Una joven de 17 años logró este fin de semana terminar con la pesadilla que vivían ella y sus 12 hermanos desde hace tiempo.
Sucedió este domingo en Perris, una pequeña localidad de California situada unos 95 kilómetros al sureste de Los Ángeles.
La muchacha consiguió escapar de su vivienda y llamó al servicio de emergencias 911 desde un celular que encontró dentro de la casa.
Según informaron las autoridades este lunes, la adolescente afirmó que sus padres mantenían cautivos a sus 12 hermanos y añadió que estaban atados con cadenas y candados.
Cuando los agentes del departamento de policía de Perris y funcionarios de la oficina del alguacil del condado de Riverside se encontraron con la joven, creyeron que sólo tenía 10 años dado su aspecto descuidado y malnutrido.
Los agentes se trasladaron de inmediato a la vivienda y en ella encontraron a los 12 hijos restantes. La escena parecía sacada de una película de horror.
Atados con cadenas
La oficina del alguacil del condado de Riverside, al que pertenece Perris, detalló en un comunicado que había «varios niños atados a sus camas con cadenas y candados en un entorno oscuro y hediondo».
Periodistas esperaban este lunes en el exterior de la vivienda de los Turpin.
Los padres, David Allen y Louise Anna Turpin, de 57 y 49 años respectivamente, fueron incapaces de dar una razón lógica para explicar por qué los hijos estaban atados de esa manera.
En un principio, los agentes pensaron que los 12 eran menores pero se quedaron sorprendidos al descubrir que siete de ellos son adultos, con edades comprendidas entre los 18 y los 29 años.
Según las autoridades, los hermanos estaban sucios y malnutridos.
Todos ellos, con edades de los 2 a los 29 años, fueron trasladados a la comisaría de Perris, donde se les entregó comida y bebida y fueron entrevistados. De allí fueron trasladados a hospitales de la zona.
Los padres fueron detenidos e interrogados en comisaría.
Finalmente quedaron bajo arresto por tortura y abuso infantil y se impuso una fianza de US$9 millones a cada uno.
Pocos detalles
Todavía no se sabe cuánto tiempo permaneció así la familia ni las razones por las que los Durpin mantenían cautivos a sus propios hijos.
Perris es una población del sur de California con unos 70.000 habitantes.
El director de uno de los hospitales donde llegaron los muchachos, Mark Uffer, le dijo a la agencia Reuters que la situación es descorazonadora para el personal. «Es increíble lo que se ve», añadió.
Un vecino comentó que la familia Turpin no se dejaba conocer y que no se les veía salir.
Registros públicos obtenidos por el diario Los Angeles Times muestran que la pareja es dueña de la casa en la que vivían.
La misma dirección aparece en un directorio del Departamento de Educación como sede de la escuela de día Sandcastle, un centro privado que se inauguró en 2011 y del que Turpin aparece como director.
Según la información de dominio público, la pareja vivía allí desde 2010, donde llegaron procedentes de Texas.
Los detectives de Perris han abierto una investigación para desentrañar los detalles de un caso que ha estremecido a los vecinos de la ciudad.