En un día cualquiera más de 40 millones de estadounidenses consumen pizza.
Este pan plano horneado, normalmente redondo, aderezado con salsa, queso y otros condimentos es considerado como la comida más popular del mundo, y definitivamente una de las preferidas en Estados Unidos.
Tanta es la afición al plato que el Departamento de Agricultura de EE.UU. publicó esta semana un informe sobre el consumo de pizza. No por nada es considerado por especialistas del estudio como un "contribuyente de nutrientes de importancia pública".
Pero, ¿el hecho que sea tan popular, lo hace importante?
El estudio sólo ofrece datos que son independientes de los juicios de valor sobre el consumo de este alimento, muchas veces calificado como "basura". Y deja las reflexiones para el consumidor… y los especialistas.
No se puede ignorar
Para el presidente de la Asociación de Dietistas de España, Giuseppe Russolillo -quien no participó en la investigación- lo primero que hay que dejar claro es la definición de este plato. Mientras que en gran parte de Italia se trata de un producto artesanal, en EE.UU. está relacionado a la llamada comida rápida.
De acuerdo con el reporte, el 13% de la población en EE.UU. -de 2 años en adelante- consume pizza cualquier día. Una tendencia que aumenta a un 22% cuando la muestra se concentra en niños y adolescentes entre los 6 y los 19 años.
Y si hablamos de adultos, son los hombres quienes consumen más pizza que las mujeres.
Estos hábitos también varían entre grupos étnicos. Los blancos no-hispanos (un 16% de ellos) son quienes más comen este alimento introducido en territorio estadounidense a principios del siglo XX.
Mientras que cerca del 14% de los negros no-hispanos y los hispanos -respectivamente- consumen al menos un trozo en un día cualquiera.
"Esto nos indica la forma de alimentación en Estados Unidos, que podría ser una de las causas por las que lo sitúan entre los países con mayor índice de obesidad", le explica a BBC Mundo Rubén Bravo, supervisor del Departamento de Nutrición del Instituto Médico Europeo de la Obesidad, en España.
Russolillo, que coincide con Bravo, agrega que esta es la razón por la cual la pizza no debería consumirse más de dos o tres veces al mes. "No debe formar parte de la dieta habitual, mucho menos en los niños, pues es aquí donde hay que promocionar el consumo saludable y variado de integrales, vegetales y frutas".
Fuente de energía
Los especialistas que realizaron el informe determinaron que la pizza contribuye al 6% de la ingesta total de energía en niños y el 4% para adultos.
En el día que se consume, la pizza es fuente de aproximadamente el 27% de la energía total entre todos los consumidores.
La ingesta media de energía de la pizza es de 538 kilocalorías para los niños y 744 kilocalorías para los adultos.
"El problema no es la pizza, sino el abuso de la pizza, es un alimento muy calórico", comenta Rubén Bravo, quien tampoco estuvo involucrado en el informe.
"Pero lo mismo ocurriría con un bocadillo (o sándwich). Estamos tomando harinas refinadas con grasas que no son beneficiosas para la salud".
¿Tiene nutrientes?
La pizza es un gran contribuyente de nutrientes en la dieta estadounidense, pues ofrece altos porcentajes de la ingesta total diaria de proteína, grasas, grasas saturadas, fibra, calcio y licopeno.
De acuerdo con el informe, este alimento representa un tercio de la ingesta total de calcio en un día y más de la mitad de licopeno, un micronutriente que -según varios estudios- es beneficioso para la salud.
Además, el plato es fuente de sodio, tanto en niños como adultos.
Pero para el especialista Bravo, el problema está en que si bien se pueden hacer pizzas sanas en casa, lo más probable es que sean industriales, con un alto contenido de hidratos de carbono y grasas saturadas.
"Tiene harinas refinadas, no integrales, y sabemos que el abuso de ellas contribuyen a la obesidad, aumentan el colesterol y con el tiempo tienen tendencia a elevar los niveles de azúcar en la sangre".
No obstante, Bravo concede que, como cereal, aporta nutrientes y micronutrientes que también son válidos.
"Si hablamos de una pizza casera, entonces podría estar incluida en la dieta una vez a la semana", explica Russolillo, quien deja claro que tampoco se trata de promocionar este producto, cuando hay otros alimentos más importantes como las hortalizas.
Estrella de la noche
El problema no es el qué, sino el cómo.
La pizza, si se hace de forma casera, eliminando muchos de los ingredientes industrializados con altos contenidos de grasas, sales y preservativos, puede ser una buena fuente de nutrición. Aunque el mayor problema está en la hora en que se ingiere.
Para el 44% de los niños, este consumo ocurre a la hora del almuerzo, y el 42% en la cena. Pero los adultos la prefieren en la noche, con un 59%.
Sólo el 28% de las personas mayores de 20 años elige este plato en el almuerzo.
"Por los últimos estudios relacionados con el biorritmo del cuerpo, y con el ciclo circadiano del día y noche, sabemos que por la noche el consumo abundante de hidratos de carbono, con grasas saturadas tiene más tendencia a que se acumulen en forma de grasa corporal", señala Bravo.
Esto quiere decir, según el experto, que estos nutrientes a largo plazo pueden estar contribuyendo con la obesidad.
"También hace que la digestión sea pesada, y haya una carencia de sueño, producida por una cena demasiado fuerte", agrega.
Así que no es lo mismo comer esa pizza al mediodía que por la noche.
Pero, ¿cómo hacer de la pizza un aliado para la nutrición?
"Lo primero es no comerla en la noche", responde Bravo. Lo segundo sería utilizar ingredientes bajos en grasas.
Por su parte Russolillo considera que el mensaje debe ser consumir pizza "con prudencia y moderación".