Si aún no has oído hablar de Marie Kondo, no tardarás en hacerlo.
Gracias a su nuevo programa en Netflix, la gurú japonesa del orden se convirtió en la ‘it girl’ de enero. Con un poco de suerte puede que ya conozcas a alguien que aplique su método, llamado “KonMari”, que promete no solo una casa ordenada sino también más tranquilidad mental.
“Cuando ordenas tu casa, también ordenas tus asuntos y tu pasado”, explica Kondo en su libro ‘La magia del orden’, publicado en 2014. “Por lo tanto, puedes ver claramente lo que necesitas y lo que no, y lo que debes y no debes hacer”.
Pero, ¿es realmente tan simple como preguntarte si lo que tienes “desprende alegría” y tirar todo lo que no cumpla con este requisito?
Acumula relaciones, no reliquias
La radióloga Jerrie Sharp y su pareja decidieron deshacerse de aproximadamente un tercio de las pertenencias que tenían en su casa de Londres después de ver ‘El método de Marie Kondo’.
Las consecuencias que esa decisión tuvo para su salud mental son visibles, asegura Jerrie.
“Mi compañero es bipolar, y le supuso una gran diferencia tener la oficina ordenada”, añade. “Antes ahí tenía muchísimas cosas”.
“Y yo me he vuelto más productiva por el simple hecho de no tener distracciones. Los libros que quedan en los estantes son los que me encantan. Ya no me quedo mirándolos pensando: ‘Ese no lo he leído’”.
Image captionMarie Kondo dando consejos en su nuevo programa de televisión.
Abigail Evans, que recientemente comenzó a seguir el método KonMari, concuerda en que los efectos positivos fueron instantáneos.
“No puedo descansar hasta saber que tengo la habitación ordenada”, reconoció la joven, de 26 años. Así, seguir los consejos de Kondo y aplicarlos poco a poco le funcionó.
“Siempre he sido el tipo de persona a quien le gusta el orden, y Kondo hace que parezca muy fácil”.
Joseph Ferrari, profesor de psicología de la facultad de Saint Vincent de Paul, en Chicago, explica que este tipo de respuesta es lógica. De hecho, sugiere que tal vez deberíamos ir más lejos de lo que recomienda Marie Kondo al ordenar la casa.
Un estudio de Ferrari de 2016, titulado ‘El lado oscuro del hogar’, reveló que cuanto más desordenadas son las personas, menor es su satisfacción vital y menor su productividad.
“El desorden no es bueno”, asegura Ferrari.
“Vivimos en una sociedad en la que nuestros deseos se convierten en necesidades”, añade. “Lo que tenemos que hacer es desprendernos de cosas. Yo a la gente le digo: no acumules reliquias, acumula relaciones”.
No solo Marie Kondo y el profesor Ferrari abogan por las virtudes de acabar con el desorden. Muchos otros expertos exaltan los beneficios del orden, ya sea en el hogar, en la oficina o incluso en la bandeja de entrada del correo electrónico.
Fijémonos, por ejemplo, en “Inbox Zero”. Se trata de un sistema de administración de correo electrónico con el que, en teoría, llegas a la noche sin correos electrónicos en la bandeja de entrada principal, después de haber clasificado, eliminado y reenviado todos los mensajes recibidos durante el día.
Puede parecer un sueño inalcanzable para los que tienen miles de correos electrónicos no leídos, pero las personas que logran llegar a este nirvana de la bandeja de entrada aseguran que vale la pena, y no solo por los efectos positivos que tiene para su salud mental.
“La mayor parte de mi estrés se debe a que temo haber olvidado cosas, o a no poder estar pendiente de todo, por lo que esto me ayuda a relajarme”, explica uno de mis colegas.
Pero la moda actual de una vida sin desorden no acaba cuando tiras el último objeto sin alegría.
Las cuentas de las redes sociales que defienden el placer de la limpieza también se están propagando por Internet.
No se puede subestimar el interés por estas cuentas. Y si no, fijémonos en Sophie Hinchliffe, más conocida como Sra. Hinch, y sus impresionantes 1,6 millones de seguidores en Instagram, por no mencionar su contrato editorial con Penguin. Y todo gracias a sus consejos de limpieza.
Su casa, para ser justos, es absolutamente impecable.
Pero si bien muchas personas se inspiran en su intachable hogar y en su meticuloso concepto de limpieza, para otros no resulta tan agradable.
“Su inmaculada casa hizo que me sintiese deprimida en la mía, así que dejé de seguirla”, admitió una madre en la web Mumsnet.
Las casas ordenadas de Marie Kondo tampoco son inmunes a las críticas, sobre todo por haber agregado otra capa de estrés a unas vidas ya de por sí estresantes.
“Los medios de comunicación que nos rodean, tanto los generales como las redes sociales, nos dicen que nuestros espacios personales deben optimizarse tanto como nosotros mismos y nuestra carrera profesional”, explicó Anne Helen Petersen en Buzzfeed.
“La consecuencia de esto no es solo la fatiga, sino también que el agotamiento que nos sigue a todas partes”, añadió.
¿Pero podría ser peor? Después de todo, todos los excesos son malos.
“¿Tenemos que dar por hecho que la eliminación del desorden es algo bueno porque es lo opuesto a la acumulación?”, se preguntaba la psicóloga Vivien Diller, de Nueva York, en The Atlantic en 2015, en un artículo sobre los pacientes que sentían una necesidad compulsiva de ordenar.
“Cuando se trata de alguien que no puede tolerar el desorden o no puede quedarse quieto sin limpiar o tirar cosas, estamos hablando de un síntoma”, aseguró.
Entonces, ¿dónde deja todo esto a los que realmente no les molesta tanto un poco de desorden y que a la vez nunca se plantearían si sus calcetines les dan alegría?
Por suerte, tienen su propio gurú (o algo parecido). Se trata de Tim Harford, columnista, presentador de radio y autor de ‘El poder del desorden’.
Pero, antes que nada, una confesión.
“Apliqué el método de Marie Kondo con mi ropa, y funciona”, afirma Harford.
Sin embargo, asegura que un escritorio desordenado no es el fin del mundo, y que la idea de que todo puede ponerse automáticamente en el lugar adecuado desde el principio no siempre es cierto.
“Cuando estás haciendo algo creativo, cuando estás haciendo cosas, se crea desorden”, dijo a la BBC. “Tratar de ordenar las cosas demasiado pronto o con demasiada frecuencia te llevará a sentirte mal”.
Y para los que se sienten mal por su incapacidad de acabar con el desorden, vivir en casas inmaculadas o tener los correos de la bandeja de entrada a cero, siempre les queda el ejemplo del padre fundador de los Estados Unidos Benjamin Franklin.
“Franklin tenía una especie de diario de virtudes donde apuntaba todas las formas en que iba a convertirse en una mejor persona”, explica Harford.
“Haciendo balance al final de su vida, ese diario de virtudes realmente funcionó”.
“Pero aseguró que había una cosa que nunca podría hacer. Y era ser ordenado”.
Fuente: www.bbc.com