Hay una escena en la famosa serie “The Office”, donde David Brent, el jefe narcisista y egoísta, da una charla motivadora a sus empleados.
“La risa es la mejor medicina”, dice explicando al personal que esta práctica reduce el estrés y que le gusta hacerlo varias veces durante la jornada laboral.
Además, demuestra la técnica estallando en una carcajada maníaca en solitario. Aunque solo dura unos 30 segundos, parece durar para siempre. Toda la habitación le observa en un silencio letal.
Resulta que, por una vez, el personaje del jefe dijo algo importante. Sin darse cuenta, estaba describiendo lo que los expertos llaman un microdescanso.
Es decir, cualquier actividad breve que ayude a romper la monotonía de las tareas físicas o mentales de una jornada.
Los microdescansos pueden durar desde unos pocos segundos hasta varios minutos y van desde hacer una taza de té hasta estirarse o mirar un video musical.
Aunque los descansos sean pequeños, pueden tener un impacto desproporcionadamente poderoso.
Los estudios han demostrado que mejoran la capacidad de los trabajadores para concentrarse, cambiar la forma en que ven su labor e incluso ayuda a evitar las lesiones típicas que sufren las personas atadas a su escritorio todo el día.
Lo cierto es que no hay consenso sobre cuánto tiempo debe durar el microdescanso ideal.
Tampoco sobre la frecuencia con la que debería hacerse. Por eso, la respuesta depende de lo que mejor funcione a cada trabajador.
De hecho, si regularmente te inclinas hacia atrás para hablar con la persona que está a tu lado o para echar un vistazo a tu teléfono, es posible que ya seas un maestro de la técnica.
Según Sooyeol Kim, un estudiante de doctorado de la Universidad de Illinois y experto en microdescansos, solo hay dos reglas: deben ser breves y voluntarios.
Kim ve los descansos como una manera de lidiar con el hecho de que la mayoría de las personas pasan la jornada en el trabajo.
“Pero en realidad, nuestro único descanso oficial generalmente es el almuerzo”.
Efecto calmante
La técnica fue inventada a fines de los años 80 por investigadores del Instituto Nacional para la Salud y Seguridad Ocupacional en Ohio y la Universidad de Purdue en Indiana.
Querían averiguar si los descansos por un periodo de tiempo reducido podrían aumentar la productividad o reducir el estrés, por lo que crearon un entorno de oficina artificial.
Entonces, invitaron a 20 participantes a “trabajar” allí durante dos días realizando una tarea “altamente repetitiva”.
A cada participante se le permitía un descanso cada 40 minutos de trabajo.
Durante esa pausa, que generalmente duraba solo 27 segundos, los participantes paraban su labor pero permanecían en su puesto de trabajo.
Después de rastrear los ritmos cardíacos y la productividad de sus “empleados” antes y después de cada intermedio, los científicos descubrieron que los descansos no eran tan beneficiosos como esperaban.
Los participantes en realidad se desempeñaron peor en algunas tareas después de su descanso, como evidenció la caída de las pulsaciones de teclas por minuto.
Pero una cosa sí destacó: las personas que tomaron microdescansos un poco más largos tendían a tener ritmos cardíacos más bajos, lo que sugería un efecto calmante.
Además, el trabajo que dejaron hecho no requirió de tantas correcciones.
Tras años de investigaciones, ahora son múltiples las pruebas que indican que esta técnica puede ser beneficiosa para reducir el estrés, hacer que los trabajadores sigan comprometidos y volver el trabajo más placentero.
Estirarse es importante
A pesar de la evidencia de que los microdescansos son útiles en múltiples aspectos, la única área en que se ha aplicado ampliamente esta técnica es para reducir el riesgo de desarrollar lesiones en las oficinas.
“Los recomendamos a todos nuestros clientes”, dice Katharine Metters, ergonomista, fisioterapeuta y experta en salud y seguridad de la consultora Posturite.
Se cree que los breves descansos nos ayudan a eliminar la tensión de ciertas partes del cuerpo, como el cuello, que utilizamos todo el día. “Lo importante es que se hagan con regularidad”, dice Metters.
No hace falta decirlo, pero si haces una pausa para reposar el cuerpo, ver videos musicales no funciona, es mejor hacer algo físico como levantarte o cambiar de posición.
Un área donde esto se ha hecho particularmente evidente es en el campo de la cirugía.
En esta especialidad, que requiere la máxima precisión, los errores pueden costar la vida de un paciente, por lo que es importante encontrar formas de ayudar a estos especialistas a evitar dolores que minen su concentración.
En 2013, un pequeño estudio analizó si los microdescansos son capaces de proporcionar alivio.
Dos investigadores de la Universidad de Sherbrooke, Quebec, estudiaron a 16 cirujanos para ver si los pequeños descansos de 20 segundos cada 20 minutos afectaban el cansancio físico y mental.
Se hizo seguimiento a cada uno en tres situaciones distintas: antes de una operación, después de una operación en la que se les permitió descansar brevemente y una vez más después de una cirugía sin microdescansos.
Durante los recesos, se les pidió que abandonaran brevemente el área de trabajo e hicieran algunos estiramientos.
Sorprendentemente, los cirujanos fueron siete veces más precisos haciendo un dibujo en un papel después de las operaciones en las que se les permitió descansar.
También presentaron la mitad de los niveles de fatiga física y sentían menos dolor en la espalda, el cuello, los hombros y las muñecas.
Desvincularse del trabajo
Los microdescansos no solo ofrecen importantes beneficios, también dan a los trabajadores la licencia de disfrutar de lo que a priori puede parecer una pérdida de tiempo.
Según un estudio, tomarse un descanso para navegar por internet o contemplar el paisaje puede mejorar la productividad y ayudar a los empleados a concentrarse.
De hecho, algunos científicos creen que disfrutar de microdescansos es una parte esencial de cómo funcionan.
Los resultados de estas investigaciones encajan con la idea de que esta técnica de descanso permite un proceso conocido como “desapego psicológico”, que ocurre cuando se desconecta mentalmente de sus tareas obligatorias y permite que el cerebro se recupere.
Se trata de cambiar activamente el enfoque de tus pensamientos, para que no estés pensando en el trabajo mientras intentas relajarte.
Andrew Bennett, experto en comportamiento social, analizó los microdescansos para su tesis doctoral mientras estaba en la Universidad Virginia Commonwealth.
Su principal descubrimiento fue que comprobar cómo un divertido video estimulaba a las personas y centraba su atención.
Los individuos que participaron en el estudio se mostraron menos cansados y registraron menores retrasos en sus tiempos de respuesta durante una prueba cognitiva.
Cambie lo que sea necesario
Por supuesto, ver videos podría no sentar muy bien a tu jefe, pero hay muchas otras formas en las que puedes hacer microdescansos sin parecer que estás holgazaneando.
Estos son los consejos de algunos expertos:
“Una buena manera de obligarte a tomar un descanso es tener una botella de agua de un litro en tu escritorio. Tendrás que ir al baño, lo que es una buena excusa para levantarte, mientras te mantienes hidratado “, sugiere Osman.
La mejor sugerencia de Bennett es la de no dejar que los descansos se alarguen demasiado: “¡Un microdescanso no es el momento de ponerse al día con varios episodios de una serie!”
Kim, por su parte, recuerda que la forma en que las personas gastan sus descansos debería depender solo de ellos, ya que es probable que cada industria se adapte mejor a un tipo de receso.
Metters recomienda hacer algunos estiramientos en el escritorioo caminar hacia la ventana para ver qué sucede afuera.
“Eso relaja mis ojos y mi cerebro”, dice. También anima a simplemente reclinarse en su silla por un rato.
Si te preocupa espaciar tus descansos de manera uniforme, la experta sugiere colocar un reloj de arena en tu mesa.
Si tienes intención de pedirle a tu jefe permiso para poner en práctica esta técnica, Osman tiene un consejo inteligente: durante la conversación con tu superior no lo llames receso, di que es un “cambio de actividad”.
Es posible que esté preocupado ante la posibilidad de que su personal vea videos de famosos gatitos o revise el teléfono cada pocos minutos.
En conclusión, si descubres a tu jefe riéndose a carcajadas de repente o si ves a tus compañeros haciendo estiramientos entre reuniones, ten en cuenta que es posible que simplemente estén reiniciando sus cerebros antes de su próxima explosión de productividad.
Fuente: www.bbc.com