Seis valientes voluntarios en pantalones cortos y camiseta, una habitación a una temperatura entre 15ºC y 16ºC, diez días y seis horas diarias. El objetivo: ver cómo reacciona el metabolismo.
La conclusión: la exposición regular al frío leve puede ser una forma sana y sostenible para ayudar a las personas a perder peso.
Los investigadores del estudio publicado recientemente en Trends in Endocrinology & Metabolism querían averiguar qué pasa si en vez de regular la temperatura corporal con habitaciones climatizadas o ropa muy caliente, se dejaba que el cuerpo reaccionara solo al frío moderado.
Terminados los diez días de aclimatación, los participantes no sólo se acostumbraron a la baja temperatura, sino que se aceleró su metabolismo. Lo que provocó que gastaran más energía.
La hipótesis del doctor Wouter van Marken Lichtenbelt, biólogo del Centro Médico de la Universidad de Maastricht, en Holanda, fue que el ambiente térmico afecta la salud de los humanos, particularmente la exposición regular al frío moderado, de una forma que incide en el gasto de energía.
"Debido a que la mayoría de nosotros estamos expuestos a ambientes cerrados el 90% del tiempo, valía la pena explorar sus aspectos para la salud", explicó el especialista.
Si bien la investigación de Marken Lichtenbelt se basó en diez días de estudios, otro trabajo hecho en Japón durante seis semanas determinó una disminución de la grasa corporal, después de pasar dos horas al día a 17ºC.
"¿Qué pasa si no estás temblando y te expones al frío moderado? Que el cuerpo aumenta su metabolismo y utiliza más energía para mantener la temperatura corporal al nivel adecuado, que es 37ºC", explica el experto holandés.
Frío incómodo
Pero 16ºC es una temperatura en que uno se puede sentir incómodo y desear subir el termostato, comer algo caliente -y normalmente dulce- o abrigarse.
"Si no estás acostumbrado a esas temperaturas, puedes sentir frío, pero llega un momento en que te aclimatas", le dijo a la BBC el especialista. "Te acostumbras a la temperatura y dejas de tener esa sensación de incomodidad".
En su estudio, el equipo de Marken Lichtenbelt se fijó que el tejido adiposo marrón -muy distinto a la grasa que suele acumularse en la zona del abdomen y que produce el sobre peso- aumentó considerablemente.
"Esta grasa marrón tiene otras partículas que ayudan a aumentar considerablemente la energía del metabolismo", señaló el investigador.
Por lo que cuando se activa este tejido adiposo, induce calor y calienta el cuerpo.
Hasta hace unos años, se creía que el tejido adiposo marrón sólo estaba presente en bebés y desaparecía para cuando el humano llegaba a la adultez. "Sin embargo, recientemente hemos descubierto suficiente tejido adiposo marrón en adultos que es activamente metabólico".
El experto aclara que este tipo de grasa no te hace gordo, pues se encuentra en la región del cuello "y no está en las cantidades que normalmente puede haber de grasa blanca".
Si bien estos estudios pequeños han demostrado que las bajas temperaturas pueden ayudar a disminuir de peso, todavía es muy temprano para arrojar conclusiones definitivas.
Además, los hábitos alimenticios y el estilo de vida siguen teniendo un peso importante en la salud de las personas.
"Pero las condiciones medioambientales, como la temperatura, muchas veces se ha descuidado. Creo que es uno de los factores que se deberían tomar con más seriedad", aclara Marken Lichtenbelt.