¿Por qué nos llama tanto la atención el color rojo?

Un vestido rojo destaca en cualquier fiesta, terraza o sarao. La prenda roja atrae nuestra atención pero, ¿alguna vez se ha preguntado por qué?

Lingüísticamente, “rojo” es el primerizo, la primera palabra cromática, el hermano mayor de todos los demás colores.

No todas las culturas humanas desarrollan palabras para nombrar los colores, como “amarillo”, “rosa” o “marrón”.

En cambio, todas distinguen entre el día y la noche. Entre lo visible y lo que no se puede ver. De alguna manera, todas las lenguas humanas son capaces de distinguir su “blanco” de su “negro”, su claro de su oscuro.

Pero, a partir de ahí, no todas las culturas han necesitado desplegar palabras para describir colores particulares.

La evolución lingüística, no obstante, suele conducir a un punto en el que las sociedades humanas comienzan a nombrar las cosas por su apariencia externa, los colores.

Y curiosamente, casi siempre la primera palabra que emerge para cumplir esa función, después de blanco y negro, suele ser el rojo.

Gracias a la antropología lingüística sabemos que si una lengua humana solo cuenta con tres palabras para designar la apariencia externa de las cosas, esas tres palabras serán “claro”, “oscuro” y “rojo”.

Evidentemente, eso llama la atención de cualquier psicólogo cognitivo. De todos los colores, el rojo debe ser especial porque, lingüísticamente al menos, es casi siempre el primer color.

O, dicho al revés, algo tendrá, alguna vivacidad especial, para que siempre le toque ser el primerizo, el hermano mayor.

Se puso colorado
Al ser el primer color, es normal que en algunas lenguas rojo todavía signifique “todos los colores” o “cualquier color”.

En lengua comanche, por ejemplo, rojo es sinónimo de color. Incluso en griego clásico, la raíz de “chroma” es “chros”, que también representa la piel humana o, en general, la presencia exterior. Además, está presente en la palabra ocre, un rojo primigenio.

Aunque tampoco hay que irse tan lejos. En español, ¿qué significa la expresión “ponerse colorado”, sino sonrojarse?

También es el color que ha tenido más margen temporal para evolucionar.

Siempre se menciona que los esquimales tienen decenas de palabras para designar los blancos; pero no es tan conocido que los maoríes, por ejemplo, tienen tantas o incluso más variedad de palabras para designar el complejo universo del rojo.

Los frutos rojos, las hojas verdes
Todos los rojos son chillones pero, ¿de dónde le viene esa vivacidad especial?

“Le regaló una rosa roja y él, tímido, se puso colorado”. El pincel de la literatura romántica colorea de rojo el amor, la pasión, la atracción y el placer. Es el pigmento de las flores y de la piel.

Pero, pero, pero… la naturaleza no es tan romántica. Y biológicamente, el rojo no nació del amor y las flores, sino del hambre y los frutos.

Ser el primer color tiene una preciosa explicación evolutiva.

En comparación con otras funciones biológicas del cuerpo humano, nuestra visión tricromática es relativamente reciente, se conformó hace unos 30 o 40 millones de años. Se conoce como ‘tricromática’ porque se configura sobre tres ejes: el eje blanco/negro, el eje azul/amarillo y, por último, el eje rojo/verde.

Este tercer eje, el último en evolucionar, lo compartimos con otros simios tricromáticos. Los demás animales (los pájaros, los peces, los insectos…) han desarrollado otro tipo de espectros cromáticos.

¿Cuál es la razón evolutiva que llevó a ciertos simios a desarrollar ese tercer eje rojo/verde?

La explicación simplificada es que éramos recolectores. Poder ver el color rojo, contrastándolo con el verde, supuso un fenomenal avance evolutivo porque nos permitió poder resaltar en un solo golpe de vista el jugoso y deseable fruto rojo frente a las desabridas hojas verdes de fondo.

El color rojo es el resultado evolutivo de la tecnología visual desarrollada por los monos recolectores para distinguir la fruta madura de las hojas. Por eso es el color que se distingue desde más lejos, a primera vista y sin esfuerzo.

Evolutivamente, rojo significa comida, significa jugoso, el fruto que se esconde tras las hojas de los arbustos.

Significa también caza, el animal sobre la hierba.

Significa, en definitiva, que ha llegado poderosa la primavera.

Siempre forma, nunca fondo
Por esa razón, el color rojo fuerza la distinción entre la forma y el fondo. El rojo es siempre forma; nunca es fondo.

En una original exposición sobre el color rojo que acogió en mayo el Campus de Guipúzcoa de la Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea, el pintor Manuel Bocanegra presentó una obra paradójica. Se trata de un marco vacío pintado de rojo.

¿Por qué no se pintan de rojo los marcos de los cuadros?

Porque un marco rojo empujaría la pintura al fondo y convertiría la pared en su propio marco.

Manuel Bocanegra ha dejado vacío, intencionadamente, el espacio enmarcado porque, se ponga lo que se ponga, pasaría a ser paisaje, al igual que la pared que la sostiene.

Lo rojo viene al frente y arrastra al fondo todo lo demás. Como cuando va recogiendo grosellas una a una por los matorrales, mecánicamente, en una coordinación espontánea entre el ojo y la mano. Todo lo demás es fondo, que ni se ve.

Simplemente, la mano se abalanza a por el objeto rojo que la vista trae al frente.

¡Mírame, estoy aquí!
Si quiere destacar algo, píntelo de rojo. Como las señales más importantes, de tráfico y de emergencia.

El Reino Unido tuvo la mala idea de pintar de verde sus buzones de correos. En 1874, tuvo que volver a pintarlos, pero esta vez de rojo, porque la gente se chocaba contra los postes verdes.

Psicológicamente, el rojo es el color más sobresaliente. El que más llama la atención.

El rojo se impone. Para corregir textos, por ejemplo, se usa el rojo. O esa conocida lata de refresco, un verdadero imán para nuestra vista, símbolo del capitalismo más instintivo.

Si se viste de rojo, vibra, porque instantáneamente le convierte en un objeto de deseo. La naturaleza aprendió ese truco hace millones de años pintando sus frutos de rojo, así como las partes más eróticas de nuestro cuerpo: los labios, el pecho y los genitales.

En definitiva, todos los rojos son chillones porque este le grita descarado: “¡Míreme, estoy aquí! El resto no le interesa”.

Fuente: www.bbc.com

Las verdaderas razones por las que los tiburones atacan a los humanos

El agua cristalina que había debajo de Hannah Mighall, de 13 años, se oscureció por un momento.

Estaba sentada a horcajadas sobre su tabla de surf, disfrutando del calor del sol mientras ella y su primo esperaban la próxima ola en la idílica Bahía de los Fuegos de Tasmania.

Detrás de ellos, la playa de arena blanca brillante estaba en gran parte desierta. La jornada de surf había sido buena hasta ese momento.

La repentina sombra que apareció debajo hizo que Mighall levantara instintivamente sus pies: bolas de algas a menudo rompían contra rocas cercanas y flotaban en las olas.

“Son muy viscosas, odiaba tocarlas”, explica.

Pero entonces algo se apoderó de su pierna. “Al principio no me dolió, fue como si algo me hubiera atrapado suavemente y luego estaba en el agua”, dice Mighall.

Para aquellos que presenciaron lo que sucedió, sin embargo, fue todo menos suave.

El agua alrededor de Mighall explotó cuando un tiburón blanco de cinco metros de largo se enganchó a su pierna derecha, la levantó de la tabla de surf y la sacudió en el aire antes de desaparecer bajo el agua.

“Tardé unos segundos en darme cuenta de que era un tiburón”, explica.

“Cuando salí del agua, estaba de espaldas pero tenía la pierna en su boca. Todo lo que pude ver fue mi pierna negra con el traje de neopreno, sus dientes, las encías rosadas, y la parte oscura debajo de la nariz. Pensé que estaba teniendo una pesadilla y seguí intentando abrir los ojos”.

El primo de Mighall, Syb Mundy, de 33 años, a pocos metros de ella, corrió y comenzó a golpear al tiburón a un lado de la cabeza.

El tiburón se apartó de él y, al sumergirse, soltó a Mighall, embistiendo contra su tabla de surf, que todavía estaba atada por una cuerda a su pierna.

Con la tabla en la boca, el tiburón arrastró a Mighall bajo el agua por segunda vez. Momentos después, apareció de nuevo en la superficie con la tabla dañada.

Mundy agarró a su prima, la puso sobre la espalda y remó frenéticamente hacia la orilla.

“El tiburón nos rodeaba bajo el agua”, dice Mighall. “Luego entró esta ola y Syb dijo: ‘Tenemos que agarrarla, nos va a salvar la vida’. Yo solo golpeaba el agua porque estaba aterrorizada, pero él remaba y la ola nos llevó hasta la orilla.

El tiburón vino con nosotros todo el camino hasta la playa. Pudimos ver su aleta mientras surfeaba la misma ola”.

Afortunadamente para Mighall, entre las pocas personas en la playa que presenciaron lo que había sucedido ese día había un médico y una enfermera. Le dieron primeros auxilios vitales mientras esperaban a que llegara una ambulancia.

Más de 10 años después, todavía tiene cicatrices profundas en su pierna que trazan el contorno de la boca del tiburón y su pierna derecha es más débil que la izquierda.

Mighall fue una de entre aproximadamente 83 personas en todo el mundo que fueron atacadas sin provocación previa por tiburones en 2009. Es una cifra que se ha mantenido en el mismo nivel durante la última década.

El número promedio de ataques no provocados entre 2013-2017, por ejemplo, fue de 84. Pero investigaciones recientes indican que los ataques de tiburones en algunas partes del mundo parecen estar en aumento.

El este de Estados Unidos y el sur de Australia han visto cómo las tasas de ataque de tiburones casi se doblaban en los últimos 20 años, mientras que Hawái también ha experimentado un fuerte aumento. Pero ¿por qué?

Grandes poblaciones
“Las mordeduras de tiburones están fuertemente correlacionadas con la cantidad de personas y la cantidad de tiburones que hay en el agua al mismo tiempo”, dice Gavin Naylor, director del Programa de Investigación de Tiburones de Florida, que mantiene el Archivo Internacional de Ataques de Tiburones.

“Cuantos más tiburones y personas hay en un solo lugar, mayores son las posibilidades de que se encuentren”.

Parece algo obvio, pero cuando miras más de cerca dónde están teniendo lugar los ataques, hay algunas pistas sobre lo que podría estar sucediendo.

Las grandes poblaciones humanas a lo largo de la costa sur de Australia y la costa este de EE.UU. implican que hay un gran número de personas que disfrutan del agua en estos lugares.

Pero en el sur de Australia también ha aumentado el número de lobos marinos a lo largo de la costa, y son la presa favorita de los tiburones blancos de la región.

Del mismo modo, las poblaciones de focas de Cape Cod, en la costa de Massachusetts en EE. UU., se han recuperado en los últimos años, en gran parte gracias a la protección de la Ley de Mamíferos Marinos, introducida en 1972.

Esto ha originado un mayor número de tiburones blancos en la zona, también durante los meses cálidos de verano, buscando darse un festín con las focas que salen para disfrutar de las playas.

Lamentablemente, el otoño pasado, Massachusetts sufrió su primer ataque mortal por parte de tiburones en 82 años y un número creciente de avistamientos de tiburones ha provocado cierres de playas.

Pero no hay evidencia real de que los tiburones estén cazando activamente humanos, según los científicos que los estudian.

Los tiburones blancos en el Atlántico Norte, por ejemplo, muestran patrones de movimiento estacionales, migrando miles de kilómetros a aguas más cálidas más al sur durante los meses de invierno.

Algunos adultos maduros se aventuran en el océano abierto durante meses, cubriendo decenas de miles de kilómetros y buceando a profundidades de 1.000 metros en busca de presas.

“Somos como pequeñas salchichas indefensas flotando en el agua”, dice Naylor. Pero a pesar de ser una comida tan fácil, los tiburones no están realmente interesados en cazar humanos.

“Generalmente ignoran a las personas. Creo que si la gente supiera con qué frecuencia se encuentra en el agua con tiburones, probablemente se sorprenderían”.

Sin embargo, Naylor cree que las estadísticas oficiales sobre ataques de tiburones probablemente subestiman la cifra real.

La mayoría de los reportes provienen de países desarrollados con grandes poblaciones y medios de comunicación muy activos. Los ataques en islas remotas o en comunidades menos desarrolladas probablemente no se reportan.

66 ataques
Mirar las estadísticas del número de ataques de tiburones el año pasado puede revelar algunas tendencias fascinantes.

El año pasado solo hubo 66 ataques no provocados confirmados, lo que supone una caída aproximada del 20% en comparación con años anteriores.

Solo cuatro de estos ataques fueron mortales, según el Archivo Internacional de Ataques de Tiburones, aunque otra base de datos de ataques de tiburones registra siete muertes.

Hasta ahora, en 2019, ha habido cuatro ataques mortales de tiburones.

La razón de la caída se ha atribuido a una fuerte disminución en el número de tiburones punta negra.

Estos tiburones son responsables de muchos de los ataques en el sudeste de EE. UU., migrando por la costa de Florida debido al aumento de la temperatura del mar que ha llevado a sus presas a dispersarse más.

Los hallazgos destacan uno de los desafíos clave para comprender por qué los tiburones muerden a los humanos.

Hay docenas de especies diferentes responsables de mordeduras, cada una con su propio comportamiento, estrategias de caza, presas y hábitat preferido, pero en muchos casos las especies pueden identificarse erróneamente o no ser identificadas en absoluto.

La mayoría de los ataques no provocados contra humanos en los que la especie es identificada incluyen a tres principales responsables: el gran tiburón blanco, el tigre y el toro.

Sin embargo, los tiburones blancos, la especie de la famosa película demonizada en Hollywood desde entonces, no solo es una especie diferente, sino una categoría taxonómica completamente distinta a las otras dos.

“Hay 350 especies de tiburón distintas y hay tanta diversidad. No se pueden simplemente agrupar”, dice Blake Chapman, biólogo marino que ha estudiado los sistemas sensoriales de los tiburones y escribió recientemente un libro sobre ataques de tiburones a humanos.

Los tiburones toro, por ejemplo, tienden a cazar en aguas superficiales y turbias, en las que dependen menos de la visión y más de su sentido del olfato y la electrorrecepción, la cual les permite detectar campos eléctricos diminutos producidos por sus presas.

“Los tiburones blancos, que a menudo cazan en aguas muy claras, usan su visión mucho más y su vista es mucho mejor”, afirma Chapman.

El tenso momento en que dos grandes tiburones atacan al submarino de un equipo de Blue Planet II de la BBC.
Chapman cree que puede haber un conjunto complejo de razones por las cuales los ataques no provocados contra humanos parecen haber aumentado en las últimas décadas.

Además del incremento de las poblaciones humanas a lo largo de las costas, la destrucción del hábitat, el cambio de la calidad del agua, el cambio climático y los cambios en la distribución de las presas están llevando a los tiburones a reunirse en mayor número en ciertos puntos críticos de todo el mundo.

En 1992, por ejemplo, hubo una serie repentina de mordeduras de tiburones en la costa de Recife, Brasil, un área que no tuvo ataques no provocados durante toda la década anterior.

Chapman cree que la construcción de puertos comerciales pesados en el área dañó grandes áreas de arrecifes y manglares, desplazando potencialmente especies como los tiburones toro, que se mudaron a nuevas áreas como Recife en busca de presas.

Ataques en la Isla Reunión

La Isla Reunión, en el Océano Índico, famosa por sus hermosos hábitats marinos vírgenes, ha experimentado un aumento enorme del turismo, pero en los últimos años también ha sufrido un número creciente de ataques de los tiburones toro y tigre que viven en las aguas circundantes.

Desde 2011, ha habido 11 ataques mortales en Reunión, principalmente contra surfistas. Los investigadores han descubierto que alrededor de dos tercios de los ataques en Reunión se han producido en aguas turbias y con olas de más de dos metros, el entorno favorito para los tiburones toro, que se cree que son responsables de la mayoría de los ataques.

Naylor cree que en la mayoría de casos las mordeduras de tiburones se deben a equivocaciones.

“Si estos animales están persiguiendo pescados cebo, el destello de la suela blanca de un pie de alguien sobre una tabla podría hacer que se lancen”, dice. “Cuando tienes un animal grande como un tiburón tigre o blanco, que se mueven rápidamente, es más probable que una mordedura sea fatal”.

Los grandes tiburones blancos generalmente atacan desde abajo causando una mordedura catastrófica masiva. En algunos casos, se retirarán mientras su presa muere desangrada antes de volver para comer.

“Un tiburón blanco en modo depredador completo es todo un espectáculo”, dice Greg Skomal, biólogo marino de la División de Pesca Marina de Massachusetts, quien ha estado marcando y rastreando grandes tiburones blancos desde 2009.

Él debería saberlo, ya que el año pasado, cuando se inclinaba sobre la proa de un barco de investigación mientras intentaba marcar a un tiburón, uno blanco de grandes dimensiones apareció directamente debajo de él con las fauces abiertas.

“Me dio una idea de cómo se siente una foca“, dice. “He visto ese comportamiento un par de veces a lo largo de los años que hemos estado haciendo esto. La mayoría de las veces ponemos una cámara en el agua y los tiburones son totalmente complacientes”, dice.

“Debemos haberlo hecho miles de veces. Pero en un puñado de ocasiones atacan de inmediato, rompiendo el poste y la cámara. Es como si estuvieran en un estado depredador agudizado donde sus sentidos se fijan en cualquier tipo de estímulo”.

“Me pregunto si esos ataques a personas que no son simplemente investigativos son el resultado de una persona que está en el lugar equivocado en el momento equivocado con un tiburón en este tipo de estado agudizado”.

Pero por cada ataque a una persona, hay igual número de historias de personas que han logrado acercarse a estos depredadores gigantes sin sufrir ningún daño.

Tomemos como ejemplo a Ocean Ramsey, que nadó junto a un gran tiburón blanco enorme de más de seis metros de largo frente a la costa de Hawái y fue noticia en todo el mundo.

Métodos forenses
Skomal y sus colegas están utilizando ahora nuevas etiquetas de alta resolución que pueden proporcionar a los investigadores datos minuto a minuto y segundo a segundo sobre lo que están haciendo los tiburones.

Espera que esto pueda ayudar a responder preguntas sobre el comportamiento de estos animales, así como sobre dónde y cómo se reproducen. En última instancia, también podría ayudar a decirnos algo sobre las razones subyacentes de los ataques contra humanos, argumenta.

Algunos investigadores están recurriendo a métodos forenses para tratar de desentrañar las razones detrás de los ataques, desarrollando técnicas para usar ADN y patrones de marcas de mordeduras para identificar especies, mientras que otros están examinando imágenes de video de ataques y comparándolos con las lesiones para comprender mejor lo que sucedió.

Pero independientemente de los motivos de los ataques contra humanos, los riesgos son aún muy pequeños. En Australia, la tasa de ataques de tiburones es del orden de 0,5 por millón de personas, mientras que en EE. UU. es de menos de 0,2 ataques por millón.

En 2018, las cifras de EE. UU. cayeron a alrededor de 0,08 ataques por millón, mientras que en Australia aumentaron a 0,8 ataques por millón de personas.

Estos datos no tienen en cuenta el número mucho menor de personas que realmente usan el agua, y el aún menor número de personas que nadan en aguas habitadas por tiburones peligrosos. Pero estas estadísticas, por ridículas o reconfortantes que parezcan, hacen poco para amortiguar nuestro miedo a los tiburones.

“El miedo ha jugado un papel muy importante en nuestra evolución“, agrega Chapman.

Enfocarse en los riesgos que los tiburones representan para nosotros también desvía la atención de la amenaza mucho mayor que representamos nosotros para su supervivencia, debido a la pesca excesiva y al cambio climático inducido por los humanos.

Algunas estimaciones sugieren que el número de tiburones en aguas australianas, por ejemplo, ha disminuido entre un 75 y un 92%.

Pero para aquellos que tienen miedo y quieren saber cómo protegerse de un tiburón, algunos aconsejan que cuando un tiburón está mordiendo hay que golpearlo en las branquias o en los ojos.

Se sabe que nadar en grupos y permanecer cerca de la costa reduce el riesgo de ataques. Usar ropa oscura y evitar usar joyas también puede ayudar a reducir la posibilidad de atraer la atención de un tiburón.

“Los ataques de tiburones causan muchas pérdidas personales, pero a menudo no se considera el impacto que pueden tener en la comunidad en general”, dice Dave Pearson, uno de los fundadores de Bite Club, que ofrece apoyo a los sobrevivientes de ataques de tiburones.

Él mismo fue atacado por un tiburón toro mientras surfeaba hace ocho años en el suroeste de Australia y casi pierde el brazo cuando el animal lo aplastó, lo mordió en el antebrazo hasta el hueso y lo llevó bajo el agua.

“Después de mi ataque, muchos de mis amigos no volvieron al agua por mucho tiempo”, dice. “El miedo se extiende muy rápido”.

En una visita reciente a Ballina, un punto un foco de surf en Nueva Gales del Sur, Australia, vio lo que un ataque de tiburones puede hacer a una ciudad. El área ha sufrido una serie de ataques, incluidos dos mortales contra surfistas en 2015.

“Estaba parado allí observando la llegada de estas olas perfectas, pero no había ni una sola persona en el agua”, dice.

Una historia similar está sucediendo en Reunión, donde las autoridades locales han prohibido el surf y nadar en el agua en ciertas épocas del año debido al temor a nuevos ataques de tiburones.

Como resultado, la cantidad de mordeduras a humanos se ha reducido, pero también ha afectado a la industria del turismo.

Cicatrices psicológicas
A pesar del miedo y los costos económicos de los ataques de tiburones, Hannah Mighall no quiere ver que estos animales sean sacrificados o que se mate a aquellos que se desvían a zonas utilizadas por humanos.

El daño personal del ataque que ella sufrió, sin embargo, ha sido duradero. Aunque volvió a hacer surf a los seis meses de su ataque y “enloqueció con los tiburones”, cubriendo las paredes de su habitación con fotos de estos animales, dice que su pasión por el surf gradualmente se desvaneció.

“Estaba bien y de pronto tenía un sentimiento extraño y comenzaba a mirar alrededor”, explica. “Nunca había tenido eso antes, era un bebé acuático y amaba el agua. Ahora tengo miedo. Solía pensar que los tiburones eran geniales, pero ahora me dan terror, aunque todavía los respeto”.

Ya no tiene posters de tiburones y se ha desvanecido su disfrute del mar. Prefiere nadar o hacer kayak en el río. Pero todavía tiene alguna pesadilla con tiburones.

Pearson dice que este es un problema común en las víctimas de ataques de tiburones. “Muchos de ellos nunca se recuperan completamente y las cicatrices psicológicas pueden ser incluso mayores que las físicas”, explica.

Mighall todavía tiene la tabla de surf que utilizaba el día que fue atacada, a la que le falta en un lado un gran pedazo marcado con dientes. Al igual que las cicatrices en su pierna, es un recordatorio de lo que puede suceder en las raras ocasiones en que los tiburones eligen atacar a los humanos que se desvían a sus dominios.

Ambos le dan derecho a temer a estos animales. Para aquellos que los temen sin haber tenido un encuentro tan cercano, tiene un buen consejo. “Si tienes miedo, siempre puedes mantenerte fuera del agua”.

Fuente: www.bbc.com

 

 

Tradiciones populares de Cañar llegarán a barrios con programa cultural

De la casa al barrio es el programa que continuará en este año en Cañar, el cual busca propiciar el diálogo intercultural y destacar las tradiciones populares de esta provincia de la serranía ecuatoriana, indica la Casa de la Cultura de Cañar, que el año anterior promocionó este espacio, según la web de la Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión.

Así, De la casa al barrio llegará a otras zonas tradicionales de Azogues, capital de Cañar, y se extenderá a los barrios de cantones de la provincia.

Édgar Palomeque Cantos, director de la Casa de la Cultura de Cañar, indicó que pese al decremento presupuestario que en este 2019 ha sufrido esta entidad, se trabajará con diferentes grupos en difusión, promoción y formación de diversas artes, publica la web de la Casa de la Cultura Ecuatoriana.

Así, continuarán la Escuela de las Artes, un espacio gratuito para la formación de adolescentes y jóvenes en diferentes artes; el programa De la casa al barrio; los servicios culturales del museo en Azogues y Cañar y las bibliotecas públicas de Cañar, Azogues y La Troncal, que atenderán de manera regular.

A esto se sumará la apertura de la biblioteca de El Tambo. Estudiantes, turistas, investigadores y público en general podrán visitar, gratis, estos espacios en horario de oficina.

En el caso de los museos, están al servicio del público el de Arqueología y Etnografía Regional Édgar Palomeque Vivar, en Azogues, y el Arqueológico y Etnográfico P. Víctor Vázquez, en el cantón Cañar. Ambos con acervo cultural de grupos ancestrales como los cañaris. (I)

 

Fuente: www.eluniverso.com

Por qué ahora dicen que no debes darle carne cruda a tu perro o a tu gato

Darle a tu perro o gato carne cruda no solo pone en peligro la salud de tu mascota sino también la tuya.

Esta es la conclusión de un estudio publicado en la revista Veterinary Record, que analizó los supuestos beneficios de esta tendencia que se inició hace ya varios años y continúa creciendo.

Según los investigadores de la Universidad de Utrecht, en los Países Bajos, además de no ofrecer ninguna ventaja, la carne cruda contiene parásitos y bacterias perjudiciales para la salud del animal y su dueño.

Parásitos y bacterias
Los defensores de la llamada Alimentación Cruda Biológicamente Apropiada (ACBA) prefieren darle a sus mascotas carne, huesos y órganos descongelados porque consideran que son más sanos ya que no contienen conservantes, colorantes y otros aditivos comúnmente usados en la comida elaborada.

Estos alimentos procesados, sostienen, dan origen a alergias y otros problemas de piel.

Sin embargo, un análisis de 35 productos congelados de siete marcas distintas que se venden los Países Bajos reveló la presencia de niveles alarmantes de salmonela, listeria y E coli, que pueden provocar infecciones severas, así como dos tipos de parásitos.

23% de los productos contenía un tipo de E coli que puede provocar insuficiencia renal en humanos, mientras que 80% de las muestras contenían otro tipo de E coli resistente a los antibióticos.

“Está claro que los productos comerciales ACBA pueden estar contaminados con una variedad de bacterias zoonóticas y patógenos parasitarios”, dice el estudio elaborado por Paul Overgaauw y otros investigadores de la Universidad de Utrecht.

“La presencia de bacterias resistentes a los antibióticos en los productos ACBA puede representar un riesgo serio para la salud del animal como para la salud pública, no solo porque las infecciones con estas bacterias son difíciles de tratar, sino por el potencial que tienen de contribuir a que se esparzan”.

Por otra parte, señalan, esto demuestra que comprar productos crudos congelados en vez de prepararlos en la casa, no evita el desarrollo de patógenos en los alimentos.

Riesgos
En comparación con la comida seca o semihúmeda, que rara vez está contaminada, la carne cruda puede causar en los animales problemas dentales y en los intestinos debido a la deficiencia de nutrientes.

El efecto es más marcado en animales jóvenes.

Las enfermedades que afectan a los animales se transmiten luego a los seres humanos ya sea por contaminación cruzada, durante la preparación de los alimentos, o simplemente por estar en contacto cercano con el animal.

Según los investigadores, es importante crear conciencia sobre los riesgos de esta moda así como también incluir una advertencia en los productos comerciales sobre el peligro que representan.

Fuente: www.bbc.com

Por qué llevo 9 años registrando mi día a día (y ya casi tengo 300 cuadernos)

Hace miles de años que los humanos empezamos a inventar sistemas para guardar un registro de nuestras actividades, desde las pinturas rupestres hasta los cuadernos de bitácora de la marina mercante.

En el pasado costaba trabajo apuntar, almacenar y analizar estos datos, pero con el tiempo estas tareas se han ido automatizando.

En comparación con hace solo 10 años, hoy tenemos la impresión de que hay demasiados registros de nuestra actividad.

No solo tomados por nuestros móviles y pulseras inteligentes, también por los bancos, ministerios, buscadores, redes sociales y la nube en general.

Quizás por primera vez en la historia hay más registros sobre actividad diaria que están fuera de nuestro alcance que bajo nuestro control.

Así, parte de nuestro día a día pasa por intentar identificar, controlar y analizar estos datos, no solo para protegernos, sino también con ánimo de conocernos mejor y mejorar nuestras vidas en algunos aspectos.

El movimiento Quantified Self
Dentro de esta línea de pensamiento nació el movimiento Quantified Self (QS, su traducción al español sería algo así como “El yo cuantificado”).

Es una comunidad internacional de personas que usa y desarrolla herramientas para cuantificarse o monitorizarse.

Es decir, conocerse mejor a través de los números.

El nombre lo propusieron Gary Wolf y Kevin Kelly, colaboradores de la revista Wired en 2007.

Desde entonces se celebran encuentros locales y congresos internacionales en todo el mundo.

Yo me enteré del movimiento en el año 2012, después de leer un resumen sobre uno de esos congresos en la revista The Economist.

Estaba en Madrid y había quedado con un amigo para comer y contarle cómo iba con mi propio cuaderno de bitácora para anotar todo (o casi todo) sobre mí mismo.

“Tienes que leer este artículo”, me dijo, “porque por ahí fuera hay una comunidad de frikis igual que tú”.

Al año siguiente fui al congreso de QS en Ámsterdam (2013) y, al siguiente, ya estaba presentando mis resultados ante el público.

La organización de estos congresos es algo espectacular.

Cada ponente tiene que ensayar su intervención de siete minutos y medio con un moderador vía Skype semanas antes y limitar cada diapositiva a 15 segundos (un tipo de presentación llamado PechaKucha).

El resultado son jornadas donde cada charla está planeada con detalle y el intercambio de ideas es máximo.

Conocerse a través de los números
Empecé mi propio proyecto porque quería saber cómo empleaba mi tiempo.

Fue poco después de cumplir 40 años y, aunque sentía que había hecho muchas cosas hasta entonces, no lo había analizado profundamente.

Necesitaba cuantificarlo y visualizarlo mejor y compartir mis resultados con otros.

Decidí, en primer lugar, usar un cuaderno (siempre el mismo tipo) y sistematizar mis apuntes, incluyendo un índice para cada libro y haciendo una copia del mismo en una hoja de cálculo.

Esto me ayudó a gestionar mejor mi tiempo tanto en el trabajo como en lo personal.

Y también facilitó la cuantificación de otros tipos de actividades personales y profesionales.

En diciembre 2013, poco después de acudir al congreso de QS en Ámsterdam, compré una cámara Narrative, utilizada para lifelogging o registro de las actividades diarias.

Son aparatos muy compactos y ligeros que sacan una foto cada 30 segundos de manera autónoma.

Se pueden poner en la solapa de una camisa y llevarlos encima todo el día.

Quería saber si tener más información podía ayudarme con el proyecto de los cuadernos.

Llevé un dispositivo durante tres años y medio, usando un total de tres cámaras.

Las utilizaba hasta que empezaban a romperse o fallaba la batería

Paré en 2017, cuando la empresa que las fabricaba quebró.

Básicamente, este ejercicio me hizo reflexionar mucho sobre la memoria y cómo nos olvidamos de ciertos eventos y cómo inventamos otros.

Por un lado, tenemos una tendencia innata a recordar la vida como un cuento.

Por otro lado, parece que nos olvidamos de casi todo e inventamos el resto.

¿Por qué merece la pena?
Después de casi nueve años llevando un registro de mis actividades diarias y de haber rellenado 299 cuadernos, la gente sigue preguntándome que para qué lo hago.

Suelo apuntar la hora a la que me despierto, cómo he dormido, lo que como a diario, cuándo voy al baño, la gente con quien hablo, cuando llego al trabajo, un resumen de diferentes reuniones con alumnos y compañeros y un registro de todo lo que leo.

Cuento mis resultados más importantes en un blog.

Al inicio me di cuenta de cómo empleaba el tiempo e intenté diferenciar entre las actividades que me gustaban y quería hacer más y las que no me gustaban y quería hacer menos.

Desde entonces, intento organizar mis días para promover los eventos deseables.

La privacidad del papel
A pesar de la ubicuidad del móvil, seguir usando papel y bolígrafo tiene varias ventajas.

En primer lugar, un cuaderno se transporta mejor, no se rompe, no tiene batería que cargar y no te lo roba nadie.

He dejado olvidadas mis notas en restaurantes, aviones, bibliotecas y siempre las he recuperado.

Por otro lado, visualmente es más fácil revisar un librito de 60 hojas que un documento en una pantalla.

Aparte de la paz que produce escribir a mano y no estar siempre delante de una pantalla.

Pero quizás una de las ventajas más importantes de usar papel es que solo tú ves todo lo que escribes y almacenas.

Los datos son tuyos y de difícil acceso al mundo digital exterior.

Hace pocos días, Gary Wolf dio una charla en un meetup para el grupo de Quantified Self Madrid.

Presentó el One Button Tracker, un aparato que registra la fecha y la hora cada vez que aprietas un botón.

El dispositivo es útil para los cuantificadores ya que puede usarse enexperimentos sencillos, por ejemplo, para medir las veces que uno se distrae cuando medita.

Con el aparato en la mano, se aprieta el botón cuando la atención se empieza a desviar.

Aunque algo similar se puede hacer con un móvil (celular), en el caso del One Button Tracker los datos no son accesibles a través de internet ni se comparten.

Se quedan en la máquina.

Aunque es fácil agobiarse con los muchos aparatos y aplicaciones disponibles para registrar nuestras actividades automáticamente, uno puede conocerse mejor con herramientas sencillas que no requieren un smartphone.

Si usted también se anima, hay una comunidad de individuos dispuestos a ayudarle.

Línea
*Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Puedes leer el artículo original (en inglés) aquí.

Morris Villarroel es profesor de Ciencia animal, Universidad Politécnica de Madrid (UPM).

Fuente: www.bbc.com