Un estadio en Río de Janeiro, que debe servir de sede a las disciplinas de atletismo en los Juegos Olímpicos de 2016, fue cerrado indefinidamente debido a problemas estructurales.
El estadio Joao Havelange fue construido hace sólo seis años y estaba siendo utilizado como la principal sede de fútbol en la ciudad, mientras que el es objeto de una renovación con miras a la Copa Mundial del año próximo.
El cierre del estadio constituye otra vergüenza para Brasil, que se prepara para dos grandes eventos deportivos, el Mundial de Fútbol y los Juegos Olímpicos.
Las autoridades también reconocieron retrasos en el trabajo del Maracaná y un problema de financiación en otro estadio, que va a albergar el partido inaugural del Mundial.