Esta es la historia de un muchacho joven Reflexion

Ésta es la historia de un muchacho joven que tenía muy mal carácter. Su padre le dio una bolsa de clavos y le dijo que cada vez que perdiera la paciencia, debería clavar un clavo detrás de la puerta.

El primer día, el muchacho clavó 37 clavos detrás de la puerta. Las semanas que siguieron, a medida que el aprendía a controlar su genio, clavaba cada vez menos clavos detrás de la puerta.

Un día descubrió que era más fácil controlar su genio que clavar clavos detrás de la puerta. Llegó el día en que pudo controlar su carácter durante todo el día.

 

Después de informar a su padre, éste le sugirió que retirara un clavo cada día que lograra controlar su carácter.

Los días pasaron y el joven pudo anunciar a su padre que no quedaban más clavos para retirar de la puerta…

Su padre lo tomó de la mano y lo llevó hasta la puerta. Le dijo: “has trabajado duro, hijo mío, pero mira todos esos hoyos en la puerta. Nunca más será la misma. Cada vez que tú pierdes la paciencia, dejas cicatrices exactamente como las que aquí ves.

 

Tú puedes insultar a alguien y retirar lo dicho, pero del modo como se lo digas lo devastara, y la cicatriz perdurara para siempre. Una ofensa verbal es tan dañina como una ofensa física”.

El “salto cuántico” de Panamá, el país con el mayor crecimiento económico de América Latina (y por qué no es un paraíso)

Conocido como el “Singapur latinoamericano” por su éxito económico, Panamá es el país con el mayor crecimiento de América Latina en los últimos 25 años.

A diferencia de otras naciones centroamericanas como Honduras, Nicaragua o El Salvador, el país abrió su economía al mundo hace más de 30 años, justo cuando la región estaba sumida en la llamada “década perdida”, en medio de una profunda crisis económica.

“Panamá experimentó un salto cuántico económico”, le dice a BBC Mundo, Alejandro Santos, jefe de Misión en Panamá y jefe de división en el Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional (FMI).

“Fue un impulso gigantesco, comparable con (el de) otros países asiáticos como Singapur o Corea del Sur”.

Y así lo muestran las cifras: en los últimos 25 años, Panamá lideró el crecimiento económico de la región con un 5,9%, seguido por República Dominicana, Perú, Chile y Costa Rica, según las estimaciones del FMI.

De hecho, Panamá expandió su economía más del doble del promedio regional.

Los rascacielos de Ciudad de Panamá y el impactante flujo comercial que transita por su icónico canal, sumado al sabor cosmopolita de la urbe y el dinero que corre por sus venas, crean la apariencia de una “joya del progreso”.

Sin embargo, Panamá está lejos de ser un paraíso: es uno de los países más desiguales de la región y ha estado en el centro de los mayores escándalos de corrupción de los últimos años en América Latina.

Gran salto
Hacia fines de la década de los 80, los países latinoamericanos vivían los duros efectos de la ola recesiva que asolaba a Latinoamérica en aquel entonces.

Deudas externas impagables, grandes déficit fiscales y volatilidades inflacionarias y de tipo de cambio, eran la norma.

En cambio Panamá, que tenía un cierto nivel de estabilidad política, comenzó a abrirse al comercio internacional, cuenta Santos.

Si a eso le sumamos una posición geográfica privilegiada, agrega el especialista, se puede ver por qué el país terminó transformándose en uno de los grandes centros internacionales de comercio, finanzas y actividad logística.

Y más recientemente, la ampliación del Canal de Panamá (concluida a mediados de 2016), le permitió a la vía interoceánica doblar su capacidad de tráfico marítimo y el paso de buques de mayor dimensión, conocidos como los Postpanamax.

El gran motor que mueve la máquina
Aunque el canal no es la única razón del crecimiento económico, le ha permitido al país encauzar muchas de las inversiones.

“Panamá ha invertido muchísimo en los últimos cinco años”, dice José Cuesta, economista del Banco Mundial, en conversación con BBC Mundo.

​Tanto así, que las tasas de inversión han llegado a cerca de 40%, haciendo que el país mantenga su ritmo de crecimiento económico, con el desarrollo de industrias como la logística, las telecomunicaciones y las finanzas.

El aeropuerto, agrega, ha sido sin duda otro de los grandes imanes de inversión, aparte del metro y otras obras de infraestructura como puentes y sistemas de agua y saneamiento.

“Esto ha permitido reducir considerablemente la pobreza“, explica, desde un 22% en 2010 a 13% en el 2018.

En la práctica, en los últimos cuatro años han salido de la pobreza 150.000 personas.

Uno de los países más desiguales
Bajar la pobreza es una cosa, pero disminuir la desigualdad es una muy diferente.

“La desigualdad de Panamá es una de las más altas de América Latina”, apunta Cuesta.

“Y Latinoamérica es la región más desigual del mundo”.

El ranking de la desigualdad (medida por el Coeficiente de Gini) ubica a Brasil como el país más desigual de la región, seguido por Honduras y Panamá, según las últimas cifras disponibles del Banco Mundial, que corresponden a 2017.

Venezuela no está incluido en la lista, porque no existe información oficial disponible.

“Para un país de ingreso alto, es difícilmente justificable tener esos niveles de desigualdad”, agrega el economista.

Pero al mirar aún más a fondo aparece un desafío aún mayor: la precaria situación en la que se encuentran las comunidades indígenas del país.

“La pobreza en las comunidades indígenas es 10 veces mayor que en el resto del país”.

En esas condiciones, plantea Cuesta, se requiere una política social “más ambiciosa”, con aumento del gasto social para proteger a la gente más pobre.

“Nada se compara al latrocinio de Odebrecht”
“No se puede minimizar la importancia de la corrupción y sus devastadoras consecuencias”, dice Olga de Obaldía, la directora ejecutiva del Capítulo Panameño de Transparencia Internacional, una organización sin ánimo de lucro fundada en 1993 para luchar contra prácticas corruptas a nivel global.

El país quedó en la mira cuando en 2016 estalló el escándalo de los “Panamá Papers“, una filtración de documentos confidenciales de la firma de abogados panameña Mossack Fonseca, acusada de ayudar a implementar maniobras de evasión y elusión fiscal en favor de personas ricas y poderosas en todo el mundo.

De ahí en adelante fueron destapándose otros escándalos que remecieron al país.

“El mayor de todos los casos de corrupción en Panamá es el de Odebrecht“, argumenta De Obaldía, refiriéndose a la empresa brasileña que reconoció el pago de millonarios sobornos a funcionarios del gobierno panameño (y de otros países latinoamericanos) para adjudicarse contratos.

Odebrecht echó gasolina al fuego de la indignación ciudadana contra la clase política en Panamá, una furia que estuvo presente en las elecciones presidenciales de mayo de este año, en las que resultó electo Laurentino “Nito” Cortizo.

“Lo más grave es la impunidad”, apunta. “La falta de justicia genera una sensación terrible en la sociedad”.

El impulso minero
A pesar de los escándalos de corrupción y la denuncia de impunidad, la economía sigue expandiéndose.

Y aunque en 2018 el crecimiento económico fue de 3,7%, el FMI proyecta que este año el país volverá a crecer este año en torno al 6%.

Si es es así, Panamá superaría a Chile como el país con mayor crecimiento económico per cápita de la región en 2019.

Pero eso depende de que se recupere el sector de la construcción (que el año pasado estuvo sumido en una extensa huelga) y del nivel de exportaciones que alcance la mina Cobre Panamá, operada por la empresa canadiense, First Quantum.

La firma espera vender cerca de 320.000 toneladas anuales de concentrado de este mineral cuando alcance su nivel tope de producción.

“El gran reto de Panamá es mantener el ritmo de crecimiento”, dice Alejandro Santos del FMI, algo que no es nada fácil cuando una economía ha estado corriendo a toda velocidad.

Con todo, los pronósticos de expansión económica siguen siendo optimistas, más aún cuando la exploración minera sigue avanzando en busca de nuevos yacimientos de cobre.

Fuente: www.bbc.com

Una enfermedad que mata a la palma aceitera deja desempleo en Ecuador

Un monumento ubicado en el redondel que distribuye el tráfico hacia Esmeraldas, Santo Domingo y el centro de Quinindé, que hasta hace menos de una década se conocía como el primer cantón palmicultor del Ecuador, queda como evidencia de la productividad que tuvo la zona. Hoy una plaga invade casi la totalidad de las áreas sembradas y la quiebra parece inminente.

Pero la pudrición del cogollo (PC), que acaba matando a la palma infectada, no solo está en este sector esmeraldeño, su presencia se reporta en once de las trece provincias donde se cultiva.

El monumento al palmicultor está a 100 km al suroeste de Esmeraldas, en Quinindé. Foto: Katherine Mendoza

Según el último censo palmero, realizado en 2017, de las 257.120,9 hectáreas (ha) cultivadas a nivel nacional, en el 57% (148.434 ha) se detectó la PC. El coordinador técnico de la Asociación Nacional de Cultivadores de Palma Aceitera (Ancupa), Rafael Chiriboga, sostiene que es complicado hacer una proyección para determinar la afectación actual porque al tratarse de un problema fitosanitario que se genera por la suma de factores climáticos y ambientales que no son controlables, su comportamiento es diferente en cada zona.

No obstante, habla de las áreas de mayor afectación: en la zona oriental, Sucumbíos y Orellana; en la zona occidental, la provincia de Esmeraldas, San Lorenzo y “principalmente el cantón Quinindé, donde cerca del 90% de los predios se encuentran con presencia de pudrición de cogollo y algunos ya tienen un nivel de incidencia sobre el 90%, causando grandes pérdidas en la producción”.

No es un tema que afecte solo a los palmicultores: hay desempleo, el comercio ha bajado significativamente, la industria también se ve disminuida. Según el alcalde de Quinindé, Carlos Barcia, al menos el 80% de las 23 extractoras de aceite rojo han cerrado o fueron absorbidas por las más grandes.

El desabastecimiento de la fruta es evidente en centros de acopio y extractoras. En el punto de recepción de Unipal S. A., continuo a la gasolinera del Sindicato de Choferes de Quinindé, en la vía a Esmeraldas, se recibían 900 toneladas métricas (TM) por semana entre el 2017 y 2018; en la actualidad no se compran más de 600, asegura Juliana Paredes mientras emite la factura a Santiago, un médico que se lamenta de haber dejado su trabajo en el hospital Metropolitano de Quito para dedicarse a la palma hace ya 20 años y hoy se dice quebrado.

Todo esto es un caldo de cultivo para la delincuencia, advierte en el sector de La Gorgona, de Malimpia, Marcelo Boezio. Durante dos décadas él cultivó 70 ha de palma y hace un año la PC, a la que compara con un cáncer de estómago, llegó a su tierra y acabó con todo. Despidió a tres de los cuatro empleados que tenía.

“Aquí la gente viene a pedir que le regalen verde (plátano) o lo que haya y uno les da, pero ¿qué va a pasar cuando se acabe? Cuando un hijo tiene hambre, la gente busca cómo darle de comer, es así”, reflexiona Boezio, quien confiesa que tiene una deuda por $ 40.000, pues había resembrado parte de la finca, considerando que la palma produce de 25 a 30 años y la suya tenía 24 años.

“Que vengan y se lleven la finca, no hay nada más que hacer. No es mala fe, son circunstancias (guarda silencio y sigue)… El Gobierno no ha hecho nada”, expresa y aclara que no solo se refiere al actual y que intentó sin éxito negociar con Banecuador.

Otra palmicultora de la zona, que prefiere mantener la reserva de su nombre, tenía 55 ha en producción. Tras la llegada de la PC a sus fincas despidió a tres de sus seis empleados y vendió 10 ha de tierra.

El 89% de quienes se dedican a esta actividad son pequeños y medianos palmicultores: el 52% tiene hasta 10 ha; el 19%, de 10 a 20 ha; y el 18%, de 20 a 50 ha, según datos de Ancupa.

La historia de la PC no necesita voces en Quinindé. Se cuenta sola en vías principales y de segundo orden que un equipo de EL UNIVERSO recorrió. Hay plantaciones abandonadas que conservan sus hojas, aunque secas y caídas, pero llenas de maleza; en otras ya solo se ven los troncos de las que alguna vez fueron productivas palmas aceiteras, las terceras han sido tumbadas y sus restos están en el suelo, verdaderos cementerios de palma como los bautizaron en el sector.

El precio promedio de la tonelada del fruto de la palma es de $ 110; el récord se alcanzó en el 2011: $ 240. Foto: Katherine Mendoza

Los letreros de ‘Se vende’ son otra evidencia de la crisis. Edwin Chica, quien presta asesoría productiva, cuenta que una hectárea pasó de costar $ 15.000 a $ 6.000 por la PC.

El año pasado en las zonas de Malimpia, comunidad 5 de Agosto, Cupa, Valle del Sade y cercanías de Quinindé, como La Tercera, La Cuarta, La Sexta y Golondrinas, se perdieron aproximadamente 15.000 ha de palma aceitera, dice Chiriboga. Este año se prevé que las pérdidas lleguen a 30.000 ha.

El censo de 2017 determinó que en Esmeraldas la PC amenazaba a 82.948 ha, que representan el 71% de su superficie. La enfermedad está en sus siete cantones, donde Quinindé representaba 66.427 ha, el 81% de su área con presencia de PC. Hoy no hay una hacienda de palma que la pudrición del cogollo haya perdonado en esta jurisdicción, afirman varios técnicos.

El alcalde fue palmicultor por 27 años. Llegó a tener en producción 240 ha y 21 trabajadores. Dice que se ha quedado con cuatro para cambiar de labor agrícola en sus tierras.

Barcia habla de una recesión económica. Los tributos que generaban las extractoras disminuyeron y la capacidad económica en la población que el próximo 3 de julio cumplirá 52 años de cantonización va en caída.

A dos cuadras del municipio de Quinindé Duval Olaya, propietario de una tienda de abastos instalada hace 17 años y con cuentas de hasta $ 660, relata que en su mayoría son trabajadores de fincas palmicultoras o de plantas extractoras que han cerrado y se encienden tres días a la semana, cuando se recopila la cantidad de fruta que amerita convocar al personal.

Barcia vaticina que en julio y agosto ya en Quinindé no habrá palma (producción), aunque aclara que todavía queda algo en la parroquia La Unión.

¿Quinindé dejó de ser el primer cantón palmicultor del Ecuador? Yo pienso que sí, sentencia. (I)

Esto consume usted de la palma

En las extractoras se obtiene aceite crudo o rojo que pasa a industrias para obtener:

Aceite comestible.
Margarinas, grasas vegetales,

Grasas especiales para panificadores y cobertura de pastelería,

Jabón de tocador, cosmética.

Detergentes.

 

 

Fuente: www.eluniverso.com

¿Para quién son las uvas? Reflexion

En una aldea remota de la India donde casi no se conocen las frutas, un niño le hizo cierto trabajo a una señora y ésta, en retribución, le obsequió un hermoso racimo de uvas. El chico acarició entre sus manos el racimo.

En esa tarde calurosa ¡Cuán bien le venían esas uvas! Pero el niño pensó: “Mi padre está trabajando en el campo y estará cansado y sediento. Le voy a llevar las uvas a él”. El padre las recibió con mucha alegría, pero pensó: “Las guardaré para mi hija, para cuando me traiga la merienda.

 

Ella está un poco inapetente y quizás las coma con agrado”. Cuando la chica recibió el racimo de manos de su padre, dio un grito de felicidad. Pero de regreso a su casa, durante el trayecto se dijo para sí: “Guardaré estas uvas para mi madre, porque la pobre está tan cansada, y tan pocas veces podemos comer fruta…”.

Aquella noche, cuando la humilde familia terminó de cenar, la madre anunció: “¡Tengo una sorpresa de postre!” Y al instante colocó sobre la mesa aquel hermoso racimo de uvas que ninguno había comido durante el día.

¿Qué fue lo que indujo a cada miembro de esa familia a no comer el codiciado racimo, sino el amor del uno para con el otro? ¿En qué otro sitio mejor que en el hogar podría y debería expresarse el amor?

En el mundo exterior podrá haber violencia, egoísmo y frialdad, pero en el refugio cálido del hogar no podría faltar el afecto leal y profundo o sea incondicional.

Todos estamos de acuerdo en que hace falta más amor en la tierra. Pero ¿recordamos siempre que sólo cuando tengamos más amor en nuestros hogares, lo tendremos también en el mundo? Consideren con corazón abierto esta reflexión, y vean de qué manera se puede acrecentar el amor en el seno de su familia”.

Por qué el lápiz es considerado “un milagro del mercado libre”

Cuando el gran escritor estadounidense del siglo XIX Henry David Thoreau hizo una lista completa de suministros para una excursión, especificó artículos obvios como una tienda de campaña y fósforos, y agregó cuerdas, periódicos viejos, una cinta de medir y una lupa.

También incluyó papel y sellos, para hacer notas y escribir cartas.

Extraño, entonces, que omitió mencionar el mismo lápiz con el que estaba haciendo la lista. Aún más extraño, si tienes en cuenta de que la familia de Thoreau hizo su dinero fabricando lápices de alta calidad.

El lápiz parece destinado a ser pasado por alto. Como dice una antigua adivinanza inglesa: “Me sacan de una mina y me encierran en una caja de madera, de la que nunca me liberan, y, sin embargo, casi todo el mundo me usa”.

Decimos que la pluma es más poderosa que la espada, pero el lápiz… se borra fácilmente.

“La tinta es el cosmético que las ideas usan en público”
El lápiz sin embargo tiene varios defensores.

El historiador del lápiz Henry Petroski señala que precisamente gracias a que se puede borrar, es indispensable para diseñadores e ingenieros.

“La tinta es el cosmético que las ideas usan cuando se presentan en público”, escribe. “El grafito es su sucia verdad”.

“Lleva un lápiz para escribir en los aviones”, es la primera regla de escritura de la novelista Margaret Atwood. “Las plumas manchan”.

Y no se puede pasar por alto al economista estadounidense Leonard Read, defensor de los principios de la economía de libre mercado del pequeño gobierno.

Lo que dice un lápiz
En 1958, Read publicó un ensayo titulado “Yo, lápiz”, narrado por el protagonista, el propio utensilio.

Mientras que el lápiz de la adivinanza inglesa parecía resignado a su oscuridad, el lápiz de Read es fuerte, aunque quizás un poco melodramático: “Si puedes darte cuenta del milagro que simbolizo, podrás ayudar a salvar la libertad que la humanidad está perdiendo tan infelizmente”.

El lápiz de Read es muy consciente de que no aparenta mucho inicialmente: “Levántame y mírame. ¿Qué ves? No mucho a primera vista: hay madera, laca, etiquetas impresas, la mina de grafito, un poco de metal, y una goma de borrar”.

A pesar de eso, explica el lápiz, recolectar su madera de cedro requiere sierras, hachas, motores, cuerdas y un vagón de ferrocarril. Su grafito es de Ceilán, la actual Sri Lanka, mezclado con arcilla de Mississippi, ácido sulfúrico, grasas animales y muchos otros ingredientes.

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Y qué decir de sus seis capas de laca, su casquillo de latón o su borrador: no está hecho de caucho —quiere que sepas— sino la reacción del cloruro de azufre con aceite de colza, hecho abrasivo con piedra pómez italiana y teñido de rosa con sulfuro de cadmio.

El lápiz de Read escribe una conclusión conmovedora: “Deja a las energías creativas fluir libremente. Ten fe en que los hombres y mujeres libres responderán a la Mano Invisible. Esa fe será ampliamente confirmada”.

Esa mano
La “mano invisible” se refiere a la idea de que en un mercado libre las fuerzas invisibles equilibran la demanda y la oferta.

Es por eso que la crítica Anne Elizabeth Moore califica el ensayo como una “metáfora seductora del orden espontáneo”, y se hizo aún más famoso cuando el economista ganador del Premio Nobel Milton Friedman lo adaptó para su serie de televisión de 1980, “Libre para elegir”.

Friedman extrajo la misma lección de los formidablemente complejos orígenes del humilde lápiz. Es un testimonio asombroso del poder de las fuerzas del mercado para coordinar a un gran número de personas sin que nadie esté a cargo de todo el proyecto: “No hay ningún comisario que dicte órdenes desde una oficina central; es la magia del sistema de precios”.

Una tormenta
Si pudiéramos retroceder en el tiempo unos 500 años más o menos, y podríamos ver la magia del sistema de precios ponerse en acción por sí sola.

El grafito fue descubierto en el Distrito de los Lagos de Inglaterra.

La leyenda dice que una feroz tormenta arrancó árboles en el idílico valle de Borrowdale. Debajo de sus raíces había una sustancia negra brillante y extrañaque inicialmente se denominó “plomo negro”.

Poco después se empezó a usar como “una piedra para marcar” y, debido a que el grafito es suave pero resistente al calor, también se usaba para lanzar balas de cañón.

Pronto se convirtió en un recurso precioso, no tan costoso como el de su compañero el diamante, pero lo suficientemente valioso como para que los mineros fueran supervisados ​​por guardias armados cuando se quitaban la ropa al final del turno, para impedir que contrabandear alguna pepita.

La idea del grafito en un palo de madera tiene unos 450 años. El lápiz más antiguo que se ha encontrado data de 1630.

A fines de la década de 1700, los fabricantes de lápices franceses pagaban sin problema para importar grafito de Borrowdale de alta calidad.

Pero estalló la guerra, y el gobierno de Inglaterra decidió sensatamente no facilitarle a los franceses el lanzamiento de sus balas de cañón.

Pero, ¿qué iban a hacer los manufactureros de lápices?

La solución la encontró Nicolás-Jacques Conté, oficial del ejército francés, aerostático, aventurero e ingeniero de lápiz.

Conté desarrolló la manera de hacer minas de lápiz a partir de una mezcla de arcilla con grafito continental en polvo de baja calidad.

Por sus esfuerzos, el gobierno francés le otorgó una patente.

¿Es realmente tan libre ese mercado?

En este punto podríamos cuestionar si el lápiz de Read tiene razón para estar tan orgulloso de su ascendencia en el libre mercado.

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¿Se habría esforzado tanto Monsieur Conté si no hubiera existido la posibilidad de que le dieran una patente respaldada por el Estado?

El economista John Quiggin plantea una objeción diferente. Si bien el lápiz de Read subraya su historia de bosques y carros ferroviarios, tanto los bosques como los ferrocarriles son a menudo propiedad y están administrados por gobiernos.

Y si bien Friedman tenía razón en que no hay un zar de lápices, incluso en una economía de libre mercado hay jerarquías.

El locuaz instrumento de Leonard Read fue hecho por la compañía Eberhard Faber, ahora parte de Newell Rubbermaid y, como en cualquier conglomerado, sus empleados responden a las instrucciones del jefe, no a los precios en el mercado.

En la práctica, entonces, el lápiz es el producto de un sistema económico desordenado en el que el gobierno desempeña un papel y las jerarquías corporativas aíslan a muchos trabajadores de la “magia del sistema de precios” de Friedman.

Read podría estar en lo cierto respecto a que un mercado libre puro sería mejor, pero su lápiz no prueba el caso.

Sin embargo, sí nos recuerda cuán profundamente complejos son los procesos que producen los objetos cotidianos cuyo valor a menudo pasamos por alto.

La economía que los ensambla para nosotros de manera barata y confiable es algo asombroso.

Fuente: www.bbc.com