Guardando las distancias en cuanto a fortunas, Horacio Cartes, el presidente electo de Paraguay, es el Carlos Slim de su país.
En las elecciones de domingo, Cartes le devolvió la presidencia paraguaya al Partido Colorado, una posición que ese grupo perdió en 2008 tras más de seis décadas en el poder.
Con el 81% de los sufragios escrutados, Cartes obtuvo el 45,91% de los votos frente al 36,84% de su rival del oficialista Partido Liberal, Efraín Alegre.
Como presidente del conglomerado de empresas del Grupo Cartes, es posible que un ciudadano paraguayo haya bebido sus bebidas, fumado sus cigarrillos, vestido sus prendas, comido las carnes que vende y quizás, hasta haber tratado la obesidad en uno de sus centros médicos.
Horacio Cartes dirige un enorme grupo con empresas en cada una de estas áreas, y muchas otras, que lo colocan como uno de los hombre más poderosos de Paraguay.
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Y ahora consiguió la presidencia del país como abanderado del Partido Colorado, la agrupación política que estuvo de una forma u otra en el poder 61 años (incluyendo el mandato del exgobernante militar Alfredo Stroessner), hasta que fue derrotada electoralmente por Fernando Lugo, en 2008.
Cartes tiene 56 años. De alguna manera es un recién llegado a la política y más conocido por su trayectoria empresarial, con lo cual se asemeja ligeramente al actual presidente chileno Sebastián Piñera.
Hizo estudios universitarios en Estados Unidos (mecánica aeronáutica) y luego volvió a Paraguay -a los 19 años- para iniciar su vida en el mundo de los negocios, en la empresa de su padre Ramón Telmo Cartes Lind.
Pero apenas fue en 2009 que formalizó su incursión en la política, al inscribirse en el Partido Colorado.
Ingresó a las filas partidarias fundando el movimiento Honor Colorado, en cuya página web se explica que Cartes da el paso al estar "inquieto por el curso político del país bajo el gobierno izquierdista-liberal filo-chavista".
Recién en ese momento Fernando Lugo empezaba su gobierno con una alta popularidad (que luego fue perdiendo hasta su salida en 2012) y la promesa de reformas sociales y en cuanto al eterno problema de tierras en Paraguay.
Dudas
La entrada en el terreno político de Cartes inmediatamente lo expuso al escrutinio máximo de su vida privada y empresarial.
No sólo desde rivales de otros partidos, incluso hubo cuestionamientos desde el propio Partido Colorado.
Inicialmente, la presidenta del partido, Lilian Samaniego, incluso sugirió que Cartes tendría vínculos con grupos del narcotráfico.
La historia persigue a Cartes desde el año 2000, cuando las autoridades hallan una avioneta con matrícula brasileña en su estancia con un cargamento de mediano tamaño de cocaína y marihuana.
Cartes negó cualquier relación con la avioneta (y su carga) y de hecho no fue nunca imputado formalmente ante la justicia por el hecho.
Otra acusación que ha enfrentado el empresario es la de lavado de dinero. Es dueño del Banco Amambay, que en 2004 fue investigado en Brasil por una comisión parlamentaria por presunto lavado de dinero, que se originó tras la publicación de una investigación periodística que se basada en informes de la Agencia Anti-Droga estadounidense (DEA, según sus siglas en inglés).
Cartes calificó la acusación, en 2011, como "un disparate" y afirmó que en Brasil se habían superado todas las acusaciones judiciales, según reflejó el diario paraguayo Última Hora.
Con el tiempo, la explicación de Cartes satisfizo a los propios cabecillas del Partido Colorado, quienes lo eligieron abrumadoramente para que fuese su abanderado para las elecciones presidenciales del domingo, un apoyo que incluyó a la propia Samaniego que inicialmente lo cuestionó duramente.
Un pie en la cancha
El empresario desde 2001 es presidente del Club Libertad, que bajo su gestión obtuvo al menos siete títulos locales.
Además es dirigente de la Asociación Paraguaya de Fútbol, en el ámbito de la selección nacional.
Es decir que tiene una importante injerencia en cuanto a la conformación del equipo que representa al país a nivel internacional.
Ahora deberá hacer lo propio con todo Paraguay.