Las ciudades no parecen, a primera vista, los lugares más apropiados para el desarrollo de la vegetación.
Sin embargo, según un nuevo estudio de la Universidad Técnica de Múnich, Alemania, los árboles, curiosamente, crecen más rápidamente en las urbes y zonas metropolitanas que en bosques o áreas rurales.
Los investigadores llegaron a esta conclusión después de comparar información de 1.400 árboles en diez grandes ciudades del mundo (París, Santiago de Chile, Berlín, Ciudad del Cabo y Sapporo, entre otras), con ejemplares de la misma especie en zonas naturales.
¿La causa? El crecimiento acelerado, dicen, se debe al efecto “isla de calor”.
Con este nombre se conoce al incremento de temperatura que se registra en las ciudades por la concentración de edificios, las calles asfaltadas, la circulación de vehículos, los sistemas de calefacción y otros factores típicos de las grandes urbes.
En el campo, los árboles crecen más lento, pero también viven por más tiempo.
Esta diferencia de temperatura puede alcanzar desde 3º C hasta 10º C.
“Podemos mostrar que los árboles urbanos de la misma edad son más grandes en promedio que sus pares rurales, porque los árboles de ciudad crecen más rápido”, explicó Hans Pretzsch, investigador de la Universidad de Múnich y coautor del estudio.
Santiago de Chile
Los investigadores seleccionaron árboles maduros de las especies predominantes en cada ciudad (y en las áreas circundantes), que fueron elegidas por representar distintos tipos de clima.
La falsa acacia fue el árbol seleccionado para el análisis en Santiago de Chile. Foto: cortesía Astrid Reischl.
En Santiago de Chile, la única ciudad seleccionada en América Latina, la especie elegida fue la Robinia pseudoacacia, conocida como falsa acacia.
Este árbol puede verse por toda la ciudad.
Originario del sureste de Estados Unidos, donde el clima abarca desde templado a húmedo, la especie puede también crecer fácilmente en condiciones más secas, como las que se registran en muchas ciudades del mundo.
Fotosíntesis
La diferencia de tamaño de se mostró más pronunciada en árboles de 50 años (de un 25%) y menos (20%) en árboles de 100 años de edad.
El efecto isla de calor, al que le atribuyen este fenómeno, acelera el crecimiento de los árboles de dos maneras.
Por un lado, el aumento de la temperatura estimula la fotosíntesis.
La diferencia de temperatura entre la ciudad y el campo puede ser de entre 3º C y 10º C.
Por otro, prolonga el período de vegetación, lo cual extiende el tiempo del año en el cual pueden crecer los árboles.
No obstante, que crezcan rápido tiene una contractara: los árboles también envejecen a mayor velocidad.
Y esto significa que cuando se los planta en la ciudad para mejorar el aire y la calidad de vida, viven menos tiempo y por ende hay que reemplazarlos con más asiduidad.
Independientemente de la diferencia ciudad/campo, el estudió también mostró que los árboles en ambos sitios han acelerado su crecimiento desde la década de los 60, por el cambio climático.