El Tenedor Reflexion

Había una mujer que había sido diagnosticada con una enfermedad incurable y a la que le habían dado sólo tres meses de vida.
Así que empezó a poner sus cosas “en orden”. Contactó a su pastor y lo citó en su casa para discutir algunos aspectos de su última voluntad. Le dijo qué canciones quería que se cantaran en su funeral, qué lecturas hacer y con qué traje deseaba ser enterrada.

La mujer también solicitó ser enterrada con su Biblia favorita. Todo estaba en orden y el pastor se estaba preparando para irse cuando la mujer recordó algún muy importante para ella.
– Hay algo más, dijo ella exaltada. – Qué es?, preguntó el pastor .
– Esto es muy importante, continuó la mujer. Quiero ser enterrada con un tenedor en mi mano derecha.
El pastor quedó impávido mirando a la mujer, sin saber exactamente qué decir. – Eso lo sorprende o no? preguntó la mujer – Bueno, para ser honesto, estoy intrigado con la solicitud, dijo el pastor. La mujer explicó: – En todos los años que he asistido a eventos sociales y cenas de compromiso, siempre recuerdo que cuando se retiraban los platos del platillo principal, alguien inevitablemente se agachaba y decía, “Quédate con tu tenedor”. Era mi parte favorita porque sabía que algo mejor estaba por venir… como pastel de chocolate o pastel de manzana.

Algo maravilloso y sustancioso! Así que quiero que la gente me vea dentro de mi ataúd con un tenedor en mi mano y quiero que se pregunten: “Qué onda con el tenedor?” Después quiero que usted les diga: “Se quedó con su tenedor porque lo mejor está por venir.”

Los ojos del pastor se llenaron de lágrimas de alegría mientras abrazaba a la mujer despidiéndose. El sabía que esta sería una de las últimas veces que la vería antes de su muerte. Pero también sabía que la mujer tenía un concepto claro de la esperanza cristiana y fe en Jesús.

Fuente: www.reflexionesparatiyparami.com

CONSEJOS DE UN PADRE A SU HIJO!

Jackson Brown es un padre preocupado por la felicidad de su hijo y por ello le escribió estos “consejos” cuando este se fue a estudiar a la Universidad, lejos de su casa.

Su hijo decidió fotocopiarlos y los distribuyó entre sus compañeros.

Los mensajes tuvieron tanto éxito, que una editorial le pidió autorización a Brown para editar un libro con ellos, Life’s Little Instruction Book, una publicación que rápidamente se convirtió en un best seller traducido a varios idiomas.

Cásate con la persona correcta. De ésta decisión dependerá el 90% de tu felicidad o tu miseria.

Observa el amanecer por lo menos una vez al año.

Estrecha la mano con firmeza, y mira a la gente de frente a los ojos.

Elige a un socio de la misma manera que elegirías a un compañero de tenis: busca que sea fuerte donde tú eres débil y viceversa.

Desconfía de los fanfarrones: nadie alardea de lo que le sobra.

Recuerda los cumpleaños de la gente que te importa.

Evita a las personas negativas; siempre tienen un problema para cada solución.

Maneja coches que no sean muy caros, pero date el gusto de tener una buena casa.

Nunca existe una segunda oportunidad para causar una buena primera impresión.

No hagas comentarios sobre el peso de una persona, ni le digas a alguien que está perdiendo el pelo. Ya lo sabe.

Recuerda que se logra más de las personas por medio del estímulo que de reproche (dile al débil que es fuerte y lo verás hacer fuerza).

Aprende a mirar a la gente desde sus sandalias y no desde las tuyas.

Muestra respeto extra por las personas que hacen el trabajo más pesado.

Haz lo que creas que sea correcto, sin importar lo que otros piensen.

Dale una mano a tu hijo cada vez que tengas la oportunidad.
Llegará el momento en que ya no te dejará hacerlo.

Nunca amenaces si no estás dispuesto a cumplir.

Ubica tus pretensiones en el marco de tus posibilidades.

Recuerda el viejo proverbio: sin deudas, no hay peligros ni problemas.

No hay nada más difícil que responder a las preguntas de los necios.

Aprende a compartir con los demás y descubre la alegría de ser útil a tu prójimo. El que no vive para servir, no sirve para vivir.

Acude a tus compromisos a tiempo. La puntualidad es el respeto por el tiempo ajeno.

Confía en la gente, pero cierra tu coche con llave.
Recuerda que el gran amor y el gran desafío incluyen también ‘el gran riesgo’.

Nunca confundas riqueza con éxito.

No pierdas nunca el sentido del humor y aprende a reírte de tus propios defectos.

No esperes que otro sepa lo que quieres, si no lo dices.

Aunque tengas una posición holgada, haz que tus hijos paguen parte de sus estudios.

Haz dos copias de las fotos que saques y envíalas a las personas que aparezcan en las fotos.

Trata a tus empleados con el mismo respeto con que tratas a tus clientes.

No olvides que el silencio es a veces la mejor respuesta.

No deseches una buena idea porque no te gusta de quien viene.

Nunca compres un colchón barato: nos pasamos la tercera parte nuestra vida encima de él.

No confundas confort con felicidad.

Nunca compres nada eléctrico en una feria artesanal.

Escucha el doble de lo que hablas (por eso tenemos dos oídos y una sola boca)

Cuando necesites un consejo profesional, pídelo a profesionales y no a amigos.

Aprende a distinguir quiénes son tus amigos y quiénes son tus enemigos.

Nunca envidies: la envidia es el homenaje que la mediocridad le rinde al talento.

La gente más feliz no necesariamente tiene lo mejor de todo.

Recuerda que la felicidad no es una meta sino un camino: disfruta mientras lo recorres.

Si no quieres sentirte frustrado, no te pongas metas imposibles.

 

Una mujer como tú… como yo.

Las MUJERES somos seres con gran alma y corazón, luchadoras y trabajadoras; no bajamos los brazos a la primera piedra que nos tiren, al contrario, enfrentamos la adversidad con nuestra mejor arma: nuestra fuerza interior, nuestra DIGNIDAD de ser MUJER.

Muchas veces nos hunden en el dolor pero somos buenas nadadoras, nos golpean pero hemos aprendido a defendernos.

Luchamos por nuestro género, somos inteligentes, leemos, abrimos todos los sentidos para saber, aprender y no cometer errores del pasado. Ya nadie nos cuenta cuentos de princesas y príncipes, hoy sabemos que la vida no es así.
La vida de la mujer es dura, enfrentamos grandes obstáculos para alcanzar nuestros sueños.Paso a paso superamos los miedos, luchamos por aquello en lo que creemos y jamás permitimos que alguien nos diga que algo no es para nosotras por ser “cosa de hombres”. Las mujeres podemos sorprender al mundo entero mostrando nuestra capacidad de caer y volver a levantarnos con más fuerzas que antes. Nada nos queda grande, que todo lo podemos hacer y lograr.

Nunca te enfrentes con una mujer si no estás seguro de ser superior a ella, no sea que esa MUJER te sorprenda, pues dentro de ella hay tantas cosas buenas que ni ellas mismas son capaces de dimensionar lo que valen.
Una mujeres la que hace que todos los semáforos de la vida se pongan en rojo, ante ella debes mostrar respeto, amor y confianza, porque esa mujer es madre, hija o nieta… ella es la que le dará al mundo hijos nobles para crear un nuevo mundo, uno mucho mejor para los años venideros.

Las mujeres hacemos la diferencia en este mundo.

Una mujer es y será siempre defensora de sus hijos y cuidará de su hogar y su esposo.
Las mujeres sólo queremos una vida amorosa y tranquila…
¿eso es mucho pedir?

Si eres un buen hombre, junto a una gran mujer llegarás a ser un hombre de éxito, un verdadero hombre… pues ella te hará crecer.

Las mujeres no queremos modelos, queremos tener un hombre que sólo nos ame, que tome nuestras manos y nos abrace cuando nuestro mundo se cae. Poca cosa pedimos para lo mucho que damos.

Una mujer es la más bella de las flores de tu jardín, es aroma que se impregna en tus sentidos, es la mejor y perfecta creación del universo, tienen una mente rápida y la inteligencia que le acompaña está demostrado hoy en día que ya ocupan lugares importantes en el mundo entero.

Las mujeres ya no somos las muñecas que decían los hombres que sólo sabían enamorase de la primera que se les cruzara. NO, eso ya es pasado. Hoy las mujeres se fijan muy bien en el que desean que sea su compañero.

No es fácil conseguir una gran mujer, ya no es cosa de llevar flores o chocolates, las mujeres queremos hechos ante el compromiso, no palabras. De eso ya estamos cansadas, queremos realidades y no utopías.

¡Qué orgullo es ser una mujer y bien plantada ante la vida!

Hemos aprendido a hacernos respetar, así como también respetarnos a nosotras mismas. Nos liberamos de ese estigma en el que decían que éramos tontas y sumisas. Eso no, JAMÁS, desde hace mucho tiempo sabemos lo que valemos.

Por ello exigimos lo mismo:
UN GRAN HOMBRE; de lo contrario, quédate en la fila a ver si nos fijamos en alguien que no se lo merece.

Hombres, no tengan miedo, pues lo único que deseamos de ustedes es que sean sinceros y verdaderos; no queremos mentiras, no queremos hombres por un día, queremos un hombre para toda la vida.

Si crees que puedes con una mujer que piensa así, adelante, que nosotras sabremos reconocer quien nos ama de verdad y quien sólo nos utiliza…

Cuida a la mujer que tienes hoy, porqué mañana será tu mejor bastón.

¡Feliz Día de la Mujer!

VALORA LO QUE TIENES MIENTRAS LO TIENES REFLEXION

Una noche llegue a casa con la firme idea de hablar seriamente con mi esposa. Al entrar, ella terminaba la cena y mientras me servía y nos sentábamos en la mesa, le tome su mano y le dije:

– Tengo algo que decirte.
– También yo, fue su respuesta.

Ella se sentó y comió callada, la observe y vi el dolor en sus ojos. De pronto, no sabía cómo empezar, pero tenía que decirle lo que estaba pensando:

– Quiero el divorcio, dije.

Ella no parecía estar disgustada por mis palabras y me preguntó suavemente:
– Por qué?
Y yo no pude responderle…

Esa noche no hablamos y ella lloraba.
Yo sabía que ella quería saber que estaba pasando con nuestro matrimonio, pero no pude contestarle… Sucedió que ella había perdido mi corazón a causa de otra mujer que conocí, se llamada Juana. Yo ya no amaba a mi esposa, solamente le tenía lástima!

Con la gran culpa que me invadía, escribí un acuerdo de divorcio y en este acuerdo ella se quedaba con la casa, el carro y el 30% de nuestro negocio. Ella miró el acuerdo y lo rompió en pedazos!

Ella pasó 12 años de su vida conmigo y ahora éramos como dos completos extraños! Yo le tenía lástima por todo su tiempo perdido, por su energía, pero ya no podía cambiar las cosas… Yo amaba a Juana !

De pronto empezó a gritar y a llorar, como para desahogarse, la idea del divorcio ahora era aún más clara para mí.

Al siguiente día llegué a casa y la encontré escribiendo en la mesa. No cené y me fui a dormir, estaba muy cansado de haber pasado el día con Juana.

Cuando desperté, todavía estaba mi esposa seguí escribiendo ahora sobre la mesa de noche, pero no me importó, me di la vuelta y preferí seguir durmiendo.

Por la mañana, mi esposa me presentó sus condiciones para el divorcio.

No quería nada de mí, pero necesitaba un mes antes de divorciarnos. Me pedía en su contrato que por un mes tendríamos que vivir como si nada hubiera pasado y llevarnos de una manera normal. La razón que me daba era simple: nuestro hijo tendría a lo largo del mes varios exámenes y no quería mortificarlo con nuestro matrimonio quebrantado.

Yo estuve de acuerdo, pero ella tenía otra petición: que me acordara cuando yo la cargue a nuestro cuarto el día que nos casamos. Me pidió que por ese mes, todos los días la cargara del cuarto hasta la puerta de salida de la casa!

Pensé que se estaba volviendo loca, pero para llevar la fiesta en paz, acepté.

Le conté a Juana lo que mi esposa me pidió y ella se reía a carcajadas y dijo que era absurda esa petición, pero que no importaba que truco usara, que mi esposa tendría que darle la cara al divorcio.

Mi esposa y yo no teníamos contacto físico desde que expresé mis intensiones de divorcio, así que cuando la cargué el primer día, hasta la puerta de salida, los dos nos sentimos mal.

Nuestro hijo caminaba detrás aplaudiéndonos diciendo:
– Papá está cargando a mi Mami en sus brazos!!!

Sus palabras me dolieron y conmovieron mucho… Caminé como 10 metros con mi esposa en brazos. Ella cerró los ojos y me dijo en voz baja:

– No le digas a nuestro hijo del divorcio por favor.

Asentí con la cabeza y con algo de disgusto, la bajé cuando llegué a la puerta.

Ella se fue a esperar el transporte para ir al trabajo, mientras que yo manejé solo al trabajo.

El segundo día los dos estábamos más relajados, ella se apoyó en mi pecho y pude sentir la fragancia en su blusa. Me di cuenta que hacía tiempo que no la miraba detenidamente.

Noté también que ya no era tan joven, tenía algunas arrugas, algunas canas! Era notable el daño de nuestro matrimonio en ella. Por un momento pensé y me pregunté: Que diablos fue lo que le hice?

El quinto día la cargué, sentí que la magia estaba regresando entre nosotros… Esta era la mujer que me dio 12 años de su vida, de su juventud.

En los siguientes días, seguía creciendo nuestra intimidad. No le dije nada a Juana de los que pasaba. Cada día era más fácil cargar a mi esposa y el mes se iba corriendo.

Pensé que me estaba acostumbrando a cargarla y que tal vez era por eso que se me hacía cada vez menos notable el cargar el peso de su cuerpo.

Un mañana ella estaba escogiendo que ponerse. Se había probado muchos vestidos, pero no le quedaban! Quejándose dijo:

– Mis vestidos se han puesto grandes!!

Y fue ahí que me di cuenta que estaba muy delgada! Esa en realidad la razón por la que yo ya no sentía su peso igual al cargarla. De pronto me di cuenta que se había hundido mucho en el dolor y la amargura.

Sin darme cuenta, le toque su cabello… Nuestro hijo entró al cuarto y dijo:

– Papá llegó el momento de que cargues a mamá hasta la puerta!

Para mi hijo, ver a su padre día tras día, cargar a su mamá hasta la puerta, se había convertido en una parte esencial de su vida.

Mi esposa lo abrazó, yo miré para otro lado… Sentí un gran temor porque por mi mente se cruzo la idea sobre cambiar mi forma de pensar sobre el divorcio.

Empecé a notar que cargar a mi esposa en mis brazos hasta la puerta, se sentía igual que el primer día de nuestra boda… Ella acariciaba mi cuello natural y suavemente. Yo la abrazaba fuertemente, igual que nuestra noche de bodas. La abracé y no me moví, pero la sentí tan livianita y delgada que me dio tristeza.

El último día igual la abracé y no quería moverme… Entonces le dije:

– No me di cuenta que ya no teníamos intimidad… ella calló mi boca con un suave y tierno beso, la miré y sentí un mar de sensaciones.

Mi hijo se marchó para la escuela y yo manejé para la oficina… pensando en todo ese mes y en lugar de seguir la ruta al trabajo, me dirigí a otro lugar…

Salí del carro sin cerrar la puerta, subí la escalera, Juana me abrió y le dije:

– Discúlpame, lo siento, no quiero divorciarme de mi esposa… Juana me miró, me preguntó si yo estaba enfermo o algo parecido y yo le comenté:

– Mi esposa y yo nos amamos! Solo era que entramos en rutina y todo se puso aburrido para mí, no valoraba los detalles de nuestra vida, pero desde que empecé a cargarla nuevamente todos los días, del cuarto a la puerta, me dí cuenta que debo cargarla por el resto de nuestras vidas…Hasta la muerte!

Juana empezó a llorar, me dio una bofetada y me saco entré empujones, maldiciones y gritos y azotó la puerta…

Bajé las escaleras, me subí en el auto, llegué a la florería y le compre las flores más hermosas que encontré a mi esposa, la empleada me preguntó:

– Que es lo que desea le escribo en la tarjeta señor?
– Te cargaré todas las mañanas, hasta que la muerte nos separe!, le dije.

Llegué a mi casa, con las flores en las manos, una enorme sonrisa y con unas ganas locas de poder abrazarla y besarla.

Subí las escaleras corriendo, entré en la habitación y encontré a mi esposa tirada en el piso, trate de reanimarla, que reaccionará para decirle lo mucho que la amaba, que me perdonara… pero ella estaba muerta!

Mi esposa había estado batallando con la terrible enfermedad del cáncer y yo mientras tanto, estaba tan ocupado con Juana… y no pude darme cuenta!!!

Ella sabía que se estaba muriendo y por eso me pidió un mes de antes del divorcio, para que a nuestro hijo no le quedara un mal recuerdo por divorciarnos, para evitarle esa tristeza! Para que por lo menos a mi hijo, le quedara grabado en sus ojos y sus recuerdos, que su padre era un hombre maravilloso, un esposo que amaba a su Madre!

Tarde me di cuenta de que el que cayó en la monotonía de la vida fui yo, dejé de dar y observar los pequeños grandes detalles que hacen la vida mejor, tomé el camino fácil y busque en otro lado lo que según yo llamaba “felicidad”.

Una casa, un carro, el dinero en el banco… Esto solo parece crear un ambiente que crees podría llevarte a la felicidad, pero en realidad no es así!

Lo que se debe hacer es mantener tu matrimonio feliz y no permitir que el desasosiego y la monotonía se apoderen de nosotros, de buscar pequeñas cosas que mantengan bella nuestra relación y mantener por siempre las que desde un principio nos hicieron felices…

Y otra cosa: recordemos siempre el primer día en que empezó esa linda historia de amor, la pareja perfecta no es la que nunca discute, sino la que pese a los problemas y adversidades siempre trata de arreglar las cosas de manera que siempre prevalezca el amor por encima de todo!