Por qué es importante ducharse antes de entrar en la piscina (y no es sólo por higiene)

En las piscinas interiores es el aire contaminado el que genera ese “olor” tan perceptible al entrar.
Ducharse antes de meterse en el agua es obligatorio en muchas piscinas públicas. ¿Pero sabes cual es el motivo?
No es sólo una cortesía higiénica hacia los otros bañistas, sino una medida importante para mantener la salubridad del agua.
El agua de las piscinas se trata con cloro y otros desinfectantes para matar las bacterias y evitar el contagio de enfermedades infecciosas.
El cloro reseca el pelo, la piel y su olor puede quedarse durante horas pegado al cuerpo aún después de una buena ducha, pero para la gran mayoría de la población la exposición a los niveles estándar de este desinfectante en las piscinas es inofensiva.
Lo que sí puede interferir con nuestra salud es la mezcla del cloro con otros productos químicos que los bañistas traen al agua y que generan un derivado dañino, la cloramina.
¿Cómo contaminamos el agua al bañarnos?

Los niños pequeños son los más expuestos a los químicos nocivos que se generan en la piscina porque tragan más agua.
La orina es el ingrediente “añadido” más conocido. Un estudio reciente de la universidad canadiense de Alberta encontró en todas las piscinas analizadas restos de un edulcorante artificial que solo podía haber llegado allí a través de la orina.
Pero además, cada bañista aporta al agua su propia colección de químicos: además de restos de heces y sudor, portamos sobras de productos de higiene personal como cremas, champús, lociones y acondicionadores.
Todos esos componentes interactúan con el cloro de la piscina y forman compuestos orgánicos volátiles, potencialmente dañinos, que los bañistas pueden respirar y que pueden causar irritación en los ojos y en el sistema respiratorio, provocando ataques de tos o de asma.
Estos compuestos dañinos que se desprenden de las reacciones químicas en el agua pesan más que el oxígeno y forman una especie de “burbuja de cloramina” en la superficie de la piscina.
Además, los niños pequeños son los más expuestos a estos químicos nocivos porque tragan más agua.
Aunque no hay ninguna evidencia de que la exposición a estos químicos pueda causar problemas graves de salud, estos compuestos que se forman con la interacción humana tampoco se han estudiado en detalle y pueden afectar a unas personas más que a otras.
Ventilación y duchas

Un estudio reciente de la universidad canadiense de Alberta encontró en todas las piscinas analizadas restos de un edulcorante artificial que solo podía haber llegado allí a través de la orina.
En 2013 el nadador olímpico estadounidense Caeleb Dressel tuvo que salir en una ambulancia de una competición junior en Carolina del Norte debido a la contaminación del aire en la piscina, según cuenta otro nadador olímpico, Mel Stewart, que lleva la página web swimswam.com sobre noticias del mundo de la natación.
Las piscinas al aire libre normalmente no tienen este problema porque los compuestos químicos dañinos pueden escapar fácilmente.
Pero en las piscinas interiores es el aire contaminado el que genera ese “olor” tan perceptible al entrar.
Para prevenir los daños para la salud del agua de las piscinas, el Centro para el Control y la Prevención de las Enfermedades de Estados Unidos recomienda ducharse antes y después de bañarse para retirar de la piel los gérmenes y los restos de los productos de higiene.
Y por supuesto no orinar ni tragar agua, dos obviedades que no obstante son difíciles de evitar con los nadadores más pequeños.

¿Qué son las fracturas de huesos por estrés y quiénes son más propensos a sufrirlas?

Las fracturas por estrés suelen ocurrir en los huesos de la parte inferior de la pierna y el pie, como la tibia y el peroné, los metatarsos, el talón y el tobillo.
Las fracturas de hueso que la mayoría de la gente conoce son debidas a un golpe traumático. Pero hay otro tipo de lesiones, llamadas fracturas por estrés, por esfuerzo o por fatiga, en las que se generan pequeñas roturas o micro traumatismos en los huesos debido al impacto repetitivo del sobreuso.
Este tipo de roturas están normalmente asociadas al deporte y suelen ocurrir en los huesos de la parte inferior de la pierna y el pie, como la tibia y el peroné, los metatarsos, el talón y el tobillo.
El tejido óseo tiende a “autorepararse” cuando se producen ciertos daños. Pero cuando las agresiones o el “estrés” sobre el hueso es demasiado consecutivo, el equilibrio de lesión-reparación puede perderse y dar paso a una fractura debida al sobre esfuerzo.
Los corredores, bailarines, tenistas, futbolistas y quienes hacen caminatas de larga distancia (incluido el personal militar) tienen una mayor predisposición a sufrirlas.
Pero también pueden sufrir fracturas por estrés los individuos que tienen deficiencias en la densidad ósea que hacen que sus huesos sean más débiles, como las personas de la tercera edad o los pacientes con osteoporosis.

Las mujeres tienen más riesgo de sufrir fracturas por sobre esfuerzo que los hombres.
Este tipo de fracturas también son más comunes entre las mujeres que entre los hombres, debido a que los desequilibrios hormonales pueden reducir la mineralización de los huesos y afectar a su capacidad de resistencia ante el estrés del uso repetitivo.
Las atletas que tienen periodos irregulares o ausencia de menstruación (amenorrea) tienen un riesgo mayor de sufrir fracturas por esfuerzo: la falta de estrógeno afecta al metabolismo de los huesos y a su fortaleza.

El Índice de masa corporal, otra clave
Ser más ligeros puede hacer que los corredores sean más rápidos, pero un nuevo estudio del Centro Médico Wexner de la Universidad de Ohio State, muestra que los corredores que pesan menos pueden tener un mayor riesgo de lesiones.

Cuando el índice de masa corporal es muy bajo la única manera en que el cuerpo puede absorber el impacto de correr es directamente sobre los huesos, advierte el doctor Miller.
Jordan Moxley es aficionada al atletismo y participaba en carreras a nivel universitario hasta que tuvo dos grandes lesiones mientras corría: su primera fractura fue en la tibia. Cuando se recuperó volvió a las pistas y ahí fue cuando se rompió la tibia y el peroné.
Un factor que probablemente fue clave en esas fracturas es que pesaba demasiado poco, según las conclusiones del estudio publicado en la revista especializada Current Orthopaedic Practice.
Al correr los atletas están generando un martilleo repetitivo contra superficies duras en la parte inferior de las piernas.
“Cuando el IMC (índice de masa corporal) es muy bajo y hay poca masa muscular la única manera en que el cuerpo puede absorber el impacto de correr es directamente sobre los huesos”, explicó el líder del estudio, el doctor Timothy Miller.
Durante tres años analizó decenas de lesiones entre los atletas universitarios y concluyó que las corredoras con un IMC por debajo de 19 tienen más riesgo de sufrir fracturas por fatiga que las personas con un índice normal o alto.
Además, el doctor observó que sus lesiones tardaron más tiempo en sanar.
“Mientras no aumenten el índice de masa muscular y ganen algo de peso permanecen en riesgo de tener una fractura por fatiga en algún momento de sus carreras”, dijo Miller.
Las fracturas, de hecho, pusieron fin a la carrera en atletismo de Jordan, que ahora centra todos sus esfuerzos en ser profesora de arte.

Cómo el ejercicio excesivo y prolongado puede darte problemas gastrointestinales

Hacer un ejercicio extenuante durante más de dos horas puede causar problemas gastrointestinales, según un estudio de científicos australianos.
Dos o más horas de ejercicio al 60% de la capacidad máxima de una persona es el límite a partir del cual se empiezan a observar problemas gastrointestinales, que pueden exacerbarse cuando el deporte se hace a temperaturas altas.
Estos daños ocurren “independientemente de cuán en forma está” el individuo, según las conclusiones del estudio liderado por Ricardo Costa, de la Universidad de Monash, en Australia, que acaba de ser publicado en la revista especializada Alimentary Pharmacology & Therapeutics.
¿Qué daños gastrointestinales causa?

Los síntomas gastrointestinales más frecuentes son: acidez de estómago, hinchazón, eructos, calambres y dolor abdominal, flatulencia, náusea, diarrea, vómito y necesidad de defecar.
El fenómeno se llama Síndrome gastrointestinal inducido por el ejercicio y se presenta con un cuadro amplio de problemas que afectan al funcionamiento del sistema gastrointestinal relacionados con el impacto del ejercicio extenuante.
Según los investigadores australianos, a medida que la intensidad y la duración del ejercicio aumenta también se incrementan distintos indicadores de lesión gastrointestinal, que afectan a su funcionamiento, perturbando procesos como la permeabilidad, la absorción y la endotoxemia (la presencia de sustancias tóxicas en la sangre).
El ejercicio extenuante puede dañar células en el intestino, provocando problemas digestivos. También puede haber complicaciones para la salud derivadas de la filtración a la sangre de toxinas a través de las paredes dañadas del intestino.
Estos son algunos de los síntomas gastrointestinales más reportados por individuos que hacen ejercicio extenuante: acidez de estómago, hinchazón, eructos, calambres y dolor abdominal, flatulencia, náusea, diarrea, vómito y necesidad de defecar.
Algunos de estos síntomas pueden afectar al rendimiento durante una competición y en su forma más severa han hecho que los atletas se retiren de una carrera.
El calor y el consumo de ciertos alimentos y bebidas durante el ejercicio intenso pueden exacerbar los síntomas y los daños gastrointestinales.
¿Qué deportes ponen más presión sobre el sistema gastrointestinal?

En el estudio de Costa aproximadamente el 10% de quienes corrieron un maratón o medio maratón reportaron síntomas gastrointestinales.
Las pruebas de resistencia extrema son las que ejercen una mayor presión sobre el estómago y los intestinos, como los distintos tipos de ultramaratones y las pruebas Iron-man (triatlones de larga duración).
Por ejemplo: los participantes de las siguientes pruebas reportaron síntomas gastrointestinales severos durante la competición:
El 96% de los participantes en una carrera de 161 km
El 85% de los atletas de una carrera multi-etapa
El 73% de una carrera de 24 horas
Por contraste, el 11% de quienes corrieron media maratón y el 7% de quienes lo hicieron entero reportaron síntomas gastrointestinales.
Según el estudio de Costa el tipo de ejercicio influencia el riesgo y correr genera una mayor incidencia y severidad de los síntomas gastrointestinales, comparado con otra forma de ejercicios, como el ciclismo.
Según los autores del estudio hay ciertas maneras de mitigar esos síntomas, como evitar la deshidratación y el uso de Antiinflamatorios no esteroideos, que son irritantes gastrointestinales.
El consumo frecuente de hidratos de carbono durante el ejercicio es otra estrategia de protección contra las molestias derivadas del ejercicio extenuante.
¿Impacto a largo plazo?
En las poblaciones sanas el impacto gastrointestinal del ejercicio extenuante prolongado, aunque significativo, suele ser reversible.
Pero el impacto a largo plazo para los pacientes con problemas gastrointestinales crónicos, como el Síndrome del Intestino Irritable, no está claro.
“Aunque hay evidencias de que el ejercicio moderado sí tiene beneficios para la salud en pacientes con trastornos gastrointestinales funcionales o con Síndrome del Intestino Irritable, se desconoce si es seguro hacer ejercicio muy intenso”, dicen los resultados del estudio.
Los investigadores creen que hipotéticamente sería algo preocupante, pero no han podido llegar a una conclusión al respecto en este estudio, por lo que recomiendan más investigaciones.

Angus y Dodger, los perros que cazan superbacterias en un hospital de Canadá

Uno no suele ver animales en los hospitales, pero Angus y Dodger son dos importantes excepciones.
Estos springer spaniels ingleses, tradicionales perros de caza, están específicamente entrenados para detectar la notoria superbacteriaClostridium difficile.
Dicha bacteria ataca a las personas cuyo sistema inmunitario ha sido debilitado por los antibióticos y causa una diarrea infecciosa potencialmente letal.
Pero desde el verano pasado Angus ya encontró a la temida bacteria en un centenar de lugares distintos del Hospital General de Vancouver, donde trabaja.
En una ocasión Angus, que tiene dos años, detectó C difficile en los pantalones vaqueros de un paciente que había llegado con diarrea al hospital y al que le estaban dando el alta.
En marzo de este año el perro terminó con éxito su período de prueba y otro spaniel, Dodger, se unió a su equipo.
Una casualidad y una idea loca que se hizo realidad
Hace tres años la residente de Vancouver Teresa Zurberg, sufrió una infección por C difficile que casi la mata: la dejó cinco días ingresada en el hospital y le hizo perder nueve kilos.

Teresa Zurberg tardó 10 meses en entrenar a Angus, que empezó a trabajar en el hospital en verano de 2016.
Su marido, un enfermero que trabaja en seguridad sanitaria, le comentó por casualidad que había leído un artículo sobre un perro de raza beagle que había sido entrenado en Holanda para detectar a la superbacteria en los pacientes.
Teresa, cuya profesión precisamente era entrenar perros para detectar drogas y explosivos, pensó que si la superbacteria tenía algún olor ella podría entrenarlos para identificarlo.
Y así fue como le presentaron la idea a las autoridades sanitarias de la región, Vancouver Coastal Health, donde decidieron probar el plan con un programa piloto.
Un problema global y un círculo vicioso
Las infecciones por C difficile son un problema en hospitales de todo el mundo y representan un círculo vicioso que hace que los pacientes tengan que prolongar su estadía en el hospital y así aumente el riesgo de nuevas infecciones.
Según Vancouver Coastal Health en Canadá el 64% de todos los casos de C Difficile son adquiridos en hospitales, y un 28% son adquiridos en la comunidad.

Zurberg planea entrenar a otros perros que puedan ser utilizados en otros hospitales del mundo.
La superbacteria vive en materia fecal que permanece en las habitaciones de los hospitales incluso después de la limpieza. La gente puede infectarse al tocar superficies contaminadas y después llevarse las manos a la boca.
Los trabajadores del hospital también pueden propagarla entre los pacientes si contaminan sus manos.
Normalmente en los hospitales se usa luz ultravioleta para encontrar C difficile, pero Angus y Dodger pueden hacer el proceso de detección mucho más rápido.
Cuando el perro percibe la presencia de la bacteria un robot que utiliza luz ultravioleta desinfecta la zona, con un 99,9% de eficacia.
El entrenamiento para detectar la superbacteria es el mismo que para oler otras sustancias. Teresa Zurberg tardó 10 meses en entrenar a Angus, que empezó a trabajar en el hospital en verano de 2016, cuatro días a la semana.
El proyecto con Angus atrajo la atención de muchos países, como Finlandia o Chile, que se interesaron por el modelo.
Ahora Zurberg planea entrenar a otros perros que puedan ser utilizados en otros hospitales del mundo.

 

Brasil: por qué el mayor exportador de naranjas del mundo perdió la batalla por la vida saludable

Brasil es el mayor productor de naranjas y jugo de naranja del mundo.El país, sin embargo, se está viendo obligado a reducir su dependencia en el sector, que sufre pérdidas por culpa del cambio en los hábitos alimenticios, sobre todo de los europeos.

Marco Antonio do Santos no nació bajo un naranjo. A pesar de que, según él, fue el único momento en el que su vida no estuvo relacionada con este frutal, dice riendo.
Este agricultor de 54 años procede de Taquaritinga, una ciudad del estado de Sao Paulo.
Al igual que varias generaciones de su familia, ha dedicado toda su vida a la producción de este cítrico.
El negocio, al parecer, era muy rentable.
Marco Antonio dos Santos ha dedicado toda su vida a la producción de naranjas.
1 de cada 3 naranjas que se consume hoy en día en el mundo procede de una región relativamente pequeña que abarca parte de los estados brasileños de Sao Paulo y Minas Gerais.
Por no hablar de que la mitad del jugo de naranja que se bebe en el planeta se produce en el país.
Aunque el dominio incuestionable de Brasil en el sector de las naranjas debería garantizar el futuro de productores como Marco Antonio do Santos, unas cifras publicadas recientemente han hecho saltar las alarmas.
Hace tres años Brasil puso en el mercado 400 millones de cajas de naranjas. En la última cosecha de 2016-2017, sin embargo, la producción cayó hasta los 242 millones de cajas.
“En 2002, había 20.000 productores de naranjas en la región. Hoy en día somos menos de 6.000”, dice Santos.

Brasil comenzó a exportar naranjas en la década de 1960.
La alarma social creada ante el exceso de azúcar que contienen los jugos procesados ha provocado que, sobre todo en Europa, el zumo de naranja haya dejado de ser la bebida dominante en los desayunos.
Medio siglo de dominio
La industria brasileña comenzó a exportar naranjas en la década de 1960.
Aunque en aquel momento el estado de Florida (EE.UU.) lideraba la producción mundial, una enfermedad comenzó a afectar a los árboles de la región y acabó con muchos de ellos.

20 años después, Brasil ya dominaba el mercado global.
Gigantescas empresas de jugo brasileñas como Cutrale o Citrosuco comenzaron a construir factorías en Estados Unidos y Portugal, y terminales de carga en importantes puertos europeos como el de Gante (Bélgica) o Róterdam (Países Bajos).

El zumo de naranja ha dejado de ser la bebida dominante en los desayunos de muchos europeos.
Aquellas inversiones permitieron reducir enormemente los costes de producción y reportaron grandes beneficios a las compañías brasileñas.
Tanto que, desde entonces, ningún país ha sido capaz de cuestionar su dominio en el mercado de este cítrico.
Hoy en día, por el contrario, esta supremacía se ha convertido en un obstáculo.
Dependencia extranjera
Uno de los problemas es que Brasil puso demasiadas naranjas en una misma cesta: la del mercado externo.
Más del 95% de la producción acaba siendo exportada, la mayoría de ella en forma de jugo.
Así pues, cuando se producen fluctuaciones en el tipo de cambio, en el precio de las materias primas o los extranjeros dejan de consumir naranjas, los fabricantes brasileños no tienen a quién vender sus productos.
“Esta altísima concentración en los mercados externos es inusual”, dice Ibiapaba Netto, director de Citrus BR, la asociación que representa a la mayoría de productores de jugo del país.
“La industria cárnica, por poner un ejemplo, tan sólo exporta el 20% de su producción. El otro 80% se vende dentro de Brasil. De esta forma nunca están tan expuestos a lo que ocurre en el extranjero”.
mapa
Revertir la situación, sin embargo, tampoco solucionaría el problema puesto que los brasileños no consumen suficiente jugo de naranja.
Mientras que un ciudadano medio europeo o estadounidense consume una media de 22 litros de jugo al año, los brasileños sólo beben 15 litros.
¿Cambio de tendencia?
Aunque está intrínsecamente relacionado con las exportaciones, el mayor miedo de los productores de naranjas brasileños es que el jugo de esta fruta deje de ser tan popular en Europa y, especialmente, en Reino Unido.
Muchas personas nacidas después de la Segunda Guerra Mundial crecieron desayunando jugo de naranja.
Hoy en día, cada vez son menos.
“La vida moderna lleva un ritmo distinto. Muchas personas han dejado de desayunar o compran café de camino al trabajo. La industria de los cereales afronta problemas similares”, dice Netto.
Los jugos de frutas están perdiendo su reputación de bebidas saludables. Y es que cada vez son más los nutricionistas que aseguran que son tan poco saludables como los refrescos.
La consecuencia de ello es que los consumidores se están decantando por otras bebidas como los batidos o los jugos de verduras naturales.

Aunque la popularidad del agua de coco y los batidos de frutas está aumentando, el jugo de naranja sigue contando con un 30% de cuota de mercado en Reino Unido.
Uno de los beneficiados por la crisis del sector es el agua de coco, que por lo general contiene menos de la mitad de calorías que un zumo de naranja.
Entre 2012 y 2015 el consumo de jugo de naranja en Reino Unido cayó hasta los 100 millones de litros anuales, mientras que el de agua de coco creció hasta los 80 millones de litros, según datos de CitrusBR.
A pesar de este cambio de tendencia, el jugo de naranja sigue siendo el preferido por muchos consumidores y retiene aún un 30% de cuota de mercado en Reino Unido.
Los analistas esperan una buena cosecha este año lo que, sumado al bajo precio de las divisas internacionales y el escaso stock de este producto a nivel mundial, seguramente relanzará la exportación de naranjas esta temporada.
Según el gobierno de Brasil, en 2017-2018 la producción aumentará un 50% con respecto a la de este año.
Para muchos productores será demasiado tarde.

El gobierno brasileño calcula que en 2017-2018 la producción de naranjas aumentará un 50%.
En Sao Paulo y Minas Gerais, muchos han abandonado el cultivo de naranjas y han decidido plantar limones y guava, frutas más demandadas en el mercado doméstico.
Pero Santos sabe que no ganarán lo mismo.
“Las cosas nunca volverán a ser como antes. Nunca volveremos a tener tantas bocas para nuestras frutas”.