“Una temporada muy buena”, así de tajante fue la conclusión de José Mourinho sobre su primer año al frente del Manchester United tras ganar el miércoles la final de la Europe League al Ajax.
El título, el tercero de los diablos rojos tras haber sumado la Community Shield y la Copa de la Liga en Inglaterra, le permitirá al técnico portugués regresar a la Champions League la temporada que viene, lo mínimo que se le exige a un club que ha invertido más de US$700 millones en las últimas cuatro temporadas.
Por títulos no hay duda de que Mourinho se trata de un entrenador ganador, pero el debate es sobre su estilo de juego.
“Hemos alcanzado el objetivo”, sentenció Mourinho tras celebrar como pocas veces se le ha visto en una final.
“Volvemos a la Champions League ganando un título, un título importante. Mejor así que acabando cuarto, tercero o segundo”.
La palabras del portugués salpicaron al Tottenham, al Manchester City y al Liverpool, los equipos que llegaron por detrás del Chelsea en la lucha por la Liga Premier y que también jugarán la próxima temporada la Liga de Campeones.
También contradicen lo que él mismo había expresado en varias oportunidades sobre la importancia de un torneo como el que acaba de ganar, al que menospreció claramente cuando entrenaba al Real Madrid y que al comienzo de la presente temporada se encontraba muy abajo en su lista de prioridades.
Mourinho fue despedido el año pasado del Chelsea, club que ganó de manera contundente el título de la Liga Premier esta temporada.
Pero esas opiniones del pasado pierden relevancia con los hechos del presente, en especial con la imagen del técnico portugués mostrando cuatro dedos de su mano en referencia a los títulos continentales que ha ganado en su carrera.
La Copa UEFA y Champions con el Porto, la Champions con el Inter y ahora la Liga Europa con el Manchester United.
Es gracias a ese brillante palmarés, que se completa con títulos de liga y copa en todos los países donde ha dirigido, que Mourinho es considerado un entrenador “especial”.
La otra cara
No todos comparten la opinión que el éxito de un año se mide nada más en los títulos conseguidos y si bien el United alcanzó el objetivo de clasificar la Champions, hay quienes no están convencidos de la temporada que ha completado el club de Old Trafford.
Uno de ellos es el periodista inglés John Carlin, quien en su columna en el diario El País cuestiona la paz que hay en el entorno de un entrenador que sólo pudo alcanzar el sexto puesto en la Liga Premier y quedó a 24 puntos del Chelsea.
En las últimas cuatro temporadas el Manchester United ha llegado séptimo, cuatro, quinto y sexto.
Que pese a contar con un equipo tan poderoso económicamente y con tantos recursos como Manchester United registró el número de victorias más bajo desde que se fundó la Liga Premier en 1992.
Que sus 54 goles es la segunda peor cifra del club en un cuarto de siglo, incluso por debajo de un equipo tan modesto como el Bournemouth.
La sensación es que el Manchester United ha mejorado con respecto al equipo que dejó el holandés Louis van Gaal, pero que todavía está a años luz del club que dejó el escocés Alex Ferguson tras ganar la Liga Premier en 2013.
Durante la temporada, el United empató hasta 15 partidos, algunos por la falta de acierto de sus delanteros, pero muchos otros por el planteamiento conservador del técnico portugués.
Manchester United ha invertido más de US$700 millones en jugadores como Paul Pogba en los últimos cuatro años y seguramente sea uno de los clubes más activos del próximo mercado de transferencias.
En el balance de una pequeña liga entre lo seis primeros clubes de la tabla, Manchester United sólo registra dos victorias, ambas de local.
La que consiguió por la mínima frente a Tottenham y el 2-0 sobre Chelsea en el que tal vez fue su mejor partido de la temporada.
Del resto fueron cuatro empates y cuatro derrotas, con sólo siete goles a favor en 10 partidos y 12 en contra.
Sólo Arsenal sumó más partidos perdidos en la que ha sido la peor temporada del conjunto cañonero desde que llegó el técnico francés Arsene Wenger en 1996, pero ni así Manchester United pudo superarlo en la clasificación general quedando a seis puntos de los del norte de Londres.
¿Punto de partida?
Mourinho está convencido que el hábitat natural del Manchester United es en la élite del fútbol europeo, pero que hay que tener paciencia para volver a ese lugar.
“El United, como club, tiene un nivel top, pero el equipo ha vivido momentos difíciles en los últimos tres años”, recapacitó el técnico lusitano.
“Estamos en construcción, pero no hay mejor manera de construir que ganar. Volvemos a la Champions, pero no como favoritos”, aceptó.
El reto para Mourinho es recuperar el estilo de juego que característico del Manchester United de la era de Alex Ferguson.
De allí que para Mourinho la victoria sobre el Ajax haya sido la más importante en la historia reciente de su club, porque no sólo le permite salvar la temporada, sino que además le ofrece una tranquilidad inusual para seguir con su proyecto.
Para ello seguramente volverá a fichar jugadores y a invertir millones de dólares en reforzar la plantilla sabiendo que el año que viene no bastará con conquistar un triplete de títulos que para los mismos aficionados del United son considerados menores, como se lo hicieron saber al Liverpool en 2001.
Entonces no valdrá un gol mal anulado al Southampton para ganar la Copa de la Liga o que el sueco John Guidetti haya fallado en el último suspiro la oportunidad que hubiera clasificado al Celta, y no el United, a la final de la Europe League.
En 12 meses lo único que será relevante es que Manchester United haya recuperado su ADN, el mismo que lo identificó con el fútbol ofensivo y que lo convirtió en el club más laureado del fútbol inglés.
Será el desafío más grande para Mourinho, pero sólo así podrá lograr el consenso que es “el especial”.