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Un Camellito Sabio Reflexion

Una madre y un bebé camello estaban descansando, y de repente el bebé camello pregunta…
Bebe: Madre, ¿puedo preguntarte algunas cosas?

Mamá: Claro que si, ¿por qué hijo, hay algo que te molesta?

Bebé: ¿Por qué los camellos tenemos joroba?

Mamá: mira hijo, nosotros somos animales del desierto, y necesitamos la joroba para guardar agua y podamos sobrevivir sin ella.

Bebé: ¿Bien, entonces por qué son nuestras piernas largas y nuestros patas redondas?

 

Madre: ¡Hijo, obviamente ellos se adaptan para andar en el desierto, con estas piernas nos podemos mover por el desierto mejor que nadie! – Dijo la madre orgullosamente.

Bebé: ¿Bien, entonces por qué son nuestras pestañas tan grandes? A veces esto molesta mi vista.

Madre: Hijo mío, aquellas pestañas largas y gruesas son su tapa protectora. Ellos ayudan a proteger tus ojos de la arena de desierto y viento. – Dijo su madre con ojos llenos de orgullo.

Bebé: Ya entiendo, entonces la joroba debe almacenar el agua cuando estamos en el desierto, las piernas son para andar por el desierto y estas pestañas protegen mis ojos del desierto.

¡Entonces qué demonios estamos haciendo aquí en el zoológico!

 

MORALEJA DE LA HISTORIA:
“Habilidades, conocimiento, capacidades y experiencia únicamente son útiles si estas en el lugar correcto”

…¿Dónde estás ahora?…

“Ama tu trabajo pero nunca te enamores de tu empresa, porque nunca sabes cuando tu empresa dejara de amarte”.

Las lecciones de 3 grandes errores que cometieron Coca-Cola, Persil y el auto Mini

Los productos no llegan a ser marcas reconocidas mundialmente sin que las compañías que los hacen tomen riesgos en el camino. Pero hasta los más exitosos ejecutivos, comercializadores y diseñadores a veces se equivocan… en una escala monumental.

Planes que parecían una buena idea en el momento se convierten en catástrofes comerciales, y las empresas más renombradas parecen incompetentes.

Además, los costos tanto financieros como de reputación pueden ser enormes.

Y cuando hablamos de firmas y productos grandes, no estamos exagerando: he aquí tres de los ejemplos más extremos protagonizados por el jabón Persil de Unilever, Coca-Cola y el auto Mini, de la British Motor Corporation.

Si bien la competencia a menudo impulsa a las empresas a los grandes avances, también puede llevarlas por mal camino.

Los siguientes casos ilustran que al fijar la mirada en el competidor, se puede perder de vista el negocio propio.

El gran poder de Persil
El mercado de detergente siempre ha sido un campo de batalla ferozmente disputado por multinacionales de la talla de Unilever y Procter and Gamble, también conocida como P&G.

En Reino Unido, había un vencedor indiscutible: Persil, de Unilever.

Palabras como “suave”, “cómodo”, “cálido” estaban presentes en la publicidad de Persil.
Lanzado en 1909, se convirtió rápidamente en el detergente favorito del país, con una reputación inigualable. Era una de las marcas más queridas e icónica, que se asociaba con buenas madres y familias felices.

Su principal competidor Ariel, de P&G, se comercializó centrándose en la ciencia de la limpieza, dejando a un lado los asuntos emocionales. Se trataba de lavar la ropa, deshacerse de las manchas y ya.

Con los años, el enfoque científico de Ariel atrajo a más y más compradores. En la década de 1990, el dominio de Persil estaba en decadencia y se desataron las que se conocieron como “las guerras del detergente” entre las dos supermarcas.

Hubo mucha animosidad, frustración e intensidad.

Unilever decidió invadir el territorio de Ariel desarrollando un producto llamado Persil Power, que contenía un ingrediente especial de manganeso, apodado “el acelerador”.

En una movida poco común, los fabricantes de Ariel, P&G le advirtieron a Unilever que la nueva fórmula era demasiado poderosa para uso general.

La guerra del detergente entre el más grande y su principal rival. Y fue el primero el que cometió un grave error.
Hay dos verdades sobre todos los polvos de lavar: número uno, limpian la ropa. Número dos, todos dañan la ropa. Es inevitable.

Los jefes de Persil Power confiaron en que sus pruebas de laboratorio les aseguraban el equilibrio correcto entre la limpieza y el daño y lanzaron Persil Power en 1994.

En cuestión de días, la prensa empezó a publicar fotos que P&G le proporcionó a todos los diarios de Europa en las que se veían calzoncillos y camisetas repletos de agujeros.

Vikki Orvice, una periodista que reportaba sobre asuntos del consumidor en esa época, recuerda que “usaban la frase: ‘si usas este producto, tu ropa se rasgará hasta el punto de la indecencia’. (P&G) no podía haber corrido con mejor suerte”.

Los propietarios de Persil comenzaron a ser bombardeados con prendas raídas enviadas por clientes indignados.

“Which?”, una respetada revista del consumidor, anunció que había hecho pruebas y que, aunque el detergente no rasgaba las prendas al punto de la indecencia, efectivamente, no era bueno para la ropa.

La eliminación sin miramientos de Persil Power de los estantes de los supermercados marcó un final humillante para la marca.

El desequilibrio
Es difícil ponerle un precio exacto al fracaso pero algunos analistas estiman que Unilever invirtió y perdió unos US$350 millones en Persil Power.

Tuvo que esperar 4 años para recuperar su posición de líder, y dejó la lección de que con la marca no se juega.
Para los observadores, parecía increíble que una compañía tan respetada se hubiera metido en tal lío, particularmente porque la percepción de una marca es algo tan precioso que es muy peligroso jugar con ella.

Según los expertos, esa es la lección que la amarga experiencia de Unilever dejó: ni siquiera en los mercados competitivos de hoy en día, en los que existe la presión real para innovar rápidamente, se debe poner en riesgo la marca.

Unilever se apresuró a salvar la situación lanzando una nueva fórmula más suave, “New Generation Persil”, sin el acelerador de manganeso.

Persil recuperó su posición como líder del mercado cuatro años después con Persil Tablets.

Cuando Coca-Cola se quedó sin gas
A pesar de que “nuevo” y “mejorado” son palabras poderosas que los negocios adoran usar, a menudo escogemos comprar nuestros favoritos de siempre. Y lo último que queremos es que los cambien.

Coca-Cola es la marca más grande del mundo.

No tocar: la lección que aprendieron los responsables de la gaseosa más famosa.
Su éxito depende en algo esencial: la receta secreta de su bebida original. Cuando la compras estás comprando un ícono cultural.

Pero hubo un momento en que una rivalidad intensa llevó a los responsables a olvidar eso y a tomar una pésima decisión.

En abril de 1985, Coca-Cola convocó a la prensa para hacer un importante anuncio. La expectativa era que cualquier cosa que Coca-Cola hiciera sería una jugada inteligente.

El presidente de la compañía, Roberto Goizueta, reveló el secreto.

“Voy a ir directo al grano. El mejor refresco, Coca-Cola, ahora será aún mejor. En pocas palabras, tenemos una nueva fórmula”.

Por un segundo, hubo silencio.

“Coca-Cola representa a Estados Unidos y fue como decir: ‘Hemos decidido cambiar la bandera y poner las estrellas en otro lugar’”, le contó a la BBC la periodista del New York Times Pamela Hollie.

¿Qué pasó?
Las bebidas de cola fueron inventadas en el siglo XIX. En poco tiempo, Coca-Cola y Pepsi se convirtieron en archirrivales, pero en la Segunda Guerra Mundial, Coca-Cola estableció su supremacía.

El gobierno de EE.UU. le pidió a Coca-Cola que le proporcionara bebidas a las tropas. Tuvieron 64 plantas embotelladoras portátiles que acompañaban al ejército. Cuando los soldados se fueron, Coca-Cola se quedó y adquirió una dimensión global.

Superaban a Pepsi Cola por márgenes de dos o tres a uno.

En los 80, Pepsi le pegó tremendo susto a Coca-Cola.
En los años 70, cansado de quedarse atrás, a Pepsi se le ocurrió un golpe maestro de marketing: su famoso “Desafío Pepsi”, una prueba de sabor ciega que mostraba que, si no sabían cuál estaban tomando, más clientes preferían el sabor más dulce de Pepsi al de Coca-Cola.

Coca-Cola seguía siendo el refresco más vendido del mundo, pero se puso nervioso al ver a Pepsi pisándole los talones.

Los ejecutivos se convencieron de que el sabor de su producto era el problema, por lo que se propusieron desarrollar un nuevo sabor de cola que derrotaría a Pepsi en una cata a ciegas.

Eso fue lo que llevó al inexplicable anuncio ese día de 1985. Sorprendentemente, no solo se cambió el sabor sino que la Coca-Cola familiar, original y conocida ya no se produciría ni vendería.

Los bebedores leales de Coca-Cola se horrorizaron y organizaron ruidosas campañas contra la nueva bebida. Hubo protestas en las calles de ciudades estadounidenses.

Más allá del sabor…
La presión fue tal que los ejecutivos de Coca-Cola revisaron su investigación de mercado y se dieron cuenta de que habían cometido un error fundamental.

La prueba del gusto ciego no tuvo en cuenta todas las asociaciones de marca y la lealtad con el producto en el mundo real.

A la gente no solo le gustaba la Coca-Cola por su sabor, sino por lo que representaba.

Luego de solo 79 días, Coca-Cola revocó su decisión y anunció que volvería a producir la receta original.

El maxi error del Mini
El Mini llegó a ser el auto más vendido de Reino Unido, pero su éxito de ventas disfraza una historia sorprendente.

Bueno, bonito y barato…
En la década de 1950, la British Motor Corporation o BMC contrató al legendario diseñador Alec Issigonis pues quería fabricar un auto barato que no consumiera mucha gasolina.

Con el Mini, Issigonis condensó la esencia del auto en un vehículo que no era extravagante o derrochador, pero sí genial.

El diseño rompió el molde: sus dimensiones eran increíblemente compactas y su motor transversal y tracción delantera permitía que el 80% del área del piso del automóvil se usara para pasajeros y equipaje.

Después probar el prototipo, el jefe de la BMC, Sir Leonard Lord, señaló que debía venderse por 500 libras esterlinas (unos US$670), para que fuera más barato que su competencia más cercana, el Ford Anglia, que se vendía por £610 (US$800).

Y para convertir al Mini en el auto más deseado no sólo por el precio, el equipo se aseguró de que personalidades como Los Beatles y el actor Peter Sellers fueran los primeros en tenerlos. Otras celebridades empezaron a comprarlos, así como más y más gente.

Se convirtió en el auto británico más vendido de la historia, con una producción de 5,3 millones de unidades.

¿A cuánto?
Los jefes de Ford estaban muy preocupados, pero también desconcertados: ¿cómo podían vender el auto a un precio tan bajo?

Decidieron desarmarlo para ver cómo lo habían hecho.

…muy barato.
“Lo desmantelamos por completo incluso hasta el punto de romper y costear todos los componentes”, recordó en conversación con la BBC el ex planificador de productos de Ford, Bob Howe.

“Según nuestro análisis, Ford habría incurrido en un costo de £35 por encima del precio de venta”.

Al parecer, Sir Leonard no le había prestado atención al tema del costo de producción: hacer cada Mini costaba £535 pero se vendía por £500.

Eso es una locura en el mundo empresarial.

En cualquier análisis de compañías que fracasan, la razón en aproximadamente 7 de cada 10 casos tiene que ver con precios equivocados.

Los alemanes no cometieron el mismo error que los ingleses.
La historia del Mini revela cuán importantes son los precios correctos si desea convertir un producto exitoso en un negocio exitoso.

Con el tiempo, BMC tuvo que comenzar a fabricar versiones más caras del automóvil para generar ganancias.

La producción de Mini finalmente se cerró en el año 2000. Para entonces, su dueño era BMW, que después lanzó su propia versión de Mini…

…a precios que iban de £11.000 a £24.000: la Bayerische Motoren Werke o Fábrica Bávara de Motores no iba a cometer el mismo error.

La curiosa historia de cómo un pueblo pasó a llamarse Santa Claus (y cómo es vivir en un lugar donde la Navidad dura todo el año)

Letrero a la entrada de Santa Claus
Un pequeño pueblo en Estados Unidos lleva el nombre de Santa Claus (como se conoce en inglés a Papá Noel) desde el siglo XIX. Con ese apelativo, ¿cómo es la vida allí?

El rincón suroccidental de Indiana -un estado central- es un típico lugar estadounidense con sus típicos nombres geográficos.

Evansville, Jasper, Boonville, Dale.

De pronto, a lo largo de la ruta 162, se encuentra el letrero que resalta como una estrella navideña.

Santa Claus. A 4 millas (6 km) de distancia.

Señal de carretera de Santa Claus a cuatro millas de distancia
Es fácil darse cuenta cuando se han cumplido los 6 km: una estatua de tres metros del mismísimo Papá Noel le da la bienvenida a los visitantes.

También hay otras pistas.

La avenida central se llama Bulevar Navidad. La principal urbanización, donde viven la mayoría de los 2.500 habitantes, se llama Christmas Lake Village (“Villa Lago Navideño”).

Es un condominio cerrado que empezó a construirse en los años 60. Las calle principales se llaman como los tres reyes magos: Melchor, Gaspar y Baltasar.

Otras vías se bautizaron como los renos del trineo -doblas a la derecha por la calle Prancer (“Saltarín”) hasta que llegas a la calle Vixen (“Juguetón”)- mientras que una de las calles se llama simplemente Chestnut by the Fire, en alusión a una famosa canción de Nat King Cole sobre la temporada navideña.

En el pueblo de Santa Claus, Indiana, la Navidad dura los 365 días del año. Pero, ¿no se aburren de eso los residentes?

“Yo no”, dice Michael Johannes, que vive en la calle Melchor. “Llevo viviendo aquí 27 años, involucrado a todas horas y es una parte de lo que somos”.

La antigua iglesia y oficina postal en Santa Claus, Indiana
En el siglo XIX, el pueblo se llamaba Santa Fee.

Pero, cuando los residentes solicitaron la instalación de una oficina postal, les pidieron que cambiaran de nombre por que se parecía demasiado a Santa Fe, en Nuevo México, unos 300 km al sur.

Hasta ahí llegan los hechos históricos. Hay un documento de 1856 en el museo que los comprueban. En cuanto a cómo escogieron el nombre Santa Claus, sin embargo, hay menos certeza.

El cuento va de la siguiente manera.

Una Nochebuena, los residentes de Santa Fee intentaron escoger un nuevo nombre. Estaban sentados alrededor de una estufa cuando, repentinamente, las puertas se abrieron de par en par.

Una niña pequeña, después de ver las puertas abiertas, escuchó campanitas. “¡Es Santa Claus!”, exclamó y eso fue todo.

El nombre alternativo, aparentemente, era Wittenbach, por un predicador que visitaba el pueblo a caballo.

“Si hubiesen escogido Wittenbach”, comenta Pat Koch, la duende en jefe (ya entenderán), “no nos estaría visitando”.

La duende en jefe Pat Koch, Marti Sheckells, y Joyce Robinson en el centro de redacción de correspondencia.
l nombre, sin embargo, no acarreó bonanza inmediata para el pueblo de Santa Claus.

Es más, la nueva oficina postal recibió una clasificación de cuarta categoría, por el bajo volumen de correo.

Sin embargo, alrededor de 1914, empezaron a recibir cartas de niños de todo EE.UU. y el mundo. La mayoría dirigidas a una casilla postal pero muchas con sobres que simplemente decían Santa Claus, Polo Norte.

La persona encargada de responder a toda esta correspondencia es la duende en jefe, Pat Koch. Tiene 86 años, con títulos en enfermería y teología (que obtuvo a la edad de 70), y rebosa de espíritu humano, no sólo espíritu navideño.

La señora Koch dirige un equipo de unos 200 voluntarios. Leen las cartas, toman una hoja con una respuesta impresa, escriben el nombre del niño o niña y añaden un mensaje personal.

La duende en jefe reconoce ser “muy particular” en cuanto a cómo responden. Por ejemplo: la carta tiene que estar doblada de una manera que, cuando se abra el sobre, lo primero que se ve es a Papá Noel.

“Pienso que se debe hacer correctamente”, explica. “No es algo que se tome a la ligera”.

Ejército de voluntarios
El envío de las cartas cuesta unos US$10.000 anuales. Algunos niños mandan US$1 o US$5 pero la mayoría del costo está financiado con donaciones y las ventas en el museo.

Seis días antes de Navidad, dos voluntarias -Marti Sheckells y Joyce Robinson- se sientan en la antigua oficina postal a escribir las cartas.

Marti, una maestra jubilada, recorre casi 200 km, ida y vuelta desde su casa, unas dos o tres veces a la semana para ayudar. Es la magia de la Navidad lo que la trae, dice.

Con villancicos sonando en el fondo, luces titilando sobre la chimenea y Papá Noel enviando una carta más, ese sentimiento se puede entender claramente.

Kringle Place, el principal centro comercial de Santa Claus. Kringle es un pastel navideño de Escandinavia.
A pesar del su nombre, Santa Claus no es un pueblo ideal.

Está dominado por un enorme parque de diversiones llamado Holiday World y Splashin’ Safari, que le pertenece a la familia de la señora Koch.

El parque recibe más de un millón de visitantes al año pero cierra a partir de noviembre, durante el invierno. Eso quiere decir que, en diciembre, el pueblo de Santa Claus queda rodeado de enormes lotes de estacionamiento de autos vacíos.

Hay modelos de Papá Noel por todas partes, frente al ayuntamiento y la oficina postal. No obstante, también es un pueblo común y corriente.

En el centro, Kringle Place (cuyo nombre viene de un pastel navideño de Escandinavia) es otro lote de estacionamiento rodeado de almacenes. La mayoría tienen un tema navideño pero también hay un lugar de sándwiches Subway, una tienda de cadena y otras sucursales.

La verdad, si te paras en la ruta 162 a esperar que te toque la magia de Navidad, podrías quedarte ahí un largo tiempo.

Por estos lares, son las personas, no los edificios, los que están efervescentes del espíritu festivo.

Papá Noel, o Santa Claus, con una de sus ayudantes
La tienda navideña de Santa Claus que, como Holiday World, abre en mayo, tiene a la venta hileras e hileras de estanterías con decoraciones y regalos.

Los empleados visten gorros de navidad. El olor de galletas recién horneadas flota entre los corredores.

Y, en el fondo de la tienda, el mismo Papá Noel se encuentra en carne y hueso, con su característica profunda carcajada.

En Santa Claus, Indiana, el hombre de barbas blancas y vestido rojo no actúa el rol de Papá Noel, él es Papá Noel.

Empieza a trabajar en su gruta en mayo. Por esta temporada se encuentra allí los siete días de la semana.

Todo el mundo en el pueblo lo llama Santa, hasta en enero. Aún si conocieran su nombre verdadero no lo revelan.

Sus barbas y pelo son de verdad y, hasta cuando está vestido de traje “normal”, está feliz de hablarle a los niños sobre sus listas de regalos navideños.

Michael Johannes, que también preside el comité de organización del pueblo, tiene un relato de cuando jugó golf con Papá Noel. Su hijo Michael, que entonces tenía 6 años y ahora tiene 31, encontró la tarjeta de anotación de golpes.

“Con toda la seriedad del caso, mi hijo preguntó: ‘¿Papi, jugaste golf con Santa hoy?’”

“Le respondí que sí. Él dijo: ‘¿Le ganaste a Santa?’ Le contesté que sí. Luego preguntó: ‘¿Le ganaste a Santa por 19 golpes?’”

“Cuando le confirmé que sí, me miró y dijo: ‘Papá, ¡jamás volveré a recibir otro regalo de Navidad en mi vida!’”

Los nombres de la calles en Santa Claus siguen el tema y colores navideños.
A pesar de que el parque de diversiones está cerrado, miles de personas visitan Santa Claus en diciembre.

El libro de visitas del museo registra entradas de turistas de Florida, Texas, Misuri y Virginia Occidental hechas en los últimos dos días nada más.

La familia Armstrong -Ashley, Jon y sus hijos Brayton, de 10 años, y Kaylee, de 6- han viajado en auto más de seis horas desde Tupelo, Misisipí, y se están quedando cuatro noches.

“Hemos estado en la confitería, la juguetería, vamos a ir a todo”, expresa Ashley.

“Le hemos escrito cartas a Papá Noel. También compramos tarjetas de Navidad y las enviamos por correo desde la oficina postal, para que lleguen con el timbre de Santa Claus”.

La vida en un pueblo llamado Santa Claus tiene uno que otro problema.

“Cuando ordenas algo por teléfono, te piden el código postal”, explica Joyce Robinson, una de los duendes que escriben cartas.

“Apenas lo dices, lo revisan y hay un silencio sepulcral. “Eh… eso es… ¿Santa Claus, Indiana?”

Pero, en general, los habitantes están encantados de vivir aquí. Seamos francos, si no te gusta la Navidad, hay muchos otros pueblos adonde te puedes ir, como Jasper, o Boonville o Dale.

Figura de Santa Claus
“Tenemos una campaña implícita”, comenta Michael Johannes. “En casi todos los hogares voy hay un letrero que lee ‘Soy creyente’”.

“Creen en la Navidad, creen en Papá Noel. Ese es el espíritu de la comunidad que continúa creciendo”.

La última palabra la tiene, naturalmente, un hombre.

“Tenemos el verdadero espíritu navideño aquí”, dice Papá Noel de Santa Claus, Indiana.

“Es el pueblo navideño de Estados Unidos. Para mí, es una verdadera bendición”.

Por qué 2017 es el año más violento de la historia reciente de México

El cuerpo de la niña de 13 años apareció a un lado de una brecha en el municipio de Chilapa, Guerrero, en el sur de México.

Durante nueve días, entre el 12 y el 21 de noviembre pasado permaneció desaparecida, después de que no regresó de la escuela a su casa.

Se llama Diana y según la Fiscalía General del Estado murió asfixiada. El crimen conmovió a los vecinos de la violenta Montaña Baja de Guerrero, donde se encuentra Chilapa.

Una zona que desde 2014 es trinchera de una guerra de bandas de narcotráfico, pero que este año vio profundizarse el infierno.

Más de 230 personas fueron asesinadas desde enero en la región. Decenas permanecen desaparecidas.

La violencia llegó a tal punto que durante semanas, el mes pasado, se suspendieron las clases en las escuelas por amenazas de delincuentes a maestros y alumnos.

Pero lo que sucede en Chilapa y municipios vecinos es un reflejo de la vida cotidiana en muchas partes de México.

Según datos oficiales, 2017 es el año más violento en varias décadas.

La población civil paga las consecuencias de la violencia que se vive en México.
El Sistema Nacional de Seguridad Pública reporta que hasta noviembre pasado —la cifra más reciente— se cometieron 23.101 homicidios violentos, y falta aún por contar los crímenes de diciembre.

La cifra supera los cometidos en todo 2011, cuando se intensificó la guerra que declaró el expresidente Felipe Calderón a los carteles de la droga.

Esa vez el dato fue de 22.409 asesinatos. Fue, hasta ese momento, el período más violento de la historia reciente.

“No pasa nada”
¿Por qué aumentó la violencia este año? En Chilapa, donde se siente la realidad de los números, algunos creen que las bandas de narcos aventajan a las autoridades.

“Los soldados tienen aquí varios años y de todos modos a diario matan y secuestran a la gente”, le dice a BBC Mundo un vecino del municipio.

El repunte de la violencia obedece en parte a un conflicto entre carteles de narcotráfico.
Los testigos quieren permanecer anónimos. La pelea entre las bandas de Los Rojos y Los Ardillos causa terror en la región.

“Aquí está lleno de halcones (espías), en todas partes se fijan en lo que uno dice y con quien habla. Y nunca sabes si te puede pasar algo”, cuenta.

“Pero con todo y la vigilancia aquí no pasa nada. Este año se puso peor, y eso ya es mucho decir”.

Algo parecido a lo que ocurre en el resto del país, que en los últimos años enfrenta una creciente ola de violencia.

En zonas como Ciudad de México aumentaron los asaltos, sobre todo en transporte público.
En los primeros dos años del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, quien asumió el poder en 2012, el número de homicidios violentos se redujo.

Pero luego retomó su tendencia al alza hasta llegar al nivel histórico de este 2017. ¿Por qué?

Una respuesta es que el combate a la inseguridad no contempla todos los aspectos de la delincuencia, responde Francisco Rivas, presidente del Observatorio Nacional Ciudadano de Seguridad, Justicia y Legalidad.

Los datos del SNSP son significativos, pero representan una cara de la moneda. “El indicador clave es el homicidio doloso, pero hay otros elementos”, dice el especialista a BBC Mundo.

La proliferación de armas y municiones contribuye a la violencia en México.
Hasta ahora la estrategia oficial se ha concentrado básicamente en capturar a los líderes de carteles y bandas.

Pero no realiza el mismo esfuerzo para atacar otros elementos que mantienen con vida a las organizaciones delictivas.

“Hemos carecido de una política de Estado que ataque otros fenómenos que permiten a los grupos seguir rotando de líderes sin problemas”, insiste el presidente del Observatorio.

“No tenemos evidencia de que exista un combate certero y efectivo de los recursos de los delincuentes, no atendemos el debilitamiento de su estructura financiera”.

Fenómeno complejo
Pero es una parte de la historia. El comisionado Nacional de Seguridad, Renato Sales Gutiérrez, reconoce que la inseguridad en México es un problema “complejo”.

Sales reconoce que la inseguridad en México es un problema “complejo”.
Por un lado existen las grandes organizaciones de narcotráfico que generan violencia para controlar las zonas de producción y comercio de drogas.

Pero también generan un fenómeno en cascada. Algunos grupos como Los Zetas además del narcotráfico se dedican a la extorsión de empresarios y comerciantes.

También controlan a bandas de tráfico de personas o que venden mercancía de contrabando o “pirata”.

Otro ejemplo son Los Caballeros Templarios, quienes durante varios años controlaron la venta de aguacate y la extracción de minerales en Michoacán.

Además en algunos estados como Puebla, Guanajuato, Tabasco o Veracruz operan bandas de robo de combustible a ductos de Petróleos Mexicanos.

Los llamados “huachicoleros” se convirtieron este año en uno de los factores de mayor violencia en esas regiones.

Y a esto se suma un aumento en otros delitos como robos a camiones de carga, en transporte público, secuestros o asaltos a restaurantes y joyerías, especialmente en Ciudad de México.

La combinación alimenta las percepciones de inseguridad que convierten a 2017 en un año violentamente histórico, coinciden especialistas y autoridades.

Fracturas
“La estrategia está fracturada en lo que hace a sus operadores”, reconoce el comisionado Sales Gutiérrez al diario Reforma.

Se refiere a la forma como las autoridades combaten al crimen en los últimos años.

Desde 2006, en México se combate la “Guerra contra el narco”.
Por ejemplo algunos estados como Veracruz, Tamaulipas o Michoacán no han logrado establecer corporaciones policíacas eficientes para combatir localmente a la delincuencia.

Así, en esos lugares la seguridad está a cargo del Ejército, la Marina y la Policía Federal que tienen fuerzas limitadas y deben atender también otras regiones del país.

Pero eso no resuelve el problema de fondo dicen especialistas como Raúl Benítez Manaut del Centro de Investigaciones sobre América del Norte de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

“La policía no puede contener al crimen organizado con sus propias fuerzas, los ha rebasado en tamaño y entonces entra el Ejército”, explica a BBC Mundo.

“Lo que se necesita es que el Ejército trabaje con la policía y que hagan operaciones conjuntas, para que después los policías puedan sustituir a los soldados”.

Eso no ha sido posible hasta ahora. Mientras, la violencia e inseguridad siguen y en algunas ciudades la percepción es que están a alza.

“Hoy cuando nos roban en la calle un bien, no hay evidencia de que cerremos esos mercados ilegales que permiten a cualquiera comercializar lo que nos robaron”, insiste Rivas.

“No tenemos un combate certero a la corrupción. Eso quiere decir que las redes que permiten delinquir se mantienen vivas”.

Por qué las heridas que ocurren de día se curan más pronto que las que ocurren en la noche

Las heridas sanan más rápido si ocurren de día que si pasan de noche.

Esto concluyó un estudio que mostró que las quemaduras que ocurren durante la noche tardan 28 días en sanar, mientras que si ocurren de día sanan en 17 días.

El equipo del Laboratorio de Biología Molecular del Consejo de Investigación Médica en la ciudad británica de Cambridge, que realizó el hallazgo, reconoció haberse sorprendido mucho al descubrir esta diferencia en los 118 pacientes que estudiaron.

Tras examinar a ese número de personas que recibían tratamiento en diversas unidades especiales para quemados del Sistema Nacional de Salud (NHS, en inglés), descubrieron una diferencia en promedio de 11 días entre los tiempos de sanación entre quienes resultaron heridos de día y de noche.

Fibroblastos
La investigación, publicada en la revista científica Science Translational Medicine, señala que el efecto tiene que ver con el reloj interno que regula el ciclo de 24 horas de cada célula, también llamado ritmo circadiano.

El hallazgo se realizó en pacientes con quemaduras. (Foto: Science Photo Library)
Un detallado trabajo de laboratorio mostró que un tipo de células de la piel llamadas fibroblastos tienen habilidades distintas dependiendo de la hora.

Estas células son las primeras que responden cuando ocurre una herida: viajan velozmente a la zona dañada para cerrar la lastimadura.

Durante el día están listas para entrar en acción pero durante la noche ya no responden tan rápido.

Uno de los investigadores que hizo el hallazgo, John O´Neill, le explicó el efecto a la BBC.

“Es como una carrera de 100 metros. El corredor que está en posición y listo para salir siempre le va a ganar al que está quieto cuando arranca”.

Muy útil
Los científicos creen que esta información resultará muy útil para mejorar las cirugías.

La esperanza es que esta información sirva para mejorar los resultados de cirugías.
Algunas drogas, como la hormona esteroidea cortisol, pueden reajustar el reloj interno de las células corporales por lo que podrían ayudar en las cirugías que se realizan de noche.

Por otra parte, los relojes internos de cada persona varían y tienen un patrón o “cronotipo” diferente así que también podría tener sentido realizar cualquier operación en sintonía con el ritmo circadiano de ese paciente.

Sin embargo, por el momento no se han realizado estudios para analizar ninguna de esas dos alternativas.

John Blaikley, médico clínico en la Universidad de Manchester, señaló que “el tratamiento de heridas le cuesta miles de millones, en parte debido a la falta de tratamientos efectivos para cerrar lastimaduras”.

“Al tomar en cuenta estos (factores circadianos) no solo podrían identificarse nuevas drogas sino que también podría mejorarse la efectividad de las terapias ya existentes al cambiar la hora en que se aplican”.