La escena que encontró la policía de Sao Paulo esta semana en la casa de la familia Pesseghini era espeluznante: un joven de 13 años muerto de un balazo, sobre un colchón, junto a los cuerpos sin vida de su padre y madre. Y un arma en la mano del muchacho.
En otra casa dentro del mismo terreno estaban los cuerpos sin vida de la abuela y tía abuela del adolescente, Marcelo Pesseghini, descrito por quienes le conocían como alguien "cariñoso".