La escena que encontró la policía de Sao Paulo esta semana en la casa de la familia Pesseghini era espeluznante: un joven de 13 años muerto de un balazo, sobre un colchón, junto a los cuerpos sin vida de su padre y madre. Y un arma en la mano del muchacho.
En otra casa dentro del mismo terreno estaban los cuerpos sin vida de la abuela y tía abuela del adolescente, Marcelo Pesseghini, descrito por quienes le conocían como alguien "cariñoso".
Según las pesquisas, todos murieron entre el domingo y el lunes por disparos de la misma pistola .40, propiedad de la madre de Marcelo, una mujer de 36 años que era policía, al igual que su marido de 40 años.
Los investigadores señalan a Marcelo como el sospechoso de matar a sus cuatro familiares y suicidarse. "Las circunstancias se están cerrando en torno a él", indicó Itagiba Franco, comisario del Departamento de Homicidios a cargo de la investigación, a BBC Mundo.
Sin embargo, el caso adquirió un elemento sorpresivo el miércoles, cuando un superior de la madre de Marcelo puso en duda que el joven haya sido autor del crimen y dijo que la mujer había denunciado a otros policías por actividades delictivas, algo que negó posteriormente.
Franco aseguró que procura verificar esos comentarios y sostuvo que podría abrirse una nueva línea de investigación, aunque por ahora no hay más sospechosos. "No vamos a cerrar los ojos ante otras informaciones que nos lleguen", comentó.
A quemarropa
El investigador sostuvo que hay "varias" pruebas que colocan a Marcelo como sospechoso, comenzando por las pericias que apuntan a su suicidio: el cadáver del joven, que era zurdo, tenía el arma en su mano izquierda y un disparo en el oído izquierdo.
La policía también ha indicado que un amigo de Marcelo en la escuela (cuyo nombre no fue divulgado) declaró a los investigadores que el muchacho soñaba con matar a sus padres una noche, irse a vivir a una casa abandonada y convertirse en un asesino a sueldo.
Las investigaciones revelaron que los cuatro familiares del joven murieron por disparos a quemarropa en la noche del domingo: primero su padre Luís Marcelo Pesseghini -que pertenecía al Rota, un cuerpo de elite de la policía paulista-, después su madre Andréia Bovo Pesseghini, y luego su abuela y tía abuela.
En base a un video grabado por cámaras de seguridad en la calle, los investigadores sostienen que Marcelo condujo el auto de su madre hasta su escuela a la 1:25 de la madrugada del lunes y salió del mismo cinco horas después para entrar a clases.
No regresó a su casa en el mismo vehículo, sino que fue llevado por el padre de otro alumno. La policía cree que el joven se quitó la vida después de entrar y pasar su mano por el cabello de su madre sin vida.
"Se perdió"
Pero la versión oficial sobre la presunta responsabilidad de Marcelo fue puesta en cuestión por el coronel Wagner Dimas, comandante del batallón de la Policía Militar donde trabajaba la madre del joven.
Dimas declaró el miércoles a radio Bandeirantes que la mujer había denunciado a otros policías militares por estar involucrados en robos a cajeros electrónicos y evitó descartar la posibilidad de que las muertes tuvieran relación con el caso.
Sin embargo, el coronel se retractó de sus propias palabras al ser interrogado luego por la Policía Militar, negó que hayan sido investigados policías de su batallón y sostuvo que durante la entrevista radial "se perdió en sus argumentaciones", informó la red Globo este jueves.
Franco dijo a BBC Mundo que había sido solicitada la presencia de Dimas en el Departamento de Homicidios entre el jueves y el viernes para que aclarase "las informaciones que él afirmó a través de la prensa".
La Policía Militar de Sao Paulo es conocida por su violencia y fue acusada de practicar ejecuciones sumarias de civiles durante una guerra no declarada que tuvo el año pasado con delincuentes, que generó una alarmante ola de crímenes en la mayor ciudad de Brasil.
"Tenemos que acostumbrarnos"
Quienes conocían a Marcelo negaron que fuera un joven de actitudes violentas, aunque según la policía tenía predilección por las armas de juguete.
La escuela a donde estudiaba el muchacho indicó que el lunes, último día que asistió a clases, "participó de todas las actividades propuestas y tuvo el mismo 'gesto cariñoso' con sus profesores y funcionarios en general".
"No presentó ningún tipo de comportamiento anormal", precisó.
Pero el comisario Franco apuntó a diversos casos en otros países como Estados Unidos, donde "ya es común que el muchacho o estudiante tenga una conducta irreprensible y de un momento a otro toma un arma y comienza a hacer víctimas".
Agregó que en Brasil también hay casos de esos y citó uno que ocurrió el miércoles en Sao Paulo, donde un niño de 10 años, también hijo de policía militar, se quitó la vida con el arma de su padre tras una discusión familiar.
"Para nuestra cultura no es aceptable", sostuvo, "pero infelizmente tenemos que acostumbrarnos a esto".