Es cierto: atrás quedaron aquellos días de salas repletas de secretarias transcriptoras e inmensos escritorios cubiertos de diccionarios.
Hoy en día realizamos gran parte de nuestro trabajo tecleando a toda velocidad en nuestros pequeños dispositivos, con la presión de responder cada vez más rápido los chats y correos.
Evidentemente, eso incrementa la posibilidad de cometer errores o, peor aún, que el sistema de autocorrección coloque una palabra equivocada, lo cual nos ha pasado a todos.
Hay páginas web y publicaciones online repletas de estos errores, así como líderes mundiales que algunas veces no hacen una pausa antes de enviar sus mensajes.
¿Quién puede olvidar el infame tuit del presidente Trump con la palabra “covfefe”?
Y si bien estos errores pueden parecer algunas veces graciosos o inofensivos, muchos no lo son.
Estos pequeños errores no solo tienen el poder de hacernos ver menos inteligentes de lo que somos: una mala escritura también puede crear confusión, poca claridad y falta de coherencia.
En casos extremos puede provocar la pérdida de millones de dólares en ventas o de una oportunidad de trabajo.
Estas fallas tienen el potencial de destruir las relaciones con los clientes o arruinar la posibilidad de encontrar el amor en internet.
Pero, si nadie es inmune a esto y la tecnología hace que la falta de ortografía sea un lugar común, ¿puede decirse que la ortografía dejó de ser importante?
¿Ya nos acostumbramos a escribir mal?
Parte del problema
Las herramientas de autocorrección parecían ser la solución, pero en realidad, también han creado un problema.
Así lo advierte Anne Trubek, experta en nuevas tecnologías para la escritura.
Es mejor parecer un poco quisquilloso y anticuado, que tratar de parecer más relajado y terminar molestando a todo el mundo por todos los errores básicos que cometiste”
Simon Horobin profesor de inglés y literatura en la Universidad de Oxford
Una extensa comparación de los errores cometidos por estudiantes universitarios en sus ensayos dejó ver que el error más común era el uso de palabras equivocadas.
“La corrección automática de ortografía, como la mayoría sabe, algunas veces corrige nuestros errores sustituyendo la palabra que queríamos originalmente por otra de distinto significado. Si el texto no es revisado posteriormente, el error creado por la computadora pasará desapercibido”, explica Trubek.
Nuevas tecnologías como Siri, de Apple, también contribuyen con la creciente apatía hacia la buena ortografía.
“Si miras el desarrollo de la tecnología, el objetivo siempre ha sido escribir más rápido para poder sincronizarse con el ritmo de las ideas en tu mente”, dice Trubek.
“En este sentido, Siri es la mejor”.
Errores eternos
Los programasde autocorrección quizás expliquen por qué hasta un comunicado oficial de la Casa Blanca puede tener errores, explica Simon Horobin, profesor de inglés y literatura en la Universidad de Oxford.
“Hay todo tipo de problemas que saldrán a relucir si solo te apoyas en un sistema vulnerable. Tienes que saber cómo escribir”.
Tener mala ortografía puede incluso afectar tus oportunidades de encontrar pareja, si utilizas sitios online.
Horobin resalta que antes había un proceso de edición y revisión de los textos para evitar cualquier desliz, pero ahora los contenidos van directamente a internet con tanta velocidad que muchas veces se escapan los errores.
“Las personas ven sus mensajes a corto plazo como efímeros, pero la verdad es que una de las características de internet es que las cosas se quedan ahí para siempre, así que no importan los años que transcurran, la gente lo seguirá leyendo”, advierte Horobin.
Sí, estás siendo juzgado
Una encuesta realizada a 5.500 solteros estadounidenses en 2016 en el sitio de citas a través de internet Match.com encontró que el 39% de los usuarios juzgaba la compatibilidad de los candidatos por su manejo de la gramática.
Este elemento se valoraba más que la sonrisa, el estilo al vestir o incluso el estado de sus dientes.
Otras investigaciones muestran que tan pronto como las personas identifican errores ortográficos en el texto de una página web, inmediatamente la abandonan porque temen que se trate de un sitio fraudulento.
Según Roslyn Petelin, profesora de escritura en la Universidad de Queensland, en Australia, las corporaciones son conscientes de que una parte de su imagen se basa en la buena ortografía.
“Nada puede hacerte perder credibilidad más rápido y hacerte ver como un ignorante, que un error ortográfico”, comenta Petelin.
La profesora también señala que hay muchos casos en los tribunales que están relacionados con problemas ortográficos.
Nada puede hacerte perder credibilidad más rápido, y hacerte ver como un ignorante, que un error ortográfico”
Roslyn Petelin, profesora de escritura en Australia
Entre ellos resalta el caso Taylor & Sons, en Reino Unido, una batalla legal de miles de millones de libras esterlinas, que se originó por un error vinculado a la falta de una letra.
De hecho, la carencia de un buen nivel en el uso del idioma puede impedir que consigas un empleo.
Muchas empresas en Australia han incluido en sus procesos de reclutamiento una prueba de escritura.
“Puede que los candidatos jóvenes que salen de la universidad tengan todas las herramientas interpersonales, pero si no pueden escribir de manera coherente las empresas no les darán el trabajo”, señala Petelin.
“Sería un error decirles a los jóvenes que la ortografía no es importante en una profesión en particular, porque esas habilidades básicas son las verdaderas vías para llegar a otros cargos o desarrollar nuevas habilidades”, explica Pippa Morgan, jefe del área educativa de CBI.
Para ella, la ortografía se requiere hoy más que nunca.
“Si estas procesando un requerimiento de atención al cliente vía Twitter, puede que esa interacción sea la única que esa persona tendrá con la empresa, por lo que la calidad de ese mensaje, el uso del lenguaje, es muy, muy importante”
“En cierta forma, es tan importante como esa cara amigable en la tienda o la voz al teléfono”, comenta Morgan.
Fallas permitidas
No obstante, algunas veces las faltas de ortografía o las abreviaciones están permitidas.
La llegada de los teléfonos, con sus mensajes abreviados, no está ayudando con el tema de la ortografía.
“Por ejemplo, en inglés se utiliza bizz cuando tuiteas, como una forma de reducir la palabra “business” (negocio, en español)”, expresa Morgan.
Hay ciertos contextos donde el lenguaje informal es requerido.
“Si le envías un correo a un muchacho de 21 años, que es vicepresidente, y tu primera línea es ‘Querido Sr. Jones’ y continuas con un tono formal, puede que termines en aprietos”, alerta Trubek.
A pesar de ello, en el mundo de las redes sociales, los autoproclamados “Nazis de la gramática” denuncian a gritos los errores que ven.
Algunos, tratan de anticiparse a esta situación y se justifican cuando envían correos desde sus teléfonos, colocando frases como “Enviado a la carrera desde mi teléfono. Por favor, discúlpeme por cualquier error tipográfico”.
Convenciones sociales
En palabras de Horobin, si bien una vez hubo acuerdos sobre normas sociales para la escritura de cartas, en el mundo online se desconocen cuáles son las reglas.
Por un lado, en contenidos de Facebook y Twitter se relajan las reglas ortográficas, gramaticales y de puntuación. Por el otro, en el texto de los correos electrónicos no es tan fácil encontrar una frontera entre lo que está permitido y lo que no.
Lee tu currículo tres veces. Errores gramaticales y ortográficos dejan una muy mala impresión.
“El correo puede ubicarse algunas veces entre lo informal y lo formal”, indica Horobin.
Así como adaptamos nuestro discurso dependiendo de si estamos dando una clase, somos entrevistados para un trabajo o simplemente hablamos con amigos, de igual forma necesitamos ajustarnos en el mundo digital.
De manera que, ¿cuál es la mejor forma de saber cómo adaptarnos?
“Es mejor asegurarse del uso correcto del idioma y parecer un poco quisquilloso y anticuado, que tratar de parecer más relajado y terminar molestando a todo el mundo por todos los errores básicos que cometiste”.
Este artículo forma parte de la versión digital del Hay Festival de Segovia, un encuentro de escritores y pensadores que se realiza en esa ciudad española entre el 22 y 24 de septiembre.