Un equipo multidisciplinar encabezado por el ecuatoriano Diego Fernando Acosta Alvear, especialista en biología molecular, y del que también forma parte la viróloga colombiana Carolina Arias, han desarrollado un método para la detección precisa, sencilla y de bajo costo del COVID-19.
El proyecto lo iniciaron hace seis semanas y, hoy, la prueba, denominada CREST, es una realidad que pende de la homologación preceptiva para poder echar a andar como solución en lugares donde se necesitan test con urgencia, como en Sudamérica.
«Hace seis semanas nos reunimos en mi oficina los cuatro (investigadores) y viendo lo que venía pensamos: Hay que actuar rápido y desarrollar una prueba alternativa porque las que hay se van a acabar», relató Acosta Alvear, quiteño de 42 años, desde su domicilio en Santa Bárbara (EE.UU.).
Profesor asistente en el departamento de Biología Molecular, Celular y del Desarrollo de la Universidad de California en esa ciudad estadounidense (UCSB), Acosta Alvear decidió junto a su esposa Carolina Arias, bioquímica y viróloga, su colega Max Wilson, y el neurólogo Kenneth Kosik, «cerrar todos los laboratorios» y dedicarse en cuerpo y alma al proyecto.
Basado en la enzima CAS13
Fue así como desde diferentes experiencias complementarias, en apenas cinco semanas pudieron desarrollar un método que aspiran implementar «lo más rápido posible» en su comunidad, pero también en países como Ecuador, Colombia, Bolivia o Perú.
«La cuestión es cómo puedes hacer accesible y a gran escala la prueba ante la altísima demanda y la presión para manufacturar reactivos», aclara el investigador al poner de manifiesto los obstáculos que tienen las pruebas actuales como una alta inversión, laboratorios y personal especializado.
La estrategia alternativa para la detección del SARS-CoV-2, ideada bajo la nomenclatura CREST (acrónimo en inglés para prueba robusta, equitativa y expandible basada en -la enzima- Cas13), busca simplificar todo este proceso, aseguró.
El pionero método combina procesos bioquímicos comunes y confiables, que tienen como referente las pruebas de PCR en tiempo real e instrumental de bajo coste, sin sacrificar la sensibilidad de detección del virus.
Para ello, emplea visualizadores de fluorescencia simples y permite una interpretación binaria de los resultados, según menciona un extracto de su trabajo científico depositado en BioRxiv, archivo de preimpresión dedicado a las ciencias biológicas.
Con ayuda de un móvil
Actualmente las pruebas que se utilizan para detectar el COVID-19 emplean dos vías: una mediante la detección del material genético del virus de una muestra del paciente, y la otra, del hallazgo de anticuerpos contra el virus en el suero o plasma del paciente.
«La prueba que hacemos nosotros detecta material genético en personas que son asintomáticas o que ya han desarrollado síntomas», precisa el genetista, al advertir que no sirven para conocer la exposición previa al virus, como suelen indicar las serológicas.
Su funcionamiento, según apunta, comienza por la extracción del material genético del virus de la muestra del paciente, de la que posteriormente se realiza una amplificación del ARN (ácido ribonucleico), empleando instrumentos «sencillos» llamados termociclador o máquina de PCR, «que podemos operar con una aplicación desde un móvil».
Esa muestra amplificada se somete a la detección gracias a una enzima llamada Cas13a, «a la que damos una molécula guía para encontrar el genoma viral y una molécula sonda amarrada, que cuando encuentra su blanco se torna fluorescente».
No requieren de un laboratorio
¿En qué se diferencia de las pruebas que están en boga en todo el mundo?
«Bioquímicamente se diferencia en la detección, puesto que las de PCR en tiempo real, empleadas durante décadas, se hacen mediante fluorescencia pero no utilizan la Cas13a», explica Acosta Alvear.
Pero resalta que su método emplea instrumentos muy sencillos que pueden emplearse en el terreno, «incluso se han enviado a la estación espacial internacional», por lo que no se precisaría exclusivamente de un laboratorio especializado.
Otra de las ventajas de esta dinámica de diagnóstico, apunta, es que no se requiere personal altamente cualificado para realizar la prueba, y el equipo ha analizado que podrían realizarse en centros de acopio, incluso en farmacias.
Entretanto, y tras haber patentado el método, los investigadores están a la espera de conseguir la aprobación institucional para homologar muestras testadas con el CREST y pruebas PCR en tiempo real, consideradas la madre de los diagnósticos del coronavirus.
«Esperamos en unas semanas empezar a homologar, para lograr la aprobación de la FDA (Administración de Medicamentos y Alimentos de EE.UU.), y de ahí en algunas semanas ya poder darle uso», confía el especialista ecuatoriano. (I)
Fuente: www.eluniverso.com