Su corazón deja de latir, su sangre se enfría y sus extremidades se ponen rígidas. No obstante, entre todas esas señales que indican que usted dejó de ser, sus uñas y su cabello siguen creciendo… o al menos eso nos han dicho.
El joven narrador de la novela de Erich Maria Remarque "Sin novedad en el frente" se imagina que las uñas de un amigo que ha muerto de gangrena siguen creciendo como sacacorchos mientras que el pelo en su deteriorada calavera crece "como hierba en buen suelo".