El sorprendente hallazgo del pan más antiguo del mundo

Harina de trigo, cebada silvestre, tubérculos molidos y agua.

Lo que acabas de leer son los ingredientes de la receta de pan más antigua del mundo y que data de hace más de 14.000 años, según un nuevo estudio.

Los restos carbonizados de pan fueron hallados en un sitio arqueológico en el Desierto Negro de Jordania por la científica española Amaia Arranz-Otaegui , investigadora postdoctoral de arqueobotánica en la Universidad de Copenhague, en Dinamarca.

El hallazgo es significativo, porque los restos prueban que ya se horneaba pan 4.000 años antes de los comienzos de la agricultura.

“Motivación para cultivar”
Los restos más antiguos de pan conocidos hasta ahora habían sido hallados en Turquía y databan de hace 9.000 años.

Arranz-Otaegui explicó que los orígenes del pan habían sido asociados con sociedades agrarias que cultivaban cereales y legumbres.

El análisis de los restos bajo el microscopio reveló indicios de que los cereales habían sido molidos, tamizados y amasados.
“Debemos analizar ahora si había una relación entre la producción de pan y los orígenes de la agricultura”, señaló la investigadora.

Dorian Fuller, investigador de University College London, UCL, y también autor del estudio, señaló que “el significado de estos restos de pan carbonizado es que muestran el esfuerzo adicional de mezclar ingredientes para producir alimentos”.

“Ello indica que el pan ocupaba un lugar muy especial”.

“Y esto puede explicar la motivación de quienes en un momento dado comenzaron a cultivar trigo y cebada”.

Receta jordana de hace 14.000 años para elaborar pan

Tomar harina de trigo y cebada silvestre
Moler raíces de plantas silvestres hasta obtener una harina fina
Mezclar todo con agua para elaborar una masa
Hornear en un horno de piedra caliente o sobre brasas
Sabor a nuez
Los restos carbonizados fueron examinados con un microscopio de electrones por Lara González Carretero, investigadora del Instituto de Arqueología de UCL.

“El pan fue hecho con harinas de variedades silvestres de trigo y cebada mezcladas con agua”, afirmó González Carretero.

Arranz-Otaegui molió tubérculos intentando replicar la receta original.
“Y también agregaron a la mezcla harina de tubérculos silvestres que le dieron al pan un sabor a nuez, un poco amargo”.

El análisis de los restos bajo el microscopio reveló indicios de que los cereales habían sido molidos, tamizados y amasados.

Los tubérculos silvestres eran raíces de una planta acuática de la misma familia de un tubérculo comestible llamado chufa.

Los investigadores intentaron replicar la receta en el laboratorio, y aseguran que el resultado fue un pan con un sabor similar a los panes multicereal de la actualidad.

Los científicos creen que el pan plano habría tenido un aspecto similar a un pan pita.

Carne de gacela
Los restos de pan carbonizado fueron hallados en dos construcciones, cada una con un gran horno circular de piedra.

Los restos de pan fueron hallados en dos construcciones que tenían hornos circulares. El sitio arqueológico se llama Shubayqa 1.
El pan fue horneado posiblemente por grupos que cazaban gacelas y atrapaban animales pequeños como aves o liebres. Estas comunidades también recolectaban plantas como nueces, frutas y cereales silvestres.

Es posible que el pan haya sido utilizado para envolver carne asada de gacela o de algún otro animal.

Los científicos creen que el pan fue horneado para alguna celebración o fiesta.

“El pan es un vínculo poderoso entre nuestro pasado y las culturas culinarias del presente”, dijo Arranz-Otaegui.

“El pan nos conecta con nuestros ancestros prehistóricos”.

Receta turca de pan de hace 9.000 años
Tomar harina de variedades cultivadas de trigo y cebada
Agregar harina de lentejas o garbanzos molidos
Mezclar con agua
Hornear

5 lugares del mundo donde el calor acaba de romper récords históricos

Los habitantes de distintos rincones del mundo se están sofocando a causa de temperaturas extremas y el problema no se limita solo al hemisferio norte, que está en temporada de verano.

Los récords se están rompiendo en todo el planeta.

En BBC Mundo te mostramos los cinco lugares en la Tierra donde las altas temperaturas han superado todas las marcas establecidas y te explicamos por qué.

1 – Este de Canadá
Las ciudades de esta región sufrieron una ola de calor bastante intensa la semana pasada.

Al menos 70 personas fallecieron en la provincia de Quebec por causas relacionadas con las elevadas temperaturas.

En la capital del país, Ottawa, en la provincia de Ontario, el índice de humedad – el método utilizado allí para medir el nivel combinado de humedad y temperatura- alcanzó 47°C el 2 de julio.

Las altas temperaturas se han dado incluso en regiones donde es temporada de invierno.
La mayoría de las muertes que se reportaron en Quebec ocurrieron en la ciudad de Montreal. Muchas de las víctimas tenía 65 años o más y ya tenían otras dolencias.

Uno de los factores que pudo haber causado estos fallecimientos, según las autoridades locales, fue la falta de aire acondicionado.

Ben Rich, de un canal sobre el clima de la BBC, explicó que “una corriente en chorro (corriente de viento estrecha y rápida) se desplazó más hacia el norte de lo habitual, lo que permitió que una columna de aire muy caliente fluya hacia el norte a través de Estados Unidos y hacia grandes áreas de Canadá”.

“También hubo menos lluvia de lo normal en mayo y junio. El suelo, que está seco, se calienta más rápido, por lo que las temperaturas han podido elevarse muy por encima del promedio”, señaló Ben Rich.

2 – El Cáucaso
Toda la región del Cáucaso, una zona montañosa ubicada en la frontera entre Europa y Asia, ha registrado temperaturas particularmente altas en julio.

La capital de Georgia, Tbilisi, alcanzó un máximo histórico de 40,5ºC el 4 de julio.

La imagen en Tbilisi en estos días de intenso calor.
El calor, además, afectó el sistema de redes eléctricas en otros países cercanos.

En Irán, se han registrado prolongados cortes de energía porque la demanda superó las capacidades del sistema eléctrico.

El gobierno iraní ha pedido a sus ciudadanos que ahorren energía tanto como sea posible.

En Ereván, capital de Armenia, se averió el suministro de agua cuando el calor superó los 40°C. Ocurrió cuando estaba a punto de comenzar un festival de Vardavar, en el que las personas se lanzan agua unas a otras.

Según Ben Rich, en los últimos meses, la razón de esta oleada de calor la puede tener la baja presión presente en el sudeste de Europa.

“En el hemisferio norte, los vientos se mueven en sentido contrario de las manecillas del reloj alrededor de un área de baja presión y estos vientos han atraído aire cálido de África y Oriente Medio hacia el norte en Armenia, por lo tanto, las temperaturas han sido mucho más altas de lo normal “.

3 – Sur de California
En esta zona de EE.UU. los termómetros marcaron tres récords:

El centro de Los Ángeles tuvo la noche más calurosa de su historia el pasado 7 de julio cuando el termómetro marcó 26,1ºC.
Chino, cerca de Los Ángeles, registró su temperatura más alta en la historia: 48,9ºC.
La temperatura en la Universidad de California, Los Ángeles, alcanzó los 43,9ºC, la mayor en 79 años.
Una mujer de 63 años, identificada como Peggy Frank, falleció a causa de las fuertes temperaturas que sacudieron a Los Ángeles.

Frank fue hallada muerta en el camión de correos con el que trabajaba. Según las autoridades, el camión no tenía un sistema de aire acondicionado y Frank ya había sufrido de un ataque de calor mientras conducía el vehículo.

Algunas partes de California sufrieron incendios forestales en julio, debido al calor extremo.
El intenso calor también tuvo un efecto en el abastecimiento de energía: como en Irán, las altas temperaturas han suscitado una demanda sin precedentes.

Durante varias horas, cerca de 34.000 viviendas no tuvieran suministro de electricidad la semana anterior.

Las temperaturas también despertaron todas las alertas sobre incendios forestales, por lo que las autoridades desplegaron una serie de medidas de emergencia enel estado de California.

En este caso, la causa del calor coincide con lo ocurrido en el este de Canadá.

¿Se puede echar la culpa de ello al cambio climático? A juicio de la Organización Mundial de Meteorología, no es posible responsabilizarlo por completo de este fenómeno.

“Episodios de calor extremo y precipitaciones intensas se han incrementado debido al cambio climático. Sin embargo, no es posible atribuirle cada evento de altas temperaturas en los meses de junio y julio al cambio climático”, explicó la organización.

4 – Sídney, Australia
Cabe tener que en cuenta que en Australia no están en temporada de verano, sino en la de invierno. Y hace mucho calor en algunos lugares.

La semana pasada la temperatura en Sídney llegó a los 24,7ºC durante dos días en julio por primera vez desde que se realizan este tipo de registros.

Y es ocho grados más elevada que la temperatura promedio durante esta época del año.

Niño refrescándose en Grand Park, Los Ángeles, California, en julio.
El registro ocurre después de que se informara que ésta fue la temporada de otoño más calurosa de la historia.

Según Ben Rich, en este caso “las temperaturas aumentaron a principio de julio al tiempo que un área de presión alta se estableció en el este de Australia, lo que trajo una corriente cálida desde el Ecuador hacia esa zona del país”.

“También el fenómeno de La Niña -con la temperatura del mar en el océano Pacífico por encima del promedio- ha ayudado a generar más calor sobre la Tierra”.

5 – Argelia
Es posible que la mayor temperatura registrada en África haya ocurrido la semana pasada.

Algo de contexto: la temperatura más elevada registrada de forma oficial en el continente fueron los 55ºC de Kebili, Túnez, en 1931.

Sin embargo, los meteorólogos no confían en los instrumentos y el método con que fue tomada esa temperatura.

Dos palabras para describir Ouargla: muy caliente.
Y ahora hay razones para creer que la mayor temperatura del continente ocurrió en Ouargla, norte de Argelia, el pasado 5 de julio: 51,3ºC.

Hasta ahora, la Organización Mundial de Meteorología no ha confirmado el récord, pues lleva un tiempo para que analicen los datos; sin embargo, el organismo señaló que es muy probable que se haya producido.

La explicación, en el caso de África, se enmarca “en lo que viene ocurriendo en varios lugares del mundo”, dice Matt McGrath, especialista en Medio Ambiente de la BBC.

“Argelia ha visto un incremento en las temperaturas en los últimos 30 años, especialmente por el efecto de unas olas de calor que se han duplicado en intensidad y duración entre 1988 y 2015”.

“De hecho, los investigadores creen que Argelia es uno de los lugares más afectados por el cambio climático. Un estudio de 2014 del Banco Mundial sugirió que las temperaturas más altas en el norte de África iban a ocurrir en Argelia”, agregó.

Si el planeta falla en reducir sus emisiones de CO2, Argelia podría ver aumentar sus marcas en el termómetro en hasta 8ºC hacia el final de este siglo, advirtió.

Por qué este 6 de julio la Tierra se moverá 3.600 km por hora más despacio

Este viernes 6 de julio estaremos en nuestro punto más lejano al Sol durante 2018.

Ese día la Tierra atravesará lo que se conoce como afelio, palabra de origen griego que significa “lejos del Sol”.

“El afelio es el punto de la órbita terrestre alrededor del Sol en el que la Tierra se encuentra más lejos de nuestro astro y el perihelio (cerca del Sol) es justo el punto opuesto, es decir, el punto de la órbita terrestre en que la Tierra se encuentra más cerca del Sol”, explicó a BBC Mundo Nayra Rodríguez Eugenio, astrofísica y divulgadora del Instituto de Astrofísica de Canarias.

“En el perihelio el Sol se encuentra a aproximadamente a unos 147 millones de km de la Tierra, y cuando ésta se encuentra en el afelio está a unos 152 millones de km del Sol”.

La distancia varía porque la órbita de la Tierra alrededor del Sol no es una circunferencia perfecta sino elíptica.

La mayor distancia se traduce en una menor velocidad.

Tal como señala la segunda ley de Kepler, cuando los planetas están cerca del Sol en su órbita se mueven mas rápidamente que cuando están más lejos.

La mayor distancia en el afelio significa que la velocidad orbital de traslación será de unos 105.444 km por hora, cerca de 3.600 km por hora menos que la velocidad en el perihelio.*

Derechos de autor de la imagenNASA
En el afelio, “la Tierra se encuentra un poco más lejos, 5 millones de km más lejos del Sol”, que en el perihelio.

Velocidad
El afelio tiene lugar cada año entre el 2 y el 7 de julio. El perihelio tuvo lugar este año el 3 de enero.

La distancia varía porque la órbita de la Tierra alrededor del Sol no es una circunferencia perfecta sino elíptica.
La mayor distancia entre la Tierra y el Sol se registrará el 6 de julio a las 17:46 GMT, cuando el planeta y su astro se encuentren a 152.095.566 km.

Estaciones
La mayor o menor distancia al Sol durante el afelio o perihelio no se relacionan para nada con las variaciones de temperatura durante las estaciones.

“Las estaciones se producen por la inclinación del eje de rotación de la Tierra respecto al plano que describe alrededor del Sol, que es lo que llamamos la eclíptica”, señaló Rodríguez Eugenio.

“Este eje está inclinado unos 23,5 grados y por tanto cuando estamos en el verano del hemisferio norte, el eje norte, es decir el polo norte de la Tierra, está apuntando más hacia la dirección del Sol.”

“En cambio en invierno, nuestro polo norte está apuntando como en dirección opuesta, no es exactamente opuesta porque son cerca de 23,5 grados, pero está apuntando en dirección opuesta al Sol”.

Más agua en el hemisferio sur

El verano del hemisferio norte coincide con el afelio, “pero recibimos más radiación solar aquí en el hemisferio norte porque el Sol está más alto sobre el horizonte y tenemos también más horas de luz solar”, según explicó la astrofísica.

“En el hemisferio sur hay más cantidad de agua que en el hemisferio norte y eso hace que la temperatura no aumente tanto”, explicó Rodríguez Eugenio.
En el hemisferio sur, en cambio, el verano coincide con el perihelio.

“Esto nos podría hacer pensar que en el hemisferio sur sube más la temperatura que en el norte en verano, porque aparte de la inclinación, la Tierra también está más cerca del Sol”, explicó Rodríguez Eugenio.

Pero no es así.

Lo que ocurre es que “en el hemisferio sur hay más cantidad de agua y eso hace que la temperatura no aumente tanto”.

“Esto parece que se debe a que la tierra se calienta mucho más fácilmente que el agua y, como el hemisferio sur tiene una mayor proporción de su superficie cubierta por agua, el exceso de energía es absorbida por ésta”.

Por lo tanto, en el verano, tanto en el hemisferio sur como en el hemisferio norte, la temperatura es aproximadamente la misma, explicó la astrofísica.

La mayor distancia se traduce en una menor velocidad.

Tal como señala la segunda ley de Kepler, cuando los planetas están cerca del Sol en su órbita se mueven mas rápidamente que cuando están más lejos.

La mayor distancia en el afelio significa que la velocidad orbital de traslación será menor de 103.536 km por hora, cerca de 3.600 km por hora menos que la velocidad en el perihelio.

*Esta nota fue corregida el 4 de julio de 2018. A pesar de que varios medios de prensa científicos mencionaban una diferencia de 7.000 km en la velocidad de la Tierra entre afelio y perihelio, la astrofísica Nayra Rodríguez Eugenio explicó que el cálculo correcto indica un cambio en la velocidad de 3.600 km por hora

¿Campo, ciudad, costa o montaña? Cuáles son los lugares más saludables para vivir (según la ciencia)

Si te preocupan problemas como la contaminación o el estrés, puede que pienses que cambiar la ciudad por el campo podría mejorar tu vida no solo en términos de felicidad, sino también de salud.

Pero sorprendentemente no abundan los estudios científicos que puedan ayudarnos a determinar cuáles son realmente los entornos más saludables para vivir.

Y a medida que los investigadores comienzan a deshilvanar las relaciones entre el bienestar y el ambiente, descubren que muchos factores contribuyen o reducen los beneficios de un entorno determinado, de una metrópolis con millones de habitantes a una playa desierta.

“Lo que estamos intentando hacer un grupo de investigadores de todo el mundo es no difundir información sobre esto a la ligera, sino encontrar pruebas de los pros y los contras de cómo los entornos naturales, y nuestra cada vez mayor separación de ellos, puede estar afectando a la salud y al bienestar”, dice sin embargo Mathew White, un psicólogo ambiental de la Escuela de Medicina de la Universidad de Exeter, en Inglaterra.

White y otros investigadores están revelando que un número aparentemente infinito de factores determinan cómo influye en nosotros lo que nos rodea.

Y estos pueden incluir el pasado de una persona y las circunstancias que le toca vivir, la calidad y el tiempo que está expuesto a un entorno, y las actividades que realiza en él.

Espacios verdes
En términos generales, sin embargo, los resultados sugieren que los espacios verdes son buenos para quienes vivimos en áreas urbanas.

Quienes residen cerca de parques o árboles tienden a gozar de menores niveles de contaminación en el aire, menor contaminación acústica producida por la actividad humana y de su capacidad para refrescar el ambiente (algo que cada vez será más útil a medida que el planeta se calienta).

La investigación muestra que los espacios verdes son buenos para los habitantes de las ciudades, una buena noticia para los residentes de Wellington, Nueva Zelanda.
Además, los espacios naturales favorecen las actividades físicas y sociales y ya de por sí ambas están asociadas a un sinnúmero de beneficios.

El tiempo que pasamos en la naturaleza ha sido vinculado con la reducción de los niveles de estrés. Cuando salimos a dar una vuelta o simplemente nos sentamos bajo los árboles, nuestro ritmo cardíaco y nuestra presión sanguínea tienden a bajar. También producimos más “células asesinas” naturales: linfocitos que recorren el cuerpo a la caza de células cancerosas o infectadas con algún virus.

Y aunque los investigadores todavía intentan dilucidar el porqué, aunque ya cuentan con algunas hipótesis.

“Nuestra teoría predominante es que los espacios naturales actúan como un telón de fondo tranquilizador frente al estimulante ajetreo de la ciudad”, explica Amber Pearson, una geógrafa de la salud de la Universidad de Michigan, en Estados Unidos.

“Desde una perspectiva evolutiva, también asociamos lo natural a los recursos que necesitamos para sobrevivir, así que los favorecemos”, agrega.

Los habitantes de la ciudad viven más que los del campo y, de mayores, son más felices.
Esto no significa necesariamente que todos los citadinos deban mudarse al campo, pese a que tiendan a sufrir de niveles más altos de asma, alergias y depresión.

De hecho, quienes viven en una ciudad también suelen ser menos obesos, presentar un menor riesgo de suicidio y menos probabilidades de morir en un accidente.

Son más felices en la vejez y, en general, viven más.

Los problemas del campo
Efectivamente, si bien solemos asociar la contaminación, el crimen y el estrés a las urbes, la vida en el campo también tiene sus desventajas.

Hay insectos y arácnidos portadores de enfermedades que pueden contrarrestar los beneficios a la salud que tendría residir en una cabaña idílica.

Y hay lugares donde el campo registra una contaminación que supone un peligro mayor que la de la ciudad.

No siempre la vida en el campo es más saludable.
En India, por ejemplo, la contaminación en el aire contribuyó a la muerte de 1,1 millones de personas en 2015. De ellas, el 75% eran habitantes de áreas rurales.

Esto se debe a que corren mayor riesgo de respirar aire contaminado por la quema de tierras de cultivo, madera o estiércol de vaca, que se usa como combustible para cocinar y calentarse.

En Indonesia, la costumbre de la tala y quema causa un manto de niebla que dura meses y que a veces se extiende a los vecinos países de Singapur, Malasia y Tailandia.

En Sudamérica y el sur de África, se sabe que el humo contaminante provocado por fuegos ha conseguido hacerse camino por todo el hemisferio sur. (Aún así, el aire en el hemisferio del sur suele estar más limpio que en el norte, simplemente porque hay menos gente allí).

Pero esto no solo sucede en los países en desarrollo: los incendios forestales al oeste de Estados Unidos causan caos en la calidad del aire, mientras que la contaminación de los fertilizantes que se usan en granjas también está dañando la calidad del aire en EE.UU., Europa, Rusia y China.

Desventajas de la montaña
¿Y el aire puro de las montañas?

Es verdad que las emisiones de carbono negro y el material particulado tienden a ser menores a mayor altura. Pero intentar atajar la contaminación así puede traer otras consecuencias.

Por un lado, la gente que vive en lugares a 2.500 metros o más de altura parece registrar una menor mortalidad debida a enfermedades cardiovasculares, infartos y algunos tipos de cáncer. Pero, por otro, presentan un riesgo elevado de muerte por enfermedad pulmonar o por infecciones de las vías respiratorias bajas.

Debido a prácticas como la limpieza agrícola, la contaminación puede matar a más personas en el campo que incluso en las ciudades.
Esto se debe, en parte, a que los vehículos funcionan de manera menos eficiente en altitud, así que emiten más hidrocarburos y monóxido de carbono. Y el daño que estos producen se incrementa con la radiación solar que hay a esas alturas.

Así que vivir entre los 1.500 y los 2.500 metros sobre el nivel del mar podría ser la opción más saludable.

También hay buenas razones para mudarse a la costa o, al menos, a algún lugar cercano a cualquier tipo de agua.

Como explica White, la forma en que hemos evolucionado demuestra que nos atraen los altos niveles de biodiversidad que encontramos en el océano (algo que en el pasado hubiera sido un indicador útil de fuentes de alimento). Además, las playas ofrecen oportunidades para ejercitarse a diario y producir vitamina D.

Luego están los beneficios psicológicos. Un estudio de 2016 que Pearson y sus colegas realizaron en Wellington, Nueva Zelanda, arrojó que quienes tenían vista al mar registraban menores niveles de trastornos psicológicos.

Por cada 10% más de azul que la gente podía ver, los investigadores descubrieron que disminuía en un tercio la puntuación promedio de una población en la escala de malestar psicológico de Kessler, que se usa para predecir trastornos de ansiedad y de humor. Algo que se daba sin importar su estatus socioeconómico.

“Uno podría esperar entonces que un aumento del 20% o del 30% en la cantidad de azul que se ve podría hacer que un trastorno moderado pasase a una categoría menor”, dijo Pearson.

No siempre es cierto que cuanto mayor es la altitud, más saludable es el lugar.
Un estudio que realizó en los Grandes Lagos, en Estados Unidos, para hacer un seguimiento dio resultados similares. El artículo está en revisión. Lo mismo concluyó White en una investigación en Hong Kong que pronto será publicada.

¿Nos mudamos?
Sin embargo, no todos podemos vivir en la costa.

Así que Simon Bell, responsable de arquitectura paisajística en la Universidad Estonia de Ciencias de la Vida y director adjunto del Centro OPENspace de la Universidad de Edimburgo, está haciendo experimentos junto a sus colegas para ver si los acuíferos inutilizados en Europa pueden ser de ayuda.

Están entrevistando a los residentes antes y después de restaurar los acuíferos. Entre ellos hay una playa en ruinas a las afueras de Tallin, en Estonia, y un canal industrial cerca del complejo de apartamentos de estilo soviético en Tartu, en el mismo país. También hay proyectos en España, Portugal, Suecia y Reino Unido.

Un segundo análisis de casi 200 acuíferos recién renovados permitirá al equipo dilucidar cómo factores como el clima, los niveles de contaminación, los olores, las estaciones, la seguridad o la accesibilidad influyen en el atractivo de ciertos acuíferos.

Su objetivo principal, según Bell, es definir lo que hace tan bueno a un espacio azul. Los resultados permitirán desarrollar una herramienta de evaluación de calidad para quienes quieran restaurar canales urbanos, lagos crecidos, antiguas zonas portuarias o ríos de una manera más efectiva para mejorar la vida de las personas.

Los investigadores descubrieron que cuanto más azul veía en su vida cotidiana la gente, menos angustia y ansiedad experimentaban.
Aún así, en lo que concierne a bienestar, los investigadores no saben cómo se comparan los lagos con los océanos o los ríos con los mares. Tampoco han estudiado cómo las playas en, por ejemplo, Islandia se diferencian con las de Florida.

Lo que sí saben es que factores complejos como la calidad del aire y del agua, las aglomeraciones, la temperatura e incluso las mareas altas y bajas afectan la forma en que algo tan aparentemente simple como una visita a la playa puede influir en nosotros.

“Puede haber un millón de otras cosas importantes además del clima y la luz del día que influyen en alguien en Hawái en oposición a Finlandia”, dice White.

En términos de salud, los datos también sugieren que, contrariamente a lo que se piensa, las personas que viven en lugares donde hace sol de manera intermitente en vez de todo el tiempo tienden a tener ratios más altos de cáncer de piel, probablemente porque el protector solar no suele ser parte de la rutina diaria de uno.

Y así como algunos espacios verdes y azules pueden ser más beneficiosos que otros, los investigadores también se están dando cuenta de que la influencia del medio ambiente en el bienestar no está distribuida uniformemente.

Las personas que viven en condiciones socioeconómicas más bajas tienden a obtener más beneficios de los espacios naturales que los residentes ricos, dice White.

Eso puede deberse a que las personas más pudientes disfrutan de otros privilegios que mejoran la salud, como tomar vacaciones y llevar vidas generalmente menos estresantes, un hallazgo con implicaciones importantes en el mundo real.

“Aquí en el Reino Unido, las autoridades locales tienen la obligación legal de reducir las desigualdades en salud. Una forma de hacerlo es mejorar el sistema de parques”, afirma White. “Los más pobres serán los más beneficiados”.

Cuánto nos beneficiamos de una sola visita a la costa depende de una variedad de factores.
También es importante señalar que simplemente mudarse a una costa relativamente prístina o a un bosque no resolverá todos nuestros problemas. Otras circunstancias de la vida, como perder o conseguir un trabajo, casarse o divorciarse, tienen un impacto mucho mayor en nuestra salud.

Como dice White, no importa en qué entorno te encuentres: “Es más importante tener una casa que ser un indigente en un parque”.

Bell agrega que la cercanía a la naturaleza en realidad tiende a ocupar un lugar bajo en las listas de los factores más importantes cuando elegimos un lugar para vivir. Suele venir después de elementos como la seguridad, la tranquilidad y la proximidad a lugares clave como escuelas y trabajo.

Pero aunque los beneficios de los espacios verdes y azules no deben exagerarse a nivel individual, son importantes para la escala en la que funcionan.

E incluso así, hay una conclusión que parece obvia: aquellos que viven en una ciudad limpia, costera y con un acceso fácil a la naturaleza, como Sydney o Wellington, pueden haberse sacado la lotería de los lugares más saludables para vivir.

Qué hace tan diferentes las erupciones del Volcán de Fuego en Guatemala y el Kilauea en Hawái

Dos volcanes han ocupado las noticias internacionales las últimas semanas: el Kilauea, en Hawái, y, más recientemente, el Volcán de Fuego, en Guatemala.

Ambos hicieron erupción, pero de maneras distintas y con resultados muy diferentes.

La del Kilauea, iniciada a principios de mayo, obligó a que más de 2.000 personas fueran evacuadas y sus ríos de lava han destruido alrededor de 120 casas.

Pero hasta este martes había dejado solo un herido de gravedad y ningún muerto.

En cambio, desde el domingo hasta la tarde del martes, el Volcán de Fuego, en Guatemala, había dejado 72 muertos y cerca de 4.000 desplazados.

¿A qué se debe que el último fenómeno haya sido más destructivo que el primero?

Como agitar una Coca-Cola
Una de las razones es que dentro de los dos volcanes corren distintos tipos de magma, dice Janine Krippner, vulcanóloga de la Concord University, a BBC Mundo.

La experta explica que el magma al interior del Kilauea es muy caliente y gaseoso, mientras que el material del Volcán de Fuego es más frío y espeso, lo que evita que los gases escapen fácilmente.

San Miguel Los Lotes, en Escuintla, Guatemala, ha sido uno de los lugares más afectados por la erupción del Volcán de Fuego.
“Entonces, las erupciones del volcán guatemalteco son como agitar una botella de Coca-Cola y luego quitar la tapa”, señala Krippner.

El Kilauea expectora principalmente lava. En cambio, la presión en el Volcán de Fuego hace que este escupa flujos piroclásticos.

Estos últimos fenómenos se producen cuando fragmentos de rocas y gases volcánicos ardientes estallan violentamente, ya que son demasiado densos para convertirse en columnas de cenizas.

“Es una cascada que corre por la ladera del volcán. Si el flujo piroclástico te atrapa, quedarás terriblemente quemado o -aún más probable- morirás”, dice David Rothery, vulcanólogo de la Open University en Inglaterra.

Los flujos piroclásticos son altamente letales porque pueden alcanzar altas temperaturas y velocidades superiores a los 100 km/h, arrasando todo lo que encuentra a su paso.

“Avanza más rápido y llega más lejos que la lava”, dice Rothery, el experto británico.

El volcán Kilauea, en Hawái, escupe flujos de lava poco viscosa.
Paul Rincon, editor de Ciencias de BBC News, detalla que se han visto flujos piroclásticos que alcanzan velocidades de hasta 700 km/h, casi la misma a la que viaja un avión comercial.

Forma
Otra diferencia entre el Kilauea y el Fuego es que el hawaiano es un volcán escudo y el centroamericano es un estratovolcán.

Los volcanes escudo son aquellos que se forman por la acumulación de flujos de lava muy fluida y su diámetro es mucho mayor que su altura.

Estos volcanes tienen pendientes suaves, indica Peter LaFemina, vulcanólogo de Penn State University, EE.UU., a BBC Mundo.

Hay varios sobrevivientes a la erupción del Volcán de Fuego, en Guatemala, que todavía no saben qué pasó con sus familiares.
Los estratovolcanes son más escarpados y eso contribuye a erupciones explosivas causadas por la viscosidad de su magma.

¿El Volcán de Fuego se parece al Vesubio?
Rothery opina que la erupción del Volcán de Fuego es similar a la explosión piroclástica del Vesubio que destruyó Pompeya, en el año 79 d.C., según dijo a la agencia de noticias AFP.

Ambos casos se parecen en la producción de flujos piroclásticos. Pero la del Vesubio se trató de una erupción pliniana, es decir, una emisión extremadamente explosiva que arrasó con la ciudad y la población.

“La erupción del Fuego fue mucho menor en términos de explosividad”, asegura LaFemina. “Esta se parece más a una erupción vulcaniana, que se define por ser discreta, a diferencia de las columnas de erupción sostenida que produce una erupción pliniana”.

Al erupcionar, el Volcán de Fuego, en Guatemala, arroja flujos piroclásticos, que avanzan más rápido que la lava.
El estallido del volcán Kilauea fue de tipo hawaiano, que emite lava poco viscosa con pocos gases pero con una gran movilidad, lo que le permite recorrer decenas de kilómetros de distancia.

¿Prevenible?
El Volcán de Fuego ha estado en erupción desde 2002 y en 2017 estuvo activo continuamente, observa David Rothery. “Dada la actividad, podría haber sido sensato evacuar la zona alrededor del volcán”, piensa.

Sin embargo, Krippner le dijo a BBC Mundo que si bien es normal que el Volcán de Fuego entre en erupción, no es normal la dimensión de la última explosión.

“Cuando esta empezó, se veía como las anteriores, que no había afectado a la gente. Cuando se dieron cuenta de que era mucho más grande, ya era muy tarde”, explicó.