Un laboratorio bajo la piel

Un laboratorio bajo la piel

El implante apenas tiene un volumen de cinco milímetros cúbicos.

Con un nuevo invento de científicos de la Escuela Politécnica Federal de Lausanne (EPFL) en Suiza, podría acabarse eso de tener que ir a hacerse análisis de sangre regularmente a la clínica u hospital.

Un grupo de investigadores presentó esta semana un minúsculo implante electrónico para ser colocado bajo la piel y hacer las veces de laboratorio portátil: analizando la sangre y detectando sustancias en el cuerpo.

Los datos obtenidos se transmiten luego al exterior por vía Bluetooth y a través de las redes de telefonía móvil.

Según explicaron los investigadores, el dispositivo puede detectar hasta cinco proteínas y ácidos orgánicos simultáneamente, para luego transmitirlos directamente a la computadora del médico.

"Este método permitirá un cuidado más personalizado que los que pueden proporcionar los análisis de sangre convencionales", explicaron sus desarrolladores en un comunicado.

La idea es poder controlar mejor la evolución de los pacientes, y en especial los que sufren enfermedades crónicas o los que están siendo tratados con quimioterapia.

Aunque el prototipo está todavía en una fase experimental, los científicos dicen que ya ha demostrado ser fiable a la hora de rastrear sustancias que pueden llevar a la detección de ciertas enfermedades.

"Detecta cualquier cosa"

Los sensores están recubiertos con enzimas para detectar distintas sustancias.

El implante fue desarrollado por Giovanni de Micheli y Sandro Carrara de la EPFL. Tiene un volumen de cinco milímetros cúbicos y consta de cinco sensores, radiotransmisor y un sistema de suministro de energía.

Un parche-batería de 1/10 vatios ubicado fuera del cuerpo le proporciona energía a través de la piel del paciente, para no tener que someterlo a cirugía cada vez que ésta precisa ser cambiada.

Para transmitir la información, el implante emite unas ondas de radio a una frecuencia segura, luego el parche exterior recolecta los datos y los transmite por Bluetooth a un teléfono celular, que luego los envía al médico.

En cuanto a los sensores, para capturar las sustancias del cuerpo, constan de una cobertura de enzimas.

"Podemos detectar cualquier cosa", explicó De Micheli, "pero las enzimas tienen una vida limitada y tenemos que diseñarlas para que duren lo máximo posible".

"Las enzimas que están siendo probadas funcionan bien por un mes y medio; esto es bastante tiempo para muchas aplicaciones", apuntó, "además, el implante es muy fácil de quitar y poner, ya que es muy pequeño".

Pacientes con cáncer

Según explicaron, este tipo de implante podría ser muy útil en pacientes tratados con quimioterapia, ya que actualmente los oncólogos tienen que hacer uso de análisis de sangre ocasionales para evaluar la tolerancia al tratamiento.

Con este sistema es difícil para los médicos administrar la dosis correcta, por lo que De Micheli está convencido de que el implante solucionaría el problema al permitir un tratamiento más personalizado.

"Permitirá un control directo y continuo no basado en franjas de edad o análisis de sangre semanales".

El prototipo ya ha sido probado para detectar cinco sustancias distintas y para su elaboración participaron expertos en electrónica, en computación, doctores y biólogos del EPFL, el Instituto di Ricerca di Bellinzona, el Instituto Federal de Investigación para la Ciencia de los Materiales y la Tecnología (EMPA) y la Escuela Politécnica Federal de Zúrich

 

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