“Quería llorar y reír a la vez”: cómo fue ver el eclipse solar total en Carolina del Sur, el último estado de EE.UU. por el que pasó

“Quería llorar y reír a la vez”: cómo fue ver el eclipse solar total en Carolina del Sur, el último estado de EE.UU. por el que pasó

La ciudad de Columbia se preparó durante más de un año para un evento que duraría apenas dos minutos y medio.
En Carolina del Sur, el último estado por el que pasaría, esta ciudad de 34.000 habitantes recibió, según medios locales, hasta 600.000 visitantes.

No en vano, Columbia se encontraba en la franja conocida como “camino de totalidad”, es decir, en el tramo en el que el fenómeno iba a apreciarse al 100%.
Esta franja medía 113 kilómetros de ancho, alcanzaba a 14 estados y atravesaba Estados Unidos del Pacífico al Atlántico.
BBC Mundo estuvo para comprobar cómo se vivió el eclipse total de Sol en la tarde del lunes.

Columbia tenía su propio merchandising del eclipse solar total.
La ciudad sureña, como otras en EE.UU., se tomó muy en serio la suerte de que en 2017 le tocara ubicarse justo en el camino de totalidad de un eclipse y ya desde 2016 sus autoridades y habitantes programaron más de 120 actividades para disfrutarlo.

Nuestras periodistas Patricia Sulbarán y Pierina Pighi te cuentan cómo se vivió el evento en este lugar.

Pierina Pighi
La primera imagen que vi del eclipse (con los lentes especiales puestos) fue el Sol con una mordida pequeñísima en su circunferencia.
La Luna ya había empezado a taparlo, pocos minutos después de la 1 pm.

Columbia celebró un partido de béisbol que se detuvo en los 2 minutos y treinta segundos en que la sombra de la Luna cubrió por completo al Sol.
A partir de ahí, la “mordida” fue creciendo y era sorprendente la manera en que los efectos iban sintiéndose en la Tierra.
El calor de más de 30 grados que nos había sofocado toda la mañana empezaba a menguar, el brillo solar a atenuarse y las sombras de las hojas de los árboles a tomar forma de medialunas en el suelo.

Era contagioso el entusiasmo de la gente que había ido a la Universidad de Carolina del Sur preparada con sus lentes, artilugios de cajas de cartón y hasta telescopios para ver el fenómeno, y contaba los minutos para el momento en que la Luna tapase completamente al Sol.
Cuando finalmente ocurrió, el satélite quedó como un disco negro oscurísimo en el cielo, rodeado por un anillo brillante, y pasamos del día a la noche casi tan rápido como si alguien hubiera apagado la luz con un interruptor.
Por unos segundos, los presentes aplaudieron, gritaron, y yo sentía que quería llorar y reír a la vez de la emoción. Estábamos viendo un hecho histórico en EE.UU.

La ciudad repartió lentes especiales para ver el eclipse en sitios como hoteles y museos.
Pero tan efímero era, que debía mantener la tranquilidad para asegurar una transmisión en vivo vía Facebook Live todo el tiempo.
La NASA señala que hasta 2040 habrá 15 eclipses totales más como este en todo el mundo. No sé si podré ver alguno de ellos.

Por si acaso, he guardado varios pares de lentes especiales para volver a ver siempre al Sol, aunque sea sin la Luna en el medio.

Patricia Sulbarán
Una serie de cosas extraordinarias pasaron en la ciudad de Columbia este lunes. La principal, por supuesto, fue el eclipse total de Sol que hace casi un siglo no se mostraba de costa a costa en Estados Unidos.
Hubo otro elemento, sin embargo, que sobresaltó a mi vista.

El Museo Estatal de Carolina del Sur organizó junto a la NASA una serie de conferencias y eventos en las horas previas al eclipse.
Esperaba que los ansiosos espectadores que me rodeaban en el campus de la Universidad de Carolina del Sur apuntaran sus celulares al cielo cuando la Luna tapase por completo el Sol. Así como en los conciertos o en otros eventos importantes de la vida, imaginé que nadie querría quedarse sin registrarlo.
Pero apenas comenzó a descender la temperatura y la luz fue cada vez menos intensa, se inició también una suerte de ceremonia contemplativa que exigía recogimiento.
Durante dos minutos y medio, la mayoría de los que estaban allí no usó sus celulares. Algo bastante extraordinario para los tiempos de hiperconexión que vivimos.
Salvo algunos gritos eufóricos y un breve aplauso, dominó el silencio. Y eso me hizo pensar en que ver un eclipse total del Sol quizá sea una de las pocas cosas que todavía descoloca y sobrecoge al ser humano.

 

Mira el eclipse solar en 60 segundos
Casi 100 años después, la sensación de ver este fenómeno tal vez no era muy diferente que en 1918, la última vez que un eclipse de estas características se observó en las dos costas de Estados Unidos.

Más de medio millón de personas vino a Columbia a observar apenas dos minutos y medio del espectáculo del Universo. Se había pronosticado en los días previos que la ciudad estaría nublada todo el lunes y que posiblemente llovería.
La idea de perderse el eclipse por una nube atravesada perturbaba a muchos que llevaban meses planeando este viaje.
Pero otra cosa extraordinaria pasó. El aguacero anunciado cayó sobre Columbia a las siete de la tarde, como una despedida refrescante y noble del Universo después de haber brindado a la ciudad un día memorable.

Radio Roja

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