Una médico brasileña, a quien acusaron de matar a siete pacientes con enfermedades terminales para liberar las camas de una unidad de cuidados intensivos de un hospital en la ciudad de Curitiba, en el sur del país, podría ser responsable de las muertes de unas 300 personas, según las autoridades sanitarias de Brasil.
Los fiscales dijeron que la doctora Virginia Helena Soares de Souza y su equipo de siete profesionales de la salud administraron relajantes musculares a los pacientes, luego le redujeron el oxígeno, haciéndolos morir de asfixia.
Soares dirigía la unidad de cuidados intensivos en el Hospital Evangélico de Curitiba.
Un investigador especial dijo que circunstancias similares fueron halladas en otras veinte muertes, pero que la cifra podría ser mucho mayor.
La doctora de 56 años, a quien arrestaron el mes pasado y le imputaron cargos por asesinato, fue liberada bajo fianza mientras continúan las investigaciones.