Andrés Abad, catedrático universitario, exdirector regionales de los Servicios Culturales del Banco Central del Ecuador. Cortesía
Andrés Abad Merchán es profesor titular den la Escuela Politécnica Nacional, profesor visitante de la UDA, exdirector de las Áreas Culturales del Banco Central. Máster en Antropología del Desarrollo, Ph.D en Administración y Estudios Organizacionales, posdoctorado en América Latina y su inserción local.
El aislamiento por el coronavirus ha acelerado la historia y superada la pandemia es la oportunidad para adoptar una nueva agenda humana en pro del bienestar, señala el antropólogo cuencano Andrés Abad Merchán.
Una forma como se ve que se ha “acelerado la historia” (como teoriza el filósofo Yuval Noah Harari) es el caso de la educación. Se hablaba de la implantación de la educación virtual desde hace 20 años y ahora, en dos semanas, todas las universidades se han volcado a la tecnología digital, un cambio que además llegó para quedarse.
Esta aceleración se precipitó también a la interacción humana: el monitoreo de las personas, a la telesalud, y será probablemente para todos los países salvo los periféricos y son cambios que se establecerán de modo permanente, señala.
El otro caso es la ecología. Nos enfrentamos ya no solo a un cambio sino a una crisis climática que deberemos enfrentar para un mundo que será diferente. Tal vez la humanidad necesitaba un golpe como este para tener conciencia sobre el planeta, enfatiza Abad.
La necesidad de un buen estilo de salud y cuidado del entorno son cada vez más patentes. Esta pandemia es por un virus que afecta al sistema respiratorio, una buena analogía de lo que le ocurre a la naturaleza, afectado en su atmósfera por la contaminación y por el mal uso de los recursos naturales.
Es de desear también que, en el futuro, por este cambio de conciencia, los Estados ajusten sus presupuestos y, en vez del gasto militar, privilegien el bienestar humano y la salud. Lo mismo, a nivel individual, muchas personas modificarán las prácticas nocivas con nuestro organismo para proteger el sistema inmunológico.
También se comienza a ver que la sociedad global no puede funcionar sin la cooperatividad; así pues se van a replantear los factores de relación entre países.
También se ha adquirido conciencia sobre la fragilidad de la vida. “Qué duro que los hijos no puedan visitar a los padres porque todos estamos aislados”. En lo individual y los grupos inmediatos, cambiará también nuestro estilo de vida, las formas de relacionamiento, desde el modo de saludar hasta el salir con los amigos y a lo mejor ya no iremos a divertirnos en la misma forma que antes.
Así mismo, se puede dar una vuelta a la medicina tradicional, un cambio en las políticas de consumo, una vuelta a principios espirituales, en búsqueda de un re-equilibrio de la humanidad. (AVB)-(I)
AGENDA HUMANA
La sociedad requiere un equilibrio para una nueva agenda humana que integre la economía, sociedad y tecnología, postula el antropólogo Andrés Abad, porque ahora, mientras con la tecnología se envían equipos espaciales a Plutón, un virus nos somete.
Tras esta crisis, las mismas universidades van a replantear su tarea y ofrecer nuevas carreras cuya necesidad evidenció la crisis: Gestión de Riesgos, Gestión Urbana, Logística y Abastecimiento, Ciencias del Mar, Ciudades Inteligentes, Biotecnología, profesionales en crisis climática y sustentabilidad, para tener científicos humanistas y humanistas científicos, ingenieros con sensibilidad antropológica. Se debe procurar la unidad de las humanidades con ciencias naturales y las artes, anota en su análisis. (I)
Fuente: ww2.elmercurio.com.ec