Echarse mantequilla para curar las quemaduras es un remedio casero que se ha usado durante siglos.
Ganó credibilidad cuando el director general de Salud Pública de Prusia Friedrich Von Esmarch recomendó en su muy influyente manual de medicina de guerra del siglo XIX que las superficies quemadas debían cubrirse con aceite, grasa o mantequilla
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La idea era sellar la quemadura para que no entrara aire ni mugre y así prevenir infecciones y acelerar el proceso de sanación.
Si bien es cierto que a Von Esmarch es ampliamente reconocido por introducir el concepto de 'primeros auxilios', ¿tenía razón en el caso de la mantequilla?
Ranas y miel
Muchos de nosotros usamos remedios caseros y, por alguna razón, las quemaduras parecen haber atraído más mitos y tratamientos exóticos que otros males.
Quizás sea la inmediatez del dolor lo que nos hace más desesperados por encontrar una solución.
Un antiguo papiro egipcio que data de 1500 a.C. describe el uso de barro, excremento, ranas hervidas en aceite y estiércol de cabra fermentado.
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Los griegos del siglo IV a.C. preferían grasa de cerdo mientras que los romanos usaban una mezcla de miel y salvado seguida de corcho y cenizas.
Sin saber qué hacer
Mucho más recientemente, los cirujanos de un hospital en la ciudad británica de Sheffield (3) notaron una serie de casos de niños con quemaduras que llegaban con sus ropas calientes puestas, a pesar de que quitarse las prendas y cualquier joya es lo primero que se debe hacer, pues éstas pueden atrapar el calor contra la piel. (4)
Eso los llevó a investigar las creencias de los padres sobre los remedios para las quemaduras.
Les pidieron que se imaginaran qué harían si encontraran a un niño de dos años de edad que se acababa de echar una olla de agua hirviendo encima.
Sólo el 10% dio una respuesta considerada ideal y algunos sugirieron remedios que no funcionan, como mantequilla, leche, aceite de cocinar y crema dental.
Los investigadores quedaron preocupados pues estas eran las respuestas a una pregunta hipotética en una situación calmada; esos padres tenían aún menos probabilidades de tomar las medidas correctas en una emergencia real.
Creyendo que sabemos qué hacer
Un estudio hecho en Turquía encontró que sólo algo más del 25% de las familias observadas le habían echado agua fría a la quemadura de un niño (el tratamiento recomendado), mientras que la mitad usaron alternativas inapropiadas, que incluían yogurt, crema dental, pasta de tomate, hielo, claras de huevo crudas o una tajada de tomate. (5)
Es fácil entender por qué estos remedios caseros son populares.
Cualquier quemadura nueva que se exponga al aire es intensamente dolorosa y es cierto que cubrirla con cualquier sustancia fría alivia un poco la agonía.
Pero ese alivio no dura y sellar la quemadura puede incluso mantener el calor adentro, lo que hace que la piel se siga quemando.
Como las quemaduras superficiales se curan pronto solas, asumimos erradamente que esas soluciones funcionaron cuando la verdad es que se habría mejorado en todo caso.
Entonces, ¿qué debemos hacer?
Las directrices de primeros auxilios varían de país a país pero el consejo en general es que, tras remover cualquier joya y la ropa, la clave es echarle agua a la quemadura y dejarla bajo el grifo del agua por más tiempo del que uno piensa que necesita: al menos 20 minutos.
Eso ayuda incluso hasta tres horas después de haberse quemado.
Inicialmente, el agua fría ayuda a adormecer el área al enfriarla, pero además evita que la piel se siga quemando. También parece ayudar a sanar la herida, aunque los expertos siguen debatiendo cómo. (6)
Hay gente que corre a ponerse hielo pero el agua es más segura pues el frío extremo puede perjudicar aún más el tejido.
Finalmente, la quemadura debe cubrirse con una venda limpia o con filme transparente para evitar que se infecte.
Respecto a la mantequilla, guárdela para el pan, a menos de que se trate de una situación muy específica: si tiene la mala suerte de que le caiga alquitrán caliente sobre la piel, una sustancia grasosa como la mantequilla puede ayudar a removerla, reduciendo así el dolor y facilitando el trabajo de los doctores a la hora de evaluar cuán severa es la quemadura. (7)