En 1925 nacía la cantante Celia Cruz en "Las Margaritas", un asentamiento para negros pobres de La Habana. Hoy los niños de esta ciudadela van a la escuela y todos tienen cobertura de salud pero poco han cambiado las paupérrimas condiciones habitacionales y entre sus habitantes sigue primando el mismo color de piel.
León Mago Rodríguez es afrodescendiente y vive en la ciudadela desde hace 60 años, sus hijas se criaron también allí y cuando crecieron ampliaron el rancho. Los nietos, a falta de espacio, hicieron habitaciones en lo alto y sus bisnietos corretean por el lugar.
"No creo que vivamos aquí por ser negros", nos dice León y su hija de 58 años lo apoya muy convencida. Ninguno de los entrevistados percibe que el problema racial sea el responsable de su situación. El tema parece seguir circunscrito a las élites intelectuales.
Sin embargo, investigaciones realizadas por el Centro de Antropología en 2006, muestran que los negros viven en las peores casas, reciben menos divisas, no están representados en los cargos de dirección, en la economía emergente y en las universidades, y en cambio predominan en los trabajos peor remunerados.
En los años 60 el gobierno dio por resuelto el problema racial, pero el intelectual Roberto Zurbano acaba de denunciar la persistencia de la discriminación en un artículo publicado en el New York Times. "Lo hice para provocar un gran debate sobre el racismo", le dijo a BBC Mundo.
La metástasis
El tema racial despierta sensibilidades desde la época de la colonia, el miedo al negro es uno de los argumentos que explica la tardía lucha independentista. En 1959 Fidel Castro criticó públicamente el racismo y provocó tal reacción que tuvo que retomar el tema días después.
Aun hoy apenas se toca el tema en los medios de prensa cubanos y en los discursos, sin embargo, el Presidente Raúl Castro promueve una política de cuotas para aumentar el número de mujeres y negros en los cargos dirigentes.
En Cuba institucionalmente todas las razas tienen las mismas posibilidades de desarrollo y de hecho algunos afrodescendientes han alcanzado altos cargos. Un ejemplo es Esteban Lazo, un obrero negro, de un pueblo de campo que es hoy presidente del parlamento.
Sin embargo, la regla es que hay una gran concentración de afrocubanos en los barrios pobres y en las prisiones, mientras los blancos siguen recomendando "no hacer cosas de negro" y algunos afrodescendientes creen que con el matrimonio interracial "adelantan la raza".
Un asunto sensible
El artículo del New York Times reabrió el debate interno: el profesor cubano Guillermo Rodríguez, escribió que "resulta una falsedad" desconocer que la revolución luchó contra el racismo abriendo los puestos de trabajo, los medios de comunicación y el estudio a cubanos de todos los colores.
Según Zurbano, los negros nunca tuvieron las mismas posibilidades para aprovechar esas oportunidades y se pregunta a modo de ejemplo: "¿cómo podemos dedicarnos hoy a alquilar la casa o abrir en ella un restaurante si tenemos las peores viviendas?".
"Hubo una mala lectura de mi texto, yo reconozco que muchas demandas de otros afrodescendientes de la región nosotros las tenemos cumplidas, como la salud o la educación. Pero reclamo que en esa educación se inserte la historia de África".
Zurbano propone abrir un debate. "Lo primero es discutir el tema entre cubanos en base a los datos ya recogidos por los centros de investigación. Pero hay que juntar a expertos, luchadores y políticos para debatir los resultados de esas investigaciones".
El tabú y el debate
El profesor Esteban Morales es también afrodescendiente pero cree que el gobierno está abierto al debate "y por eso no estoy de acuerdo con Zurbano. La discusión está andando aunque creo que debe ampliarse más, tiene que llegar más abajo".
Propone crear un departamento estatal que atienda los asuntos raciales. Recuerda que "las mujeres tuvieron una atención especial desde el principio. El problema racial debe ser tratado desde la actividad cultural, económica y también gubernamental".
El intelectual y Babalao Tato Quiñones, destacado activista racial, reconoce que desde 1959 se combatió la discriminación en los centros laborales, educacionales y de recreación, "fue entonces que para mí la revolución cobró un sentido".
Explica que los negros se beneficiaron de los avances sociales que se promovieron en favor de los pobres, como la educación, la salud o el trabajo, "pero no hubo una política especial de ayuda y atención a este sector de la población que verdaderamente lo merecía".
"El error fue creer que eliminando las clases sociales se liquidaría el racismo", dice Quiñones y critica que el debate racial sea tabú. En este sentido reconoce que el mérito de Zurbano "fue poner el tema sobre la mesa y hacerlo a costa de su propio pellejo".