Archives 2018

Por qué los japoneses celebran la Navidad en el KFC?

¿Qué hacen los japoneses en Navidad? Ellos van al KFC. Por 3,336 yenes (unos 30 euros), el restaurante de comida rápida ofrece una cena navideña de pollo, con pastel y champán incluidos, que “atrae multitudes”, como se menciona en un artículo publicado en el blog Smithsonian:

“La mayoría de los japoneses reservan la comida de navidad en el KFC meses antes para evitar la cola, que a veces puede durar dos horas”. Los empleados de la firma de pollo frito explicaron que los restaurantes comenzaron a tomar pedidos en noviembre para que los japoneses tengan su pollo frito preparado el 24 de diciembre.

Ante la locura de los japoneses por esta comida, el restaurante se ha adaptado a las condiciones especiales de la Navidad. “Me uní a la compañía alrededor de 198 y en ese momento había largas colas fuera de los restaurantes”, dijo a Financial Times Ipshiro Takatsuki, un portavoz del grupo. “Por eso, durante diez años hemos estado tomando reservas. Comenzamos a hacer esto en noviembre, pero la gente incluso llama mucho antes y ya es posible hacer las reservar por Internet”.

Desde entonces, todos los años, las ventas de pollo frito han aumentado durante las vacaciones de fin de año y los japoneses disfrutan de un buen pollo químico.

¿Pero por qué esta locura por el pollo frito?

La Navidad no es una fiesta nacional en Japón, solo el 1% de la población japonesa es cristiana. En estas fechas lo único que encontrarás relacionado con la Navidad es un menú en el KFC de pollo (lo mejor que puedes encontrar para Navidad después del pavo, que en sí mismo tampoco se encuentra en Japón) que se ha convertido en la comida de referencia para el gran día. Y todo gracias a una campaña de marketing increíblemente exitosa, Kurisumasu ni wa kentakkii! (Kentucky para Navidad!), que comenzó en 1974.

Una campaña publicitaria muy sencilla pero que tuvo un impacto significativo en las ventas de pollo frito en Navidad, “una de las campañas más exitosas” para el Financial Times que dedicó en 2010 un artículo sobre este fenómeno de la moda:

Japón es conocido por llevar productos e ideas al extranjero y adaptarlos a los gustos del mercado interno, la Navidad no es una excepción. Un negocio altamente comercializado y no religioso, ya que todos los años se gasta mucho dinero en decoraciones, cenas y regalos. KFC es probablemente el mayor contribuyente, gracias en parte a su campaña publicitaria.

La historia es bien sencilla, según el Financial Times, un representante de una escuela misionera cristiana habría ordenado pollo porque no podía encontrar un pavo en Tokio. A un empleado del KFC se le ocurrió convertir una simple sugerencia en toda una campaña publicitaria. Desde entonces, todos los años es la misma historia y millones de japones pasan la comida de Navidad en el KFC consumiendo pollo frito.

Actualmente un menú navideño en el KFC japones se vende por 40€ y está formado por: pastel, champagne y pollo frito.

El coronel Sanders disfrazado de Papá Noel recibe a cada cliente, una experiencia realmente curiosa.

 

 

 

Fuente: www.cunavidad.com

¿Es dejar de comer carne de vaca realmente una solución para el cambio climático?

Dejar de consumir carne o leche de vaca es una de las acciones más efectivas que los consumidores pueden realizar para combatir el cambio climático.

Ésa es la conclusión del estudio realizado por los investigadores Joseph Poore, de la Universidad de Oxford en Inglaterra, y Thomas Nemecek, del Instituto Agroscope en Suiza.

De todos los productos analizados en el estudio, la carne vacuna y ovina tienen el efecto más dañino en el medio ambiente.

Y su impacto es mucho peor en Sudamérica, según los investigadores.

De acuerdo a Poore, la producción promedio de carne vacuna sudamericana produce tres veces más gases de invernadero y requiere 10 veces más tierra que la producción vacuna en Europa.

La palabra clave aquí es “promedio”, señaló Poore a BBC Mundo, ya que las variaciones pueden ser muy grandes.

Criar ganado en tierra desforestada produce, por ejemplo, 12 veces más emisiones de gases de invernadero que hacerlo en pasturas naturales.

Pero algunos expertos advierten que dejar de comer carne vacuna “no es la panacea” que describen muchos medios de prensa.

Para el investigador brasileño André Mazzetto, de la Universidad de Bangor en Gales, “si realmente quieres tener un impacto significativo en el ambiente, debes volar menos en avión, usar autos más eficientes y transporte público, y aislar en forma más eficiente tu casa. Eso tendrá un mayor impacto que dejar de comer carne”.

¿Qué tan dañina es realmente la producción de carne vacuna para el planeta? ¿Y por qué la ganadería de América Latina es considerada la peor en términos de emisiones?

Impacto dañino
El estudio de Poore y Nemecek se basó en datos de cerca de 40.000 fincas en 119 países.

Mientras la carne en general y la leche de vaca proveen poco menos del 18% de las calorías y el 37% de la proteína a nivel mundial, usan la gran mayoría -83%- de la tierra agrícola y producen el 60% de las emisiones de gases de invernadero procedentes de la agricultura, según los investigadores.

El ganado criado en tierra desforestada produce 12 veces más emisiones de gases de invernadero que las vacas alimentadas con pasturas naturales, de acuerdo al estudio de la Universidad de Oxford.
Y si se eliminara el consumo de carne y leche, el uso de tierra agrícola se reduciría en un 75% a nivel global, asegura el estudio.

Sudamérica y Europa
¿Cómo explica Poore que la ganadería en Sudamérica tenga un impacto tanto mayor que la de Europa?

“En primer lugar, el 80% de la carne vacuna de Europa es coproducida junto a los lácteos. En Sudamérica, eso ocurre con el 30% de la carne vacuna”, señaló Poore a BBC Mundo.

“Cuando coproduces, los costos ambientales son compartidos. Y el ganado lechero europeo es alimentado usualmente con cereales y forrajes, lo que reduce el uso de tierra, aunque no siempre”.

“En segundo lugar, en Sudamérica grandes áreas de pasturas están degradadas y producir carne en pasturas degradadas requiere más tierra”.

En cuando a las emisiones, Poore señaló que el principal problema en el caso de Sudamérica es la producción ganadera en tierra previamente desforestada.

El ganado y los concentrados
André Mazzetto es el autor principal de un estudio de 2015 sobre estrategias para reducir emisiones en la ganadería de Brasil.

Mazzetto reconoce que hay mucho campo para mejorar la eficiencia de las fincas tropicales, pero también advierte que “el concentrado para el ganado en Europa es producido usualmente en otros países” y una mayor demanda de soya o maíz para alimento animal tendrá un impacto en el medio ambiente.

El concentrado (de soya o maíz) para el ganado en Europa es producido usualmente en otros países.
Si el concentrado es producido con soya de Brasil o Argentina, por ejemplo, el impacto ambiental del ganado europeo también debe incluir el uso de tierra en Sudamérica para producir esa soya.

Poore aseguró a BBC Mundo que en su estudio “se tomó en cuenta la tierra usada tanto en concentrados como pasturas”. “No hemos dejado nada fuera”, asegura.

En cuanto a las diferencias entre Europa y Sudamérica, Mazzatto señaló que “en Europa el sistema está basado en la intensificación y el uso de concentrados, de soya o maíz, especialmente en invierno”.

“En América Latina es posible producir carne en pasturas todo el año”.

Y también destacó las grandes diferencias dentro de América Latina.

“En algunos sitos como la pampa de Uruguay, Argentina y sur de Brasil, la pastura es nativa y muy productiva, allí no crecerá naturalmente un bosque, por lo que la ganadería es más amigable que en la Amazonía, donde debe haber habido desforestación”.

“No es la panacea”
El investigador estadounidense Frank Mitloehner, profesor de ciencia animal y calidad del aire en la Universidad de California, Davis, asegura que “dejar de comer carne no salvará el planeta”.

Mitloehner publicó recientemente un artículo en el sitio The Conversation con el título “Sí, comer carne afecta el medio ambiente, pero las vacas no están matando el clima”.

Un estudio reciente (White and Hall, 2017) estimó que si todos los estadounidenses dejaran de comer carne, las emisiones de gases de invernadero del sector alimentos en ese país caerían solo un 2,6%.
“De acuerdo a la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, las mayores fuentes de gases de efecto invernadero de este país en 2016 fueron la producción de electricidad (28%), el transporte (28%) y la industria (22%). La agricultura representó un 9% y la producción animal menos de la mitad de esta cifra (3,9%)”, señaló Mitloehner.

Un estudio reciente (White and Hall, 2017) estimó que si todos los estadounidenses dejaran de comer carne, las emisiones de gases de invernadero del sector alimentos en ese país caerían solo un 2,6%.

Para Mitloehner, “renunciar a la carne y los productos cárnicos no es la panacea ambiental que a veces nos presentan”.

Mazzetto señaló que “de acuerdo a la FAO, el sector ganadero representa el 14,5% de las emisiones de gases de invernadero inducidas por el ser humano (datos del informe ‘Enfrentando el cambio climático a través de la ganadería’). La mayor parte de las emisiones son generadas por el transporte y los combustibles fósiles”.

La carne vacuna representa el 41% de las emisiones del sector ganadero, la leche de vaca el 29%, la carne de cerdo el 9% y la carne y huevos de aves de corral el 8%, según la misma fuente.

¿Puede un mundo 100% orgánico producir suficiente alimento para toda la población?

“Yo respeto la opción de la gente”
La importancia de reducir las emisiones de la ganadería a nivel global es algo en lo que todos los investigadores consultados por BBC Mundo coinciden.

La buena noticia es que en América Latina hay muchas oportunidades para lograrlo.

Mazzetto menciona entre algunas de las estrategias el mejor manejo de pasturas y el uso de razas más productivas.

La producción de carne en tierra desforestada, por ejemplo en Brasil, es uno de los factores que explica su alto nivel de emisiones de gases de invernadero.
El tema es crucial para la región. La FAO organizó en agosto en Colombia un encuentro para debatir precisamente “innovaciones en la producción cárnica de bajas emisiones de carbono”.

Poore menciona entre las oportunidades de mitigación la creciente tendencia a la trazabilidad de los productos, que tendrían etiquetas con información clara sobre su origen.

Ello permitirá a los consumidores saber de donde viene su bife y comprar en el supermercado solo carne de fincas de menor impacto ambiental.

Para Mazzetto, “es importante ver el panorama completo”.

Si todo el mundo deja de comer carne “la gente querrá otras fuentes de proteína como soya, nueces y frijoles, y productos de monocultivos como arroz y maíz”.

Un aumento en la demanda global de estos alimentos “podría resultar en más desforestación en América Latina, ya que no todas las áreas de pasturas pueden ser convertidas a cultivos”.

“Yo respeto la opción de la gente que no quiere comer carne por razones éticas, pero el argumento de que hacerlo ‘salvará al planeta’ o ‘tendrá un impacto ambiental gigante’ no es una buena razón para hacerse vegetariano”, opinó el académico brasileño.

“No hay una única ‘fórmula milagrosa’ para resolver el problema de las emisiones de gases de invernadero”

Fuente: www.bbc.com

“Roma”, de Cuarón: cómo era y cómo es ahora el emblemático barrio de Ciudad de México que inspiró la exitosa película

Nació hace 115 años. Por sus calles y parques caminaron presidentes de México, artistas -como la pintora Leonora Carrington- o escritores como José Emilio Pacheco.

Es la colonia Roma, uno de los barrios más emblemáticos de Ciudad de México, que ahora inspiró la exitosa película del mismo nombre realizada por el cineasta Alfonso Cuarón.

Es, de hecho, el lugar en el que el director, ganador del premio Oscar al mejor director por su película “Gravity”, pasó su infancia.

Los recuerdos de esos años se plasmaron en el filme. Miles de personas se identificaron con las imágenes que recrearon cómo era la ciudad y el país en ese año de 1971.

Para muchos capitalinos, la colonia Roma tiene un espíritu especial, una mezcla de leyendas, tragedias y alegrías que acompañan la historia reciente de la ciudad.

Por ejemplo, el cineasta español Luis Buñuel filmó en el barrio algunas escenas de su película “Los Olvidados”, con la que ganó el premio a mejor director en el Festival de Cannes en 1951.

Templo de la Sagrada Familia en la Calle Orizaba, de Ciudad de México, a principios del siglo pasado.
Hay una casa donde los vecinos juran que habitó una afamada bruja. Y en 1985 fue una de las zonas más afectadas por el sismo del 19 de septiembre.

Por todo esto el barrio es emblemático. “Es una colonia entrañable”, le dice a BBC Mundo Rodrigo Hidalgo, uno de los creadores del portal “Ciudad de México en el tiempo”.

“Aquí han sucedido tantas anécdotas e historias familiares. Sigue conservando ese ambiente bohemio que atrae a mucha gente y le da una identidad muy especial”.

Palacete en el Parque España, situado entre las colonias de Roma y Condesa en Ciudad de México.
La primera colonia moderna
La colonia Roma se fundó en 1903, durante la última década del gobierno del presidente Porfirio Díaz.

Era un momento intenso. México vivía un período de prosperidad económica, pero al mismo tiempo existía un creciente malestar entre campesinos, obreros e intelectuales.

Díaz llevaba 18 años como presidente de México. Para entonces, la inconformidad social que posteriormente provocó la Revolución Mexicana era escasa en la capital del país.

En ese entorno nació la colonia Roma, en los terrenos de lo que fue un pueblo prehispánico llamado Aztacalco, y que ahora se llama La Romita.

Plaza de Rio de Janeiro, en la colonia Roma de Ciudad de México hoy en día.
Allí existe la capilla de Santa María de la Natividad, construida en 1530. En el atrio del templo, Buñuel filmó dos escenas de “Los Olvidados”.

Desde el principio, el barrio se concibió como un lugar de casas de descanso para las familias adineradas de la época, conocida en México como “El porfiriato”.

En ese entonces el territorio de Ciudad de México ocupaba la misma superficie de lo que ahora es el Centro Histórico.

El nuevo barrio, a unos seis kilómetros del Zócalo, la plaza central del país, era una zona rural.

Así, algunas de las primeras casas tenían amplios jardines, incluso se construyeron palacetes.

El edificio a un costado de la plaza Río de Janeiro se conoce también como “la casa de las brujas”.
Las calles eran amplias y arboladas e incluso había alumbrado público. Fue, de hecho, la primera colonia considerada como moderna en la historia del país.

En ese entonces la moda arquitectónica era de tipo ecléctico, recuerda Rodrigo Hidalgo, mezclando tendencias antiguas con otras modernas.

Pero en general las primeras construcciones tenían un estilo francés, como muchas obras construidas en “El porfiriato”: Díaz admiraba la cultura de ese país.

Artistas
Durante la Revolución (1910-1915) muchas de las familias adineradas que vivían en la colonia Roma abandonaron el país, o se mudaron a otra ciudad.

Las mansiones fueron ocupadas por líderes de los ejércitos revolucionarios. Uno de ellos fue Álvaro Obregón, quien luego fue presidente del país.

El 7 de julio de 1928, Obregón salió de su lujosa mansión en el barrio para encabezar una comida con simpatizantes. En el convivio fue asesinado. El político era presidente electo de México.

El espectacular edificio del centro cultural Casa Lamm, en Ciudad de México.
En las décadas siguientes, el barrio se amplió. A la nueva zona se le llamó Roma Sur, y fue ahí donde creció Alfonso Cuarón.

Las primeras casas que se construyeron tenían el estilo art déco, como donde vivió el cineasta en la calle de Tepeji.

Muchos de los nuevos habitantes eran de clase media-alta, tenían empleos bien pagados o eran dueños de pequeñas empresas, aunque seguía habiendo familias con menores ingresos.

Entre los vecinos también había artistas. Además de Leonora Carrington y José Emilio Pacheco,en el barrio vivieron los escritores Sergio Pitol, Fernando del Paso y Ramón López Velarde, por ejemplo,

Mario Moreno “Cantinflas” tenía sus oficinas en la colonia. Frente al hospital Obregón, uno de los más grandes del barrio, hay una estatua del actor.

Sismo y renacimiento

Palacete en la intersección de la Calle Orizaba con la Avenida Álvaro Obregón.
La colonia Roma fue una de las más afectadas en el terremoto del 19 de septiembre de 1985. Decenas de casas y edificios resultaron dañados o se derrumbaron.

El barrio sufrió un nuevo despoblamiento, recuerda Rodrigo Hidalgo, pues muchos de los vecinos se mudaron a sitios más seguros.

Quienes se quedaron no podían mantener las viviendas. La colonia se deterioró paulatinamente, e incluso a mediados de los 90 era una de las más peligrosas de la ciudad.

A partir del año 2000, el escenario cambió. En el vecino barrio de La Condesa abrieron decenas de negocios, como restaurantes o galerías de arte.

Colegio en la Calle Zacatecas, en la parte norte de la colonia Roma.
Tal prosperidad ayudó a La Roma, que desde hace cinco años es uno de los lugares de moda en la capital.

La vida bohemia se interrumpió unos meses tras el sismo del 19 de septiembre de 2017, pero ahora el barrio recupera paulatinamente su nueva normalidad.

Hay razones para ello. “Es por la historia que tiene. Aquí ha vivido gente muy famosa, intelectuales, escritores, personajes de la farándula”, explica Rodrigo Hidalgo.

“Hubo movimientos artísticos que promovieron que la gente regresara a la Roma. Y a partir de allí se empezó a valorar más”.

 

Fuente: www.bbc.com

El Regalo de Navidad Reflexion

Alfredo estaba muy contento en aquella Navidad, pues era una fecha muy importante. Era el día del cumpleaños del Niño Jesús, y logicamente, el día en que Papá Noel vendría de visita como todos los años.
Con sus siete añitos, esperaba ansiosamente el anochecer, para volver a dormir y espiar el calcetín que estaba colgado en el frente de la puerta, pues no tenían árbol de Navidad. Se quedó despierto hasta muy tarde, para poder ver a Papa Noel, pero como el sueño fue mayor que su voluntad, se durmió profundamente.
En la mañana de Navidad, observó que su calcetín ya no estaba, y que no había regalos en ningún lugar de su casa.
Su padre estaba desempleado. Con los ojos llenos de lágrimas, observaba atentamente a su hijo, y esperaba tomar coraje para hablarle, que su sueño no existía.
Con mucho dolor en el corazón lo llama:

– Alfredo, hijo mío, ven…

Pero antes de que el padre pueda hablar…

– ¿Papá?

– ¿Qué sucede hijo?

– Papa Noel se olvidó de mí…

Al decir eso, Alfredo abraza a su padre y los dos se ponen a llorar, cuando Alfredo dice:

– ¿También se olvidó de vos, Papá?

– No hijo mío. El mejor regalo que yo podría tener en toda la vida está en mis brazos, y despreocúpate pues yo se que Papa Noel no se olvidó de vos.

– Pero, todos los otros chicos vecinos están jugando con sus regalos… ¿Se salteó nuestra casa?

-No, no la salteó… tu regalo te está abrazando ahora, y te va a llevar a uno de los mejores paseos de tu vida.
Y así fueron a un parque, y Alfredo jugó con su padre durante todo el día, volviendo recién al caer la noche.
A pesar de haber llegado a su casa muy cansado, Alfredo fué a su cuarto, y le escribió a Papa Noel:

“Querido Papa Noel: Yo sé que es muy tarde para escribir pidiendo cosas, pero quiero agradecerte el regalo que me diste.
Deseo que todas las Navidades sean como esta: que hagas que mi papá se olvide de sus problemas, y que él pueda distraerse conmigo, pasando una tarde tan maravillosa como la de hoy.
Gracias por mi vida, porque descubrí que no es por los juguetes que somos felices, sino por el verdadero sentimiento que está dentro de nosotros, que el Señor despierta en la Navidad.

Te agradece por todo
Alfredo.”

Y se fué a dormir.

Entrando al cuarto para dar las buenas noches a su hijo, el padre de Alfredo vio la cartita y a partir de ese día no dejó que sus problemas volvieran a afectar su felicidad y se propuso hacer que todos los días, para ambos, fuesen Navidad.

Si un niño de siete años, consiguió percibir que los mejores presentes que se pueden recibir no son materiales, ¿por qué nosotros no hacemos lo mismo?
Que todos hagamos que cada día sea Navidad, valorando la amistad, el cariño y todos los buenos sentimientos que existen dentro de nosotros.

(Anónimo)

Cómo las sillas conquistaron el mundo (y por qué estar sentado perjudica la salud)

¿Por qué no hay sillas en la Biblia ni en los versos de Homero? Tampoco las hay en Hamlet (la obra de Shakespeare escrita en 1599).

Sin embargo, a mediados del siglo XIX, la historia es otra.

De repente, en la novela de Charles Dickens “Casa desolada” (Bleak House), se las menciona en 187 oportunidades.

¿Qué cambió?

El estar sentado ha sido comparado, muchas veces, con el hábito de fumar. Sabemos que pasar mucho tiempo sentados es malo.

No solo es poco saludable, como respirar aire contaminado, sino que se ha vuelto una posición casi imposible de evitar para los humanos modernos.

60.000 millones de sillas
Cuando empecé a investigar para escribir mi libro sobre cómo el mundo que hemos creado está cambiando nuestro cuerpo, me sorprendí al descubrir que, en el pasado, casi no había sillas.

Hoy están por todos lados: en oficinas, trenes, cafés, restaurantes, bares, autos, salas de conciertos, cines, hospitales, teatros, escuelas, salas de conferencias y por toda nuestra casa (te aseguro que tienes más de las que piensas).

Si tuviese que hacer una estimación conservadora de cuántas sillas hay en el mundo, creo que sería difícil que haya menos de 10 por persona.

Hoy día, es casi imposible no estar la mayor parte del día sentados.
Siguiendo esa lógica, podría haber más de 60.000 millones en el planeta.

Creo que, de hecho, las sillas podrían ser uno de los marcadores universales de la llegada de nuestra época geológica actual, el Antropoceno, ¿no?

Al igual que otros marcadores que indican el pasaje a un nuevo período, las sillas empiezan a aparecer en todos los continentes.

No hay una razón clara por la que el mundo se llenó repentinamente de sillas. Es una confluencia de factores como la moda, la política, el cambio en los hábitos de trabajo y el deseo de confort.

Los últimos tres elementos no requieren una explicación en una cultura donde la comodidad y la facilidad son algunos de los factores principales detrás de las decisiones de los consumidores.

Si bien las sillas empezaron a aparecer con un poco más de frecuencia al comienzo de la edad moderna (1500 – 1800), parecen haberse hecho más populares durante la revolución industrial.

Sillas y poder
Antes del siglo XVIII, era relativamente fácil encontrar una silla, pero, la mayoría de la población no le daba mucho uso.

Por siglos, las sillas estuvieron asociadas al poder
Incluso hoy día, no es fácil sentarse en una silla dura de madera por mucho tiempo. Y, en ese entonces, las sillas tapizadas eran extremadamente costosas.

Sin embargo, la moda de reclinarse cómodamente, impuesta por corte francesa del siglo XVIII, ayudó a popularizar su uso.

Durante siglos, las sillas estuvieron constantemente asociadas al poder, la riqueza y el estatus.

En el “Rey Lear”, de Shakespeare, el dramaturgo indica en uno de sus actos que el rey entra llevado “en una silla” por sus sirvientes.

La idea de que las sillas son un símbolo de estatus persiste hoy día. En el mundo de la academia, el puesto más alto se llama, en inglés, “chair” (silla, literalmente).

Y en inglés, también, a la persona que dirige una reunión también se le dice”chair”. Al director/a de una empresa se la conoce como “chairman o chairwoman”.

Y, esta es una verdad aceptada universalmente: la mejor silla de la oficina pertenece al jefe.

Mercado laboral
La democratización del uso de la silla (sobre todo después de la revolución francesa) coincidió con un cambio en nuestro patrón de trabajo. La mayoría de los trabajos en la era victoriana eran manuales o trabajos de fábrica.

En casi todas las oficinas del mundo, la mejor silla es para el jefe.
Pero, hacia finales del siglo XIX, cuando la segunda ola de la revolución tecnológica cobró fuerza con inventos como la máquina de escribir, el telégrafo y el uso expandido de la electricidad, el mercado laboral también empezó a cambiar.

La nueva categoría de oficinista fue la ocupación que más rápidamente creció en la última mitad de ese período.

El censo de 1851 muestra que menos de 44.000 personas hacían trabajo administrativo. Dos décadas después, había 91.000 trabajadores sedentarios.

Hoy día, estos conforman la mayor parte de la fuerza laboral.

Y, a lo largo del siglo XX, surgieron numerosas actividades sedentarias que se acomodan a nuestra nueva forma de vida.

La lectura de novelas aumentó enormemente su popularidad a lo largo del siglo XIX (y a esto se le sumaron otras actividades sedentarias como ir al cine, escuchar radio y ver televisión. Más recientemente, los videojuegos y otras actividades en internet que nos llevan a estar sentados.

Los efectos negativos de estar sentado
Los humanos del antropoceno necesitamos sillas para hacer todas estas actividades.

Se han vuelto tan necesarias en la vida moderna que la mayoría de las cosas que hacemos son impensables sin ellas.

La mayoría de las actividades que hacemos requieren que nos sentemos.
Según una investigación de la ONG British Heart Foundation (Fundación Británica del Corazón), pasamos 9,5 horas del día en actividades sedentarias. Esto quiere decir que los humanos estamos inactivos el 75% del tiempo.

Esto acarrea varios problemas.

Nuestros huesos y músculos responden al uso o a la falta de uso. Con el uso, los huesos se vuelven más densos. Si los usamos menos se tornan más frágiles.

Lo mismo ocurre con los músculos: su uso determina que sean más fuertes o débiles.

Pasar mucho tiempo sentados, con la mayor parte de la musculatura de nuestra espalda inactiva por la forma en que nos recostamos sobre la silla, hace que nuestra columna se vuelva más débil.

Por eso no sorprende que hoy día, el dolor de espalda es la principal causa de discapacidad en el mundo.

Los riesgos de los hábitos sedentarios
Los humanos del paleolítico morían con frecuencia durante la infancia. La violencia y las heridas eran también las causas más comunes de mortalidad durante la edad adulta.

¿Quién no ha sentido alguna vez dolor de espalda después de estar todo el día sentado?
Los humanos modernos, en cambio, morimos como resultado de desórdenes metabólicos como la diabetes tipo 2, afecciones cardíacas o distintos tipos de cáncer, todos ellos asociados en muchos casos con la inactividad: es decir, con el uso de la silla.

Un estudio de 2012 que investigó los efectos de la inactividad en 7.813 mujeres descubrió que las que pasaban sentadas 10 horas al día tenían telómeros más cortos (un indicativo del envejecimiento celular).

Sus hábitos sedentarios las habían hecho envejecer biológicamente cerca de 8 años.

Algunos estudios sugieren incluso que los efectos de estar sentado por períodos largos no pueden ser compensados con un poco de ejercicio.

Estos estudios -y muchos otros- muestran que debemos repensar cuidadosamente nuestra relativamente nueva relación con las sillas.

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Está reproducido bajo la licencia Creative Commons.

Fuente: www.bbc.com