy el COE a los municipios del país. @AMEcuador

Deberán regular el uso obligatorio de mascarillas en todos los espacios públicos. Se establecerán en cada caso las sanciones y mecanismos de control.#UsaTuMascarilla

 

Además se indicó que la medida es para quienes deben por necesidad salir de casa, por lo que no significa libertad de circulación.

Tres ideas para elaborar tu propia mascarilla o tapabocas para época de coronavirus
Muchos profesionales médicos estiman que es mejor que los ciudadanos usen mascarilla al salir de sus hogares, pero ante la escasez de esos productos que deberían ser de uso preferente para médicos, enfermeras, profesionales de la salud, de servicios básicos, etc., han pedido que los ciudadanos hagan sus propios tapabocas para no dejar desabastecidos de insumos a quiénes enfrentan en primera fila al virus. (I)

 

Fuente: www.eluniverso.com

Link: https://www.eluniverso.com/noticias/2020/04/06/nota/7806468/mascarillas-coe-municipios-uso-espacios-publicos

«Fuimos a la guerra sin armas», dice enfermera en Guayaquil, donde un sistema de salud debilitado se prepara para lo peor

Guayaquil –
La pandemia en Guayaquil está llevándose por delante a médicos y enfermeras, la primera línea de choque contra el nuevo coronavirus. La velocidad de contagio dentro del sistema de salud, ya minado por la ola de pacientes, podría debilitarlo aún más antes de que llegue lo peor.

Se espera que en las próximas semanas hasta 3500 personas mueran por la COVID-19 solo en la provincia de Guayas y su capital, el puerto de Guayaquil, una de las urbes más castigadas en América Latina, según proyecciones oficiales.

Ya van más de 3600 casos con 180 muertos en Ecuador desde el 29 de febrero. Un 69% de los contagios se concentra en esa zona del suroeste de este país de 17,5 millones de personas.

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Hay 1600 médicos, enfermeras y trabajadores del aparato sanitario contagiados que están en cuarentena, según el viceministro de Salud, Ernesto Carrasco. Una decena falleció.

«Tenemos equipo, camas, espacio, pero nos hace falta personal», reconoció el funcionario.
En Ecuador, con 4165 sanatorios (de ellos 3321 públicos), el gobierno asumió el manejo de la crisis por la COVID-19.

Sin protección

La AFP escuchó a varios médicos y enfermeras que pidieron reserva de identidad por temor a sanciones.

«Fuimos a la guerra sin armas». Encerrada en su habitación con síntomas del nuevo coronavirus, una enfermera de 55 años describe así su dolor por lo ocurrido con colegas en Guayaquil, donde cinco han muerto y 80 están contagiados.

«No se prepararon con los insumos adecuados sabiendo que esto ya venía arrasando Europa», lamenta.

Según cuenta, a su servicio de emergencia ingresó «bastante (paciente) sintomático, pero como no había pruebas para hacer simplemente les trataban como una gripe y vayan para la casa».

Coronavirus: Nayib Bukele, presidente de El Salvador, puso a Ecuador como ejemplo «de lo que este virus hará»
Además, «no nos daban los elementos de protección personal, igual no se puede negar la atención y nos tocó salir a atender a los pacientes como estábamos». Así se han ido quedando en el camino los llamados a dar asistencia directa en la crisis.

El gobierno de Lenín Moreno, que decretó el toque de queda para enfrentar la propagación, soporta también las críticas por el temprano colapso del sistema morturio en Guayaquil, de las ciudades más pobladas del país (2,7 millones de personas).

La medida de excepción ralentizó el servicio funerario, que en algunos casos dejó de prestarse porque los trabajadores, temerosos de contagiarse, evitaron ir a domicilios.

Cientos de cadáveres pasaron días en sus viviendas antes de que fueran recogidos por militares y policías. Otros cuerpos también tardaron en ser recogidos en las calles, bajo la sospecha de que pudieran haber muerto por la pandemia.

En una ciudad caliente y húmeda como Guayaquil, esta exposición macabra aumentó el pánico.

Cuerpos en emergencia
Un médico que está en la primera línea de acción también relata lo que está ocurriendo en las salas de emergencia: «Lamentablemente mandamos a las personas a morir en la casa porque no tenemos nada que ofrecer, no hay ni siquiera tomas de oxígeno».

«Son centenares de familiares y personas que están clamando ayuda» en las casas de salud, pero ahí no hay más que ofrecer «que cadáveres». Incluso ya se ven cuerpos en los pasillos de emergencia, agrega.

La pandemia, que ya mató a más de 65 000 personas en el mundo, desbordó muy pronto al sistema de salud en Guayaquil.
Las salas de emergencia colapsaron con los médicos dentro. En Guayas han fallecido al menos 37, según un recuento del gremio que incluye a afectados por la pandemia y a quienes no pudieron tratarse otros males ante la saturación del servicio hospitalario.

El presidente de la Federación Médica Ecuatoriana, Santiago Carrasco, advierte que el sistema de salud «está bajo mucha presión» y «el uso de camas es impresionantemente alto».

Con él coincide Liliana Triana, vocera del Colegio de Enfermeras del Guayas: «Todos los hospitales están colapsados, han llegado a su tope máximo de atención».

El gobierno pretende habilitar en todo el país 900 camas hospitalarias en albergues, ante la proyección de que un 20% del total de infectados requiera atención clínica y un 6% de ellos ingrese en terapia intensiva.

Solo para Guayas y su capital Guayaquil están previstas 200 unidades de cuidados intensivos, que se sumarán a las 357 que ya operan, según el viceministro de Salud. La cartera anunció igualmente la contratación de 769 médicos.

Antes de que la crisis estallara, Guayaquil estuvo expuesta al contagio por «los pobres controles epidemiológicos en las fronteras aeroportuarias», señala a la AFP Esteban Ortiz, médico salubrista y catedrático de la privada Universidad de las Américas.

Luego se hizo evidente el «debilitamiento del sistema público de salud en los últimos años», que siguió a una «política encaminada a reducir el tamaño del Estado sin discreción», agrega.

Y así, menguado, el cuerpo sanitario en Guayaquil espera la embestida del coronavirus. (I)

Fuente: www.eluniverso.com

Link: https://www.eluniverso.com/noticias/2020/04/06/nota/7806417/coronavirus-fuimos-guerra-armas-dice-enfermera-guayaquil-donde

El significado del desorden Reflexion

¿Sabías que el acumulamiento de cosas en el hogar y el desorden están relacionados a diferentes clases de miedos?

Como miedo al cambio, miedo a ser olvidado o a olvidar, miedo a la carencia y simbolizan además confusión, falta de enfoque, caos , inestabilidad y puede significar incertidumbre acerca de tus metas, tu identidad o lo que quieres de la vida. Además, el lugar de la casa en el que el desorden o el acumulamiento se encuentran refleja que área es problemática en tu vida. Por ejemplo, se dice que el closet, o vestidor, refleja cómo te encuentras emocionalmente y que una vez lo organices tus conflictos internos se calmarán, o que una sobrecama desteñida significa que tu vida amorosa ha perdido brillo también.

¿Has conservado objetos rotos o dañados por largo tiempo pensando en repararlos algun día? Simbolizan promesas y sueños rotos y si se trata de electrodomésticos, electrónicos muebles o vajilla y los tienes, por ejemplo, en la cocina o baño significan problemas de salud y riqueza.

Si el desorden lo tienes en tu cuarto significa que eres una persona que deja las cosas inconclusas y que tienes dificultad para tener una pareja o trabajo estable.

Los cuartos de niños normalmente están desordenados porque aún no han pasado por el proceso de saber qué quieren en la vida, pero hay estudios que muestran que los niños que mantienen sus cuartos organizados tienden a ser mejores en la escuela.

❍ Diferentes clases de acumulamiento

• Acumulamiento nuevo: Este acumulamiento indica que estás tratando de hacer demasiadas cosas a a la vez y que no te estás enfocando en lo que debes hacer y que has perdido la dirección..

• Acumulamiento antiguo: Me refiero a objetos que no usaste en un largo tiempo y que están apilados en el ático, garage, armarios… Papeles de trabajo viejos y documentos en tu computador que ya no usas, revistas de hace más de 6 meses o ropa que no te has puesto en más de un año. Esto es reflejo de que estás viviendo en el pasado y estás dejando que tus viejas ideas y emociones se apoderen de tu presente y esto a la vez evita que nuevas oportunidades y personas entren en tu vida.

❍ 10 cosas que puedes hacer hoy mismo para controlar el desorden:

• Deshazte de lo más grande primero: la bicicleta de hacer ejercicios que ya no usas o el oso gigante de peluche que conservas desde la época de colegio.

• Devuelve las cosas que te hayan prestado, cds, libros, ropa, herramientas.

• Recoge lo que este en el suelo y colócalo en un canasto o bolsa hasta que puedas tomarte el tiempo de ponerlo en su sitio.

• Recoge revistas, catálogos y periódicos en una bolsa o canasto.

• Saca del armario 10 prendas que no hayas usado en el ultimo año y dónalas.

• Limpia las ventanas, es una manera figurativa y literal de dejar entrar la luz a tu vida.

• Vacía los cestos de basura, baños, cocina, oficina; representan cosas que ya no necesitamos o queremos en nuestras vidas.

• Sacar de los cajones de tu armario las medias sueltas que han perdido su compañera, puedes usarlas para limpiar muebles.

• Despeja el escritorio, archiva papeles que ya no uses, revisa y organiza el correo recibido.

• Deshazte de lapiceros y marcadores que no funcionen.

❍ El Significado del Desorden en Nuestro Hogar

Los seres humanos emitimos mensajes y señales de acuerdo con el acomodo de nuestros objetos personales, incluso en nuestros cajones. La acumulación de objetos es una forma de emitir señales; demasiados objetos emiten la señal de saturación de ideas, proyectos y planes totalmente confusos, muy poco estructurados y definidos.

El desorden altera el tao o el camino para obtener nuestras metas. Bloquea las vías de acceso de oportunidades y nos hace perder tiempo, que puede ser valiosísimo para estructurar de manera ordenada y disciplinada nuestro plan de vida.

Dependiendo del lugar donde se acumule el desorden, es el mensaje o señal que se está emitiendo:

• Si hay desorden u objetos amontonados en la entrada de la casa, se interpreta como miedo a relacionarse con otras personas.

• Si hay desorden u objetos amontonados en el clóset, el mensaje es que no se tiene el control sobre el análisis y el manejo de las emociones.

• Si hay desorden u objetos amontonados en la cocina, el mensaje o señal es de resentimiento o de fragilidad sentimental.

• Si hay desorden en el escritorio o área de trabajo, el mensaje es de frustración, miedo y necesidad de controlar las situaciones.

• Si hay desorden detrás de las puertas, el mensaje es de miedo a no ser aceptado por los demás, sensación de sentirse vigilado constantemente.

• Si hay desorden debajo de los muebles, el mensaje es que se le da demasiada importancia a las apariencias.

• Si hay desorden u objetos acumulados en el garaje, el mensaje es de temor y falta de habilidad para actualizarse.

• Si hay desorden y objetos amontonados por toda la casa, el mensaje es de coraje, enojo, desidia y apatía hacia todos los aspectos de la vida.

• Si hay desorden u objetos acumulados en pasillos, el mensaje es de conflictos para comunicarse, miedo a decir y manifestar lo que se desea en la vida.

• Si hay desorden u objetos acumulados en la sala, el mensaje es de temor al rechazo social.

• Si hay desorden en el comedor, el mensaje es de miedo a no dar pasos firmes y sólidos, sensación de dominio por parte de la familia.

Sobre el Desorden Louise L. Hay dice:

Haga lugar para lo nuevo Sí, haga lugar para lo nuevo. Vacíe el frigorífico, tire todos esos restos envueltos en papel de aluminio.

Limpie los armarios, deshágase de todo lo que haya usado en los últimos seis meses. Y si hace un año que no lo usa, decididamente eso está de más en su casa, así que véndalo, cámbielo, regálelo o quémelo.

Los armarios atestados y desordenados reflejan una mente en desorden. Mientras limpia los armarios, dígase que está limpiando sus armarios mentales. Al Universo le encantan los gestos simbólicos.