El misterio de cómo los arrecifes de coral se desarrollan en medio de "desiertos oceánicos" ha sido resuelto, dicen los científicos.
Y todo gracias a la increíble capacidad de reciclaje de uno de sus vecinos: los poríferos, o esponjas marinas.
Los arrecifes se encuentran entre los ecosistemas más dinámicos de la Tierra, sin embargo, prosperan en aguas carentes de nutrientes, un fenómeno conocido como la Paradoja de Darwin.
Un equipo de la Universidad de Amsterdam halló que las esponjas mantienen vivo el arrecife, mediante el reciclaje de grandes cantidades de materia orgánica con la que se alimentan caracoles, cangrejos y otras criaturas.
Reciclan casi diez veces más materia que las bacterias y producen igual cantidad de nutrientes en un arrecife como la que producen corales y algas juntos, calculan los científicos.
Las esponjas son las "heroínas anónimas" de la comunidad del arrecife, asegura Jasper Goeij, ecólogo acuático de la Universidad de Amsterdam y autor principal del estudio, publicado en Science.
"Hasta ahora nadie le ha prestado mucha atención a las esponjas. Se ven bonitas, pero todo el mundo estaba más interesado en corales y peces ", le dijo el autor a la BBC.
"Pero resulta que las esponjas son grandes actores y merecen reconocimiento por su papel (…) Si quieres un arrecife colorido y biodiverso, necesitas un "ciclo de esponja" para mantenerlo".
El eslabón perdido de la Paradoja de Darwin
Fue durante su famoso viaje en el Beagle que Charles Darwin observó que los arrecifes tropicales son como un oasis en un desierto.
Están rodeados por las aguas que carecen de nitrógeno y fósforo –componentes básicos de la vida- donde no pareciera posible su crecimiento.
Y dado que los corales liberan hasta la mitad de su materia orgánica en el agua de mar, los arrecifes necesitan un sistema para recuperar estos nutrientes y reciclarlos en el ecosistema.
Las bacterias hacen parte del trabajo, pero no son lo suficientemente abundantes como para servir a toda una comunidad de arrecifes.
Las esponjas (poríferos) son animales filtradores que viven en las grietas de las rocas, absorbiendo el plancton y la materia orgánica vertida al mar por los corales.
La idea de que podría ser un eslabón perdido en el ciclo alimentario del arrecife no es nueva, pero no estaba claro cuánto podían aportar en nutrientes, ni exactamente cómo alimentaban a sus vecinos del arrecife: gusanos, crustáceos y otros recolectores del fondo del mar.
En la isla caribeña de Curazao, Goeij y su equipo estudiaron cuatro especies comunes de esponjas. Primero en acuarios de laboratorio y luego en un arrecife natural donde los científicos aislaron una cavidad.
Los poríferos fueron alimentados con azúcares marcados y luego los científicos rastrearon el viaje de estas moléculas.
En primer lugar las esponjas absorbieron los azúcares en el agua. A continuación, rápidamente los vertieron en células de filtro muertas (coanocitos), desperdicios que cayeron al fondo del mar.
Luego de dos días, las mismas moléculas fueron encontradas en caracoles y otras criaturas que se alimentan de los sedimentos que contienen los residuos de las esponja.
Estos caracoles son a su vez comidos por animales más grandes. Y así continúa el ciclo.
Heroínas anónimas
No fue sólo la velocidad, sino la enorme cantidad de rotación de alimentos lo que tomó a los autores por sorpresa: cerca de 10 veces más de lo que las bacterias son capaces de reciclar.
La esponja Halisarca caerulea, por ejemplo, ocupa diariamente dos tercios de su peso corporal en carbono disuelto. Sin embargo, apenas crece en tamaño, ya que las células muertas son arrojadas al fondo marino.
En total, el equipo holandés estima que este "círculo de la esponja" produce casi tantos nutrientes como los productores primarios (corales y algas) de un arrecife tropical completo.
Y otros desiertos marinos, como los arrecifes de coral de aguas marinas frías profundas o los arrecifes mediterráneos templados podrían también depender de poríferos para reciclar sus nutrientes.
Los autores esperan que este reconocimiento de las esponjas como un componente esencial del arrecife –sus "heroínas inesperadas"- ayude a la conservación de estos frágiles paraísos.