Se trata de una fórmula que llegó al mundo del fitness para quedarse: alta intensidad aunque menos tiempo es igual a un mayor beneficio.
Así es que se ha popularizado y se ha convertido en el tipo de entrenamiento más de moda en los últimos años.
Diversos estudios sobre la efectividad de los ejercicios intervalos de alta intensidad resaltan los beneficios que ofrecen al organismo, así como también alertan de los riesgos que se corren al hacerlos, en especial si no se hacen correctamente.
Se trabaja durante un período de tiempo corto seguido de otro de recuperación.
Pero ¿sabemos qué sucede exactamente en el organismo cuando lo sometemos a estos explosivos y fugaces movimientos?
Eso fue lo que buscó averiguar el periodista de la BBC Max Mosley, especializado en temas médicos y del cuerpo humano, en el programa Getting fit (Poniéndose en formar).
¿Qué es un entrenamiento intervalo?Son períodos de mucho esfuerzo físico (entre un 80% y 90% de la frecuencia cardíaca máxima del individuo) seguido de un tiempo de recuperación, secuencia que se repite en varias ocasiones en una sesión.
Un ejemplo podría ser 10 carreras de velocidad en una distancia de 20 metros, interrumpidas por un minuto de descanso entre cada una de ellas.
La distancia, la velocidad y el tiempo de recuperación puede variar en base al estado de la forma de la persona o el tipo de deporte que practica.
En el caso de un ciclista, éste podría pedalear a la máxima cadencia durante 20 o 30 segundos, bajar el ritmo para recuperarse durante un minuto y después volver a acelerar por otros 30 segundos.
Mosley consultó con un grupo de científicos para mostrar lo que ocurre bajo nuestra piel desde el momento en que se activa casi al límite de su capacidad física.
“Cuando exigimos al máximo a nuestro cuerpo el azúcar almacenada en los músculos es liberada y se utiliza para propulsar el cuerpo durante el ejercicio”, explicó Mosley.
Debido a que se trata de ejercicios muy explosivos requieren que todo el cuerpo esté activado.
Durante los primeros segundos del ejercicio, el organismo busca todas la fuentes de energía que posee para poder responder al esfuerzo.
Este glucógeno permite la combustión que termina activando el sistema aeróbico.
En el programa se pidió a un voluntario realizar una rutina de alta intensidad en una bicicleta, analizándose sus niveles de glucosa en el músculo de una de sus piernas antes y después del esfuerzo físico.
El doctor Niels Vollaard fue el encargado de comparar las mediciones hechas a través de una ecografía.
“Hay menos zonas oscuras en el músculo después, lo que significa que su glucógeno se redujo considerablemente, bajando hasta en un 24%”, resaltó.
En un simple ejercicio se pudo comprobar la diferencia en la cantidad de glucógeno en el músculo.
Mosley explica que el cuerpo responde al esfuerzo aumentando en resistencia, estimulando los genes que mejora la función del sistema cardiovascular y éste a su vez activa todo el organismo.
“Todos los ejercicios liberan de una forma u otra glucógena de los músculos, pero los ejercicios de alta intensidad lo hacen de una forma más rápida y más efectiva”, según se pudo comprobar.
Eso sólo fue una parte del experimento que se realizó con un grupo de seis colegas de una oficina que durante cinco semanas siguieron una rutina de ejercicios de alta intensidad.
Al final del programa de entrenamientos, el doctor Vollaard analizó el estado de forma de cada uno de ellos y comprobó que en promedio habían mejorado en un 11% su condición física, siendo el mayor aumento del 14%.
La ventaja de los intervalos de alta intensidad es que debido a que el cuerpo es sometido a un trabajo tan exigente, el organismo continúa trabajando después de terminar el ejercicio para tratar de regresar a un estado normal.
Los preparadores físicos advierten que no todas las personas son aptas para realizar un entrenamiento de alta intensidad.
Este proceso se conoce como la homeostasis, que se encarga de mantener las condiciones precisas en cada una de las células que componen el cuerpo humano.
E incluso hasta horas después, en la fase de recuperación, el metabolismo sigue activo debido al impacto que tienen los ejercicios de alta intensidad en mejorar la sensibilidad a la insulina, lo que controla la cantidad de glucosa que las células absorben.
Pese a los beneficios, Mosley reiteró la advertencia que los ejercicios de alta intensidad no son aptos para cualquier persona y que aquellos que no poseen una nivel físico mínimo o presentan una precondición médica deberían abstenerse de realizarlos sin haber consultado antes a un doctor.