Cómo saber si tienes la testosterona demasiado baja y cómo se trata

La testosterona, hormona que en los hombres es producida en los testículos, define características típicamente masculinas, como la gravedad de la voz, el vello facial, la musculatura y la capacidad sexual.
Todos los hombres necesitan tener testosterona para poder tener una vida saludable física y psicológicamente. Pero el nivel de esta hormona disminuye naturalmente con la edad, se estima que un 2% al año a partir de los 30-40 años.
Esta disminución gradual no debería causar problemas para la salud pero ciertas enfermedades, tratamientos o lesiones sí pueden provocar niveles hormonales más bajos de lo normal.
La falta de testosterona se llama hipogonadismo y se estima que afecta a 5 hombres de cada 1.000, según datos publicados por el NHS, el sistema británico de salud pública.
¿Cómo saber si el nivel de esta hormona es más bajo de lo normal?
Estos son los principales síntomas, según el NHS:
Fatiga y letargo
Depresión, ansiedad, irritabilidad
Menor deseo sexual, disfunción eréctil o impotencia
Menor tolerancia al ejercicio y menor fortaleza
Reducción en la frecuencia del afeitado
Mayor sudoración y transpiración nocturna
Baja concentración o memoria
A largo plazo, el hipogonadismo puede incrementar el riesgo de osteoporosis, una condición que debilita los huesos y los hace más frágiles y proclives a sufrir fracturas.
¿Qué es el hipogonadismo?
El hipogonadismo es una condición médica específica que no forma parte del proceso normal de envejecimiento.
Su aparición tardía está relacionada con la obesidad y la diabetes de tipo 2.

El nivel de testosterona disminuye naturalmente con la edad, se estima que un 2% al año a partir de los 30-40 años.
Su diagnóstico puede hacerse con una serie de análisis de sangre para medir la evolución del nivel de testosterona, que puede variar mucho a lo largo de un mismo día.
Si se confirma una deficiencia normalmente el paciente es referido a un especialista endocrino.
¿Qué causa un bajo nivel de testosterona?
La testosterona es una hormona producida en los testículos cuya regulación está a cargo de la glándula pituitaria y el hipotálamo.
Así que cualquier enfermedad que afecte a la glándula pituitaria o al hipotálamo puede causar hipogonadismo.

La reducción de la masa muscular y de la capacidad para hacer ejercicio es un síntoma común entre los hombres de 40-50 años, que puede tener que ver o no con la disminución de la testosterona.
Esta condición también puede deberse a un problema directo con los testículos, como por ejemplo una cirugía, una lesión, el síndrome de Klinefelter, que es un trastorno genético, o la inflamación, conocida como orquitis.
Las infecciones y las enfermedades hepáticas y renales, así como el abuso del consumo de alcohol, o tratamientos como la quimioterapia o la radioterapia también pueden resultar en una disminución de los niveles de testosterona.

¿Y qué hay de la «menopausia de los hombres»?
Hay mucha controversia entre los especialistas sobre si el término andropausia es acertado y sobre si existe realmente o no una «menopausia de los hombres».
Según el NHS, la andropausia es un término desafortunado que con frecuencia usan los medios de comunicación para explicar ciertos síntomas comunes entre los hombres a partir de los 40 y 50 años.

Hay mucha controversia entre los especialistas sobre si existe realmente una «menopausia de los hombres».
Entre esos síntomas está la depresión, la pérdida del deseo sexual, la impotencia y otros síntomas físicos y emocionales, como los cambios de humor y la irritabilidad, el debilitamiento, el agrandamiento mamario y la reducción de masa muscular y de la capacidad para hacer ejercicio.
Aunque estos síntomas comunes son muy parecidos a los provocados por un nivel bajo de testosterona, el NHS dice que en muchos casos no tienen nada que ver con la producción de hormonas, sino con problemas psicológicos o factores relacionados con el estilo de vida, como la dieta, el estrés o la falta de sueño.
Aún así, estos síntomas pueden interferir con la vida diaria de los hombres y afectar a su bienestar, así que es importante consultarlos con un médico para averiguar cual es su causa.
¿Cómo se trata el hipogonadismo?
Una vez confirmado el diagnóstico, el endocrino puede ofrecer tratamientos con suplementos hormonales que busquen corregir la deficiencia, y que se pueden administrar en forma de pastillas, parches cutáneos y de encía, geles e inyecciones intramusculares.
Todas estas opciones disponibles tienen ventajas y desventajas, así como ciertos efectos secundarios.

Durante la última década se han disparado en todo el mundo las prescripciones de testosterona para los hombres.
El NHS recomienda hacerse análisis de sangre regulares durante el tratamiento para supervisar que los niveles de testosterona son adecuados.
La moda de medicarse con testosterona
Durante la última década se han disparado en todo el mundo las prescripciones de testosterona para los hombres.
En Estados Unidos los canales de televisión de deportes y noticias están repletos de anuncios de hombres de mediana edad que están demasiado cansados para jugar al baloncesto o demasiado malhumorados para disfrutar de una cena romántica son sus parejas.

Estos anuncios le están vendiendo al público una «nueva enfermedad» conocida como «Low T» o «Baja T», de testosterona.
Desde 2001, las prescripciones de testosterona en Estados Unidos se triplicaron, hasta tal punto que la máxima autoridad sanitaria, la FDA (Food & Drug Administration) emitió varios avisos en los que advierte que solo se recomiendan las terapias hormonales sustitutorias en pacientes con un nivel bajo de testosterona debido a una enfermedad o una lesión, y no al envejecimiento.

 

Cuánto ejercicio deberían hacer los niños al día (y lo que recomienda uno de los países donde están más en forma)

El sedentarismo infantil es una realidad que se agrava con el paso de los años.
Esa inactividad que se produce por el tipo de vida a la que están expuestos los menores de 17 años se refleja en las alarmantes estadísticas sobre obesidad que se vienen registrando en el mundo.
Según la Organización Mundial de la Salud, OMS, este es uno de los problemas de salud pública más graves del siglo XXI y calcula que hay más de 42 millones de niños con sobrepeso en el planeta.
“Las comodidades de la vida moderna como andar en automóvil, ver televisión, usar el computador y jugar con consolas no aportan en nada a la práctica de actividad física”, explicó la doctora Angélica Ibáñez, traumatóloga infantil de la clínica de medicina deportiva MEDS en Chile.

Acá en Reino Unido, un reciente estudio publicado en el British Journal of Sports Medicine relevó que hay un marcado declive en el tiempo que los niños y adolescentes dedican a hacer ejercicio y que esa caída se comienza a producir desde los 7 años.

No es necesario que la actividad física sea de manera vigorosa, pero si es importante que se haga a diario.
La OMS recomienda que entre los 5 y los 17 años se debería dedicar “como mínimo 60 minutos diarios en actividades físicas de intensidad moderada a vigorosa”.

Que si bien en su mayoría deberían ser ejercicio “aeróbico”, también convendría incorporar, como mínimo tres veces por semana, “actividades que refuercen, en particular, los músculos y huesos”.
“Los beneficios de la actividad física saltan a la vista al haber una unidad de cuerpo y mente”, destacó la doctora Ibañez, agregando que hay que tratar de ignorar las excusas que se buscan para no dedicar tiempo a la actividad física.
Caso finlandés
Si bien los 60 minutos es un mínimo recomendando, en Finlandia consideran que incluso hay que ir mucho más allá.
Los niños finlandeses son reconocidos por estar entre los que están más en forma en Europa y una de las razones se debe a que el país nórdico fue uno de los pioneros en la formación en los años 40 de clínicas infantiles enfocadas principalmente en el desarrollo físico y balance nutricional.

Finlandia cambió su directriz sobre la actividad física en los niños y ahora recomienda hacer tres horas en lugar de dos.
A partir de los años 70 también introdujo un programa de salud específico para hacer frente a uno de los peores índices de muertes relacionadas con problemas en el corazón del mundo.
Una de las primeras medidas fue pesar a los alumnos en el colegio anualmente y la información quedaba almacenada en sus archivos escolares.

Luego el Consejo Nacional de Nutrición introdujo directivas que los centros educativos no sólo debían proveer de comidas gratis, sino que también los alimentos debían tener un buen contenido nutricional.
Y el año pasado dio un nuevo paso en este sentido con una directriz del gobierno que recomienda que los niños deben pasar por lo menos tres horas al día realizando actividades físicas.

En el país nórdico se está pensando eliminar los pupitres de las aulas escolares.
En la medida, que impulsa a los padres a motivar a sus niños a pasatiempos e intereses que requieran un esfuerzo físico, también se incluyen los grupos infantiles de 8 años o menos.

El ministro de Educación y Cultura, Sanni Grahn-Laasonen, cree que la actividad física contribuye a los resultados académicos que logra el país, que posee uno de los sistemas educativos más aclamados del mundo.
“Cuando los niños se ejercitan juntos ellos desarrollan habilidades de interacción y conectan más socialmente, además de ser también saludable”, dijo el ministro a los medios locales.
¿Cuáles ejercicios?
Cuando la OMS se refiere al tiempo que los niños deber pasarse diariamente haciendo ejercicios o en movimiento habla de actividades moderadas como andar en bicicleta o los juegos en los parques infantiles o patios de recreo.
Deportes como correr y tenis también son importantes para mejorar la capacidad aeróbica.

La natación contribuye a mejorar la capacidad aeróbica de los niños.
“El ejercicio previene enfermedades como diabetes, hipertensión arterial, enfermedad coronaria-infartos, cáncer de colon, mama, próstata, pulmón, osteoporosis y obesidad”, indico la especialista de la clínica MEDS en Chile.
Y agrega que a eso “se suman a los beneficios psicológicos”.
Además de los ejercicios aeróbicos, el organismo recomienda también dedicar tiempo a ejercicios para fortalecer los músculos, como gimnasia, y los huesos, como el saltar y correr.

Los objetivos planteados puede que sean una utopía para la mayoría de las familias, pero la OMS recuerda que “cualquier actividad inferior a los niveles recomendados será más beneficiosa que no hacer nada en absoluto”.
Esta acotación se hace pensando en el peor de los escenarios ya que siempre se puede tener en cuenta el ejemplo de lo que pasa en Finlandia.

 

 

¿Es este el culpable de que estemos engordando tanto?

Una cucharada de aceite medida con precisión es como el profesor Tim Benton recuerda a su madre preparando la comida para freír.
Cuando era niño, en los años 60, el aceite vegetal era un artículo de lujo y se usaba con cuidado.
Hoy en día el aceite es tan común y tan barato que la mayoría de nosotros lo usa en abundancia al cocinar, poniéndolo en cualquier cosa, desde la sartén de freír hasta el aliño de la ensalada.
Y eso no solo ocurre en la comida casera. El aceite es también un ingrediente en la mayoría de los productos que compramos en el supermercado.
De hecho se estima que ahora el aceite vegetal, y en particular el aceite de soja y el de palma, son dos de los ocho ingredientes que junto al maíz, el arroz, el azúcar, la cebada y la patata proveen el 85% de las calorías que se consumen en el mundo.
Da igual de qué país seas, cada vez más todos seguimos dietas similares que son altas en contenido calórico y bajas en el nutritivo.
Este es un fenómeno que el profesor Benton, director de Investigación Estratégica de la universidad de Leeds y especialista en Seguridad alimentaria y Sostenibilidad, vincula directamente con el comercio global.
Consumo y comercio mundial, de la mano
La producción de aceites y cosechas vegetales ha aumentado considerablemente durante las últimas tres décadas.
Este incremento está alimentado por una combinación de acuerdos económicos, que han facilitado la exportación e importación del aceite, y de políticas gubernamentales.
Los subsidios en países como Malasia e Indonesia, destinados a aumentar la producción para la exportación, ayudaron a disminuir el costo del aceite vegetal, por ejemplo.
“Competir en un mercado global requiere de un proceso de producción eficiente que aumente la escala y abarate el producto. Ahora tenemos un sistema de alimentación basado en calorías que son increíblemente baratas”, dice Benton.

Y a nivel mundial el nivel de obesidad es más del doble del que teníamos en 1980.
Este comercio de alimentos en muchos casos ha ayudado a reducir el hambre y Benton destaca que ahora “los más pobres tienen acceso a calorías baratas”.
Pero dice también que este comercio, que hace que más gente consuma alimentos importados menos saludables en lugar de productos locales, también ha contribuido a nuestro aumento de peso.
Epidemia de obesidad
Más del 50% de la población mundial no tiene un “peso saludable”, según un informe reciente del profesor Benton sobre producción alimentaria.
Y a nivel mundial el nivel de obesidad es más del doble del que teníamos en 1980.
“Los más pobres, en cualquier lugar, todavía tienen dificultades para consumir suficientes calorías y están por debajo del peso apropiado. Pero en los países ricos la pobreza no evita que la gente pueda comer y beber calorías, lo que sí evita es que puedan permitirse una dieta rica en contenidos nutritivos”, dice su informe.
La profesora Corinna Hawkes, directora del Centro de Políticas Alimentarias de la City University of London, dice que desde el inicio de la era de la globalización el mayor aumento en las fuentes de calorías que se consumen ha llegado de las cosechas para el aceite.
“Hubo un incremento muy repentino y marcado en la disponibilidad del aceite de soja y de palma, y eso, para mí, está directamente relacionado con las políticas que facilitaron su comercio”, dice.
Las semillas para la producción de aceite ahora están entre las cosechas más comerciadas y la mayoría de los alimentos procesados contienen aceite de palma o de soja, que pueden ayudar a alargar su vida útil, dice Hawkes.
“Como importar se volvió mucho más fácil y barato para la industria de los alimentos procesados, no había ningún elemento disuasorio para dejar de hacerlo”, explica.
Cambios culturales
Una pequeña parte de grasa es una parte esencial de una dieta saludable y balanceada.
Pero las grasas tienen un alto contenido calórico, así que comer muchas aumenta el riesgo de sobrepeso y obesidad.
Las grasas saturadas y las grasas trans también están asociadas a las enfermedades de corazón.
Según Hawkes el abaratamiento y disponibilidad del aceite ha cambiado los hábitos culinarios de algunos países.
En China, por ejemplo, ahora se fríe la comida en abundante aceite y en Brasil la gente usa más cantidad de aceite en los platos tradicionales.
“La cuestión de la quinoa”
Pero además de haber aumentado el comercio de cosechas para el aceite es importante puntualizar que también ha crecido el comercio de fruta y vegetales, así que la dieta de muchas personas ha mejorado.
El problema está en lo que la profesora Hawkes llama “la cuestión de la quinoa”.

“La cuestión de la quinoa”: ¿ha beneficiado la globalización desproporcionadamente a los que tenían ventajas?
En Occidente cada vez hay más demanda de este producto que se ha publicitado como un “superalimento” y que desde hace miles de años crece en las alturas de los Andes.
Pero esta creciente demanda ha causado su aumento de precio hasta el punto de hacerla menos disponible para los consumidores de los países que la originan.
Esta cuestión apela directamente al centro de la controversia en torno a la globalización: que su aumento ha beneficiado desproporcionadamente a las gente que ya tenía ventajas.
Así que mientras los consumidores informados sobre nutrición y salud pueden mejorar sus dietas gracias al comercio global, los que carecen de ese conocimiento han visto cómo sus dietas se deterioran.
¿Culpa de la “globalización social”?
Sin embargo, las conclusiones de un estudio reciente de la universidad London School of Economics (LSE), que analizó 26 países entre 1989 y 2005, cuando la globalización alcanzó una expansión dramática, contradicen estas ideas.
La investigación concluyó que la “globalización social”, es decir, los cambios en la manera en que vivimos y trabajamos, es lo que hace que estemos engordando, y no la mayor disponibilidad de comidas más caloríficas y baratas alimentadas por el comercio global.

Algunos investigadores sugieren que son los cambios en la manera en que vivimos y trabajamos, los que hacen que estemos engordando.
Esencialmente, la culpa del aumento de peso global es el hecho de que ahora seamos cada vez más capaces de trabajar, consumir y socializar sin apenas mover un músculo, dice el autor del estudio, el doctor Joan Costa-Font.
“Nuestro consumo alimentario está dirigido a satisfacer las necesidades de un mundo pre globalizado (en términos sociales), en el que la gente tenía que caminar para ir a lugares, y en el que no había tantas actividades como hoy en día para ahorrar energía. Los individuos tenían contactos sociales y personales más cercanos, y cocinaban y pasaban más tiempo haciendo tareas en la casa”, dice.
Según el investigador, el estudio sugiere que una vez que la gente adapte su dieta y su estilo de vida a estos cambios sociales, esencialmente, cuando se muevan más y coman menos, volverá a prevalecer un peso normal.
Y como ejemplo menciona Estados Unidos. Aunque su nivel de obesidad es extremadamente alto, llegando casi al 35%, Costa-Font destaca que se ha mantenido más o menos igual durante la última década.
“Eso es una buena noticia. Ya es algo”.
“Puede ser que Estados Unidos esté empezando a aprender a cómo comer y a cómo ajustar su estilo de vida al de uno globalizado”.
“La hipótesis es que este aumento de obesidad es sólo transitorio”, apunta el investigador

Qué le pasa a tu cuerpo cuando comes chile picante y por qué puede ser bueno para tu salud?

Cualquiera que haya probado un ají bien picante sabe que puede causar una sensación de dolor.
Hay chiles de todas las formas, tamaños, colores y bravuras, pero todos tienen algo en común: la sensación de quemazón que causan en la boca, los ojos, y cualquier otra parte del cuerpo con la que sus jugos entren en contacto.
Aunque la mayoría de la gente cree que la parte más picante del chile es la semilla, es la capita blanca y esponjosa que tiene dentro, llamada placenta, la que concentra más ferocidad.
La sensación de quemazón está causada principalmente por un compuesto químico llamado capsaicina, que se encuentra en unas glándulas muy pequeñas en la placenta del chile.
El cerebro cree que la boca se está quemando, literalmente
Al comer un chile la capsaicina entra en contacto con la saliva y se amarra a los receptores llamados TRPV1 que hay en la boca y en la lengua.
Los receptores de potencial transitorio V1, (TRPV1 por sus siglas en inglés) son unas proteínas que forman parte de nuestro sistema nervioso que están involucrados en la transmisión y modulación del dolor.
La función principal de los que están en la boca es detectar la sensación de dolor cuando algo está muy caliente.
Y la capsaicina hace que nos de la sensación de que se nos quema la boca porque la molécula encaja perfectamente con esos receptores.
Así que la señal que los TRPV1 envían le dice al cerebro literalmente que la boca está ardiendo.
¿Por qué pican los chiles?

Las aves no tienen receptores TRPV1 y no experimentan la misma sensación de ardor ante la capsaicina.
La razón por la que las plantas silvestres de chile empezaron a producir capsaicina originalmente fue para protegerse a sí mismas de que las comieran mamíferos como tú.
Desde una perspectiva evolutiva la planta prefería que fueran las aves las que dispersaran por el mundo sus semillas.
Y al contrario que los mamíferos, las aves no tienen receptores TRPV1, así que no experimentan la misma sensación de ardor.
Así que para el ají producir capsaicina se convirtió en la manera ideal de evitar ser devorados por los mamíferos sin dejar de ser atractivos para las aves.
Cómo los humanos le fastidiaron el plan
Pero en algún momento llegó un simio con un cortex frontal enorme que lo fastidió todo, porque, de alguna manera, disfrutó de ese ardor.
No solo la capsaicina no espanta a los humanos sino que a la mayoría les encanta. ¿Por qué?
La ferocidad de un chile se mide en unas unidades conocidas como SHU (Scoville Heat Units).
Un ají relativamente moderado, como el chile Holandés Largo, solo tienen 500 SHU.
Pero si muerdes el chile de Naga, del noroeste de India y uno de los más picantes del mundo, te expondrás a 1,57 millones de SHU.
¿Y qué le pasa entonces a tu cuerpo? Para ilustrarlo, el botánico James Wong y el doctor Michael Mosley, que participan en la serie de televisión de la BBC “Los secretos de tu comida”, participaron en una competición de comer chiles picantes.

Adrenalina pura

El cuerpo responde a la explosión de dolor severo liberando adrenalina.
“A los pocos minutos de comer el primer ají, mis ojos empezaron a aguarse y se me disparó el pulso”, describe Mosley.
Su cuerpo había respondido a la primera explosión de dolor severo liberando adrenalina.
“Esto no solo hizo que se me acelerara el corazón, también hizo que se me dilataran las pupilas”, cuenta el doctor.
Con cada ronda los chiles eran más y más picantes y pronto los participantes de la BBC se retiraron del concurso.
“Si hubiéramos sido capaces de llegar a morder los chiles más picantes, posiblemente habríamos llegado a experimentar un “subidón de endorfinas””, dice Mosley.
Las endorfinas son opiáceos naturales, analgésicos que a veces nuestro cuerpo libera en respuesta al picor extremo de un ají.
Igual que los opiáceos, dicen que induce una sensación de felicidad.
Así que comer chiles extremadamente picantes es una forma de búsqueda de emoción que alimenta el deseo de estimulación de nuestro cerebro.
“Aunque no es algo que yo personalmente haya experimentado he oído cómo lo describen las personas que les gusta el picante extremo”, dice Mosley.
¿Beneficios para la salud?
Pero más allá del dolor y sus placeres perversos, ¿hay en todo esto algún beneficio para nuestra salud?
Quizás sí.
En un estudio reciente realizado por investigadores de la universidad de Vermont se analizaron los datos de unos 16.000 estadounidenses que habían rellenado cuestionarios sobre comida durante un período de casi 20 años de media.
Durante ese tiempo 5.000 murieron.
Los investigadores concluyeron que quienes comían muchos chiles rojos picantes tenían un 13% menos de probabilidades de morir durante ese período que los que no.
Estos resultados encajan con los de otro estudio reciente, llevado a cabo en China, que llegó a conclusiones similares.
¿Pero por qué comer chiles puede beneficiar tu salud?
Los investigadores especulan que tal vez la capsaicina ayude a incrementar la fluidez de la sangre o que pueda generar cambios positivos en la flora intestinal.
Sea cual sea la razón… “a mi me gusta”, concluye Mosley.

Biofeedback”: cómo prestando atención a lo que pasa en nuestro cuerpo podemos reducir el estrés

“Cierra los ojos suavemente. Escucha el paisaje sonoro donde estás ahora. A medida que centras tu conciencia en diferentes partes de tu cuerpo, el paisaje sonoro, como tu mente, se volverá silencioso y sereno…
“Si comienzas a dejar tu mente vagar o impacientarse, el paisaje sonoro se tornará más fuerte y ruidoso. Si esto sucede, no te preocupes, simplemente vuelve tu atención a la conciencia de tu cuerpo. Respira lentamente una o dos veces…”.
Este es el guión de un ejercicio de relajación, guiado por una aplicación llamada Clarity.
Está diseñado por Galvanic, la compañía detrás de Pip, un pequeño dispositivo manual que, mientras escribo, está midiendo mi actividad electrodérmica -la conductancia de una pequeña corriente eléctrica a través de mi piel- ocho veces por segundo, al tiempo que un apacible narrador me instruye a relajarme en medio del sonido de lluvia.
El dispositivo monitorea mis niveles de estrés utilizando la conductancia de la piel para medir la excitación de mi sistema nervioso autónomo, que controla mi latido cardíaco, la respiración y otras funciones corporales.
El objetivo de Pip es enseñar a las personas a controlar niveles de estrés mediante el reporte de señales ocultas de su cuerpo de las que no se percatarían de otra manera.
¿Cuándo es bueno el estrés?
Esto, a través de juegos que puedes usar en una aplicación asociada, donde el objetivo es cambiar estas señales y reducir tu estrés.
Es un ejemplo de dispositivo de biofeedback o biorretroalimentación.
Cómo identificar cuando el estrés (positivo) se ha convertido en agotamiento (negativo)
La ciencia detrás del dispositivo
Otros dispositivos similares monitorean cosas como la actividad de las ondas cerebrales, la tensión muscular o lo que tu corazón está haciendo.
Las técnicas de biorretroalimentación también se han utilizado para ayudar a entrenar a los atletas.
Entonces, ¿cuál es la ciencia detrás de los dispositivos de biorretroalimentación? ¿Funciona la propuesta?

Monitorear las señales ocultas de tu cuerpo puede ayudarte a controlar el estrés.
“En la biorretroalimentación, los individuos son adiestrados para controlar una respuesta fisiológica de la que uno generalmente no es consciente”, explica Adrian Meule, investigador postdoctoral de la Universidad de Salzburgo.
“Por ejemplo, la persona puede trabajar en disminuir su presión arterial, que pueden monitorear en una pantalla”, añade.
“Por lo tanto, pueden evaluar su éxito, mientras que la estrategia que utilizó para lograrlo -tal vez respirar lentamente u otras formas de relajarse- se refuerza positivamente”.
Visualización a través de un juego
El Pip funciona en esa línea y ha traducido el entrenamiento de la biorretroalimentación en una serie de juegos.
En la aplicación Clarity que mencioné al principio de este artículo, por ejemplo, el usuario escucha un paisaje sonoro de selva lluviosa. A medida que se relaja -detectado por el sensor de mano- el paisaje sonoro se vuelve más silencioso en tiempo real.
Al final se le presenta una puntuación al usuario.

El equipo italiano de fútbol ha entrenado con técnicas de biofeedback.
Sin embargo, la aplicación de Pip más parecida a un juego es Relax and Race, que está diseñada para enseñar a los jugadores a mantener la calma en situaciones estresantes.
El juego es una carrera, y presenta a un dragón que vuela más rápido a medida que los usuarios se relajan, o vuela más lento si los usuarios suben los niveles de estrés.
La puntuación es fácilmente cuantificable, sobre la base del tiempo que tarda el dragón en terminar la carrera.
Reforzamiento positivo
Encontré el juego difícil al principio, ya que anticipar una carrera me estresa más.
Pero al usar técnicas como contar mis respiraciones profundas aprendí a hacer que el dragón volara más rápido y me recompensara con un menor tiempo.
Incluso durante una semana atareada, me pareció lo suficientemente motivador como para jugar varias veces.
La teoría es que las recompensas en los juegos proporcionan un refuerzo positivo de las técnicas que se están utilizando para eliminar tensiones, como la respiración lenta.
“Reforzamiento positivo es la introducción de algún estímulo en el medio ambiente justo después de un comportamiento, lo que resulta en un incremento de ese comportamiento en el futuro”, explica Rebecca Doggett, una profesora asistente clínica en la Universidad de Nueva York.
“Sala de la mente”
Aunque estoy usando biorretroalimentación con la esperanza de que aprenderé a relajarme cuando me enfrento a situaciones estresantes en mi vida cotidiana, también ha demostrado ser eficaz en otros contextos.
Antes de ganar la Copa del Mundo en 2006, el equipo nacional de fútbol italiano se entrenó con técnicas de biorretroalimentación, utilizando una “Sala de la mente” donde se les animó a controlar su respiración, la tensión muscular y mucho más.
Hay una relación entre la excitación y el rendimiento. Si tu corazón está latiendo demasiado rápido o estás respirando demasiado rápido, no va a funcionar de manera óptima”
Christine Moravec, Clínica Cleveland
El entrenamiento de biorretroalimentación también se ha incorporado en los regímenes de los atletas olímpicos, como el equipo de patinaje de velocidad en distancias cortas de Canadá.
“El entrenamiento de biorretroalimentación antes de una competencia importante (que generalmente se hace con un sicólogo) ayuda a los atletas a llevar sus cuerpos al punto donde su desempeño debe ser óptimo”, dice Christine Moravec, una científica de la Clínica Cleveland.
“Hay una relación entre la excitación y el rendimiento. Si tu corazón está latiendo demasiado rápido o estás respirando demasiado rápido, no va a funcionar de manera óptima”, explica.
Mente calmada en cuerpo más calmado
La propia investigación de Moravec se ha centrado en la eficacia del entrenamiento de biorretroalimentación para mejorar condiciones médicas.
La investigación sugiere que podría aliviar los síntomas asociados con condiciones como enfermedades cardiovasculares, dolores de cabeza por tensión y migrañas, e insuficiencia cardíaca.
Muchas enfermedades implican la misma respuesta del sistema nervioso que se activa por el estrés.

“Las enfermedades del corazón son un buen ejemplo de esto”, dice Moravec.
“Si puedes adiestrar tu cuerpo a regresar al punto en que el sistema nervioso no está tan activado, también ayuda con la enfermedad”.
El estudio de Meule investigó la biorretroalimentación como una manera de controlar la variabilidad de la frecuencia cardíaca y su efecto sobre la ansiedad por alimentos.
La variabilidad de la frecuencia cardíaca aumenta cuando alguien se relaja y respira más lentamente. Con la ayuda de un gráfico de barras, Meule capacitó a los participantes para disminuir su ritmo a seis respiraciones por minuto.
“Después de varias semanas de práctica, los participantes informaron una reducción de la frecuencia con que deseaban alimentos”, dice.
Aunque los mecanismos subyacentes de estos efectos son desconocidos, el especialista cree que puede ser debido a que se activa el nervio vago que afecta las áreas cerebrales involucradas en la regulación del deseo.
Por lo tanto, detente un momento para reflexionar sobre lo que tu cuerpo podría estar haciendo ahora mismo: el ritmo de tu corazón, el ritmo de tu respiración.
Ser más consciente de estas señales a través de la tecnología podría cambiar tu comportamiento, bienestar. Y quizás más.