Gustavo Noboa: El pueblo tumbará al Gobierno que le quiera quitar el dólar

Gustavo Noboa: El pueblo tumbará al Gobierno que le quiera quitar el dólar

Gustavo Noboa dice que 1999 fue un “año para olvidar”. El gobierno de Jamil Mahuad, del cual era vicepresidente, decretó el feriado bancario y el congelamiento de depósitos. Y luego cayeron la mayoría de los bancos. En medio de la desconfianza, en el país se empezó a vivir una dolarización “de facto”.

Para explicar lo que sucedía, Noboa se apoya en el libro La dolarización en Ecuador, un año después, publicado por el Banco Central del Ecuador. Lee algunos pasajes y luego los comenta: “La dolarización responde, primero, a un proceso espontáneo, porque la gente comenzó a ahorrar en moneda extranjera. ¿Para qué se iba a ahorrar en sucres si se devaluaba permanentemente? Segundo, la gente buscaba billetes dólares y por ello abren cuentas corrientes en esa moneda; tercero, muchos bienes se cotizaban en dólares, como el alquiler de departamentos o casas, o la compra de vehículos… Te pedían pagar en dólares, pero los sueldos estaban en sucres. Algunas compañías empezaron a pagar una parte en dólares… El sucre, dice el libro, fue perdiendo valor poco a poco y la inflación, que es el peor impuesto, iba creciendo”.

La dolarización llega a los 20 años, pero necesita mantenerse sana

Ante el desequilibrio económico que ya generaba descontento social, Mahuad anunció su decisión de dolarizar la economía el 9 de enero del 2000 . Doce días después fue derrocado en una asonada indígena-militar. En la madrugada del 22, Noboa fue investido como presidente. Resolvió seguir con la medida, pese a que afirma que no había estudios que la sustentaran.

Usted marcó distancia de varias decisiones de Mahuad, como el feriado bancario. ¿De verdad no tenía idea de que él estaba pensando en dolarizar?

El 9 de enero, el presidente me dice: “Quiero que me acompañes porque voy a anunciar la dolarización”. Yo le digo: “Si yo no conozco nada del tema, ¿por qué me pides que te acompañe? Yo me siento al margen, nunca me has pedido una opinión”. Y me vine a Guayaquil.

En su libro Porqué fui presidente relata que en el aeropuerto se encontró con un par de ministros que le preguntaron cómo así viajaba si esa noche se anunciaba la dolarización…

Yo les dije que yo no era parte de este tema. Luego, Mahuad me volvió a llamar. Me dijo: Después de anunciar la dolarización, voy a tener una reunión en el Palacio, te pido que me acompañes. Le dije que me mande un avión y lo hizo. Les pedí a dos amigos, Eduardo Peña y Galo García, que me acompañen. Llegamos a la residencia y eso era una fiesta, había música, champán, baile… Me quedé el tiempo indispensable y me fui. Había mucha gente que no me quería y llegaron a decir que había asistido con dos ministros de mi gabinete.

¿Pero antes del anuncio usted oyó algún rumor?

Yo sabía que algo pasaba, pero lo que pasó lo supe después. Supe que llegaron al país dos miembros de la Fundación Mediterráneo, de Domingo Cavallo… Eso fue entre diciembre de 1999 y enero del 2000, no recuerdo la fecha. Conversaron con Mahuad varios días, varias horas. Mahuad también se reunió con banqueros. Todo esto era un misterio. Supe también que él había hablado con Cavallo unos días antes de dolarizar. Pero no se decidía porque Ana Lucía Armijos (la exministra de Finanzas) y la gente del Central le tenían miedo a la dolarización… Los dolarizadores estaban en Guayaquil. Entonces esa decisión, como escribo en mi libro, no fue económica o financiera. Fue política. Mahuad dice que no porque eso le conviene, pero en la reunión que tuve con el Banco Central en los primeros días de mi gobierno me dijeron que no había estudios.

En su libro cuenta que tuvo una reunión con Jaime Durán, exsecretario de la Administración, en la que le afirmó que Mahuad se decidió tras haber hablado por teléfono con Jaime Nebot, que era diputado…

Es verdad, y nadie lo ha desmentido.

Nebot supuestamente le dijo a Mahuad: “Dolarice o se cae”. Pero igual se cayó. ¿Por qué no le funcionó?

Porque la gente no creía en Mahuad luego del congelamiento, del feriado bancario y de decir que Ecuador era como el Titanic. Que yo sepa, el Titanic se hundió…

¿Por qué decidió seguir adelante?

Porque soy, en principio, guayaquileño. Y nosotros sí creíamos en la dolarización; incluso meses antes, cuando era vicepresidente, me reuní con gente de Guayaquil a pedido de Joyce de Ginatta. Lo que me pasó ya como presidente es lo que se llama la soledad del poder: cuando tú tienes que tomar una decisión y eres el único que debe responder ante tu conciencia y tu país. Ahí no tienes amigos, cómplices, barra… Yo dije vamos adelante. Sin saber nada, solo con intuición y algo más que no se puede decir…

El 13 de marzo de ese año se expidió la Ley para la Transformación Económica que modificó el sistema cambiario y monetario. Usted no tenía partido ni mayorías. ¿Cómo consiguió el apoyo de los diputados?

Juan José Pons, que era presidente del Congreso, creía en la dolarización e hizo un buen trabajo de cabildeo. Creo que los diputados se dieron cuenta de que era esto o un suicidio colectivo…

Hay analistas que dicen que el cambio no debió ser a 25 000 sucres sino a 37 000 o más.

Es una opinión, hay otros que dicen que debió ser a 15 000, 18 000… Pero como no hubo estudios… Ahí pasó algo que no sé si se llegue a saber algún día, quiénes y por qué pusieron los 25 000. Yo tenía que trabajar y no iba a ponerme a investigar. Ya estaba el agua derramada. Así que arrancamos, se cambiaron leyes, se hicieron las acciones necesarias para el canje, se puso a circular la moneda fraccionaria… Y le cuento una primicia: en esa moneda fraccionaria se pusieron efigies de ilustres ecuatorianos, en el anverso están Juan Montalvo ($0,05), Eugenio Espejo ($0,10), Eloy Alfaro ($0,50)… José Joaquín de Olmedo no estaba (en la de $0,25) porque no es querido en Quito. Yo les dije a los del Central: Aquí me ponen a Olmedo y me sacan a este, que no sé quién era.

Los sectores indígenas que participaron en el golpe a Mahuad rechazaban el dólar. ¿Habló con ellos?

Me reuní con los líderes indígenas y me dijeron no entendemos el dólar, no lo queremos. Les dije: Me apena porque a los otavaleños los he visto en Buenos Aires, Nueva York, Madrid, Berlín, Londres, ellos manejan el dólar hace 50 años, venden sus artesanías en dólares, ¿cómo es posible que los indígenas ecuatorianos digan que no lo entienden? ¿Acaso ellos son mejores que ustedes? Nadie más jodió…

Cambio debió ser de 35 000 sucres por dólar, dice experto sobre dolarización que cumple 20 años
¿Cómo evalúa el manejo de la dolarización en los otros gobiernos?

Se ha ido fortaleciendo en la medida en que el pueblo no se va a dejar quitar el dólar. Tumbará al Gobierno que se lo quiera quitar. Ya tenemos 20 años, hemos seguido caminando. Problemas hay porque nos cuesta dinero, pues no acuñamos la moneda ni emitimos papel, además Ecuador es un país un poco caro… Pero nos ha ido bien.

¿Qué hace falta para afianzar el sistema?

Confianza y seguridad jurídica para promover las inversiones. Pero sin el dólar estaríamos igual o peor que Venezuela. Hemos tenido a (Rafael) Correa diez años, lo que nos ha salvado es el dólar y el precio del petróleo. Si mi gobierno no hubiese hecho otra gran obra, el OCP, y si no se hubiese arreglado el SOTE, no se habría aumentado la exportación de crudo. En mi gobierno hubo un promedio de 15 dólares el barril. Correa lo tuvo a 100 dólares y estamos endeudados y con una corrupción terrible. Sin el dólar Correa nos llevaba a Venezuela, sin duda.

Jamil Mahuad: Si la decisión fue tan mala, ¿por qué la mantienen?
En febrero del 2000, Jamil Mahuad abandonó el país y con él se fueron los secretos de cómo se formuló la idea de dolarizar.

Tras el golpe de Estado del 21 de enero de ese año, viajó a Estados Unidos y se radicó en Boston, donde ha desarrollado actividades académicas.

Desde entonces no ha regresado, pues tiene una orden de prisión en un proceso por peculado, originado en el decreto del feriado bancario. El caso está en etapa de casación.

En publicaciones y entrevistas de prensa, Mahuad ha defendido la dolarización. “Si mis decisiones fueron tan malas, ¿por qué las mantienen?”.

En el libro 25 años de democracia en Ecuador, por ejemplo, indicó: “He oído que… la dolarización fue una decisión improvisada… para salvarnos políticamente. Eso es absolutamente ridículo… En el Ecuador se empezó a hablar de la posibilidad de una cosa parecida, la convertibilidad, desde el gobierno de Abdalá Bucaram. Para llegar a la dolarización tuvimos que reducir el déficit fiscal, limpiar el sistema financiero, conseguir un acuerdo en el Congreso para que apoyara la Ley Trole”. (I)

 

Fuente: www.eluniverso.com

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