Cómo consiguió Finlandia que ya nadie duerma en las calles de sus ciudades

Londres, Berlín, Paris y otras de las grandes ciudades de los países más prósperos de Europa tienen en común que no han podido resolver el problema de los sin techo.
La imagen de indigentes durmiendo en la calle sigue presente en sociedades que, pese a sus robustos sistemas de bienestar social, no consiguen erradicar el fenómeno.
Pero hay una excepción.
Finlandia ha sido identificada como la única nación de la Unión Europea que resolvió de manera sustancial el problema de los sin techo.
Problema internacional
Una organización de promoción de los derechos a la vivienda en la Unión Europea, Feantsa, encontró que todas las naciones de la UE, con excepción de Finlandia enfrentan una crisis de falta de vivienda disponible para estas personas especialmente vulnerables.
Las autoridades finlandesas les ofrecen vivienda permanente a los sin techo.
Una investigación parlamentaria en Reino Unido encontró, por ejemplo, que el número de habitantes de la calle en Inglaterra aumentó en un 30% entre 2014 y 2015.
Y Feantsa estima que en Dinamarca, el número de jóvenes sin techo ha aumentado en 75% desde 2009. En Atenas, la capital griega, la misma organización calcula que una de cada 70 personas duerme a la intemperie.
¿Cómo ha conseguido Finlandia afrontar el problema con más éxito?
La estrategia de ayuda que ofrece la nación nórdica a los sin techo es generosa pero ha funcionado.
Otros países les ofrecen a los sin techo soluciones temporales y condicionales de vivienda.
Finlandia, en cambio, les otorga, desde el comienzo, apartamentos estables, sin mayores condicionamientos, y con acompañamiento posterior de trabajadores sociales para ayudarles a enderezar sus vidas en temas como la adicción a sustancias y el desempleo.

“Empezamos por darles un apartamento con un contrato que les otorga los mismos derechos que tiene cualquier inquilino. Y después si necesitan más apoyo, se les ofrece”, le dice a la BBC Juha Kaakinen, gerente de la Fundación Y, que ofrece 16.300 viviendas a personas sin techo en Finlandia.
Costo efectivo
La fundación asegura que este enfoque de darles vivienda permanente es más efectivo que el de los albergues temporales que se emplean en muchos otros países, una vez se computan todos los costos sociales que este programa ayuda a evitar.

En Finlandia las personas sin techo reciben atención integral.
“Muchos de los sin techo no necesitan ayuda adicional. Pero es importante que si la requieren, la puedan obtener”, agrega.
Kaakinen le dice a la BBC que en Finlandia, al igual que en todos lados, hay muchas razones que llevan a que una persona termine viviendo en la calle.
“Una de ellas es la falta de vivienda a precios asequibles, otras son razones económicas, divorcios y muchos otros factores, cosas que pasan en la vida humana”, asegura.
El ejecutivo dice que la intervención para ayudarlos tiene que ocurrir temprano.

“Es cierto que si permaneces en esa condición por mucho tiempo, es muy posible que aparezcan problemas nuevos. Por eso es importante atacar el problema lo más pronto posible”.
Sin gente en la calle
Y entonces, ¿se da por satisfecha Finlandia por los resultados conseguidos? ¿Quedó resuelto definitivamente el problema?

Londres, al igual que muchas otras ciudades europeas, ha experimentado un fuerte aumento en el número de personas sin techo.
“Ciertamente seguimos con nuestros esfuerzos”, exclama Kaakinen.
Un estimativo calcula que en Finlandia quedaban en 2015 unas 7.000 personas en situación de vulnerabilidad por cuenta de la falta de un hogar permanente.

“Mientras haya una sola persona sin hogar en el país, es demasiado. Finlandia ya no tiene gente durmiendo en las calles, pero tenemos personas sin hogar que viven temporalmente con familiares y amigos. Seguiremos buscando acabar con el fenómeno por completo”, concluye Kaakinen.

Se puede gobernar un país como se administra una empresa, como propone Donald Trump en Estados Unidos?

Donald Trump llegó a la presidencia de Estados Unidos sin un solo día de experiencia en el gobierno.
En cambio, ofreció a los votantes lo que él describe como su valiosa pericia empresarial. Ha dicho hasta la saciedad que conducirá el Estado como quien maneja una gran compañía.
Hace unos días nombró a su yerno, Jared Kushner, al frente de la Oficina de Innovación Estadounidense de la Casa Blanca, con el encargo de reformar la administración pública inyectándole valores del sector empresarial privado.
Para muchos de sus seguidores, Trump está empezando así a cumplir la promesa de cambiar la política tradicional estadounidense, inculcándole el pragmatismo del hombre de negocios.

Pero otros cuestionan si los valores que mueven la conducta de un empresario son los apropiados para un dirigente público.
Rendición de cuentas
Algunos empezárán examinando la manera en que se mide el éxito de un empresario y comparándolo con la manera en que un funcionario público es evaluado.
Trump puede alardear de sus éxitos en su carrera de empresario. Pese a haber declarado en quiebra repetidas veces varias de sus firmas, es innegable que el presidente ha acumulado una enorme fortuna personal, que él mismo estima en varios miles de millones de dólares.

Jared Kushner, yerno de Trump, recibió de su suegro el encargo de rediseñar el gobierno usando principios de la empresa privada.
Obviamente, un funcionario público no puede presentar el enriquecimiento personal como la vara principal con la que se mide su éxito.
Pero podría presentar los resultados financieros de la entidad a su cargo, en este caso, el gobierno de Estados Unidos, como una prueba de su capacidad como administrador.
Al fin y al cabo, un ejecutivo del sector privado frecuentemente va a responder a los accionistas de la empresa o a su junta directiva, por los resultados financieros de la empresa.
Resultados
Trump ha dicho que sus dotes personales de negociador ya han conseguido hacer que algunas empresas privadas rebajen lo que le cobran al gobierno por venderle productos como equipo militar.
Según el mandatario, ello llevará a un alivio importante para las finanzas públicas.

La gestión del presidente está enmarcada en la controversia.
Pero otros ven estas intervenciones personales del presidente, fuera de los conductos regulares de la administración pública, como un camino poco transparente que puede llevar al tráfico de influencias y a otras consecuencias negativas, sin tener un efecto realmente grande en las finanzas públicas.

Es tal vez aquí, en el procedimiento que puede emplear un ejecutivo privado, frente al que debe seguir un funcionario público, en donde se encuentran muchas de las dudas de los que no están seguros que la Casa Blanca debe ser manejada como un imperio corporativo.
Equilibrio de poder
En las empresas privadas generalmente existen varios mecanismos de rendición de cuentas. Por ejemplo, el gerente responde a una junta directiva o consejo de administración.
Pero esas rendiciones de cuentas suelen ser mucho menos exhaustivas que las aplicables a un funcionario público.
Debido a que el poder del gobierno es potencialmente enorme e incluye eventualmente el uso de la fuerza contra los ciudadanos, la tradición en la mayoría de los sistemas legales del mundo es poner grandes limitaciones y cortapisas al ejercicio de ese poder por parte de funcionarios públicos.

Trump no tenía experiencia en el sector público antes de llegar a la presidencia.
Hay reglas detalladas sobre lo que puede y no puede hacer un representante gubernamental. Y hay enormes estructuras de regulación cuyo trabajo es, hasta cierto punto, interponerse a la voluntad del gobernante, para asegurar que éste no vaya a abusar del poder ilimitado que de otra manera tendría.

Se trata de una situación que ha quedado en evidencia en los primeros días del gobierno de Donald Trump, en donde parece evidente la frustración del mandatario ante las repetidas ocasiones en que imparte ordenes que espera sean cumplidas de inmediato, pero que son frenadas por vetos de los tribunales, del Congreso, o de sus propios subalternos en la rama ejecutiva.
Un ejecutivo de una empresa busca frecuentemente eficiencia en el cumplimiento de sus órdenes, mientras que el presidente de Estados Unidos tiene que lograr consenso entre muchos intereses y muchas entidades públicas.
Además de la diferencia de procedimiento, hay otras diferencias fundamentales entre el mundo de los negocios y la administración pública.
Entre las tareas cruciales del gobierno está suministrar bienes o servicios de interés público.

Trump se ha comprometido a eliminar regulaciones para estimular al sector privado.
Son actividades que no necesariamente generan lucro, pero mejoran el bienestar general, como señala el profesor de Administración Pública Phillip Joyce, en una publicación de la Escuela de Negocios Wharton de la Universidad de Pensilvania.
“El gobierno, como proveedor de última instancia tiene que hacer muchas cosas que las firmas privadas no podrían o no querrían hacer”, indica.
Por ejemplo, el gobierno busca establecer reglas ambientales que contribuyan a que todos los ciudadanos puedan respirar aire más puro. O mantener ejércitos que garanticen la seguridad a todos los habitantes, hayan pagado impuestos o no.
Una empresa privada difícilmente se embarcaría en esas actividades en tales condiciones.
Un ejército que solo ofrece protección a quién le paga deja de ser un ejército y se convierte en una fuerza de mercenarios. Y si el gobierno intentara cobrar a cada ciudadano individualmente por ofrecerle el derecho a respirar aire puro, probablemente fracasaría en el mundo empresarial.
Cambio de estilo
No obstante, muchos aseguran que hay muchos aspectos de los que el gobierno sí puede aprenderdel sector privado, en especial de uno tan ambicioso en sus planes de innovación como el estadounidense.

Kushner ha venido acumulando poder en el gobierno.
Varios empresarios han dicho que sienten que bajo el gobierno de Trump, se produjo un cambio de estilo notorio y positivo en este aspecto, comparado con el de su antecesor Barack Obama.
“En vez de entrar a un vacío, estoy recibiendo correos electrónicos del equipo del presidente, si no todos los días, por lo menos un día sí, otro no, contándonos qué están haciendo y programando más reuniones”, aseguraba Andrew Liveris, presidente de la firma de industria química Dow, en declaraciones al diario estadounidense The Washington Post.
“Nos preguntan nuestra opinión”, señaló el ejecutivo.
Como tantas cosas con el actual presidente, esta iniciativa fascina a sus seguidores y repele a sus críticos.
Falta ver cuál será el veredicto final de los “accionistas” de su actual “empresa”, los votantes estadounidenses.

Las peleas y los escándalos que rodearon la renuncia de Jeff Jones, el presidente de Uber

Solamente han pasado seis meses desde que Jeff Jones asumiera la presidencia de Uber, pero este domingo se hizo oficial su dimisión.
“Queremos agradecer a Jones por estos seis meses en la empresa y le deseamos lo mejor”, declaró la firma de transporte privado en un comunicado.
Las razones de su partida aún no están del todo claras.
Según le contaron a la BBC fuentes de la compañía con base en San Francisco, su salida fue “completamente inesperada”.
Dicen que Jones se sentía frustrado porque la empresa buscaba contratar a un nuevo director de operaciones y él no figuraba entre la lista de candidatos.
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Un Uber para casi todo: ¿es imparable el fenómeno de la “uberización” de la economía?
Aseguran que su marcha repentina decepcionó a otros ejecutivos, quienes consideraron su actuación una falta de cortesía profesional.
Sin embargo, según el sitio de noticias tecnológicas Recode, que dio la primicia el domingo, la renuncia de Jones podría deberse a los problemas de sexismo y acoso sexual que salpicaron a varios directivos de la empresa recientemente.

Jeff Jones renunció después de sólo seis meses ocupando la presidencia de Uber.
De acuerdo con Recode, su renuncia está “directamente relacionada” con esas “múltiples controversias” y con que la situación de la misma era “más problemática de lo que pensó que sería”.
“Ahora ha quedado claro que los valores y el enfoque de liderazgo que han guiado mi carrera no se corresponden con lo que vi y experimenté en Uber, y no puedo continuar como presidente de la red de transporte compartido”, le contó Jones a ese medio.
Cadena de renuncias
Varios ejecutivos de Uber han abandonado la compañía en las últimas semanas.
El mes pasado, el vicepresidente de ingeniería Amit Singhal, quien se encargaba de la supervisión del desarrollo de software, fue obligado a renunciar después de que la empresa se enterara de unas acusaciones de acoso sexual en su empleo anterior, en Alphabet Inc, subsidiaria de Google.
A principios de mes, Ed Baker, quien ocupaba el puesto de vicepresidente de producto y expansión, dimitió bajo circunstancias misteriosas, alegando que “siempre quiso dedicarse al sector público y era el momento para hacerlo”.
También se fueron Gary Marcus, a cargo de la inteligencia artificial -después de sólo cuatro meses en el puesto- el exingeniero de conducción autónoma Rafi Krikorian -quien dijo que quería dedicarle más tiempo a su familia- y el reconocido investigador de seguridad Charlie Mille, quien dejó la compañía para unirse a un laboratorio en China.

El CEO de Uber Travis Kalanick dejo que es “lamentable” que Jones anunciara su marcha en la prensa.
Finalmente, el cofundador y consejero delegado del grupo, Travis Kalanick, pidió ayuda públicamente para dirigir la empresa luego de ser filmado perdiendo los papeles con uno de los conductores en una acalorada discusión.
Fue entonces cuando anunció que estaba buscando a un nuevo director de operaciones.
Pero hubo más problemas.
Por ejemplo, un debate público en Facebook que acabó llenando su página en la red social con más de 500 comentarios y quejas de conductores molestos con los salarios y otras políticas de la empresa, que atacaron directamente a Jones.
También hubo controversia en los últimos meses sobre la política de privacidad de Uber o sobre comportamientos inapropiados por parte de algunos conductores.
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¿Más cambios?
La visión de Uber es algo diferente.
En un email a sus empleados este domingo, Kalanick escribió lo siguiente: “Luego de que anunciáramos nuestras intenciones de contratar a un nuevo jefe de operaciones, Jeff llegó a la dura conclusión de que no veía futuro en Uber”.
“Es lamentable que lo anunciara a través de la prensa, pero me pareció importante enviarles un email antes de comentar esto públicamente”, agregó el empresario.
No obstante, algunas operaciones tras bastidores podrían sugerir que Uber prepara más cambios.
Dos fuentes con gran influencia en la compañía le dijeron a la BBC (por separado) que Kalanick estaría pensando en renunciar a su puesto de director ejecutivo una vez contraten al nuevo director de operaciones, una medida que podría tranquilizar a los inversionistas.
La BBC se puso en contacto con Uber, pero la empresa no quiso hacer comentarios.
Sin embargo, poco después de que esta noticia fuera publicada por la BBC, otra fuente anónima declaró que había “cero posibilidades” de que Kalanick vaya a dimitir.

Qué países tienen más robots en sus fábricas y cuán cierto es que nos están robando los puestos de trabajo

Si tienes un automóvil es muy probable que la mayor parte de ese vehículo haya sido fabricada por un robot. Y lo mismo puede decirse de tu teléfono celular, tu televisor, tu lavarropas o cualquier producto de plástico que forma parte de tu vida cotidiana.
Lo que antes parecía de ciencia ficción ya es una realidad: los autómatas han “invadido” una serie de industrias y han desplazado a trabajadores de carne y hueso de muchas fábricas.
Las cifras así lo demuestran.
Según datos proporcionados a BBC Mundo por la Federación Internacional de Robótica (IFR, por sus siglas en inglés), actualmente hay un ejército de 1,63 millones de robots funcionando en todo el planeta.
Y si uno mira el mapamundi, los países con más penetración de autómatas en la industria son Corea del Sur, Singapur yJapón, y en América Latina México, Argentina y Brasil (ver la lista completa más abajo).
Hablamos de máquinas inteligentes y multiformes (no necesariamente con rasgos humanos) que, con la ayuda de brazos, herramientas y otros adminículos, realizan tareas repetitivas y de precisión más rápido y con menos errores que las personas.
Y todo en pos de la productividad.
El uso de robots no sólo crea empleos calificados; también baja el costo de los productos”
Carsten Heer, IFR
La IFR afirma que estamos en el comienzo de una revolución: la demanda de robots se ha acelerado considerablemente desde 2010, con un incremento del 15% anual, debido a los grandes avances tecnológicos y a la creciente tendencia a automatizar plantas.
Así, para 2019 se espera que la cantidad de robots se incremente a 2,6 millones a nivel mundial.
Se trata de un mercado que en ese momento superará los US$150.000 millones, según estimaciones de Bank of America Merrill Lynch.

“Entre los sectores de la economía, el automotriz ha sido la punta de lanza”, le explica a BBC Mundo Carsten Heer, representante de la IFR, que tiene sede en Alemania.
“Es pionero en el uso de robots; es el que más unidades emplea y el que más invierte en esta tecnología”, completa.
Las otras industrias donde los autómatas están ampliando su dominio son la electrónica, la metalúrgica, la química, la del plástico y la de la goma.
Y cada vez se ven más en el comercio, los almacenes, la logística y los servicios.
¿Quiénes tienen más robots?

Los robots son reyes en la industria automotriz…

… y posiblemente hayan fabricado tu lavarropas.
Pero, más a allá de los sectores de la economía y las ventas, ¿cuáles son los países con más robots en sus fábricas?
Los expertos coinciden en que la mejor manera de medirlo es contando las unidades por cada 10.000 empleados activos. Esto ofrece un panorama más realista de la situación y permite analizar mejor el impacto del avance de la robótica en el empleo.
El ranking de los 10 países con mayor densidad de robots lo encabezan naciones asiáticas altamente industrializadas.
Según los últimos datos disponibles de la IFR (de 2015), Corea del Sur ocupa el primer lugar con 531 unidades cada 10.000 trabajadores.
En la lista le siguen Singapur (398), Japón (305), Alemania (301), Suecia (212), Taiwán (190), Dinamarca (188), Estados Unidos (176), Bélgica (169) e Italia (160).
Los países más robotizados
Los países latinoamericanos más robotizados figuran muy por debajo en la lista, lejos del promedio global de 69 autómatas por cada 10.000 empleados.
México ocupa el puesto 30 con 33 robots por cada 10.000 trabajadores, Argentina el 36 con 16 unidades y Brasil el 38 con 11.
“Lo que muestran estas cifras es que, al contrario de lo que muchos creen, la penetración de los robots en la industria sigue siendo relativamente baja”, le comenta a BBC Mundo Carsten Heer, de la IFR.
“A la vez, esos mismos números ponen de relieve el enorme potencial que tiene la robótica para seguir creciendo dentro de las economías”.

La “pesadilla” de ser sustituidos
Cuando el año pasado Foxconn, la compañía china que fabrica dispositivos para Apple y Samsung, anunció que reemplazaría 60.000 trabajadores con robots, los peores temores desde el advenimiento de la inteligencia artificial parecieron confirmarse.
Quienes pensaban que algún día todos los puestos de trabajo serían sustituidos por robots vieron reforzada su creencia.

Foxconn, el fabricante chino de Apple, anunció que reemplazará a miles de trabajadores con autómatas.
Un año antes la Changying Precision Technology Company, un fabricante de componentes de teléfonos celulares también de China, había causado aún más espanto, al instalar una fábrica operada casi en su totalidad por robots.
Según el diario oficial People’s Daily, gracias a los autómatas esta planta hoy produce tres veces más piezas que cuando las fabricaban obreros.
Por supuesto, son casos extremos y no tan frecuentes por el momento.

¿Destructores o creadores?
Aun así, ¿se justifican las visiones apocalípticas que imaginan una economía dominada por robots, en la que los seres humanos son condenados a una existencia indigna de desempleo y marginación?
Aquí las opiniones de los expertos y la interpretación de los datos son divergentes.
Hay quienes sostienen que, si bien los robots han destruido empleos en la industria, esta pérdida tiende a compensarse con la creación de puestos de trabajo en áreas relacionadas con la automatización.

La robótica está avanzando a grandes pasos.
Según el Foro Económico Mundial, para 2020 desaparecerán 5 millones de puestos de trabajo en las 15 economías más desarrolladas del mundo por causa de innovaciones como la robótica y la inteligencia artificial.
Pero cálculos optimistas, como los de la consultora tecnológica Metra Martech, señalan que los robots actualmente en operaciones han sido responsables de la creación de al menos 8 millones de empleos, a los que se sumarán un millón más en los próximos años.
Se trata de puestos relacionados directamente con el desarrollo y la operación de autómatas, pero también de trabajos indirectos en las áreas de productos y servicios.
De modo que, según estas estimaciones, el déficit no sólo se cubrirá sino que incluso se convertirá en superávit.
Para Carsten Heer, de la Federación Internacional de Robótica, este efecto de cascada en toda la economía se explica con una fórmula sencilla.
“El uso de robots no sólo crea empleos calificados; también baja el costo de los productos, lo que a su vez despierta más interés de los consumidores y, como consecuencia, genera más ventas. Y más ventas siempre significan más puestos de trabajo”, le asegura a BBC Mundo.

En estos días, el Museo de Ciencia de Londres dedica una exhibición al avance de la robótica.
La “gran escisión”
Sin embargo, hay quienes cuestionan esta visión y hasta la califican de ingenua.
Uno de ellos es el profesor Erik Brynjolfsson, académico del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y coautor del best seller “La segunda era de la máquina”.
Tras muchos años de investigación, Brynjolfsson ha concluido que en países tecnológicamente avanzados como EE.UU. el implacable avance de la inteligencia artificial ha destruido más puestos de trabajo que los que ha creado.
Y sospecha que esto mismo está ocurriendo en otras naciones avanzadas.
“Normalmente se asume que al generar más valor, como lo hace la tecnología, la economía se vuelve más pujante y se crean más empleos”, le dice a BBC Mundo.
Sin embargo, al analizar datos oficiales de EE.UU., Brynjolfsson detectó que a partir de 2000 las variables de expansión económica y de creación de puestos de trabajo, que hasta ese momento iban de la mano, comenzaron a separarse.
La tecnología avanza tan rápidamente que las organizaciones no pueden adaptarse y muchos trabajadores no consiguen actualizar sus destrezas”
Erik Brynjolfsson, MIT
“Si uno analiza las estadísticas, observa que la productividad está en niveles récord y la innovación es más rápida que nunca. Pero al mismo tiempo el crecimiento del empleo empezó a estancarse”, precisa.
Esta discrepancia es lo que Brynjolfsson denomina “la gran escisión”.
Y la explica así: “La gente se está quedando atrás porque la tecnología avanza tan rápidamente que las organizaciones no pueden adaptarse al cambio y muchos trabajadores no consiguen actualizar sus destrezas”.
Datos del gobierno de estadounidense muestran que el número de empleos en las fábricas ha caído un 16% en la última década.
Asimismo, un estudio de la Universidad de Oxford estima que cerca de la mitad de los oficios están en riesgo de desaparecer en ese país como consecuencia de la automatización.
Brynjolfsson añade que más 80% de los empleos por los que se paga menos de US$20 la hora podrían ser reemplazados por la inteligencia artificial en EE.UU.

Hasta al mismo Bill Gates le dan ciertas dudas los robots.
La realidad es, pues, más compleja de lo que parece y los riesgos de la robótica para los trabajadores no deben ser subestimados, advierte e investigador del MIT.
Por eso no sorprende que hasta el mismísimo Bill Gates, fundador de Microsoft y gran figura del mundo tecnológico, propusiera cobrar un impuesto a los robots para compensar la pérdida de empleos por causa de la inteligencia artificial.
Por qué Bill Gates quiere que los robots paguen impuestos
El futuro robótico que anticiparon la ciencia ficción y los innovadores está cada vez más presente. Y ello con brillo, pero también con cortocircuitos.

“Un nuevo capítulo de la grandeza de Estados Unidos”: Donald Trump sorprende con el optimismo de su discurso ante el Congreso

“Recordaremos esta noche como el momento en que empezó este nuevo capítulo para la grandeza de Estados Unidos”.

El presidente Donald Trump, muy ceñido al guión, sorprendió este martes ante el Congreso con su discurso pleno de notas positivas. “El tiempo para pensar en pequeño se acabó”, dijo.

Y aunque tuvo también momentos en que se vio el Trump que estigmatiza a los inmigrantes e insiste en el muro con México, en general dejó a un lado el tono casi apocalíptico con el que muchas veces se refirió a su país a lo largo de la campaña y en las primeras semanas de su gobierno.

De hecho, casi por primera vez en su carrera política reciente, apeló al optimismo y a la conciliación al presentar los lineamientos para su primer año de gobierno.

“El momento para las peleas triviales quedó atrás. Sólo necesitamos el valor para compartir los sueños que llenan nuestros corazones”.

A diferencia de su habitual tono apocalíptico, Trump hizo un discurso pleno de pinceladas de optimismo.

Trump sonó por primera vez como un estadista convencional, más que como un político insurgente empeñado en demoler el orden vigente en Washington.

Aunque buena parte de las menciones de sus propuestas fueron muy generales, presentó muy poca cifras para detallar cómo implementaría sus planes.

Y en varios pasajes de su intervención presentó extensas listas de promesas que no cuentan con consenso entre todos los congresistas de su propio partido republicano, mucho menos entre la oposición demócrata.

La hija mayor del presidente estuvo en el público, así como la primera dama, Melania Trump.

Pero los observadores reconocen que el Trump del martes es un cambio bienvenido para los que se angustiaban del mensaje insistentemente negativoy a veces errático que había salido de la Casa Blanca en los primeros días del gobierno.

Otro comienzo

Trump inició su discurso con un llamado a la unidad y la tolerancia, condenando los recientes actos de vandalismo en varios sitios del país contra cementerios judíos y haciendo referencia al mes de la historia afroestadounidense que se conmemora actualmente en Estados Unidos.

Procedió con invocaciones a la unidad nacional y la aseveración que “Estados Unidos está lista para liderar”.

Eso sí, luego de ese inicio conciliatorio, el mandatario regresó en momentos a los temas de otras intervenciones, presentando en varios pasajes un panorama amenazante que requería acciones drásticas.

Habló de desmantelar carteles criminales, detener el “ambiente de caos” que según Trump se vive en las fronteras del país y construir un “gran muro”.

Trump volvió a muchos de los temas familiares de su campaña.

Dijo que no podía permitir “una cabeza de playa del terrorismo” en el país, por lo que justificaba las extremas medidas de control a extranjeros entrando a la nación, insistiendo en que no era muestra de compasión sino de irresponsabilidad permitir la entrada de refugiados de ciertas partes del mundo.

Pese a los llamados de Trump a unirse “por el bien del país”, pocos legisladores del opositor partido demócrata se levantaron a aplaudir al mandatario y en ocasiones se rieron abiertamente de las declaraciones del presidente.

Un enfoque distinto

Trump también dedicó importantes pasajes de su discurso al aspecto económico, prometiendo, sin dar detalles, un importante recorte de impuestos a la clase media.

Luego, reiteró sus denuncias anteriores sobre los presuntos abusos de países extranjeros a las reglas comerciales, asegurando que: “Creo en el comercio libre, pero tiene que ser comercio justo”.

Y no dejó muchas dudas sobre sus intenciones de aumentar el proteccionismo comercial. “No dejaré más que los otros países sigan tomando ventaja de nuestras empresas”.

Prometió un nuevo plan de infraestructura, que describió como un “programa de reconstrucción nacional” por valor de US$1 billón.

Las mujeres de la bancada demócrata asistieron vestidas de blanco.

También empezó a plantear el modelo que Trump promete como reemplazo de Obamacare, el sistema de salud que fue el programa bandera en el gobierno del anterior presidente, y al que se refirió como un desastre.

Pero ofreció a la vez ¨zanahorias” a la oposición, asegurando que la derogación de Obamacare iría acompañada de medidas para asegurar que sus beneficiarios pudiesen seguir con cobertura médica.

Y en una propuesta que perfectamente hubiese podido venir de un dirigente demócrata, prometió licencias pagadas de maternidad para las estadounidenses, algo que en este momento no garantiza la legislación.

Falta ver qué maniobras presupuestarias son necesarias para volver estos objetivos realidad. No ofreció detalles el presidente.

La Casa Blanca ha dicho antes que no tocará los fondos asignados a los programas de seguridad social para jubilados, lo que tiene sentido político para un dirigente como Trump que tiene sus principales grupos de apoyo político entre estadounidenses de mayor edad.

Por lo que muchas otras funciones del gobierno presumiblemente se verán expuestas a los recortes. Pero Trump no dio indicaciones concretas de cuáles serían.

El presidente Trump pidió un aplauso para Carryn Owens, la viuda del marine William Owens, fallecido en una operación militar en Yemen en enero.

Fue un discurso convencional, ofrecido de manera convencional. Algo que cualquier otro año no sería destacable.

Pero en la era de Trump, sin embargo, lo ordinario parece improbable. Y por eso el discurso resultó inesperado.

Mucha de las propuestas fueron las de siempre: más seguridad en la frontera, denuncias contra inmigrantes ilegales, nacionalismo económico, la advertencia a los aliados de la OTAN para que paguen más…

Pero fue pronunciado de manera más suave. Por una vez, habló y no gritó.

Como es típico en esos discursos, el texto tuvo poco de propuesta política y mucho de clichés y palabrería política que se refería a la agenda de Trump con vaguedades.

Pero el presidente sí que tiró algunas líneas, en particular en cuanto a prioridades en el sistema de salud o el tamaño de su plan de inversiones públicas.

Al final, Trump no dañó y hasta pudo haber ayudado a apaciguar las preocupaciones de los republicanos más críticos con el azaroso inicio de gestión.

Ahora el Congreso debe convertir esas promesas en realidad. Y pese al tono del discurso, no va a ser fácil.

Esta es la primera vez que Trump se dirige formalmente a la legislatura como parte del ritual anual conocido normalmente como Informe del Estado de la Unión, pero que en el primer año del periodo presidencial no lleva oficialmente ese rótulo.

En años recientes ha decrecido el interés público por estos eventos, como señala la corresponsal de la BBC en Washington Katty Kay por la brecha que frecuentemente se da entre lo que el presidente promete y lo que realmente puede lograr.

“Pero esta vez, con ambas cámaras del Congreso en manos republicanas, era más posible que lo que anuncie Trump se convierta en ley”, recuerda nuestra corresponsal.

Los medios estuvieron a la expectativa de las palabras del mandatario.

Entre los temas centrales del discurso, estuvola promesa de un aumento sustancial en el gasto militar.

Si las fuerzas militares se vieran obligadas a pelear, dijo Trump, “solo deben ganar”.

Ante lo cual prometió proporcionarles abundantes recursos en el próximo presupuesto.

Y ofreció un homenaje, que terminó siendo el momento más emotivo de la noche, a la viuda del militar que murió en la reciente operación militar en Yemen, la primera que ordenó como mandatario.

En medio de aplausos sostenidos del público, aseguró a la viuda, presente en el capitolio, que su marido, William Ryan Owens, nunca sería olvidado.

Trump ha insistido en la necesidad de mano dura frente a los indocumentados y se esperaba que sus propuestas legislativas fuesen en esa dirección general.

En su discurso habló de una reforma migratoria basada en la meritocracia, sin entrar en detalles.

Trump casi no se salió del guión establecido.

Horas antes del discurso, medios estadounidenses reportaban que Trump habría dicho en una reunión privada que estaba dispuesto a considerar legislación que otorgara a un camino a la residencia legal a millones de indocumentados, en directa contradicción con lo que fue su discurso de campaña.

De concretarse, cambiaría de manera dramática el panorama político del país, que daba por sentado que Trump se basaría en el discurso contra los indocumentados para afianzar su apoyo en sectores de la clase trabajadora blanca que miran con recelo el cambio demográfico que ha experimentado Estados Unidos.

Sin embargo, Trump no se refirió a la posibilidad de una regularización de los indocumentados en el discurso ante el Congreso.

Sorpresa

Trump ha retenido la capacidad de sorprender al público, negativa y positivamente.

Sus opositores criticaron despiadadamente el tono pesimista y alarmista del discurso de toma de posesión.

Por lo que muchos esperaban que Trump buscara transmitir un mensaje más alentador en esta nueva intervención, como en efecto ocurrió.

Las relaciones de Trump con el Congreso no han sido siempre las mejores.

Sin duda se espera en las próximas horas una fuerte reacción al discurso de la oposición, el Partido Demócrata, cuyos legisladores recordarán la hostilidad con que el expresidente Barack Obama fue tratado por los congresistas republicanos en el anterior gobierno.

Entre tanto, Estados Unidos se prepara para un nuevo episodio en la saga que ha rodeado a las primeras semanas de Donald Trump en la presidencia.

El mandatario dijo este martes que ·”el tiempo para pensar en pequeño ya pasó”.

Pidió “valor para compartir los sueños que llenan nuestros corazones”.

Un giro poético que no se conocía en las intervenciones de Trump. Que por supuesto no alcanza para superar las abismales divisiones que hoy caracterizan al país.

Pero que ofrece una esperanza de un discurso menos confrontacional en los días por venir.

Fuente: www.bbc.com