¿Cuáles son los instintos que guían a las hormigas coloradas o de fuego por sus túneles? ¿Cómo logran construir laberintos verticales sin sucumbir a la fuerza de la gravedad? ¿Cómo horadan en terrenos inestables sin que la tierra las asfixie? ¿Acaso son aleatorias las formas de sus túneles o hay conceptos comparables a nuestra ingeniería?
Un grupo de investigadores de la Universidad Tecnológica de Georgia, en Estados Unidos, planteó que la respuesta a estas preguntas podría ayudar a salvar vidas humanas.
Para ellos, la sabiduría de estos insectos podría contribuir a mejorar el rendimiento de los robots que asisten en labores de rescate.
Efectivamente, la respuesta es que los insectos saben lo que hacen. Por ejemplo, la medida de los túneles no es otra que la de su cuerpo, de tal manera que si caen pueden sujetarse de las paredes, según las conclusiones del estudio.
"Las hormigas modelan el entrono de acuerdo con las capacidades de su anatomía", le dijo a la BBC Dan Goldman, uno de los científicos que participó en el estudio.
El cometido de Goldman en esta investigación fue "definir los principios por los cuales las hormigas y otros animales encuentran espacio en entornos inestables" y, sobre todo, llevar ese conocimiento al diseño de los robots.
Una posible aplicación es la construcción bajo tierra de estructuras temporales para las víctimas que permanecen atrapadas.
Goldman asegura que los robots de búsqueda y rescate de última generación "son muy limitados" y que la correcta aplicación de esta investigación podría suponer un paso de gigante en el desarrollo de esa tecnología.
Descubrimientos en cámara lenta
Para conocer al detalle cómo se orientan las hormigas en espacios limitados, los científicos utilizaron cámaras móviles que seguían sus pasos por los túneles subterráneos. Después, visualizaron las grabaciones a cámara lenta.
"Estas hormigas se mueven a velocidades muy altas", explica Nick Gravish, estudiante de doctorado que lidera el proyecto. "Sólo cuando redujimos la velocidad logramos apreciar que el movimiento no es tan ágil como parece a primera vista. A veces se resbalan y caen".
Gravish ha diseñado granjas de hormigas verticales e inclinadas para ver cómo diseñan sus túneles cuando las circunstancias no les son favorables.
Estos hormigueros de laboratorio fueron construidos con cristal transparente para permitir espiar algunos de los pasos de las hormigas desde fuera.
"Observando los túneles logramos darnos cuenta de cómo se comporta cada parte de su cuerpo cuando escalan, resbalan y caen", dice Gravis.
El principal hallazgo de esta concienzuda observación ha sido que las hormigas tienen reflejos para aferrarse a las paredes de los túneles justo antes de caer, lo que hasta ahora había sido imperceptible al ojo humano.
Fue una sorpresa para los investigadores ver cómo las hormigas no se agarraban con sus extremidades sino con sus antenas, de tal manera que lograban sostener su peso como si tuvieran unos "brazos extra".
Para tener todos los detalles de los laberintos internos que no llegaban a ver desde el exterior de la urna de cristal instalaron un escáner de rayos X "hecho en casa", un aparato similar a los que se utilizan en el ámbito de la salud, para obtener imágenes de los distintos tipos de túneles que estos insectos cavan en diferentes tipos de arena.
"Descubrimos que las hormigas horadan túneles del mismo diámetro sin importar el tipo de tierra en la que caminan. Esto sugiere que tienen pleno control de su trabajo y conocen la medida adecuada que deben tener los caminos de sus laberintos", asegura Gravish.
Los deslaves o los escombros que generan por ejemplo los terremotos son, precisamente, los terrenos inestables en los que los robots tienen que abrirse paso para rescatar a posibles sobrevivientes.
La investigación fue publicada en la revista de la Academia de Ciencias de Estados Unidos (PNAS, por sus siglas en inglés).