Era la tarde de nuestro segundo día viviendo en Hawái. Fui a la cocina, donde mi novia estaba sentada en el suelo con el chico que había venido a configurar internet. Pero no estaban hablando de eso, escuché que él la invitaba a que fueran a cazar jabalíes.
A medida que pasaron los días, ese tipo de acontecimientos amistosos aumentaron. Pasamos por una granja del vecindario y nos ofrecieron aguacates. Llegamos al final de una ruta de senderismo y un padre con una hija que pasaban por ahí se ofrecieron a mostrarnos un camino secreto que conducía a una cascada escondida.
En otra ocasión, fuimos al mar, y alguien en la orilla nos advirtió que la corriente era demasiado fuerte para nadar, luego nos ofreció una cerveza y nos invitó a navegar en canoa.
Pueden haber muchas palabras para explicar este tipo de encuentros, pero al menos una de ellas es ‘aloha’. Aquí en Hawái, ‘aloha’ es la ley.
En Hawái aloha es la ley.
Hawái recibe casi nueve millones de visitantes al año, y ‘aloha’ es una palabra que la mayoría de los turistas escuchará durante su estancia en las islas. La palabra se usa para decir hola y adiós, pero significa mucho más que eso. También representa el espíritu de las islas, su gente y lo que hace que este lugar sea único.
“Alo” significa “cara a cara” y “ha” significa “respiro de vida”, según explica Davianna Pōmaika’i McGregor, historiadora de Hawái y miembro fundadora del Departamento de Estudios Étnicos de la Universidad de Hawái, Manoa.
McGregor, sin embargo, advierte que hay varias interpretaciones menos literales pero igualmente válidas de la palabra.
Una interpretación especialmente recordada fue la que compartió una respetada anciana de la isla de Maui, llamada Pilahi Paki, en 1970.
Durante la conferencia Hawái 2000, Paki se dirigió a un grupo de personas que se habían reunido para hablar sobre el pasado, el presente y el futuro de la isla.
El espíritu aloha está arraigado en la cultura hawaina.
Eran momentos de grandes desacuerdos entre los habitantes, respecto a temas como Vietnam y otros asuntos políticos.
En ese contexto, Paki se puso de pie para dar un emotivo discurso sobre el espíritu aloha, ese código cultural único de un Hawái que llama a la unión en vez de a la división.
En su discurso, Paki describió el significado de aloha respecto a la forma en que las personas deberían tratarse entre sí.
Para ello escribió un acróstico, que se convirtió en la base de la ley Espíritu Aloha, que esencialmente exige consideración y amabilidad:
“Akahai, que significa amabilidad, que se expresa con ternura.
Lōkahi, que significa unidad, que se expresa con armonía;
‘Olu’olu, que significa agradable, que se expresa con amabilidad;
Ha’aha’a, que significa humildad, que se expresa con con modestia;
Ahonui, que significa paciencia, que se expresa con perseverancia”.
En Hawái se valora mucho el trabajo en equipo.
Aunque la ley Espíritu aloha solo se oficializó en 1986, sus orígenes están profundamente arraigados en la cultura hawaiana nativa. Aloha es un concepto que surgió de la necesidad de que los hawaianos vivan en paz y trabajen juntos, en armonía con la tierra y sus creencias espirituales.
Y tiene sentido. Hawái es el centro poblacional más aislado del mundo: la costa de California está a casi 4.000 kilómetros de distancia; Japón está casi a 6.500 kilómetros.
Las islas son pequeñas, la mayoría se pueden recorrer en auto en un solo día. No hay puentes que las conecten, e incluso viajar entre ellas es un desafío. Sin tener a dónde ir, la única opción, al parecer, es llevarse bien.
“Al estar aislados, nuestros antepasados necesitaban tratarse con respeto entre ellos y con la tierra, que tiene recursos limitados”, dice McGregor. “Para los hawaianos, la principal fuerza laboral era humana. Así que había la necesidad de trabajar colectivamente entre las familias y darle un alto valor a las relaciones amorosas y respetuosas”.
En la isla se espera que los gobernantes, los residentes e incluso los visitantes actúen con aloha.
McGregor explica que, como en cualquier lugar, Hawái tuvo que lidiar con personas que abusan del poder. Pero, dice que hay pruebas de que si un jefe no actuaba “con aloha”, los hawaianos amantes de la paz encontrarían la forma de deshacerse de ellos.
Hoy el Espíritu aloha se aplica de manera muy similar.
Según la Oficina del fiscal del estado de Hawái, la ley es sobre todo simbólica, pero eso no significa que no funcione, especialmente cuando los líderes políticos o empresarios se salen de la línea.
“Esta ley es prácticamente imposible de aplicar porque es una filosofía que dirige un código de conducta y una forma de vida. No obstante… todos los ciudadanos y funcionarios de Hawái están obligados a comportarse de acuerdo con esta ley”, dice Dana Viola, vicefiscal de Hawái.
Si una empresa o un funcionario del gobierno no actúa con el Espíritu aloha, podría perder su negocio o ser castigado públicamente. “Las consecuencias son reales”, agrega.
Aunque la ley aloha tenga sus defectos, todavía es muy importante entre los hawaianos
Pero Wendell Kekailoa Perry, profesor en la Escuela Hawai’inuiakea de conocimiento hawaiano, que ha estudiado en profundidad la ley aloha, dice que la ley y su sentimiento no siempre son positivos.
“El Espíritu aloha se usa para argumentar que todos en Hawái pueden ‘sentir’ y deben aceptar el amor por la humanidad… dice que el aloha trasciende la raza, las diferencias y acoge la unión o ‘igualdad’”, dice Perry. “Eso es un problema, porque ignora todas las complejidades de nuestra vida y nuestra sociedad”.
“Puede que en un buen día la ley respalde los derechos de los hawaianos”, agrega. Pero en un mal día, dice, se puede usar para silenciar a los nativos que protestan contra las injusticias en las islas”. Cuando eso sucede, “el aloha que están utilizando es en realidad parte de la identidad nativa ‘pasiva’ y de ‘no levantarse’, creada durante la ocupación y el control de Estados Unidos. Pero, si nos fijamos en los miles de debates que se expresaron públicamente en periódicos de lengua hawaiana y en protestas, es obvio que la pasividad no fue la única práctica cultural hawaiana”.
Antes de morir, Paki dijo que con aloha y el respeto mutuo que implica, “los hawaianos tienen el poder de salvar la cultura mundial”. Aunque la ley probablemente tenga sus defectos, es algo que aún resuena en las islas.
Aloha también se expresa con armonía.
“Quienes visitan Hawái a menudo hablan de que es un lugar hermoso, pero que la parte más especial de su experiencia ha sido lo agradable que es la gente”, dice Tulsi Gabbard, representante a la cámara por el estado de Hawái.
“La gente en Estados Unidos y en todo el mundo en última instancia quieren la paz… Si vivimos verdaderamente bajo aloha, con respeto y amor por los demás, podemos empoderarnos para superar las diferencias y encontrar soluciones para el bienestar de las personas y de nuestro planeta “.
A menudo, cuando la gente piensa en Hawái, la relaciona con vacaciones. Cuando me mudé aquí hace dos meses, un amigo me dijo “piensa en mí cuando estés tomando un cóctel en la playa”. Se imaginaba una versión idílica de mi vida, que no cuadra con la realidad. Aquí también hay trabajo por hacer, cuentas por pagar, ropa que lavar y todas las otras trampas de una vida normal.
La ley aloha es algo similar. Es una versión idealizada de algo que sí existe, pero que es demasiado complicado como para explicarlo en una sola página.
Por ahora, diré que aloha, para mí, es amabilidad y armonía, algo importante a tener en cuenta entre ‘hola’ y ‘adiós’.