Todas las mañanas se levantaba 30 minutos más temprano. Antes de irse a la escuela, caminaba hacia la playa. Su nombre era Pedrito.
Cuando Pedrito estaba en la playa tomaba una estrella de mar y la aventaba nuevamente hacia el océano. Tomaba otra y otra y otra hasta que era tiempo de irse a la escuela.
Uno de sus vecinos se dio cuenta de esto mientras corría por la arena.
En una de esas mañanas, su vecino en forma de burla susurró.
Solo un tonto se atrevería a creer que el solo puede salvar a todas las estrellas de mar de algo que es inevitable.
Pedrito lo ignoró por completo y siguió con regresando las estrellas hacia el agua.
El vecino inconforme le dijo:
Jovencito… aunque te pasaras toda la vida tratando de salvar a todas las estrellas, nunca lo conseguirías. El mar está en tu contra. Tú salvas una estrella y el mar regresa cientos. Esto que haces todas las mañanas no hace la diferencia.
Mejor vete a la escuela. Vas a llegar tarde.
Pedrito lo miró fijamente a los ojos y le dijo…
Tiene razón.
Quizá lo que hago no es algo impresionante…
Se dio la vuelta, se agachó y tomó una estrella de mar y la aventó con todas sus fuerzas hacia el agua y le dijo…
¡Pero esta estrella…esta ya se salvó!
Para esa estrella… hizo toda la diferencia del mundo el que yo la haya regresado al mar.
El vecino se dio cuenta de lo que había hecho, se agachó, tomó una estrella, la aventó al mar y se fue.
Lo que haces es importante.
No permitas que nadie te robe tus sueños.
No permitas que quieran borrar tu visión.
No permitas que alguien negativo quiera terminar todo lo bueno que estás haciendo.
Tu trabajo es ayudar a esas estrellas que necesitan tu ayuda sin importar lo que piensen los demás.
Si alguien te critica, te juzga o se burla de ti… No es personal. Ve y rescata a una estrella de todas maneras.
Tu visión es más importante que lo piensen los demás.