Las sorprendentes razones por las que el queso parmesano es un alimento “casi perfecto”

He aquí un enigma culinario: ¿qué alimento (cuyo procesamiento principal llevan a cabo unos trabajadores invisibles) está hecho con solo tres ingredientes, se puede comer como aperitivo, condimento o postre y lo recetan los médicos para curar dolencias?

Una pista: se trata de un producto lácteo… que pueden consumir los intolerantes a la lactosa.

La respuesta: Parmigiano-Reggiano.

Lejos de ser solo un forma sofisticada de decir “parmesano”, el Parmigiano-Reggiano es un queso que puede elaborarse solo con unos ingredientes extremadamente precisos, en un proceso extraordinariamente particular y en una zona de Italia de 10.000 kilómetros cuadrados tan cuidadosamente definida que se puede hacer parmesano en un lado de la pequeña ciudad de Bolonia pero no en el otro.

El resultado de todo ese trabajo y esos requisitos es, según aseguran muchos cocineros, nutricionistas e italianos, un alimento prácticamente perfecto.

Antes que nada, está el sabor del parmseano: salado pero dulce, con toques herbáceos pero también de nuez, intenso. Luego está su textura: dura pero granulosa, con pequeños cristales blancos.

También está su evolución mientras envejece: un queso de dos años huele a fruta fresca y tiene un sabor muy dulce; una rueda de tres años remite a uvas secas y nuez moscada, es más sabrosa y compleja, y se desmigaja más fácilmente.

Y luego está su valor nutritivo, resultado no solo de los ingredientes que lo conforman sino también del proceso de envejecimiento. El parmesano puede competir con casi cualquier alimento en calcio, aminoácidos, proteínas y vitamina A.

“El parmesano tiene mil ventajas, incluso para la salud”, afirma la chef Anna Maria Barbieri. “Es como una panacea: aporta salud a todo lo que toca”.

Espero que Barbieri tenga razón, porque en su restaurante Antica Moka, en Módena, en el corazón de la tierra donde se hace parmesano, como queso hasta que siento que voy a estallar.

“A veces la gente me dice: ‘¡Pones parmesano en todos los platos!’”, cuenta Barbieri con una sonrisa. “Es mi debilidad. Lo pongo en todas partes”.

Como tantos otros en esa zona, Barbieri creció con el parmesano. Recuerda cómo los productores de leche traían leche a la fábrica de queso de su familia. De pequeña acompañaba a su abuelo, uno de los primeros miembros del Consorcio Parmigiano-Reggiano, la asociación de productores que se creó en 1934, en sus visitas a las fábricas para verificar la calidad de cada rueda de queso y darles el sello distintivo de aprobación.

En Italia, el parmesano es mucho más que un lujo: es como un derecho. Recuerdo que una amiga de Turín me contó que, cuando se fue a estudiar a Reino Unido, metió tres productos esenciales en la maleta: aceite de oliva, salsa de tomate y Parmigiano-Reggiano. Mi marido es italiano, y en la nevera nunca nos faltan leche, huevos y parmesano.

Ante un producto tan excepcional, no es raro que haya quien quiera aprovecharse. Dentro de la Unión Europea el Parmigiano-Reggiano está legalmente registradoy protegido por la Denominación de Origen Protegida desde 1996.

Y, por supuesto, es un mundo no exento de farsantes. En la sede del Consorcio Parmigiano-Reggiano de la ciudad de Reggio Emilia, su presidente, Nicola Bertinelli, me preguntó: de cada 10 ruedas de Parmigiano-Reggiano que se venden en el mundo, ¿cuántas son de verdad parmesano?

“¿Una?”, aventuré, esperando haber exagerado.

“Exactamente. Una”, dijo.

Hay una gran cantidad de dinero en juego con el parmesano. Y la razón por la que el parmesano es tan caro es su precisión.

Contiene solo tres ingredientes: leche, sal y cuajo, la enzima que cuaja la leche. La leche que se usa proviene de cuatro razas de vacas, las más famosas de las cuales son una rara raza de vacas rojas que cuenta solo con 3.000 ejemplares en total.

Pero hay más. “El secreto de este queso no es solo el tipo de vaca que produce la leche, sino lo que comen los animales”, explica Luca Caramaschi, propietario de la fábrica de parmesano Caseificio San Bernardino.

Bertinelli resume las reglas. El área de producción del parmesano es exclusivamente la comprendida por las provincias italianas de Parma, Módena, Reggio Emilia, Mantua y Bolonia.

Al menos el 50% de los alimentos secos de las vacas deben provenir del heno. Al menos el 75% del heno debe provenir del área de producción del parmesano. Y al menos el 50% del heno de ese área de producción debe producirse en la granja donde la vaca nació y se crió.

“¿Por qué se trata de una zona tan precisa? Porque naturalmente, históricamente y geográficamente solo aquí el heno para ganado cuenta con tres cepas específicas de bacterias: los ‘tres amigos’”, explica Bertinelli.

“Si estas tres bacterias están presentes en la producción, desencadenan procesos en los que la leche conduce al desarrollo de aromas y sabores particulares, y a niveles específicos de acidez, que es el motivo por el cual [el queso] puede conservarse durante tanto tiempo”, añade.

En el Caseificio Sociale Cooperativo Pongennaro tengo la oportunidad de ver en acción a estos trabajadores invisibles. Como el 85% de las fábricas de parmesano, se trata de una cooperativa, propiedad de grupos de pequeños agricultores locales que también la dirigen.

A las 8 de la mañana la producción ya está en pleno apogeo. La noche anterior les entregaron la mitad de la leche. Durante la noche, la grasa subió a la superficie. La descreman. El resto de la leche lo trajeron esta mañana, con toda la grasa.

Luego se mezclan los dos tipos de leche en un caldero de cobre. Se requieren 14 litros de leche para hacer 1kg de parmesano, y 550 litros para hacer una rueda.

Después se calienta el caldero y se agrega el suero de la leche, el cultivo rico en buenas bacterias que inicia el proceso de fermentación.

“A partir de ahora tiene lugar una especie de batalla: las bacterias buenas vencerán a las bacterias malas comiéndoselo todo”, explica Cristiana Capelli, del consorcio, que hace de cicerone. “Las bacterias buenas buscan más alimentos y se comen la lactosa de la leche. Así, el queso queda limpio y seguro para una larga fermentación”.

Esto explica por qué el único conservante necesario para hacer parmesano es la sal. También explica por qué este queso es apto para intolerantes a la lactosa.

Entonces uno de los trabajadores agrega el cuajo. Dos minutos después, el queso comienza a separarse. En nueve minutos, está completamente coagulado. El siguiente paso es removerlo, primero lentamente y luego más y más rápido.

La temperatura sube hasta unos 45ºC. Un quesero mete la mano en el caldero. “No basta con controlar la temperatura”, dice Capelli. “Tienen las manos adentro porque deben descubrir cómo se comporta la leche. La leche cambia dependiendo del aire, de la temperatura, de todo”.

La mezcla cambia de blanco cremoso a amarillo mantequilla. Llegó el momento. Apagan el fuego y dejan reposar la mezcla durante una hora.

Los siguientes pasos del proceso tienen lugar en la “sala de descanso”, donde el queso pierde peso: la rueda se coloca debajo de un peso para exprimir el exceso de agua. Está marcada con el sello de origen, en el que consta la fecha, la fábrica y la etiqueta DOP.

Luego sumergen los quesos en un baño de agua con un 33% de sal. Después de 20 días de salmuera, cuando la sal ha penetrado unos 3 o 4 cm, se deja secar al sol.

Tras todos estos procesos, el queso entra en la sala de envejecimiento, donde el queso pasa de ser un bloque de leche y grasa a ser algo completamente distinto: parmesano.

Los catadores profesionales del consorcio revisan todas las ruedas. Les dan golpecitos con una herramienta similar a un martillo y escuchan si hay inconsistencias, como grietas o agujeros.

Si lo aprueban, el parmesano obtiene una marca de calidad. De lo contrario, se considera un queso de segunda calidad que debe etiquetarse como mezzano y no puede envejecerse más.

En el peor de los casos, se borran sus sellos para eliminar para siempre cualquier asociación con parmesano.

Alrededor del 8% de las ruedas producidas en la región acaban en estos destinos menores. El resto se exporta a Italia y al resto del mundo.

Tradicionalmente, las madres daban pieles de parmesano a sus bebés cuando les salían los dientes. Incluso hoy en Italia se recomienda a los ancianos, a los jóvenes, a los enfermos.

Dado que las buenas bacterias eliminan la lactosa del queso, el parmesano de 26 meses es apto para los intolerantes a la lactosa. Gracias a esa misma descomposición de los enlaces también es más fácil de digerir, y sus proteínas y nutrientes son más fáciles de absorber.

El parmesano es ideal para la gente que necesita una infusión inmediata de proteínas, como los atletas. También contiene nueve aminoácidos libres, fácilmente absorbidos por el cuerpo, uno de los cuales, la tirosina, aparece en los cristales blancos con sabor a umami que se desarrollan en este queso.

Y también contiene otros nutrientes. Una sola onza (28 gramos) de parmesano tiene 9 gramos de proteína, dos más que la carne de res, y 321 mg de calcio, casi 10 veces más que la leche. Tiene 12 mg de magnesio (más que el salmón), 28 mg de potasio (aproximadamente un tercio de la banana) y 0,12 mg de vitamina A (casi tanto como la misma cantidad de zanahorias crudas).

Contiene zinc y hierro, cobre y manganeso, biotina y vitamina B6.

“El parmesano es un gran suplemento nutricional, capaz de proporcionar mucha cantidad de vitaminas y proteínas en unos pocos gramos”, afirma la nutricionista Valentina Fratoni, que lo recomienda a niños, a levantadores de pesas, incluso a embarazadas.

“Incluso las embarazadas deberían comer parmesano como una fuente importante de calcio para la salud de los huesos y para la formación del esqueleto del feto”, asegura Fratoni. “Aunque el parmesano esté hecho con leche cruda, es decir, no pasteurizada, su larga maduración, de al menos 12 meses, evita cualquier peligro”.

Termino mi inmersión en el mundo del parmesano como la empecé: comiéndolo, esta vez en mi casa de Londres, lejos de las vacas rojas y los calderos de cobre.

¿Es el parmesano el alimento perfecto? No estoy segura. Pero ahora mismo, estando descalza en una fría noche de Londres, es una muestra de las cosas que me encantan de Italia: su hermoso campo y su gastronomía, sus largas tradiciones y sus pequeños milagros. Y, para mí, eso es suficiente.

Fuente: www.bbc.com

¿Nos volvemos adultos a los 25 años? Esto es lo que dice la neurociencia

“Te encuentras ahora en otra etapa. Eres una persona adulta”.

A una determinada edad, la sociedad considera que ya tienes la capacidad de asumir ciertas responsabilidades.

¿Pero cómo se fija ese momento en que “nos volvemos adultos”?

No tiene que ver con poder casarse y votar, algo que en muchos países puedes hacer a los 16 y a los 18 años.

Para Peter Jones, profesor del instituto de neurociencia epiCentre, de la Universidad de Cambridge, no podemos decir que hay una niñez y una adultez.

“Lo que hay es un camino”, señaló Jones, quien participó este mes en una conferencia sobre el desarrollo del cerebro organizada por la Academia de Ciencias Médicas de Reino Unido.

“Tener una definición de cuando pasamos de la niñez a la adultez parece algo cada vez más absurdo”, apuntó el científico.

Desde el punto de vista de la neurociencia, “hay una transición mucho más sutil que ocurre a lo largo de tres décadas“.

La pubertad y el cerebro
La pubertad marca un antes y un después en el desarrollo, y el proceso de madurez sexual puede llevar varios años.

“Lo que es menos obvio es que nuestro cerebro también se embarca en un período de cambio en esta etapa de la vida. Y estos cambios pueden prolongarse hasta bien entrados los 20”, le explicó Jones a BBC Mundo.

Esas modificaciones comprenden el desarrollo de circuitos de comunicación en el cerebro y están basados en dos tipos de cambios, según explicó el científico.

“Cambios por un lado en las sinapsis, los puntos de conexión entre neuronas en las que hay un proceso de eliminación (lo que se conoce como poda sináptica)”.

Ese proceso de eliminación de sinapsis excesivas, en un mecanismo de optimización, podría explicar el incremento en habilidades cognitivas en la adolescencia o a inicio de los veinte.

Por otra parte, “hay cambios en la maduración del material aislante que recubre las fibras nerviosas (la mielina). Esto se denomina mielinización. Ese proceso ocurre particularmente en las capas exteriores corticales del cerebro, que contienen buena parte de su capacidad de procesamiento”.

Este proceso de grandes cambios ocurre a diferentes ritmos en diferentes personas.

Se trata de modificaciones que interesan especialmente a Jones, quien estudia el surgimiento de enfermedades mentales como la esquizofrenia.

“Este tipo de enfermedades mentales severas no suele ocurrir antes de la pubertad, pero luego de ella hay una aceleración masiva en su aparición hasta mediados de los veinte años, y declinan en los 30 y 40”.

“Creemos que este patrón de morbilidad refleja los procesos subyacentes de desarrollo cerebral”.

“El cerebro siempre está cambiando”
Jones asegura que tampoco podemos decir, como a veces se señala en algunos medios, que el desarrollo del cerebro “se completa” a los 25 años o una edad próxima.

“El cerebro completa un conjunto de cambios desde mediados a fines de los veinte, pero siempre está cambiando, mientras seamos capaces de experimentar eventos como novedosos y formar nuevos recuerdos“, afirmó el científico.

“Esos recuerdos se graban en el cerebro a nivel celular y circuital, y este es un proceso sutil de desarrollo”.

Jones apunta a un estudio de la Universidad de Madrid publicado esta semana en la revista Nature Medicine, según el cual seguimos produciendo neuronas hasta por lo menos los 97 años.

“Las personas están en una trayectoria”
¿Puede la neurociencia ayudar entonces a definir cuando nos volvemos adultos?

La adultez puede definirse de muchas formas, usualmente como una construcción social que apunta a cuando, en promedio, somos lo suficientemente maduros para tomar ciertas decisiones y asumir ciertas responsabilidades.

“Diferentes sociedades tienen diferentes definiciones y la mayoría de los hitos o marcas que eligen ocurren antes de que el cerebro complete los cambios que comenzaron en la pubertad“, afirmó Jones.

“No creo que la neurociencia sea el mejor enfoque para definir una construcción psicosocial como la adultez”, agregó el científico.

“La neurociencia puede definir cuando, como individuos o en promedio en un grupo, ciertos procesos están activos o cesan”.

Desde el punto de vista de la neurociencia, “no hay una niñez y luego una adultez. Las personas transitan un sendero y están en una trayectoria“, explicó el investigador a BBC Mundo.

Jones reconoce que necesitamos en la sociedad reglas basadas en promedios.

“Pero también debemos darnos cuenta de que esos promedios son conveniencias arbitrarias, que no reflejan lo que sucede en la naturaleza”.

Fuente: www.bbc.com

La mujer que no siente dolor

Jo Cameron solo puede darse cuenta que su piel se está quemando si siente el aroma de la carne chamuscada.

Le ha pasado varias veces. Se ha quemado las manos y los brazos en el horno de su casa, pero solo el olor le advierte que algo está pasando.

Jo Cameron es una de las dos personas que se conocen en el planeta que, debido a una rara mutación genética, no siente dolor.

Pero no solo es que no siente dolor, sino que tampoco siente ansiedad o temor.

Solo se dio cuenta de ello cuando cumplió 65 años, después de que llegó al hospital con una mano rota y le dijo a los doctores que no necesitaba anestesia.

Los sorprendió aún más cuando, después de la operación, le dijo a los doctores que no iba a necesitar ninguna pastilla para controlar el dolor, sencillamente porque no lo sentía.

Por esa razón, Devjit Srivastava, el anestesista que la atendió, la envió al grupo de genetistas de la Universidad de Londres para que estudiaran su caso.

Después de varios análisis, los especialistas hallaron varias mutaciones genéticas que hacían que Cameron no sintiera el dolor como la mayoría de las personas.

No solo era “increíblemente saludable”
Cameron contó a la BBC en Escocia que los médicos no le creyeron cuando dijo que no necesitaría analgésicos para el dolor después de esa operación.

“Antes de entrar al quirófano hicimos bromas cuando les aseguré que no necesitaría calmantes”, dijo.

Junto con su esposo Jim y su anestesista, el doctor Devjit Srivastava, Jo Cameron participó en un reto: comerse un ají. Mientras los dos hombres reaccionan al picante, ella sigue sonriendo sin inmutarse.
Entonces, el personal del hospital revisó su historial médico y descubrieron que nunca había pedido analgésicos.

Fue entonces cuando fue referida a la consulta de otros especialistas en Reino Unido.

Una vez diagnosticada, Cameron se dio cuenta de que no era que estuviera “increíblemente sana”, como había creído hasta ese momento. Había algo más.

“Mirando hacia atrás, me doy cuenta de que nunca había necesitado analgésicos. Pero si no los necesitas, no preguntas por qué no”.

“Eres lo que eres, y hasta que alguien no te lo dice, no lo cuestionas. Yo solo era un alma feliz que no se había dado cuenta de que era diferente“.

Ella ni siquiera sintió dolor durante el parto.

“Fue extraño, pero no tuve dolor. Fue realmente agradable”.

Curación más rápida
No cambiaría nada de su vida, pero piensa que el dolor es importante.

“Está ahí por una razón. Te advierte. Desata las alarmas”.

“Sería bueno tener una advertencia cuando algo anda mal. No sabía que mi cadera había desaparecido hasta que realmente desapareció, físicamente no podía caminar con mi artritis”.

Los médicos creen que también puede curarse más rápido de lo normal. La particular combinación de genes que tiene también la hace olvidadiza y menos ansiosa.

“Se llama gen feliz o gen olvidadizo. He estado molestando a la gente por ser feliz y olvidadiza toda mi vida. Ahora tengo una excusa”, dijo.

¿Ayudará a otros?
La pregunta que se hace ahora la ciencia es si sus genes podrían tener la clave para ayudar a otras personas.

Otra de las cosas que contó de su experiencia personal es que recientemente había sufrido un “pequeño accidente” con el auto.

Sin embargo, no se asustó pese a que para muchas personas esto habría sido una vivencia perturbadora.

“No tengo adrenalina. Es necesaria, es parte de ser humano, pero no lo cambiaría” por nada.

La otra conductora, dijo, estaba “temblando”, pero ella no se alteró.

“No tengo esa reacción. No es que sea más valiente que nadie, es simplemente que no siento miedo”.

Los investigadores creen que es posible que haya más personas como ella.

“Uno de cada dos pacientes después de una cirugía como la suya todavía experimenta dolor de moderado a intenso”, dijo el doctor Srivastava.

“Está por ver si se pueden desarrollar nuevos tratamientos basados en nuestros hallazgos”, añadió el especialista.

“Los resultados abren la puerta a nuevos analgésicos que podría aliviar el dolor postquirúrgico y también acelerar la curación de heridas. Esperamos que esto pueda ayudar a los 330 millones de pacientes en el mundo que se someten cada año a una cirugía”.

El caso de Jo Cameron ha sido publicado en la revista British Journal of Anesthesia y está escrito por el doctor Srivastava y el doctor James Cox, del University College de Londres.

“Las personas con la rara insensibilidad al dolor pueden ser valiosas para la investigación médica. Nos permiten aprender cómo sus mutaciones genéticas afectan a la forma en que experimentan dolor, por lo que animamos a cualquier persona que no experimente dolor a que se presente”, explicó Cox.

“Esperamos que con el tiempo, nuestros hallazgos puedan contribuir a lainvestigación clínica para el dolor y la ansiedad postoperatorios, y potencialmente el dolor crónico, el estrés postraumático y la curación de heridas”, apuntó.

Fuente: www.bbc.com

 

 

Rawvana: la polémica por la “youtuber vegana” con millones de seguidores que fue sorprendida comiendo pescado

Solo unos pocos segundos bastaron para hundir una imagen construida al detalle durante años para sus millones de seguidores en redes sociales.

Yovana Mendoza Ayres, más conocida como Rawvana, era casi un ídolo para quienes compartían su estilo de vida basado en el veganismo, la dieta que rechaza el consumo de todo producto de origen animal.

Desde 2013, esta joven de origen mexicano de San Diego (California) compartía en sus plataformas (en inglés y español) imágenes y videos con recetas crudiveganas (con productos crudos), tratamientos de desintoxicación o consejos de belleza basados en esta práctica.

Con una imagen esbelta y saludable, y unas publicaciones de calidad profesional, Rawvana logró captar la atención de una legión de fanáticos: más de tres millones repartidos entre sus cuentas de YouTube e Instagram.

Y con los seguidores, también aumentaron los ingresos gracias a marcas publicitarias que decidieron patrocinar los contenidos que la joven publicaba desde escenarios de ensueño y rodeada de apetecibles frutas, hierbas y verduras.

Su imagen era casi perfecta.

Pero un aparente desliz de una amiga y también influencer echó abajo su imperio y credibilidad en cuestión de segundos, como si de un castillo de naipes se tratara.

Fue la colombiana experta en temas de belleza Paula Galindo, alias Pautips, quien abrió la caja de Pandora al subir a su cuenta de Instagram un video en el que Rawvana está a punto de empezar a comer durante un viaje que compartieron a la isla indonesia de Bali.

¿El problema? Que en dicho plato se encontraba un filete de pescado.

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Final de la publicación de Youtube número de saryseb tops y mas

De nada sirvió que Rawvana intentara taparlo con su brazo durante la grabación. Su reputación y el estilo de vida vegano que había defendido durante años saltaron por los aires.

Por prescripción médica
Después de que la grabación de la discordia se hiciera rápidamente viral, Rawvana publicó a los pocos días un video en su canal para pedir disculpas a sus seguidores y dar explicaciones.

“Lamento mucho la manera en que se tuvieron que enterar de mi cambio reciente que hice en mi dieta, los alimentos que empecé a agregar debido a condiciones de salud”, dice la joven con semblante triste y voz a veces entrecortada.

En la grabación explica que pasó los últimos años enferma, que sufría anemia, que su intestino estaba repleto de bacterias y que había llegado a perder el período menstrual.

Por ello, asegura que empezó a consumir huevos y pescado por prescripción médica.

Final de la publicación de Instagram número 2 de rawvana

“La razón por la que no había compartido esto es porque necesitaba tiempo para sanarme, para sentirme bien, para comprobar y después compartirlo con ustedes”, afirma.

Según su relato, hace tres años comenzó a consumir algunos productos cocinados (incompatible con el estilo de vida crudivegano que pregonaba), pero no fue hasta el pasado mes de enero que aceptó los consejos médicos para que incorporara otros alimentos a su dieta.

Sin embargo, Rawvana anuncia su intención de retomar la dieta vegana en cuanto la salud se lo permita.

“Desde hace unas semanas me siento mejor, con energía, pero quiero regresar a la alimentación que he compartido con ustedes”, afirma en el video.

Críticas
Las críticas (y burlas) en las redes sociales que Rawvana tan bien conoce no tardaron en llegar.

Pues básicamente @Rawvana sigue siendo vegana pero agregó pescado y huevo a su dieta. Ok, pero si estas lucrando con tu veganismo, debiste sacar el tema, no hacerlo cuando te exponen en un video. Muy mal, morra.

En respuesta a @Rawvana
Lo inaceptable es que involucres a un movimiento que lleva haciendo grandes cosas por los animales. Y que decidiste hacharle toda la culpa a todo lo de origen vegetal por tus problemas de salud

Pero, entre los miles de comentarios, hay muchos que alertan sobre el peligro de seguir consejos de nutrición de una persona no profesional y critican a quienes confían su salud en manos de una joven “youtuber” que promovía prácticas como ayunos de agua durante 25 días.

“Los ‘youtubers’ no son doctores”, recuerda una usuaria de Twitter que asegura que también enfermó tras seguir al pie de la letra los consejos de Rawvana.

Incluso se creó una petición en change.org pidiendo a YouTube que elimine su canal “por ser fraudulento y malinformar sobre veganismo”.

el pescado es lo de menos, que coma lo que le dé la gana pero..

Ángel González@Angelini_GG
Si Rawvana te vio la cara de estúpida fue porque decidiste confiarle tu salud alimenticia a una youtuber en lugar de a una NUTRIÓLOGA

En respuesta a @Adamantio_
El veganismo no tuvo nada que ver con los problemas de salud que tuvo Rawvana. Puedes ser vegano y vivir perfectamente si lo haces bien. Probablemente fueron estos retos lo que la enfermó:

La nutricionista Rhiannon Lambert le dijo al diario británico The Telegraph que había visto un aumento en el número de clientes que acuden a su clínica con síntomas derivados de una mala nutrición y, en casos graves, con trastornos de la alimentación tras haber seguido el consejo de celebridades de las redes sociales.

El año pasado, la socióloga Zeynep Tufekci escribió un artículo en The New York Times titulado “YouTube, el gran radicalizador” en el que aseguraba que la plataforma de videos estaba empujando a las personas hacia prácticas más extremas porque ayudaban a generar clics y aumentar visualizaciones.

“Los videos sobre el vegetarianismo llevaron a videos sobre el veganismo. Los videos sobre hacer jogging llevaron a videos sobre cómo correr ultramaratones”, escribió. “Parece que nunca eres lo suficientemente ‘duro’ para el algoritmo de recomendación de YouTube”, escribió.

El futuro de las plataformas de Rawvana es un misterio.

Sin nueva actividad desde el video de las disculpas (y tras haber perdido algunos miles de seguidores y el apoyo de varias marcas), la joven dijo que su principal objetivo ahora es centrarse en recuperarse por completo.

Fuente: www.bbc.com

¿Cuál era la idea de felicidad de los aztecas y qué podemos aprender de ella?

Había filósofos y sofistas, educación formal para enseñar valores e ideas profundas sobre la vida, todo lo cual fue plasmado en tratados, exhortaciones y diálogos.

No se trata de la antigua Grecia, sino del imperio azteca.

Entre los siglos XV y principios del XVI, los aztecas montaron un imperio con una cultura de gran riqueza filosófica en lo que hoy es el centro y sur de México.

“Tenemos muchos volúmenes de sus textos grabados en su lenguaje nativo, el náhuatl”, escribió Lynn Sebastian Purcell, profesor asociado de filosofía en la Universidad Estatal de Nueva York (SUNY) en Cortland, EE.UU., en un artículo publicado el año pasado en la revista de divulgación científica Aeon.

“Si bien pocos de los libros pre coloniales de tipo jeroglífico sobrevivieron a las quemas españolas, nuestras principales fuentes de conocimiento derivan de los registros realizados por los sacerdotes católicos hasta principios del siglo XVII”, agregó.

Purcell ha investigado extensivamente sobre filosofía y ética antigua, en particular de América Latina y, todavía más en concreto de los aztecas.

“Encuentro fascinante que los nahuas (aztecas) fueran otra cultura pre moderna con una ética de las virtudes, aunque bastante diferente a la de Aristóteles y Confucio”, contó a la Asociación Estadounidense de Filosofía (APA, por su siglas en inglés) en una entrevista de 2017.

Sin embargo, también reconoció que le resultaba atractivo ahondar en un campo donde, a lo largo de todos estos siglos, la academia había dejado un “evidente vacío”.

Incluso agregó que los dos grandes estudiosos de la filosofía azteca, el antropólogo mexicano Miguel León-Portilla y el filósofo estadounidense James Maffie, hicieron un gran trabajo en analizar su metafísica, pero no su ética.

La buena vida
El famoso Códice Florentino, una recopilación de conocimientos de los aztecas realizada por el misionero franciscano español Bernardino de Sahagún, reproduce el discurso de un rey antes de asumir su puesto.

Allí habla de cómo vive un hombre “venerado”: es “defensor y sustentador”, dice, “como el árbol de ciprés, en el cual las personas se refugian”.

Pero ese mismo hombre también “llora y se aflige”. El rey entonces se pregunta: “¿Hay alguien que no desee la felicidad?”.

El texto, según Purcell, muestra una de las mayores diferencias entre la filosofía de la antigua Grecia y la del imperio azteca.

“Los aztecas no creían que hubiese ningún vínculo conceptual entre llevar la mejor vida que podamos por un lado, y experimentar placer o ‘felicidad’ por el otro”, escribió.

Es decir, para ellos tener una buena vida y ser feliz no estaban asociados, algo que puede resultar extraño dada la tradición filosófica de Occidente.

Tierra resbaladiza
En un artículo premiado por la APA como mejor ensayo sobre América Latina de 2016, Purcell explicó que esta disociación tiene su raíz en un problema existencial descrito por los filósofos o tlamatinime.

Existe un refrán azteca que resume este problema y que podría traducirse como “resbaladiza, escurridiza es la tierra”.

“Lo que querían decir es que, a pesar de tener las mejores intenciones, nuestra vida en la tierra es una en la que las personas son propensas al error, propensas al fracaso en sus objetivos y propensas a ‘caer’, como si estuvieran en el barro”, detalló Purcell.

“Además, esta tierra es un lugar donde las alegrías solo llegan mezcladas con dolor y complicaciones“.

Los aztecas creían que por más bueno, talentoso o inteligente que fueras, podrían pasarte cosas malas. O incluso podrías equivocarte, resbalarte y caer.

Por eso, antes que buscar deliberadamente una felicidad que, en el mejor de los casos, sería pasajera y azarosa, el objetivo para los aztecas era llevar una vida digna de ser vivida.

Cuatro niveles
Para definir lo que es una vida que valga la pena ser vivida, los aztecas usaban la palabra neltiliztli, que puede traducirse como “arraigada” o “enraizada”.

Esta vida arraigada podía alcanzarse en cuatro niveles, escribió Purcell en un artículo también publicado en Aeon pero en 2016.

El primer nivel “comienza con el propio cuerpo, algo que a menudo se pasa por alto en la tradición europea, preocupada por la razón y la mente”, afirmó el filósofo.

Para ello, los aztecas tenían un régimen de ejercicios diarios sorprendentemente similar al yoga.

El segundo nivel implica enraizarse con la psiquis propia, un concepto que igual no abarcaba solo la mente, sino también los sentimientos.

Tercero estaba la comunidad, algo de crucial importancia para los aztecas.

A diferencia de Platón o Aristóteles, que planteaban una ética de las virtudes centrada en el individuo, esta civilización indígena ponía el eje en la sociedad.

Una vida digna de ser vivida no era posible sin lazos familiares, con amigos y vecinos, esos que te ayudarán a levantarte tras las inevitables caídas en la tierra resbaladiza.

Por último estaba el arraigo a teotl, una deidad que no era otra cosa más que la naturaleza.

Es así que este cuarto nivel se lograba con los tres anteriores, pero componiendo filosofía poética se lograba aún más rápido.

La decisión de Ulises
A veces, las ideas filosóficas de los aztecas son recibidas con cierto escepticismo.

Es así que, en sus clases en SUNY, Purcell suele usar “La Odisea” de Homero para explicar por qué esta civilización indígena tenían razón en afirmar que la felicidad es un objetivo de vida malo.

En un pasaje del poema épico griego, el protagonista, Ulises, lleva siete años viviendo en una isla paradisíaca con la diosa Calipso.

La diosa, entonces, le plantea una disyuntiva: puede quedarse con ella y gozar de la inmortalidad y juventud eterna en la isla, o volver al mundo real, lleno de dolores y sacrificios, pero donde también habita su familia.

Ulises “decide aventurarse en aguas abiertas en un barco desvencijado en busca de su esposa y su hijo”, recapituló Purcell en el artículo de la APA.

Es entonces que le pregunta a sus alumnos qué hubiesen elegido: “Nunca tuve a nadie que estuviese en desacuerdo con Ulises”.

Fuente: www.bbc.com