¿Cómo te quedas dormido? Nos sucede cada noche, pero sigue siendo un proceso profundamente misterioso.
Un grupo de investigadores internacionales de la Universidad de Cambridge está tratando de descubrir qué sucede en ese momento de somnolencia, mientras pasamos por la transición de estar despiertos a dormidos.
Para eso, están midiendo, analizando y tratando de entender cómo una persona consciente y despierta se convierte en un durmiente soñador.
También quieren saber si ese es uno de los momentos más creativos del día.
Momento crucial
Aunque los neurocientíficos han llevado a cabo numerosas investigaciones de la actividad del cerebro durante el sueño, el equipo de Cambridge explica que se sabe muy poco del momento inmediato anterior a quedarse dormido.
Si uno está ejecutando una tarea aburrida, uno no va a caer en un sueño profundo, pero uno puede entrar en ese período de somnolencia en el que uno sabe que no está alerta”
Sridhar Rajan Jagannathan, investigador
“Algunas personas se duermen muy rápido, otras tardan mucho tiempo”, dice Sridhar Rajan Jagannathan, un investigador de la ciudad india de Chennai, que tiene la poco convencional tarea de observar a la gente cuando se queda dormida.
Esta “transición” habitualmente dura entre cinco y 20 minutos, cuenta Jagannathan, quien integra el equipo de Cambridge, que cuenta con el financiamiento de una fundación creada por Bill Gates.
La transición hacia el sueño dura habitualmente dura entre 5 y 20 minutos.
“Nieblas de la conciencia”
El comportamiento puede ser muy diferente. Para unos quedarse dormido es un suave e ininterrumpido descenso. Para otros, sin embargo, es un viaje con turbulencias.
“Hay quienes comienzan a sentirse somnolientos pero luego vuelven a un estado de alerta”, explica. Parecen “oscilar” entre la urgencia por dormir y estar despiertos, en una entrada al sueño más irregular e interrumpida.
El doctor Tristan Bekinschtein, jefe del laboratorio donde trabaja el equipo de neurocientíficos de Cambridge, dice que algunas personas pueden conscientemente evitar la etapa de quedarse dormidos.
Describe esa instancia entre estar dormido y despierto como “nieblas de la consciencia”. Es en ese momento cuando los ojos se vuelven vidriosos, la atención divaga y los pensamientos comienzan a volverse difusos.
Para unos, quedarse dormido es un suave e ininterrumpido descenso. Para otros, sin embargo, es un viaje con turbulencias.
Riesgos de accidentes
La investigación de Jagannathan intenta mostrar cómo esta fase previa al sueño puede estar relacionada con accidentes o con peligrosos errores que se comenten.
Esto puede suceder durante el día cuando alguien está trabajando. Las personas pueden parecer despiertas, pero si están empezando a cruzar el umbral del sueño, pueden surgir riesgos significativos.
“Si uno está ejecutando una tarea aburrida, uno no va a caer realmente en un sueño profundo, pero uno puede entrar en ese período de somnolencia en el que uno sabe que no está alerta, que está a la deriva”, dice Jagannathan.
“Esas pequeñas derivas pueden causar grandes problemas”, agrega.
No se trata sólo de cuestiones de seguridad en tareas tales como conducir un vehículo, sino de cualquier actividad que demande concentración e implique tomar decisiones.
La fase previa al sueño puede estar relacionada con accidentes o con peligrosos errores que se comenten.
Respuestas pendientes
En los laboratorios de Cambridge estudian cómo cambian los tiempos de respuesta mientras las personas entran en esa zona de sueño.
Jagannathan dice que realizan esfuerzos para encontrar maneras de advertir el inicio del sueño, identificando cambios en el movimiento de los ojos o en la actividad cerebral.
Las inhibiciones disminuyen cuando uno está en ese estado de transición. Eso hace que uno sea más creativo”
Sridhar Rajan Jagannathan, investigador
También quieren entender por qué los accidentes que se producen en ese estado de somnolencia son más prevalentes entre personas diestras.
También confían en que investigar la actividad cerebral en el período en que las personas se quedan dormidas y se despiertan pueda ayudar a personas que sufrieron accidentes cerebro vasculares a recuperar funciones físicas.
Momento creativo
Los misteriosos momentos en la frontera del sueño tienen también su lado positivo. Parecen tener una conexión con la creatividad y la imaginación.
“Las inhibiciones disminuyen cuando uno está en ese estado de transición. Eso hace que uno sea más creativo”, afirma Jagannathan.
“Uno tiene más libertad para expresarse y también uno está más predispuesto a cometer errores”.
Esto sostiene la idea de que artistas, músicos y escritores se inspiran en esos momentos.
La investigación es financiada por una fundación creada por Bill Gates.
El efecto del nombre
La investigación también arroja luz sobre cómo nos conectamos con el mundo exterior mientras nos dormimos.
Jagannathan dice que sonidos y palabras pueden no provocar efectos, pero sí parece mucho más probable que alguien se despierte cuando se dice su nombre.
Eso le da los investigadores pistas de cómo funciona el cerebro, no como una máquina que detecta sonidos sino que responde a significados como identificar un nombre de otros sonidos, incluso durmiendo.
“El significado de algo es muy importante”, dice Jagannathan.
Cuando dormimos el cerebro es capaza de identificar nuestro nombre de otros sonidos.
Consciencia del tiempo
Es incorrecto pensar que la gente que duerme no es consciente del tiempo, dice el doctor Bekinschtein.
Pone como ejemplo a alguien que necesita llegar temprano a un aeropuerto y se despierta unos minutos antes de que suene su alarma.
Cuando alguien se queja por sufrir insomnio, la gente trata de evaluar la calidad del sueño, pero nunca se preocupan por la calidad del proceso de quedarse dormido”
Sridhar Rajan Jagannathan, investigador
“La precisión del tiempo es bastante alta. La gente parece capaz de juzgar cuánto tiempo ha pasado mucho más de lo que uno puede pensar”.
La gran ironía
Bekinschtein también confirma la gran ironía de del sueño: el momento en que uno no puede quedarse dormido es cuando uno realmente lo desea. O a la inversa.
Hubo experimentos donde se les ofreció incentivos monetarios a estudiantes para que se durmieran lo más rápido posible, pero la presión por quedarse dormido produjo el efecto contrario.
Jagannathan dice que se debe poner más atención en cómo nos quedamos dormidos.
“Cuando alguien se queja por sufrir insomnio, la gente trata de evaluar la calidad del sueño, cuánto tiempo durmió, etc. Pero nunca se preocupan por la calidad del proceso de quedarse dormido. Eso es más importante y está relacionado con esos otros problemas”.