“Señores, yo debo decirlo con total honestidad. Cuba no necesita a Estados Unidos. Cuba no necesita a Europa. Qué cosa tan deliciosa poder decir eso, ha aprendido a prescindir de ellos”, anunció Fidel Castro durante un congreso de Alfabetización en La Habana. Era febrero de 2005.
Un mes más tarde, en otro discurso, el gobernante cubano afirmó que la isla estaba cerca de lograr la “invulnerabilidad” económica. “Tenemos dos puntales económicos, China y Venezuela. No hay que buscar más”, apuntó.
De forma progresiva, Pekín y Caracas se habían convertido en los principales socios comerciales de La Habana, desplazando en apenas un lustro a otros actores como España y Canadá.
En el caso del país sudamericano, los lazos bilaterales iban mucho más allá del comercio y se extendían a numerosos sectores estratégicos, incluyendo defensa, energía o alimentación.
La cercanía era tal que en 2007, el mandatario venezolano Hugo Chávez llegó a decir que Cuba y Venezuela eran “una sola nación”. “En el fondo somos un solo gobierno”, agregó.
La estrecha alianza entre La Habana y Caracas sobrevivió a la muerte de Chávez en 2013 y al ascenso al poder en Cuba de Miguel Díaz-Canel como sustituto de Raúl Castro.
La fluidez que han mantenido las relaciones se explica, según muchos analistas, por el hecho de que el actual presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ya contaba con el visto bueno de Cuba cuando, en diciembre de 2012, un Chávez enfermo de cáncer lo nombró como su sucesor.
Rafael Ramírez, quien en el gobierno fue ministro de Petróleo durante el gobierno de Chávez, es uno de los que suscriben esta tesis. En una entrevista reciente con BBC Mundo, señaló que en gran medida la designación de Maduro “tiene mucho que ver con la influencia de los cubanos”.
En la actualidad, el gobernante venezolano se encuentra en medio de una grave crisis política desatada desde que, el pasado 10 de enero, se juramentó a Nicolás Maduro para un segundo mandato como resultado de unas votaciones consideradas fraudulentas por la oposición y medio centenar de países, incluyendo Estados Unidos y la Unión Europea.
Maduro, quien goza del apoyo de Rusia, China, Irán, Turquía, Nicaragua y Bolivia, entre otros; afirma ser víctima de un intento de golpe de Estado y acusa al presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, diputado Juan Guaidó, de intentar usurpar el Poder Ejecutivo.
El pasado 23 de enero, ese congresista se juramentó como “presidente encargado” de la República, con el fin declarado de encabezar un gobierno de transición y convocar a elecciones libres.
Del desenlace de este pulso por el poder dependerá no solo el futuro inmediato de Venezuela sino también sus futuras relaciones con Cuba. Pero, ¿qué se juega exactamente La Habana en esta crisis?
Un asunto existencial
Aunque la célebre frase de Fidel Castro sobre la autonomía económica de la isla fue pronunciada en 2005, los beneficios de la instauración de la revolución bolivariana en Caracas se empezaron a sentir mucho antes.
El ascenso de Hugo Chávez al poder en febrero de 1999 significó un dramático salto cualitativo y cuantitativo en las relaciones entre Cuba y Venezuela.
Ya para el año 2000, Venezuela se había convertido en el principal socio comercial de la isla con un intercambio comercial de 912 millones de pesos, según datos de la Oficina Nacional de Estadísticas de Cuba (ONE). (las estadísticas cubanas son presentadas en pesos y, aunque las autoridades de la isla no lo precisan, los expertos asumen que se trata de pesos convertibles -CUC-, cuya tasa de cambio es de 1 CUC por US$1).
Esa cifra superaba ligeramente los 893 millones de España pero duplicaba los 435 millones de Rusia.
En ese año se firmó el acuerdo de intercambio de petróleo por servicios profesionales que ha sido una piedra angular de la relación económica bilateral.
“La venta de servicios profesionales es el principal ingreso en divisas de Cuba. Hablamos de médicos, enfermeras, maestros, entrenadores de deporte y personal de seguridad. Se ha publicado que Venezuela compra el 75% de esos servicios profesionales“, explica Carmelo Mesa-Lago, catedrático emérito de Economía y Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Pittsburgh, en conversación con BBC Mundo.
El experto indica que el monto de estas exportaciones cubanas aumentó de forma constante hasta alcanzar su cima en 2013, cuando se ubicaron en unos US$10.420 millones, de los cuales unos US$7.800 millones correspondían a Venezuela.
Aunque Cuba envía al extranjero distintos tipos de profesionales, en el caso de Venezuela el grupo más numeroso se corresponde con los médicos integrales que participan en un programa de atención primaria conocido como Barrio Adentro.
De acuerdo con Mesa-Lago, en el punto máximo del intercambio hubo hasta 40.000 especialistas cubanos en Venezuela.
Las cifras definitivas en esta materia son, sin embargo, difíciles de estimar por la falta de información oficial y la manera opaca cómo las autoridades manejan esa cooperación. De hecho, Chávez reveló en 2011 que los primeros médicos cubanos entraron en secreto a Venezuela en vuelos nocturnos diseñados para que su llegada no fuera descubierta.
En 2008, el entonces ministro de Salud de Venezuela, Jesús Mantilla, dijo que en ese país había 29.996 profesionales cubanos trabajando en ese sector, incluyendo 13.020 médicos, 2.938 odontólogos, 4.170 licenciados en enfermería y 9.168 técnicos en salud.
Tomando como buena esa cifra, habría que añadirle el resto de personal cubano, sobre todo, entrenadores deportivos y personal de seguridad, cuyas cifras se desconocen.
En todo caso, la venta de servicios profesionales a Caracas parece haber sido un buen negocio para La Habana.
“Yo hice una estimación hace unos años y concluí que Venezuela pagaba por cada médico cubano siete veces el costo promedio de un médico venezolano. Eso significa que, en realidad, se estaba subsidiando el precio del petróleo porque estaban inflando el valor de los servicios médicos siete veces. Era un subsidio encubierto que Venezuela le pasaba a Cuba”, señala el economista.
De cualquier forma, Chávez era un gran defensor de este programa.
“El gobierno en 12 años, con el apoyo de Cuba -en este caso invalorable- ha hecho algo milagroso. Hoy estamos atendiendo en Barrio Adentro casi 83% de la población”, dijo el mandatario en 2011.
El apoyo a Cuba por esta vía se ha mantenido hasta la actualidad, al punto que el mes pasado, Maduro anunció que llegarían al país unos 2.500 médicos cubanos de los 8.000 que estaban trabajando en Brasil, antes de la llegada al poder de Jair Bolsonaro.
El gigante sudamericano era, después de Venezuela, el segundo mayor receptor de médicos cubanos, por lo que Mesa-Lago considera que Maduro está tratando de compensar a La Habana por esta dura pérdida.
Pese a todo, la relación entre Caracas y La Habana no logra escapar a la dura crisis que sufre la economía venezolana, cuyo PIB cayó 18% en 2018, acumulando un descenso de 50% en los últimos cuatro años, según cifras de Mesa-Lago.
El efecto es evidente en las estadísticas del comercio. Según la ONE, el intercambio bilateral cayó de 8.562 millones de pesos en 2012 a 2.213 millones de pesos en 2017, pese a lo cual Venezuela sigue siendo el principal socio de la isla.
“Una Venezuela con Maduro al frente es algo existencial para Cuba”, resume Rocío San Miguel, presidenta de la ONG venezolana Control Ciudadano, al hablar de la importancia que tiene el gobierno chavista para La Habana.
“Ese es un esquema de usufructo tan amplio, tan poderoso, que tiene alcances inimaginables. Uno puede documentar algunos aspectos formales pero debajo de esa alfombra hay cualquier cantidad de soporte económico, de logística que provee Venezuela para el gobierno y el poder cubano“, agrega en conversación con BBC News Mundo
Energía y comida
La permanencia del chavismo en el poder también impacta otros sectores estratégicos de la isla.
“La relación con Venezuela también es clave para la seguridad energética y alimentaria de Cuba, que depende de un alto contenido de importación de alimentos y que está asociada al intercambio de petróleo por servicios”, señala Arturo López-Levy, profesor asistente en el Gustavus Adolphus College de Minnesota, a BBC News Mundo.
Durante el gobierno de Chávez, Venezuela no solo se convirtió en el proveedor clave de petróleo para Cuba sino que además fue socio con una participación de 49% en el proceso de reactivación de la refinería de Cienfuegos, realizada en 2007 con una inversión inicial de US$236 millones. Según informó en aquel momento PDVSA, en una segunda fase crearían un polo petroquímico que requería unos US$1.300 millones adicionales.
Mesa-Lago afirma que para 2012 Venezuela enviaba unos 105.000 barriles diarios de crudo a la isla, que procesaba una parte en esa refinería y que vendía el excedente a precios de mercado.
El experto señala que la drástica caída en la producción petrolera que ha experimentado el país sudamericano llevó a reducir los envíos hasta unos 50.000 barriles, con los cuales se cubre en torno a 55% de las necesidades de energía de Cuba.
En diciembre de 2017, la agencia Reuters publicó una noticia según la cual, Cuba había tomado plena posesión de todas las acciones de la refinería de Cienfuegos debido a un impago por parte de Venezuela de deudas pendientes.
Aunque en aquel momento ninguno de los gobiernos involucrados corroboró oficialmente esta noticia, el diario oficial del Partido Comunista de Cuba, Granma, dijo que desde agosto de 2017, la refinería operaba “como entidad estatal plenamente cubana”.
Asesoría cubana
Pero si el gobierno de Maduro es clave para La Habana, lo mismo puede decirse en sentido contrario.
Rocío San Miguel señala que el gobierno de Cuba “ha tenido una injerencia completamente indebida” en cinco áreas clave del gobierno venezolano:
Registros y notarías
Identificación y extranjería
Organización de la Policía Nacional Bolivariana
Participación en los órganos de inteligencia y contrainteligencia
Presencia dentro de la Fuerza Armada Nacional
“El área de participación más grave es la de Seguridad y Defensa”, subraya San Miguel.
La experta asegura que Cuba intervino en la reestructuración de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, así como en la redacción de las cinco reformas a la Ley Orgánica de la FANB.
“El nuevo pensamiento militar bolivariano fue concebido y es tutelado por Cuba. También ha participado en intermediación en la compra de sistemas de armas”, afirma.
San Miguel indica que hay presencia permanente de militares cubanos en los cuarteles venezolanos y que en Fuerte Tiuna (sede del Ministerio de la Defensa) tienen acceso a áreas que están vedadas para los oficiales venezolanos.
“No tenemos cifras, pero tenemos testimonios de efectivos militares que dan cuenta de la presencia cubana en distintas épocas y en distintos espacios dentro de la FAN. Tanto en reuniones de diseño del concepto estratégico-militar hasta la presencia de civiles que realizan obras de forma permanente en instalaciones militares y que en momentos de crisis, claramente están dispuestos a asumir su sombrero de combatientes. Esa es otra de las funciones que cumplen”, agrega.
Alianza antiimperialista
El politólogo e internacionalista Carlos Romero considera que el apoyo que ha mostrado el gobierno de Cuba a Maduro en la actual crisis hace pensar que la suerte de ambos países no está ligada solamente por asuntos económicos, sino también por cuestiones políticas y diplomáticas.
López-Levy, por su parte, destaca que La Habana ha encontrado gran afinidad en el gobierno venezolano, que se convirtió en un importante aliado.
“La posición cubana está motivada por el aprecio que se estableció entre los dos países a partir de la afinidad ideológica, la integración económica, los intereses nacionales y la proyección política hacia el hemisferio: un latinoamericanismo bastante contencioso hacia la idea de una relación de entendimiento con Estados Unidos, que fue expresado en el Alba y la Celac”, explica.
Indicó que, por otro lado, La Habana expresa su abierto rechazo a la postura de algunos países de desconocer al gobierno de Maduro y, sobre todo, de reconocer al presidente de la AN como “presidente encargado”.
“Esa es una clara desviación del principio de no intervención que prácticamente es sagrado en la política exterior cubana”, apunta.
Pero, ¿cómo podría afectar a Cuba un hipotético cambio de gobierno en Venezuela?
“Sería catastrófico porque ya la situación económica de Cuba en los últimos dos años ha sido muy difícil. No llega el crecimiento del PIB al 1%, hay muchos sectores sociales que viven prácticamente de la mendicidad, hay cortes de luz mucho mayores que los que hay en Venezuela, la base material de Cuba es muy inferior a la de Venezuela”, señala Romero.
Mesa-Lago coincide en el diagnóstico sombrío y resalta que para tener un crecimiento económico adecuado y sostenible, Cuba debería crecer a una tasa de entre 5% y 6% al año.
Sin embargo, señala que un cambio en Venezuela no sería tan dramático para Cuba como fue el efecto de la disolución de la Unión Soviética, pues la isla es menos dependiente del petróleo venezolano de lo que era del soviético y, además, su economía está más diversificada.
Apunta, por ejemplo, a las remesas -que generan unos US$3.500 millones al año-, al turismo -que provee unos US$3.000 millones- y a la inversión extranjera. Tres fuentes de ingresos con las que la isla no contaba en 1989.
“Cuando la desaparición de la URSS, Cuba perdió 35% de su PIB pero a lo largo de cuatro años. Ahora estamos hablando de que perdería entre 10% y 12% del PIB en un año, que es lo que está relacionado con la ayuda venezolana. Va a ser un impacto muy serio. Una caída así no se veía desde la década de 1990″, concluye.
Fuente: www.bbc.com