Cuando te mencionan a Suecia, es muy probable que lo primero que se te venga a la cabeza sea: Abba, IKEA, Bjorn Borg, el Premio Nobel, vikingos, frío, albóndigas… ¡Un momento! Estas últimas ya no.
Resulta que las famosas albóndigas “suecas”, que se pueden disfrutar en los restaurantes de los almacenes IKEA por todo el mundo, no son originales de ese país nórdico.
Son de Turquía.
Según un mensaje en la cuenta oficial de Twitter del gobierno de Suecia, las albóndigas están actualmente basadas en una receta que el rey Carlos XII trajo de Turquía a comienzos del siglo XVIII.
¡Aferrémonos a los hechos! reconoce el tuit.
No se sabe exactamente por qué el gobierno de Suecia decidió revelar el secreto la semana pasada, pero el mensaje generó una gran discusión en las redes sociales.
Y no es para menos. Imagínate, eso es como decirle a los mexicanos que los tacos vienen de Medio Oriente (¿Será posible?).
“Mi vida entera ha sido una mentira”, comentó en Twitter William J. de Suecia.
Entre tanto, Ismail Ünal, un aficionado al equipo de fútbol turco Besiktas, escribió: “Estamos preparados a olvidarnos de esto si nos regalan a Zlatan Ibrahimovic (delantero estrella sueco)”
Otros comentarios sugirieron que al plato sueco se le dé el nombre turco para las albóndigas: “kofte”.
La albóndiga de Turquía o “kofte” no contiene carne de cerdo.
Carlos XII fue el monarca de Suecia entre 1697 y 1718. Sin embargo, vivió en el exilio en el entonces Imperio Otomano entre 1709 y 1714, durante la Gran Guerra del Norte, un conflicto entre Rusia y Suecia.
Se dice que, de regreso a su país, Carlos trajo consigo varios productos turcos, incluyendo el café y el repollo relleno, que también complementan la tradicional mesa sueca.
Pero hay diferencias entre la receta sueca y turca de albóndigas.
Las primeras tienen una combinación de carnes, incluyendo cerdo, y se sirven en salsa acompañadas de una jalea de arándanos rojos (tampoco originales de Suecia).
Las albóndigas turcas, por su parte, combinan res y cordero con cebolla, huevo, migajas de pan y perejil, y se sirven más secas.
Receta sueca de albóndigas:
½ libra de carne de res molida
½ libra de carne de cerdo molida
1 huevo
½ taza de crema de leche
½ taza de agua
1 cebolla finamente cortada
¼ taza de migajas de pan
2 papas amarillas medianas hervidas
2 cucharadas de mantequilla
Sal y pimienta al gusto
Fríe la cebolla en un poco de mantequilla, hasta que quede dorada. Haz un puré con las papas. Mezcla todos los ingredientes hasta que tengan una consistencia que se deje moldear en bolas de buen tamaño. Fríe las albóndigas en bastante mantequilla.
Sírvelas con una salsa hecha a base de crema de leche, caldo de res, mantequilla, harina (para espesar), sal y pimienta, y acompañadas de jalea de arándano rojo.
Seguramente las recetas no van a cambiar, pero ¿qué pasará con la denominación de origen?
Eso representaría un gran problema para IKEA,el gigante sueco de muebles y artículos para el hogar que sirve en sus restaurantes dos millones de albóndigas al día en todo el mundo, según el diario The New York Times.
Conflictos culinarios
Pero no esperes un cambio muy radical. El mundo está lleno de conflictos culinarios que tal vez nunca se resolverán.
Platos típicos de un sinnúmero de países están reivindicados por otros.
Muchos países tienen sus propias versiones del dulce de leche.
Y no hay que ir muy lejos. En América Latina están, por ejemplo, la arepa (¿colombiana o venezolana?), el dulce de leche (también llamado manjar, arequipe o cajeta), la empanada, el arroz con pollo, en fin.
Algunos países han tratado de declarar su comida criolla como patrimonio nacional. Pero, si se ahonda lo suficiente, probablemente lo supuestamente autóctono siempre estará en disputa.
El dulce de leche es un buen ejemplo. Argentina y Uruguay podrán estar en conflicto por el origen de este delicioso postre, pero la leche se ha condensado y endulzado durante siglos en todas las regiones del mundo.