Las dos grandes potencias militares del mundo tensan pulsos por Venezuela.
La nación latinoamericana es desde hace meses un nuevo motivo de disputas entre Estados Unidos y Rusia.
Tras el el último y fallido intento del líder opositor Juan Guaidó por lograr que los militares se unieran a su causa, ambas naciones reforzaron su retórica y se acusaron duramente de interferir en la crisis interna del país sudamericano.
Y no es la primera vez que Washington y Moscú miden fuerzas por un cambio de gobierno en otros países.
Pero, de momento, los esfuerzos de la Casa Blanca por propiciar la caída de Maduro no han sido efectivos.
Guaidó ha mencionado que el parlamento -considerado en desacato por las autoridades judiciales de Venezuela- podría considerar la cooperación internacional “en materia militar”; en tanto el presidente Nicolás Maduro asegura que una intervención a su país solo busca apoderarse del petróleo.
Mientras tanto, dos pesos pesados de la política estadounidense, el asesor de Seguridad Nacional, John Bolton y el secretario de Estado, Mike Pompeo, han asegurado sostenidamente que uno de los principales factores que ha mantenido a Maduro en el poder ha sido el apoyo sostenido de Rusia.
De hecho Pompeo se reunió hace poco en Sochi con el canciller ruso, Serguei Lavrov, y con el presidente Vladimir Putin para discutir, entre otros asuntos, la situación en Venezuela.
Y es que, por meses, el Kremlin no solo ha defendido a Maduro de sanciones o condenas en el Consejo de Seguridad de la ONU, sino que también ha enviado aviones y asesores militares, además de que ha lanzado advertencias de las graves consecuencias de una hipotética intervención armada en la nación latinoamericana.
Para muchos expertos, la posición de Rusia hacia Venezuela se asemeja, salvando las diferencias y los contextos, a un modelo político conocido.
Un patrón que ya le resultó exitoso a Putin en el otro lado del mundo y que algunos expertos definen como el “modelo sirio”.
¿Qué es el “modelo sirio”?
Según explica a BBC Mundo James Dobbins, analista en Diplomacia y Seguridad de la RAND Corporation, un think thank que asesora a las fuerzas armadas de EE.UU., el “modelo sirio” es básicamente la política que siguió Putin en Siria para mantener a Bashar al Asad en el poder.
“En pocas palabras, que la amenaza de un despliegue militar y una estrategia diplomática de presión y confrontación sirven para mantener a flote a un gobierno aliado”, señala.
Según Dobbins, fue una lección que Rusia aprendió de Libia.
En 2011, tras la represión a los levantamientos de la llamada Primavera Árabe, la intervención de una coalición liderada por la OTAN precipitó la caída de Muammar Gadafi, que murió a manos de una turba poco después.
“Gadafi era un aliado de Rusia desde los tiempos de la Unión Soviética, pero Moscú no intervino para salvarlo”, asegura Dobbins.
Según el analista, lo que sucedió en el país africano fue una enseñanza para Putin: si Rusia no actuaba, Washington podría seguir cambiando gobiernos aliados de Moscú.
¿Y qué tiene que ver eso con Siria?
En 2011, la Primavera Árabe llegó también a Siria y lo que empezó como una protesta en demanda de cambios políticos pronto escaló a una guerra civil que sigue dando muertos casi ocho años después.
El conflicto pasó pronto a convertirse en una conflagración con participación internacional, cuando Estados Unidos, Turquía, Emiratos Árabes e incluso Irán se sumaron para apoyar alguna de las partes.
La guerra se extendió y, para 2015, la presidencia de Al Asad pendía de un hilo.
Fue ahí cuando el Kremlin tomó cartas en el asunto.
¿Qué hizo Rusia en Siria?
“Después del otoño de 2015, Rusia inició en Siria una importante operación militar con activos aéreos, terrestres y marítimos”, recuerda a BBC Mundo Matthew Rojansky, director del Instituto Kennan del Wilson Center, un centro de estudioscon sede en Estados Unidos.
De acuerdo con el experto, Siria se convirtió en el teatro principal para las operaciones de combate de las fuerzas armadas rusas, así como para su más importante “centro de entrenamiento” en el mundo.
Desde que las fuerzas rusas llegaron a suelo sirio, EE.UU. tuvo que comenzar a implementar una estrategia que no había practicado antes: notificar a los mandos militares de Moscú sobre sus operaciones de ataque.
Una agresión contra un militar ruso podría hacer que el conflicto tomara una dimensión mucho mayor.
Según Rojansky, la efectividad de la estrategia de confrontación en Siria dejó claro a los altos mandos rusos que podría ser efectiva también en otros lugares.
Al igual que la estrategia diplomática en los foros internacionales… y las amenazas sobre una escalada en el conflicto armado.
¿Y cómo afecta a Venezuela?
En medio de las crecientes tensiones con Estados Unidos y los llamados de la Casa Blanca para que Maduro abandone el poder, Rusia envió a Caracas dos aviones con equipos militares y altos mandos que supuestamente trabajarían en tareas de entrenamiento.
Y desde hace meses, Rusia ha amenazado con “consecuencias devastadoras para la región y para la seguridad mundial” si ocurre una intervención de EE.UU. en Venezuela.
Sin embargo, han sido solo amenazas y el despliegue militar fue de solo dos aviones y unos 100 militares, lo que no es casi nada comparado con el despliegue ruso en Siria.
No obstante, según los expertos, se trata de un gesto simbólico.
“La presencia de estos militares rusos -se ha dicho que algunos son altos mandos- es una amenaza en sí misma”, explicó en una reciente entrevista con BBC Mundo Vladimir Rouvinski, profesor de Política y Relaciones Internacionales en la Universidad ICESI de Cali, Colombia.
“Estados Unidos sabe que si ataca Venezuela y algo les pasa a estos militares, esto significaría que Rusia entra automáticamente en guerra”, añade.
¿Hay riesgo de guerra en Venezuela?
Las posibilidad de que en Venezuela estalle un conflicto armado es algo que no se puede descartar por completo, pero los expertos consultados por BBC Mundo son escépticos al respecto.
Famil Ismalov, jefe del servicio ruso de la BBC, señala tres motivos fundamentales:
el ejército ruso no tiene recursos ni capacidad para extender sus líneas de combate hasta el otro lado del mundo y ya se mueve en al menos otras dos guerras: Siria y Ucrania, que están en su zona de operaciones.
los países vecinos de Venezuela (incluido EE.UU.), aunque son en su mayoría partidarios de la oposición, “no participan activamente en el terreno”, como sucede en Siria.
“A pesar de los US$17.000 millones invertidos en Venezuela, Rusia no arriesgaría sus intereses globales por una confrontación directa con Estados Unidos en su “patio trasero”.
¿Entonces de qué sirve el “modelo sirio” en Venezuela?
Rojansky considera que la estrategia es una carta de Rusia para mostrar su oposición a Estados Unidos.
“Rusia se opone a todos los casos en que Estados Unidos ha apoyado lo que Moscú considera operaciones de ‘cambio de régimen’ en todo el mundo, desde el espacio postsoviético hasta América Latina”, señala.
“Un régimen criminal sólo saldrá del poder ante la amenaza creíble del uso de la fuerza”
Según el experto, Moscú teme que Washington intente lo mismo en Rusia, por lo que hacer retroceder a EE.UU. en Venezuela es una manera para el Kremlin mostrar que también es apto para el juego en el hemisferio occidental.
Ismalov coincide en ese punto: “La presencia militar rusa en Venezuela es un pretexto para que tengan en cuenta a Moscú cuando el tema se discute a nivel internacional”.
“Como pasa con también con Siria: cualquier discusión sobre lo que pase en su futuro, tendrá también que pasar por Moscú”, asegura Dobbins.
Fuente: www.bbc.com