Cuenca –
La expectativa por la romería de la Virgen de El Cisne crece con el pasar de los días. Este sábado se iniciará la peregrinación, pero los fieles se han preparado con meses de anticipación.
Una forma de demostrar su afecto a la Churonita es con la donación de vistosos trajes de reina o peregrina que lucirá en las misas y el trayecto.
Aunque su santuario principal está en la parroquia El Cisne, a 70 kilómetros, en Loja, la fe de la gente viene de todo el país y hasta del exterior.
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Bladimir Torres tiene 24 años y desde los 12 confecciona en su taller familiar las prendas para la Virgen. En cada puntada pone su mejor empeño y por eso los devotos ya lo conocen.
En las paredes de su local, ubicado en el norte de la ciudad, hay estampas de la Virgen de El Cisne con decenas de trajes tradicionales o lujosos elaborados por ellos. Son cosidos a mano y máquina con un detalle tan preciso, pues para ellos esta también es una forma de adorar.
En este 2019 confeccionaron algunos trajes, entre ellos un típico de la chola gironense, otro de enfermera y uno de la cultura Puruhá. Este último incluye seis piezas: delantal, paño, blusa, ajuar, sobrero y el velo. Aquí destacan los colores negro, púrpura, rosado y dorado por ser los que más utilizan los nativos.
El ajuar mide 70 centímetros con talle de 17 y el sombrero tiene de diámetro 9 centímetros, medidas que son exactas, señala, porque años atrás se las tomaron a la misma imagen con el permiso de sacerdotes.
Mariana Gallo mandó a confeccionar el traje de puruhá junto con su esposo. Viven en el cantón Chambo, provincia de Chimborazo, y la principal razón para donarlo fue por un favor recibido sobre su hijo de 8 años, que salió bien librado de una enfermedad.
Aunque la visitan desde hace diez años, es la primera ocasión que donan un traje.
Una de las partes que resalta de este vestido es el delantal rosado sobre el que están bordadas dos mazorcas de maíz y tres espigas. Esto simboliza el trabajo de sus padres que cosechan el campo y que “el pancito no nos falta en la casa”, asegura esta profesora universitaria que iniciará su viaje este jueves.
Aunque la donación de un traje no garantiza que se lo use, hay gente que solo lo manda a confeccionar por agradecimiento. Uno de esos es el de enfermera que mandó a crear alguien que tiene esa profesión. Es sencillo pero elegante, incluye un gran vestido blanco con tela bordada de flores, un mandil y el sombrero que irá al museo como un regalo. (I)
Fuente: www.eluniverso.com