A finales de 1993, a las autoridades colombiana les importaba sobre todo una cosa: capturar al capo de capos del narcotráfico, Pablo Emilio Escobar Gaviria, alias “El Patrón”.
Y al frente de esa cacería humana estaba un mayor de la policía, Hugo Aguilar.
Finalmente lo lograron. El 2 de diciembre de ese año, en un tejado de una casa del noroccidente de Medellín, Escobar cayó abatido en un operativo de la policía y la foto del capitán Aguilar con el cadáver del hombre más buscado le dio la vuelta al mundo como un símbolo de victoria.
Pero el pasado 21 de febrero ese mismo oficial de policía fue el protagonista de una noticia no tan gloriosa: las autoridades colombianas lo capturaron en su domicilio bajo cargos de enriquecimiento ilícito, lavado de activos y colaboración con paramilitares.
“La Fiscalía halló que no existe justificación ni soporte frente a $2.500 millones (pesos colombianos, unos US$874.000) que harían parte del capital del exfuncionario y evidenciaron ingresos elevados en algunos de sus familiares de los que se desconoce el origen”, se puede leer en el documento de la Fiscalía General de Colombia en el que se ordenaba su captura.
Entre esos bienes se encuentran varios apartamentos de lujo y un Porsche negro que Aguilar conducía por las calles de la ciudad donde vivía, Bucaramanga, ubicada unos 400 kilómetros al norte de Bogotá.
Aguilar, sin embargo, enfrentará el proceso en libertad luego de que este lunes el juez a cargo del proceso negara la medida de aseguramiento solicitada por la fiscalía, por considerar que no había pruebas de que el imputado pudiera poner en peligro el normal desarrollo del juicio y las investigaciones.
El juez tampoco autorizó la incautación de los vehículos solicitada por el Ministerio Público.
La pistola de Pablo Escobar
Esta no es, en cualquier caso, la primera vez que el expolicía se enfrenta a un recurso de la justicia, pues en 2011 Aguilar también fue arrestado por vínculos con el paramilitarismo.
Pero, ¿cómo fue que un policía condecorado y admirado terminó en medio de un escándalo de corrupción y lavado de dinero?
El estado colombiano no escatimó recursos para la búsqueda de Escobar.
Dentro del Bloque de Búsqueda, como se denominó al grupo de fuerzas especiales de la policía colombiana para lograr la captura de Pablo Escobar, Aguilar era el comandante operativo.
Él fue el hombre que lideró el operativo final en el barrio La América de Medellín aquella tarde del 2 de diciembre de 1993.
Sin embargo, esa misma tarde, en su día de gloria, Aguilar comenzó a torcer su destino.
En una columna publicada en enero de 2016, el periodista colombiano Daniel Coronellseñaló que Aguilar, en medio del alboroto del operativo, se había quedado con la pistola Sig Sauer que el capo cargaba la tarde en que cayó abatido.
Pero lo más grave sucedió después. Aguilar dejó la policía con el rango de coronel y después buscó los pastos de la política.
El operativo que culminó con la muerte de Pablo Escobar se llevó a cabo el 2 de diciembre de 1993.
De esa forma, y sin el apoyo de los partidos tradicionales, en 2004 se convirtió en gobernador del departamento de Santander, de donde era oriundo.
Pero en 2011, casi 18 años después de su gesta en Medellín, las autoridades colombianas ordenaron su captura por supuestos vínculos con el bloque paramilitar Central Bolívar, que operaba en Santander.
Aguilar fue luego condenado a nueve años de cárcel (de los que cumplió cuatro) y a pagar una multa de US$2,2 millones, dinero que debía servir para reparar a las víctimas del grupo ilegal armado.
Pero el exgobernador y expolicía señaló que estaba en bancarrota y no podía hacer frente a la cuantiosa multa, así que pidió un plan de pagos de US$300 al mes.
Un Porsche… y de nuevo a la cárcel
En 2015 salió de la cárcel, según él sin plata porque el “único recurso que tenía para sobrevivir era la pensión que recibía como policía”.
Sin embargo, a mediados de ese año circularon en las redes sociales varias fotos suyas manejando un lujoso auto deportivo marca Porsche.
Aguilar se defendió señalando que el vehículo se lo habían prestado y el asunto no pasó a mayores.
Sin embargo, encendió las alarmas de las autoridades que comenzaron a requisar las cuentas de Aguilar nuevamente y se dieron cuenta que estaba lejos de ser un simple pensionado de la policía.
En octubre de 2017, la Fiscalía General colombiana presentó una larga lista de propiedades y bienes que serían de Aguilar: además del Porsche, tres vehículos de alta gama, seis oficinas, dos consultorios, dos casas, cuatro apartamentos, cuatro fincas, dos parqueaderos, un depósito y seis lotes.
Según la Fiscalía “los análisis y las evidencias indican que (los bienes decomisados) habrían sido adquiridos con recursos que el exfuncionario obtuvo por sus nexos con grupos paramilitares”.
Todo sumado tenía un valor de US$5,2 millones.
Y Aguilar, en distintas instancias, fue incapaz de justificar el origen de los fondos para adquirir semejante cantidad de bienes.
Por esa razón, la fiscalía ordenó su captura. Y el hombre que alguna vez fue héroe de los colombianos en su lucha contra Escobar y el narco ahora enfrenta un nuevo proceso judicial.
*Este artículo fue publicado originalmente el 23 de febrero y actualizado luego de la liberación provisional de Hugo Aguilar.