Michelle Obama asegura en su autobiografía que convertirse en primera dama de Estados Unidos no fue fácil.
Una de las dificultades fue el protocolo, confesó en un acto con estudiantes en Londres, en el marco de la presentación de su libro de memorias, “Becoming”.
“Tenía todo este protocolo zumbando en mi cabeza y pensé: ‘no bajes las escaleras y no toques a nadie, hagas lo que hagas’, recordó sobre su primer encuentro con la reina Isabel II.
“En mi cabeza solo estaba el protocolo hasta que ella va y dice: “oh, todo eso es basura, solo entra’”.
Pero durante estos años no era solo el protocolo lo que pasaba por su mente. También le ha costado creerse merecedora de la admiración de muchas personas alrededor del mundo que la consideran un “símbolo de esperanza”.
Y eso continúa hoy en día, confesó.
“Todavía tengo un poco de síndrome de la impostora”, dijo asegurando que a veces le cuesta creer que la gente escuche lo que tiene que decir.
“No desaparece esa sensación de que no deberían tomarme tan en serio porque ¿qué sé yo (de la vida)? Lo comparto con ustedes porque todos tenemos dudas sobre nuestras capacidades, sobre nuestro poder y sobre qué es ese poder”.
En su autobiografía la ex primera dama de Estados Unidos confiesa que ella y Obama asistieron a terapia de pareja juntos para superar algunas dificultades.
El síndrome del impostor es un término que se usa para describir sentimientos de inseguridad o dudas sobre uno mismo, a pesar de que no existe evidencia que respalde dicha creencia.
“Si le doy a la gente esperanza, entonces eso es una responsabilidad, así que debo asegurarme de que soy responsable”, concluyó.
Obama ocupó la casa Blanca durante dos mandatos, de 2009 a 2017. Durante ese tiempo, Michelle Obama, de profesión abogada, ha liderado iniciativas como Let Girls Learn (Dejemos que las niñas aprendan), para promover la educación de las niñas en todo el mundo.
Superar el síndrome
La BBC habló con Kate Atkin, una profesional que investiga el síndrome del impostor.
Estos son los consejos que ofrece para superarlo:
Habla sobre ello: si compartes cómo te sientes con los demás, pronto te darás cuenta de que no estás solo o sola.
Reconoce tus éxitos: no los limites solo a la suerte o al trabajo duro, sino a tus habilidades. Sin ellas no hubieras logrado lo que conseguiste.
Recuerda que nadie es perfecto: aceptar que el fracaso puede ocurrir en algún momento y aprender de él es importante.
Deja de compararte con los demás: intenta ver la evolución de cómo eras el año pasado y en qué aspectos has progresado.
Fuente: www.bbc.com