Las pérdidas por el paro de octubre ascienden a $ 821 millones dice Verónica Artola

Quito –
La gerente del Banco Central, Verónica Artola, informó hace pocos minutos que las pérdidas por las protestas y paralización del mes de octubre ascienden a $ 821 millones para el país. Esta cifra fue clave para que el desempeño de la economía del país en 2019 haya sido negativa, pues el resultado del PIB del 2019 fue de -0,08%.

La cifra de las pérdidas se obtuvo luego de realizar un análisis técnico de los costos directos dentro del sector productivo, de infraestructura, medioambiente, entre otros y que tuvo el acompañamiento del Banco Mundial.

Artola explicó que el sector productivo privado es el gran perdedor de este tema, pues se registraron pérdidas por 501 millones, mientras en el sector público fueron $ 320 millones.

Desde otra mirada, se registraron $ 465 millones en pérdidas, mientras el sector de infraestructura perdió 312 millones y en el tema ambiental también se generaron pérdidas por $ 39 millones. En cuanto al sector de infraestructura, donde se registra lo sucedido con los pozos petroleros, se pudo verificar que hubo pérdidas por $ 138 millones en los pozos, y $ 48 millones por otros daños.

Estas pérdidas fueron un factor clave para que Ecuador haya decrecido en 2019.

Artola, sobre las pérdidas, hizo un comparativo como que hubiera sido que durante 6 meses no ingresó un solo turista a Ecuador. Dijo que un dato que llama la atención es que en esos 15 días de paro es como si durante 5 años no se produjo una sola papa en el país. (I)

 

Fuente: www.eluniverso.com

Trece bancos superaron la crisis y aprovecharon la dolarización

Quito –
De los 40 bancos privados que mantenían sus ventanillas abiertas en 1999, el peor año de la crisis financiera, Ecuador pasó a tener 24 al inicio del 2020.

Dos décadas después de la crisis financiera y de la dolarización, 13 instituciones bancarias de ese momento quedaron en pie. Las 11 restantes -con las que se completan las 24 plenamente operativas- se han constituido a los largo de estos años, mediante fusiones y cambio de cooperativas y sociedades financieras a bancos.

De los 40 bancos que había en la crisis financiera, trece mantienen sus operaciones: Amazonas, Austro, Bolivariano, Comercial de Manabí, Guayaquil, Internacional, Litoral, Loja, Machala, Pacífico, Pichincha, Produbanco y Solidario. Algunos han recibido nuevas inversiones, accionistas o se han fusionado con otras entidades.

¿Cómo sobrevivieron a la crisis financiera y al cambio de moneda? Julio José Prado, presidente de la Asociación de Bancos Privados del Ecuador (Asobanca), sostiene que el sector “aprendió la lección”, de corregir los malos manejos corporativos, y se sometió a una estricta autorregulación.

“En los veinte años hemos atravesado tres períodos: del 2000 a 2008, depuración frente a los que tenían malas prácticas; del 2008 al 2017 (gobierno de Correa), control político de la liquidez; y del 2017 hasta la fecha (administración de Lenín Moreno), mejores condiciones”.

Los indicadores clave del negocio bancario y de la recuperación de la confianza son los depósitos y los créditos, dice.

Según cifras del Banco Central del Ecuador, en el 2000, con un PIB de $ 15.933 millones, los depósitos de la banca alcanzaron los $ 3.607,6 millones y los créditos, $ 3.584,8 millones.

Dos décadas después, esas sumas se multiplicaron: en el 2019, los depósitos llegaron a $ 31.599 millones y la cartera bruta, a $ 30.029 millones. Ambos indicadores bordean el 30% del PIB, mientras que en el 2000 no llegaban al 20%. La Superintendencia de Bancos registra 17 entidades financieras en liquidación. Entre ellas, dos bancos privados y dos públicos; el resto son mutualistas, financieras y fondos de cesantía.

El resto de mediciones oficiales son optimistas. La morosidad fue de apenas 2,7% el año pasado, cuando el umbral de riesgo está por sobre el 5%. “El ecuatoriano es un buen pagador y lo último que hace es dejar de pagar al banco. Eso también es confianza”, subraya Prado.

Pero el sistema enfrenta desafíos. Los críticos de la banca insisten en que las tasas de interés son altas y que si bien el año pasado no hubo crecimiento en general, los 24 bancos privados sí tuvieron utilidades por $ 615,7 millones.

Prado explica que mientras no se hagan reformas legales -por ejemplo, al Código Financiero- que regulan sus niveles de liquidez no es posible una reducción inmediata ni considerable del costo del dinero.

Señala que, precisamente por la normativa, no ha habido interés de inversionistas por abrir nuevos bancos en Ecuador, a diferencia de lo que ocurre en otros países. “Un solo banco panameño tiene más de $ 1.000 millones de rentabilidad, mientras aquí todo el sistema bancario tiene $ 600 millones. Esa es la diferencia”.

Sobre las ganancias de la banca, afirma que también es un asunto de confianza. “Nadie pondría su dinero en una institución con pérdidas”.

Buena parte de la evaluación positiva de estas dos décadas por parte de los banqueros se debe a la dolarización. “Hacer banca cuando la inflación llegó a superar el 100% y había hiperdevaluaciones… era casi imposible. Ahora se puede planificar a más largo plazo, porque el dólar casi que elimina los riesgo de inflación y de tipo de cambio”.

A ello, agrega, “al tener el dólar se reducen las intervenciones políticas a través de devaluaciones e impresión de dinero. No totalmente, pero sí en alguna medida”. (I)

 

Fuente: www.eluniverso.com

Jamil Mahuad, tras 20 años de dolarización: Es injusto e infame que el odio político me impida volver a Ecuador

Quito –
Jamil Mahuad (Loja, 1949) dolarizó oficialmente la economía ecuatoriana en enero del 2000, en un ambiente de caos político y económico, en medio de una ola de ecuatorianos que responsabilizaban al Gobierno por la quiebra de sus negocios, la pulverización de sus ahorros, la corrupción en el sistema financiero y la migración masiva.

En febrero de ese año, tras un golpe de Estado, salió del país acusado de peculado por el decreto del feriado bancario. Desde entonces está radicado en Boston, Estados Unidos.

A través de su abogado, Patricio Vivanco, el expresidente contestó unas preguntas enviadas por EL UNIVERSO , a propósito de las dos décadas de vigencia de la dolarización.

En su correo de respuesta, confiesa que le duele no poder venir a Ecuador, por ejemplo, para visitar a su madre, de 94 años, pero a la vez dice estar orgulloso de las decisiones tomadas. Utiliza la metáfora de un país enfermo al que solo una medida radical pudo salvar de morir.

¿Cómo evalúa a la dolarización al cumplirse 20 años de su implementación?

Es la mejor medida económica de las últimas décadas. El Ecuador agonizaba, era un enfermo que venía sufriendo de inflación y devaluación altísimas, y la medicina tradicional no servía más. Las causas eran dos grandes déficits: el fiscal, en parte proveniente de las facturas de la guerra de 1995 y del gasto público irresponsable de todos los populismos, de los de corbata, de poncho y de guayabera; y el déficit de comercio internacional, porque las exportaciones no alcanzaban para compensar las importaciones y el pago de la deuda externa, que era la más alta de América Latina en proporción al PIB. A este enfermo crónico lo atropelló un camión llamado El Niño, que destrozó la producción exportable, provocando un desangre de dólares.

Y la crisis financiera, el feriado bancario…

A más de la enfermedad crónica, una aguda crisis financiera…

Congeló los depósitos.

Congelé los depósitos para salir de la hiperinflación y para que no siguiera el desangre de fondos fuera del país.

¿Por qué la cotización de 25 000 sucres por dólar?

Esa cotización dio credibilidad a la medida, pues la población supo que el Banco Central tenía los dólares suficientes para comprar todos los sucres en circulación. Varios economistas sugerían desde 18 000 hasta más de 40 000 sucres por dólar. Pero la paridad más adecuada era aquella que permitiera canjear todos los sucres y que fuera lo más baja posible para evitar que la población pagara un precio excesivo. Cuando empezó el canje, la totalidad de sucres equivalía a 436 millones de dólares. Nueve meses más tarde terminó el proceso y se habían canjeado 425 millones, el 97 %. Si se hacía a menos de 25 000, no hubiesen alcanzado los dólares.

Fue una decisión técnica y política.

Si hubiese sido una decisión política, ¿por qué no la cambiaron los demás gobiernos? Si no hubiese sido técnica, ¿cómo funcionó con tanta facilidad y naturalidad en la práctica? Tomamos la decisión por razones de orden técnico. Habría sido irresponsable hacerlo sin conocer la situación real del sistema financiero, que solo quedó clara luego de las auditorías internacionales. Mientras avanzaba este proceso entramos en la moratoria de la deuda externa, en septiembre, y cuando tomé la decisión de dolarizar, en diciembre, ni el directorio del Banco Central ni el Congreso daban paso a reformas esenciales. Tan pronto hubo un acuerdo político para avanzar, anuncié la dolarización.

¿Se siente orgulloso?

Muy orgulloso. En el año y medio de mi presidencia, al firmar la paz con el Perú, Ecuador pudo cerrar un pasado doloroso y, con la dolarización, abrir una puerta hacia un futuro de estabilidad económica, social y política.

A pesar de los resultados macroeconómicos, su decisión implicó costos sociales: personas que quebraron, se suicidaron, salieron del país… ¿Se justifica tanto dolor?

No hay que confundir las causas con el efecto. La gran emigración no se debe a la dolarización, que más bien la detuvo. Gracias a la dolarización la mayoría del país dejó de ser pobre y el Ecuador se convirtió en un país de clase media. La migración se debía a la devaluación del sucre y la inflación. La emigración del Ecuador ya existía; pero se aceleró cuando en 1998 y 1999 Ecuador entró en la peor crisis económica del siglo XX.

¿Usted perdió su capital político?

Cuando asumí la Presidencia tenía el capital político más alto del Ecuador y al terminar 1998 era el presidente mejor evaluado en sus primeros cuatro meses de funciones. El infierno de 1999 hizo que ese capital se evaporara rápido. A cualquier otro presidente le hubiera pasado lo mismo; tal vez más pronto y de manera más dramática que a mí.

Resulta paradójico que siendo la dolarización un tema que en Ecuador “no se topa”, pues tiene niveles de aceptación superiores a cualquier político, usted haya salido casi sin posibilidades de retomar la vida pública

Además de paradójico es muy triste vivir separado de mi país, familia, amigos… Mi madre, por ejemplo, cumplirá en mayo 95 años y no la veo desde hace mucho, porque ya no está en condiciones de viajar… Además, no solo es injusto, sino infame que el odio político me impida volver. Desde el 2007 he sido juzgado por el Poder Judicial correísta que sigue instrucciones políticas, a pesar de que el propio Correa declaró después de que dejó el poder que yo era un hombre honrado y que él cometió un error al pedir la reapertura de mi caso.

A propósito de Correa, a él, por ejemplo, no le gustaba la dolarización, pero la mantuvo. ¿La mayor fortaleza del esquema está en sus características económicas o en sus consecuencias políticas?

Hasta cuando Correa estaba en su pico más alto, el dólar era más popular que él. La dolarización ha gozado de buena salud y se ha defendido sola cada vez que los desdolarizadores han querido hundirla; es un árbol fuerte que echó raíces porque ofrece seguridad y estabilidad a la gente en la calle.

¿Es posible salir?

No es imposible; pero sí altamente improbable. No veo en el futuro cercano un gobierno que voluntariamente se atreva a tomar esa decisión. Si alguien lo hace, será forzado por un tsunami económico tanto o más grave que cuando dolarizamos. Más del 90 % de la población no está dispuesta a canjear sus dólares.

Pero mantenerse tiene un costo.

Todo sistema tiene costos, beneficios y necesita mecanismos de ajuste que deben ser administrados de manera correcta y oportuna. Siempre estuvo claro que al no poder devaluar en dolarización, el mecanismo de ajuste podía darse por la caída de la actividad económica y la pérdida de empleos.

¿Siente soledad con respecto a la dolarización? Quizás otros capitalizaron, en lo político y económico, la implementación.

Tanto en la vida común como en el servicio público hay que estar dispuesto a dar más que a recibir y hay que dar hasta que duela. La dolarización tenía fanáticos a favor, en contra, escépticos, suspicaces y prácticos. Ahora todos quieren “subirse a la camioneta”.

Cuando tomamos la decisión, ya existía una dolarización espontánea: un 70 % del monto de transacciones ya se realizaban en dólares”.

Fue una decisión difícil y valiente. Dolarizamos en contra de partidos políticos, sindicatos, organizaciones de indígenas, ONG, expresidentes, BCE… También se opuso el FMI”.

 

Fuente: www.eluniverso.com

Cierre de empresas marcó la transición a la dolarización en Ecuador

Ya han pasado 20 años, sin embargo, sentado en una de las mesas de su negocio, La Selecta, en plena avenida Víctor Emilio Estrada, Miguel Bellagamba recuerda como si fuese hoy los últimos días del siglo pasado a los que no duda en calificarlos como ‘caóticos’.

“Nosotros queríamos comprar harina al proveedor y teníamos que ir con billetes al molino y en ese momento nos daban el precio de la harina”, comenta. “Si en la tarde queríamos comprar más harina, teníamos que consultar nuevamente el precio porque había variado, era caótica la situación, no se podía programar nada, no tenías costos reales, nada”, recuerda amargamente Bellagamba, gerente y dueño de la panadería, junto con su hermano Guillermo.

“La dolarización para nosotros fue la salvación”; Bellagamba tampoco duda en afirmarlo. Asegura que su negocio, que en esa época solo tenía la matriz de Urdesa y un punto de venta en el centro, pasó ‘sobreviviendo’ los últimos días del sucre porque era ‘conservador’. Ya con el dólar pudieron estabilizarse, asegura el gerente de La Selecta, que ahora tiene cinco locales.

La dolarización nos dio estabilidad, cambió la cosa, pude establecer costos reales, poder endeudarse sabiendo cuánto tienes que pagar, cuánto te va a costar el financiamiento, las reglas están mucho más claras”.
Miguel Bellagamba, gerente de Panadería La Selecta

Pero miles de negocios no corrieron con la misma suerte. Según la Superintendencia de Compañías, Valores y Seguros, el cierre de empresas se incrementó 70 % en el 2000, año en el que el expresidente Jamil Mahuad decidió dolarizar.

En 1998 se cerraron 795 empresas, en 1999 bajó a 782; pero en el 2000 el número se disparó a 2456 para volver a descender a 496 en el 2001, señala Fernando Calderón, director nacional (e) de Estudios e Investigaciones de la Superintendencia.

Pero Calderón asegura que no solo fue consecuencia de la dolarización. “Había compañías que estaban en una situación desfavorable desde antes y luego de unos años del cambio del sistema monetario ya fue insostenible y no pudieron continuar operando”, analiza y apunta que el cierre de empresas se volvió a disparar en el 2003 (1210), 2004 (4350) y 2005 (6772).

Al respecto, Carlos Julio Emanuel asegura que fueron entre 5000 y 6000 empresas las que cerraron en el periodo entre la crisis bancaria y la dolarización. Así corrobora lo que señaló cuando fue ministro de Economía de Gustavo Noboa entre el 2001 y el 2002.

Emanuel tampoco le endosa toda la responsabilidad a la dolarización; asegura que hubo otros sucesos como el fenómeno de El Niño que afectó la producción y malas medidas monetarias que impactaron en el índice de precios que a finales de 1999 alcanzó el 100 %.

Hubo no menos de 6000 empresas que cerraron producto de la mala política monetaria financiera del Gobierno con tasas superiores al 100 % diario, que era darle un tiro de gracia a estas empresas que necesitaban apoyo”, Carlos Julio Emanuel, analista y exministro de Finanzas.

Añade que antes de la dolarización oficial el país ya vivía una “natural” desde mediados de los años noventa cuando las personas empezaron a guardar en dólares y algunas empresas también empezaron a pagar los sueldos en esa moneda, a tal punto que a inicios del 2000 el 60 % ya estaba en dólares.

“La gente es siempre más inteligente que los gobiernos”, cree el exministro, quien recuerda que el 7 de enero del 2000, dos días antes de que se anuncie la dolarización, él representó a un foro económico de 18 profesionales en una reunión con el presidente en el cual se le propuso que dolarice.

El historiador y analista económico Guillermo Arosemena recuerda la escalada inflacionaria que empezó en 1999 con un dólar a 6000 sucres, cerró a 12 000 y en enero del 2000 subió a 25 000. “En el 2000 muchas empresas quebraron porque estaban endeudadas en dólares y cuando viene el doble ajuste cambiario, los capitales (en sucres) se hicieron polvo”, analiza Arosemena .

Añade que las empresas que lograron sobrevivir fueron las conservadoras, que no tomaron riesgos y estaban en condiciones de superar la crisis.

La crisis del 99 es la que más o menos se podría equiparar con la depresión de los años treinta en Ecuador. Esa década, la de los treinta, es en la que más presidentes y jefes de Estado ha tenido el Ecuador, más de 14, más de uno por año”, Guillermo Arosemena, analista.

“Del otro lado están los empresarios que toman riesgos, no porque sean dementes, sino porque ven que tienen un buen producto y compran maquinaria o hacen más grande una bodega y se endeudan, y la deuda hay que pagarla en dólares, no en sucres”, expresa Arosemena, quien cree que los empresarios y banqueros han aprendido la lección y están preparados, porque advierte que las crisis son cíclicas.

“Así como no puede haber catolicismo sin el infierno, no puede haber capitalismo sin crisis”, cita el analista. (I)

 

Fuente: www.bbc.com

20 años de la dolarización en Ecuador: ¿por qué es tan popular la dolarización entre los ecuatorianos? (y cuál es su lado oscuro)

Imagínate que un día, al chequear la cuenta del banco, simplemente todo ha desaparecido: los ahorros de toda la vida para la vejez, la entrada para, por fin, comprar una casa. O el dinero para pagar las cuentas y terminar ese mes.

Disponible para retirar: 0 sucres. Ese fue el mensaje que encontraron en las ventanillas de los bancos millones de ecuatorianos en marzo de 1999.

El gobierno había decretado el llamado feriado bancario y posteriormente el congelamiento de las cuentas. Y esta fue antesala de la dolarización.

Ecuador vivía entonces la peor crisis económica de su historia.

Y el sucre, la moneda ecuatoriana, se depreciaba por día. En solo una semana pasó de 7.000 sucres por dólar a 19.000.

Así que el 9 de enero de 2000, el entonces presidente Jamil Mahuad tomó la medida monetaria más radical: deshacerse de su moneda, el sucre, y pasar al dólar.

Las consecuencias inmediatas para la mayoría de los ecuatorianos fueron devastadoras.

El gran descontento llevó a un levantamiento indígena y la fuerte presión social condujo finalmente a la destitución de Mahuad el 22 de enero de 2000.

Pero a pesar del impacto del momento y de las diferentes opiniones que suscitó, 20 años después, la dolarización es muy popular entre los ecuatorianos.

La inesperada pasión por la dolarización

Hay pocos políticos en Ecuador que en la actualidad hablen de un posible regreso al sucre.

El debate sobre la desdolarización es casi inexistente.

Y es que el sucre representa para muchos el pasado. Es el recuerdo de la crisis económica y la devaluación constante que arruinó la economía de millones en el país.

El dólar, en cambio, representa la estabilidad. Una la moneda fuerte y manejada «desde fuera». Y en esto, aseguran algunos economistas, reside la clave de su éxito entre los ecuatorianos.

Según la última encuesta que se realizó en el país sobre el tema, que data de 2015, un 85 % de los ecuatorianos respondió que respalda la dolarización.

Pero ¿qué hay detrás de su popularidad? A continuación enumeramos algunas razones.

1. Reducción de la inflación y crecimiento económico

Antes de la dolarización, según datos del Banco Mundial, la inflación en Ecuador pasó de 22% en 1995, al 96% en el año 2000.

Dos años después, ya en una economía dolarizada, la inflación se ubicó por debajo del 10%.

«En una sociedad indisciplinada como la nuestra -dice el economista ecuatoriano Jaime Carrera-, que tuvo grandes desequilibrios, la estabilidad que brindó la dolarización hizo que las inversiones fluyan, que haya más orden en la economía y esto promovió el crecimiento».

El Producto Interno Bruto (PIB) de Ecuador creció 2,3% en 2000, justo el año en el que la dolarización fue aplicada.

Esto representó un cambio sustancial respecto a 1999 cuando el país registró un crecimiento negativo de -4%.

Pero tras rebasar la crisis de 2000, el crecimiento económico ha tenido altibajos que muestran una economía que aún está lejos del crecimiento sostenido.

Aunque los críticos de la dolarización como Alberto Acosta, economista y ex presidente de la Asamblea Constituyente de Ecuador, lo que ocurrió con la economía del país tras asumir la medida económica fue cuestión de un «momento de suerte» por un incremento de la entrada de dólares hacia el país producto de las remesas de los migrantes combinado con el aumento del precio del petróleo que benefició a Ecuador, un país exportador de crudo.

2. Inversión

La dolarización tiene una ventaja, coinciden los expertos, y es que atrae y mantiene la inversión.

«Hay más confianza y fe en el dólar que en la santísima trinidad», exagera Acosta, que, aunque no es amante de la dolarización reconoce que la moneda ayuda a generar inversión en el país.

Para un inversionista es atractivo poner su dinero en un país donde la moneda oficial es una moneda fuerte como el dólar.

«Cuando tú eres un inversor, invertir en un país dolarizado, por muy mal que le vaya al país o por muchas inquietudes o temores que puedas tener previamente, te da una confianza muy grande, independientemente de lo que pueda pasar a nivel de medidas económicas», le dice a BBC Mundo la economista y catedrática Susana Herrero.

Ecuador es uno de los destinos preferidos en América Latina y el Caribe para los inversionistas extranjeros.

Según el informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, CEPAL de 2019, Ecuador ocupa el tercer lugar de la lista de países en los que se ha incrementado la inversión directa extranjera en la región.

3. Credibilidad vs desconfianza

Otra de las razones por las que los ecuatorianos apoyan el dólar parece provenir de la desconfianza hacia las instituciones de ese país.

Ecuador tiene un alto nivel de corrupción. El organismo Transparencia Internacional lo ubica en el lugar 114 de los 180 países en el ranking de percepción de la corrupción.

La dolarización fue, en opinión de algunos expertos, una especie de tabla de salvación para una economía a la deriva.

«Fue una cirugía rápida que logró revivir al enfermo», asegura Herrero.

«Quizás el evento económico que más nos une a todos los ecuatorianos independientemente de nuestra condición económica, social, etnia, género es precisamente esa pasión por la dolarización, que cuesta tanto entender desde fuera y la principal razón para esta oda a este fenómeno económico es la desconfianza que hay hacia las propias instituciones ecuatorianas», apunta la economista ecuatoriana.

Las dos décadas que precedieron a la dolarización acumularon un «cansancio generalizado. Llevábamos dos décadas sin una apuesta por la mejora de la ciudadanía en educación, salud», recuerda la analista.

La administración de Mahuad, además de heredar un país que ya estaba en crisis, exacerbó esa desconfianza hacia la clase política en Ecuador y de su evidente conexión con la élite financiera del país.

Su gobierno fue conocido como el «gobierno de la banca». Su gabinete estuvo compuesto por varios ministros que eran gerentes de bancos o representantes de ese sector.

También trascendió cómo algunos dueños de bancos financiaron su campaña electoral.

Y fue precisamente el manejo irresponsable de la banca y de su deuda uno de los factores que provocó la debacle económica que vivió el país en 1999.

El lado oscuro

Pero la dolarización no ha sido una fórmula mágica para dar la solución a los problemas de la economía ecuatoriana.

Cuando los depósitos fueron congelados en 1999, en Ecuador todavía contaba con el sucre como moneda. En ese momento, con 5 mil sucres se compraba US$ 1.

Pero cuando los ecuatorianos tuvieron nuevamente acceso a sus depósitos, el cambio se había multiplicado por cinco. Por cada dólar, la nueva moneda oficial del Ecuador, tenían que pagar 25 mil sucres.

Con ello, los principales beneficiarios fueron los grandes deudores de la banca, aquellos empresarios y sobre todo exportadores con créditos millonarios que vieron sus deudas notablemente reducidas.

En cambio, los ahorros, salarios y pensiones de empleados y jubilados fueron «aplastados» por el cambio al dólar.

Sin dinero que imprimir

Cuando una economía se dolariza, pierde su capacidad de aplicar su propia política monetaria, pues no puede emitir su propia moneda.

Por ejemplo, un Estado que tiene una moneda propia puede imprimir billetes para aumentar la cantidad de dinero en el país. A esto se le llama política monetaria expansiva.

De esta manera se estimula la inversión y así puede lucharse contra el desempleo y conseguir crecimiento económico.

Para Acosta, este es el peor efecto que la dolarización ha dejado a la economía ecuatoriana porque, al no disponer de una política monetaria «se ha recurrido de manera exagerada al endeudamiento público», que es la alternativa que le queda a un Estado que no tiene moneda propia.

Pero para aplicar una política monetaria propia habría que regresar al sucre. En opinión de Herrero, la idea de reinstaurar una moneda en Ecuador podría causar temor entre los inversores. Porque, dice, «podríamos llegar a un caso de emisión sin control de moneda.»

Además, según Herrero, el contexto de la región no ayuda.

«Una Venezuela o una economía como la de Argentina, son contextos en los que las monedas es lamentablemente un drama» apunta la economista.

Más vulnerable

La economía ecuatoriana es vulnerable a todo a aquello que tenga que ver con la economía de Estados Unidos, país emisor de su moneda.

Según los economistas que consultamos, en este momento las tensiones comerciales entre China y Estados Unidos pueden afectar directamente a la economía ecuatoriana.

«El Ecuador para crecer necesita dólares y los dólares vienen de exportaciones y de inversión extranjera directa» recalca Carrera.

A dos décadas de haber implementado la dolarización Ecuador parece tan lejos de volver a una moneda propia como de encontrar la senda del crecimiento sostenido.

«No hay una senda económica que aúne desarrollo sostenible, reducción de la desigualdad y fomento de la producción. Nos falta fe en un proyecto común a largo plazo», concluye Herrero.

Fuente: www.bbc.com