Cuando el periodista estadounidense Blake Schmidt se sumó al llamado “Equipo de los Billonarios” de la agencia Bloomberg, su primera misión fue tratar de identificar a los centroamericanos con fortunas superiores a los US$ 1.000 millones (a billion, en inglés).
No fue -ni es- una tarea fácil.
Y no necesariamente por la falta de grandes fortunas en una región con poco más de 46 millones de habitantes pero un PIB per cápita apenas superior a los US$6.300 anuales (menos de la mitad del de Chile y una undécima parte del de EE.UU.)
“Yo diría que Centroamérica es uno de los lugares más difíciles para hacer ese tipo de trabajo, porque no hay mucha transparencia”, explica Schmidt, quien ahora coordina el equipo que alimenta el Billionaires Index de Bloomberg (su lista de las personas más ricas del mundo) desde el continente asiático.
“En otros países hay una estructura y procesos de gobernanza corporativa que facilitan la tarea: hay reglas que las empresas tienen que seguir para mantenerse listadas en bolsa, e incluso de las empresas privadas que no están en bolsa es posible encontrar al menos los datos más básicos, como ingresos y utilidades”, detalla.
“Pero en Centroamérica no es necesariamente el caso”, le dice a BBC Mundo.
El mexicano Carlos Slim, uno de los hombres más ricos del mundo, junto al milmillonario nicaragüense Carlos Pellas.
Kerry Dolan, de la revista Forbes, también destaca el hecho de que muchas de las principales fortunas centroamericanas “son propiedad de familias multigeneracionales o extendidas”.
Y estas no son consideradas para la lista de The World’s Billionaires de Forbes ni el índice de Bloomberg, los dos principales registros de las grandes fortunas individuales del planeta.
“Como parte de nuestro trabajo hemos investigado varias fortunas en Centroamérica”, le dijo Dolan a BBC Mundo.
“Pero más allá de la aparición de Mario López Estrada de Guatemala en nuestra lista de 2015, no hemos podido confirmar otras fortunas individuales milmillonarias”, admitió.
Según Bloomberg, Mario López es el primer milmillonario de Guatemala.
Durante su tiempo en la región, sin embargo, Schmidt sí logró identificar y entrevistar a otros potentados con fortunas personales superiores a los US$1.000 millones.
En una larga entrevista con BBC Mundo, compartió sus hallazgos en los diferentes países del istmo.
El único centroamericano que ha figurado en The World’s Billionaires de Forbes entró a la lista en 2015, pero un año antes Schmidt ya había identificado a Mario López Estrada como “el primer milmillonario de Guatemala”.
López Estrada hizo su fortuna en la telefonía celular.
“Tuve un encuentro con él después de hacer una investigación sobre el negocio que hizo con (la transnacional de las comunicaciones sueca) Millicom en enero de ese año”, cuenta del presidente de Tigo Guatemala, la principal empresa de telefonía celular del país centroamericano.
“Y encontramos que tenía una fortuna muy grande, más de US$1.000 millones”, le dice a BBC Mundo.
Para Schmidt, el origen relativamente reciente de la fortuna de López -la que describe como self-made, es decir, acumulada por él mismo- es notable en una región donde lo que abunda es el “dinero viejo”, ese que se hereda de generación en generación.
Si bien es nieto del expresidente Manuel Estrada Cabrera, quien gobernó a Guatemala con puño de hierro de 1898 a 1920, López no heredó sus millones, sino que los generó al frente de COMCEL, la empresa a la que el Estado guatemalteco le cedió el monopolio de la telefonía celular en 1989.
Aunque antes de convertirse en un potentado de la telefonía privada, López se desempeñó como gerente de la empresa estatal de telecomunicaciones y como viceministro de Comunicaciones de la administración que tomó la decisión de privatizar el sector, según su perfil en Forbes sólo empezó a comprar acciones de COMCEL en 1993, cuando ya había abandonado el gobierno.
Durante mucho tiempo, COMCEL (ahora Tigo Guatemala) tuvo el monopolio de la telefonía celular en el país.
De acuerdo a Schmidt, poco a poco López fue ampliando su participación hasta hacerse con el 45% de la empresa, que conservó su monopolio hasta la entrada al país de América Móvil y Telefónica seis años más tarde.
“La idea de las fortunas self-made casi siempre tiene mucho de mitológico, porque nadie se vuelve rico en un vacío”, reconoce el periodista de Bloomberg.
“O sea que lo de self-made es algo muy relativo, aunque no completamente errado”, dice del caso López Estrada, quien poco a poco ha ido diversificando sus negocios, al punto de recientemente haber invertido US$220 millones en un centro comercial en Paraguay, a más de 5.700 km de su Guatemala natal.
En 2014, Tigo empezó a patrocinar el torneo de fútbol más importante de Centroamérica.
Honduras
Pese a que el hondureño Camilo Atala Faraj es un ejemplo de fortuna familiar, en este caso consolidada en el Grupo Financiero Ficohsa, para Schmidt hay un argumento para individualizar su figura: es el mayor y más activo de los miembros de esta familia de origen árabe, una de las más ricas de este país centroamericano.
Camilo Atala hizo su fortuna en el sector financiero.
El hondureño entró en el radar del Billionaires Index de Bloomberg en 2015 gracias a la compra de parte de los activos de Citigroup Inc. en Nicaragua, una importante adición a las operaciones hondureñas del mismo banco estadounidense adquiridas el año anterior, que según los cálculos del equipo de Schmidt, lo convirtieron en el banquero más rico de Centroamérica, con una fortuna estimada en US$1.400 millones.
Como también ha sucedido con otros milmillonarios centroamericanos, las dificultades para acceder a la información que necesitaban para actualizar sus datos eventualmente hicieron que Bloomberg decidiera dejar de darle seguimiento a su fortuna.
Pero, como admite el mismo Schmidt, no hay nada que sugiera que Atala ha dejado de ser milmillonario, pues la investigación de Bloomberg es bastante reciente.
Ficohsa es uno de los principales proveedores de crédito de las pequeñas y medianas empresas hondureñas.
El reporte indica que los intereses económicos de Atala -quien actualmente se desempeña como presidente del Consejo Empresarial de América Latina, CEAL- van desde Guatemala hasta Panamá, y también incluyen empresas inmobiliarias y cadenas de supermercados.
El periodista de Bloomberg destaca “la ayuda externa” que el banco recibió en la forma de una inversión de US$70 millones de la Corporación Financiera Internacional del Banco Mundial en 2011.
Y en Honduras muchos apuntan como un factor clave la influencia política del banquero, quien fue ministro de Inversiones entre 2002 y 2006 y a quien muchos acusan de haber apoyado el golpe de Estado en contra de Manuel Zelaya.
Atala es uno de varios empresarios hondureños señalados de haber apoyado el golpe de estado contra Manuel Zelaya.
Schmidt recuerda con particular detalle la cercanía entre empresarios y políticos en un evento de Tela (un balneario de la costa Caribe de Honduras) donde se reencontró con el banquero hondureño, a quien había conocido en Tegucigalpa.
“Por un momento sentí que había entrado en el club de los empresarios de Honduras: todos vistiendo guayabera, muchos fumando puros y bebiendo ron mientras platicaban sobre política y negocios con otros grandes empresarios y políticos de Centroamérica, pues todos son muy cercanos”, cuenta.
Una particularidad de Honduras es que en ese club destacan numerosas familias llegadas desde los países árabes a partir de la década de 1940 -los Rosenthal, Facussé, Canahuati Larach, Nasser y Kafie, entre otros- dueñas todas de negocios multimillonarios.
Aunque la principal competencia de Atala para el título de hombre más rico de Honduras muy probablemente sea Mohamad Yusuf Amdani Bai, nacido en Pakistán pero nacionalizado hondureño, y presidente del Grupo Karim’s -un conglomerado internacional con intereses en el sector textil, bienes raíces y turismo.
Nicaragua
En el país más pobre de Centroamérica, Schmidt identificó dos milmillonarios: Carlos Pellas y Ramiro Ortiz.
Pellas, el mejor conocido de ellos, es un buen ejemplo de “dinero viejo”. Su fortuna familiar se puede rastrear al menos a 1875.
Carlos Pellas encabeza una familia que puede rastrear sus inversiones en Nicaragua al menos a 1875.
Según el propio potentado, fue en ese año que su bisabuelo, Francisco Alfredo Pellas, llegó al país centroamericano desde Génova, Italia, para supervisar una inversión que la familia había hecho en Nicaragua.
“Se enamoró del país. Convenció a su padre de que le diera su herencia. Y con US$225.000 construyó una pequeña flota de 23 barcos para conectar el Atlántico con el Océano Pacífico (a través del lago de Nicaragua)”, le contó Pellas a Forbes en una entrevista de 2009.
“Cuando Estados Unidos decidió construir el canal por Panamá, mi bisabuelo vendió su compañía naviera y con las ganancias fundó Nicaraguan Sugar Estates, la abuela de todas las compañías del grupo”, relató.
Además de ese ingenio azucarero -que produce el renombrado Ron Flor de Caña- la familia es conocida por su participación en el sector automotriz y financiero, pero también ha invertido en agroindustria, salud, bienes raíces y en el sector de la comunicación, “entre otros”.
El Grupo Pellas tiene más de 20 empresas en diversos sectores y diferentes países de la región.
Según Schmidt, al magnate nicaragüense hay que reconocerle la capacidad de reinvención y el nuevo rumbo por el que ha llevado a la familia, especialmente después de la Revolución Popular Sandinista (1979-1990).
“Después de la revolución los Pellas recuperaron muchos de sus activos, pero él básicamente tuvo que hacer un banco de nuevo. Y tuvo mucho éxito vendiéndolo en el momento más oportuno”, dice de la venta de BAC-Credomatic al GE Capital Global Banking en la primera década del siglo.
“Se nota que está consciente de que la suya es una fortuna que es old money, que arrastra algunos problemas que vienen de antes”, agrega, en referencia a los problemas de salud denunciados por los trabajadores de la industria azucarera nicaragüense.
Ramiro Ortiz es el otro milmillonario nicaragüense.
Para Schmidt, eso puede explicar por qué en los últimos años, Pellas parece haber apostado cada vez más al turismo, con inversiones como el resort de lujo Mukul y el aeropuerto Costa Esmeralda.
“Quiere hacer algo nuevo, con su propio toque”, dice del hombre cuya fortuna, distribuida en unas 20 empresas diferentes, él estimó en US$1,1 millones en 2014 y Forbes México en US$1,5 millones en abril de este año.
En contraste, Ramiro Ortiz -quien en su juventud trabajó en uno de los bancos de los Pellas- ha hecho y mantiene toda su fortuna en el sector financiero.
El banquero solo fue identificado por Schmidt como milmillonario en 2015 gracias a la misma operación que reveló la inmensa fortuna del hondureño Atala: la venta de los activos centroamericanos de Citigroup Inc. al grupo Promérica, fundado por Ortiz en 1991.
En abril de 2015 Bloomberg estimó su fortuna personal en USS1.300 millones.
El grupo Promérica tiene presencia en toda Centroamérica, Ecuador, República Dominicana y las Islas Caimán y activos que, para diciembre de 2016, ya sumaban US$12.600 millones, según la propia organización.
Panamá
Panamá es, en opinión de Schmidt, uno de los países en los que resulta más difícil estimar el verdadero tamaño de las fortunas, pues la legislación local permite que las empresas registradas en el país puedan mantener muchas cosas en secreto.
“Hay mucho dinero escondido”, advierte el periodista de Bloomberg, quien sin embargo logró identificar al menos a un millonario: el expresidente Ricardo Martinelli.
El expresidente Ricardo Martinelli, quien está acusado de corrupción, es poseedor de una vasta fortuna.
“Nosotros hicimos un análisis y al momento de hacerlo encontramos que Martinelli era milmillonario”, dice Schmidt del exmandatario que actualmente reside en EE.UU. y está siendo solicitado en extradición por el actual gobierno panameño para enfrentar un proceso por corrupción.
“La mayoría de su fortuna proviene (de la cadena de supermercados) Súper 99, que es de él y su familia. Pero también tiene otros activos, inclusive en el sector bancario”, detalla el periodista, quien además identificó “intereses en bienes raíces, medios de comunicación, fábricas de cemento, en azúcar y el sector energético”.
En septiembre de 2015 Bloomberg estimó su fortuna en US$1.100 millones.
El dinero que ya poseía cuando llegó a la presidencia de Panamá (2011-2014) es, de hecho, uno de los principales argumentos con los que Martinelli protesta su inocencia.
Para schmidt, en Panamá hay muchísimo dinero escondido.
Otro nombre que suena mucho en Panamá cuando se habla de grandes fortunas es el de Stanley Motta, el más conocido del clan detrás de la línea aérea panameña Copa.
Según Schmidt, no hay ninguna duda de que la familia Motta es milmillonaria.
“El problema es que hay dos hermanos y es difícil saber la división de la fortuna entre ellos y los otros miembros de la familia”, explica.
“También tienen participación en muchas empresas y muchos socios -en algunos casos son minoritarios- y no logramos establecer su participación en todos los casos, por lo que es difícil establecer con exactitud el tamaño de sus fortunas personales”, recalca.
“Te digo: yo he trabajado en México, en Brasil, ahora en Asia. Y Centroamérica, por la falta de transparencia y reglas, es de lo más difícil que hay”, vuelve a insistir.
El Salvador
El Salvador fue uno de los pocos países centroamericanos en los que Schmidt no logró identificar a ningún milmillonario.
“Pero yo estaba muy interesado en hablar con Roberto Kriete, de TACA, y con la familia Poma”, relata.
Roberto Kriete era el presidente de TACA al momento de su fusión con Avianca.
Ricardo Poma y Roberto Kriete son, de hecho, los únicos salvadoreños incluidos en la última lista de “hombres más ricos de Centroamérica” de Forbes México, publicada por este portal en abril de este año.
El primero es el presidente del Grupo Poma, con intereses en el sector turístico y bienes y raíces, incluyendo la construcción y operación de hoteles, centros comerciales, complejos de oficinas y proyectos residenciales en al menos 9 países latinoamericanos y Miami.
La fortuna familiar, sin embargo, empezó a construirse en 1918 gracias a la venta y distribución de automóviles. Y la división automotriz del Grupo Poma, llamada Excel, ahora también tiene presencia en toda Centroamérica.
En abril de este año Forbes México estimaba los activos totales del grupo US$1.400 millones. Pero no está claro cuánto de eso le pertenece personalmente a Ricardo Poma.
Lo mismo pasa con el caso de Roberto Kriete, la cabeza de otro grupo familiar con inversiones en la industria de la aviación, bienes y raíces y hotelería, entre otras.
Los Kriete pasaron de tener el 20% de las acciones de TACA en los 1980s al 100% al momento de su fusión con Avianca.
En la región la familia es sobre todo conocida por sus vínculos con TACA, la línea aérea salvadoreña que en 2010 completó su fusión con la colombiana Avianca.
Según las estimaciones de Forbes México, en 2016 los activos del grupo presidido por Kriete -quien es miembro de la junta directiva de Avianca Holdings y también tiene participación en la línea mexicana de bajo costo Volaris- sumaban US$6.588 millones, por lo que no es descabellado asumir que el cabeza de grupo es personalmente un milmillonario.
Costa Rica
Costa Rica es el otro de los países en los que Schmidt no logró identificar ningún milmillonario.
“Puede ser que haya alguien, pero nunca me sentí con confianza para publicar algo”, dice. “Costa Rica es uno de los países de Centroamérica en los que la riqueza está menos concentrada: hay empresas grandes, pero no están en las manos de tan pocos”, asegura.
En Costa rica la riqueza está mucho mejor distribuida.
Así, en su lista anual de los hombres más ricos de Centroamérica, Forbes México este año solamente incluyó este año a un tico: Francis Durman Esquivel.
La publicación lo presenta como presidente del Grupo Montecristo y la Corporación Yanber, además de como director general de Aliaxis Latinoamérica.
Pero con una fortuna familiar estimada en “apenas” US$400 millones por Forbes México, Durman todavía parece estar muy lejos de entrar al club de los milmillonarios centroamericanos