Hubo enfrentamientos entre la policía y manifestantes cerca del estadio de Maracaná en Río de Janeiro, donde la selección de Brasil derrotó a la de España 3-0 en la final de la Copa Confederaciones.
Los manifestantes arrojaron misiles, mientras que la policía respondió con gases lacrimógenos.
El torneo ha sido motivo de disturbios durante semanas en todo Brasil por reclamos contra la corrupción, servicios públics deficientes y el alto costo de albergar la Copa Mundial de Fútbol el próximo año.
La presidenta Dilma Rousseff decidió no asistir al partido después de haber sido abucheada durante la ceremonia de inauguración hace dos semanas.