¿No se tiene el programa adecuado para hacer el trabajo eficientemente? Entonces, ¿por qué no hacerlo uno mismo?
Es una solución que no es tan poco práctica como parece y por la que están optando cada vez más personas con muy poca –o ninguna- habilidad para programar.
Para la gente que creció con videojuegos, celulares inteligentes, tabletas y consolas como PlayStation, la idea de hacer una aplicación electrónica (app) si no hay nada disponible que se adecúe a las necesidades que se tienen, es algo natural, según Ian Finley, analista de la empresa especializada en investigación tecnológica Gartner.
"Se trata de algo generacional. Muchos de los representantes del baby boom (período posterior a la II Guerra Mundial en el que se incrementó el índice de natalidad en algunos países) se están retirando y están siendo reemplazados por gente más joven que ha usado computadoras en la escuela, ha manipulado herramientas para blogs y, sencillamente, no le tiene miedo a la tecnología", afirma Finley.
El concepto de que los empleados no recurran al departamento de tecnología de su empresa y desarrollen su propio programa informático no es totalmente nuevo. En 2009, Gartner predijo que, para el 2014, 25% de las nuevas aplicaciones electrónicas de negocios serían diseñadas por personal que no era parte del equipo técnico. Se refirió a ellos como los "programadores ciudadanos".
Puede que la predicción no se haya vuelto realidad, pero Finley cree que este grupo, definitivamente, va en aumento. "Al desarrollo de apps realizadas por el propio usuario le ha tomado más tiempo de lo que habíamos previsto para despegar, pero estamos a unos dos o tres años de que ocurra lo que predijimos", dice Finley.
Lo que mueve a estas personas es la certeza de que podrían ser más productivas si tuvieran las herramientas adecuadas, explica Finley.
Y añade: "No quieren esperar a que el departamento tecnológico desarrolle un software para sus necesidades, así que deciden hacerlo ellos mismos".
Personalización
Gracias a la proliferación de plataformas para el desarrollo de aplicaciones que se ofrecen desde el ciberespacio (lo que se conoce como the cloud y se traduce como la nube) por parte de empresas conocidas, como Salesforece.com, así como otras menos familiares como TrackVia y Mendix, los "programadores ciudadanos" pueden trabajar sin necesidad de recurrir a herramientas costosas.
Pero, ¿qué tipo de aplicaciones pueden crear?
Peter Khanna, director ejecutivo de TrackVia, dice que la mayoría son utilizadas por grupos de empleados cuyos números oscilan entre cinco y 25, y se concretan para satisfacer necesidades específicas desconocidas por los integrantes de la oficina técnica.
"La mayoría de las empresas invierte en el software de negocios que creen necesita el personal, pero después, cada departamento tiene que arreglárselas por sí mismo", dice Khanna.
Comenta que sus clientes suelen elaborar aplicaciones que les permiten rastrear a personas, activos o proyectos, en vez de utilizar hojas de cálculos. También herramientas personalizadas para publicidad, para el departamento de RRHH, o para satisfacer requerimientos puntuales de una industria cuando las alternativas comerciales no existen.
Por ejemplo, John McGarvey, gerente de la empresa con sede en California DirecTV, proveedor de servicios de televisión satelital, utilizó TrackVia para desarrollar una aplicación que hace seguimiento a los muchos contratistas que tiene la compañía.
Señala que DirecTV ha probado productos disponibles en el mercado, pero ninguno era adecuado. "Los programas tienden a funcionar de una manera específica, por lo que se tiene que modificar la metodología de trabajo para adecuarse a ese funcionamiento. Si no, hay que reconfigurar la aplicación para que se adapte a tus procesos".
Eficiencia y costo
Frente a la posibilidad de esperar por dos años para que el departamento de tecnología desarrollara un programa en función de sus requerimientos, McGarvey decidió que la solución obvia era hacer lo que necesitaba él mismo.
Antes de comenzar, los técnicos de DirecTV analizaron la plataforma que ofrecía TrackVia en el ciberespacio, desde el punto de vista de manejo empresarial y riesgos. También consideraron la seguridad de la información que se almacenaría en la "nube".
Después de que se le autorizó a usar TrackVia, cargó la información de sus hojas de cálculo en el sistema y desarrolló su aplicación en cuestión de horas, utilizando una interfaz que permitía arrastrar y soltar elementos y que se aloja en un navegador.
"No tengo habilidades para programar, pero para elaborar lo que quería, no necesitaba ninguna", indica McGarvey.
A partir de ese momento, y durante dos meses, pasó una hora semanal perfeccionando la interfaz para que pudiera utilizarse. Actualmente la usan unos 20 miembros de su departamento.
McGarvey considera que este grupo es mucho más productivo gracias a sus esfuerzos como "programador ciudadano". Adicionalmente, lo que hizo costó mucho menos que la herramienta que había estado empleando con anterioridad.
Aceptación
Para evitar los riesgos de seguridad y de violación de regulaciones que pudieran surgir en una empresa debido a las actividades de estos individuos, Finley cree que los departamentos de tecnología deberían organizar programas para quienes quieran llevar adelante estas iniciativas.
Estos programas tendrían que ofrecer herramientas de trabajo aprobadas y también alguna opción para que los técnicos en la empresa puedan supervisar el trabajo de los "programadores ciudadanos", de las aplicaciones que están haciendo y de la información que están utilizando y almacenando.
Ofrecer este servicio es trabajo adicional para el equipo que se encarga de la parte tecnológica de la compañía, pero a largo plazo, les evita tener que adquirir o desarrollar software que el personal necesitaría.
"Las empresas que no tienen un programa de apoyo que regula lo que hacen los 'programadores ciudadanos', o que tratan de impedir lo que hacen, terminarán con individuos fuera de su control, lo cual es riesgoso. Deben evitar enfrentarlos, tienen que empezar a aceptarlos", advierte Finley.